Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lluvia de estrellas por shiroi_no_okami

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Antes que nada quería avisar que Uta no prince-sama no me pertenece, sino a Broccoli. Avisaros también de que este fic contiene genderbender, es decir un cambio en el sexo de los personajes. Así que Otomi es Otoya e Ichiko, Tokiya. Siento la confusión y espero que os guste ^^

Por último, este fic va dedicado a una amiga, Kurenai_no_Angel (pasaos a leer sus fics! ^^). Porque la quiero muchísimo y quiero verla feliz siempre porque su sonrisa es la mejor del mundo!. Te quiero mi seme <3

Como cada noche, Ichiko estaba sentada en su cama con un libro entre las manos. Pero esta vez, al contrario de lo que hacía siempre, no estaba leyendo. Sus ojos azules estaban puestos en su revoltosa compañera de cuarto que estaba extrañamente tranquila mirando el oscuro cielo a través de la ventana. Le sorprendía que la pelirroja estuviera tan callada, normalmente estaría pegando saltos, molestándola, impidiéndole leer.

–Ichiko… ¿Te gustan las estrellas? –formuló sin apartar la vista del cielo.

La susodicha se sorprendió ante la pregunta. ¿Por qué le preguntaba eso? No es como si no le gustaran, aunque tenía que admitir que cuando era pequeña le maravillaban tanto como a la pelirroja ahora. Pero una vez creció, cuando aprendió lo que eran, perdió el interés en ellas, simplemente estaban allí, brillando, a años luz de la Tierra.

–Y a ti, ¿te gustan?
–Sí –acompañó con un leve asentimiento de cabeza–. Son… relajantes… –susurró– Cada vez que las veo me siento tranquila y relajada.

La mayor dejó el libro a un lado y se acercó a su compañera y miró el cielo. Hacía una noche preciosa, el cielo estaba repleto de estrellas y la luna llena brillaba en lo más alto, majestuosa. El hecho de que la academia estuviera tan apartada del resto de la civilización favorecía su visibilidad. La mayor estuvo contemplándolas durante un breve periodo de tiempo hasta que Otomi volvió a hablar.

–Me gustaría ver una lluvia de estrellas contigo, sería muy romántico.

Las mejillas de Ichiko se tiñeron del mismo color que el pelo de su compañera. Se giró para mirarla y vio en sus ojos, aún posados en el cielo, un brillo de alegría. Además, una pequeña sonrisa asomaba por sus labios. Sonrió con ternura, sin duda alguna, Otomi era como una niña pequeña que se emocionaba con todo, y tenía que admitir que adoraba esa faceta suya. Seguramente, esa felicidad sería aún mayor bajo un cielo repleto de estrellas fugaces. Le besó la frente con cariño.

–Ya es tarde, vayamos a dormir.

Ichiko se dirigió a su cama y, segundos más tarde, la menor la siguió, acostándose junto a ella. En otras palabras, colándose en su cama. Pero a estas alturas ya estaba acostumbrada y poco le importaba que su espacio personal fuera invadido por la menor. Suspiró con resignación mientras la arropaba con cariño. Otomi juntó sus labios sobre los de ella en un dulce beso y con una amplia sonrisa –una estúpida sonrisa, como pensaba Ichiko– le dedicó las buenas noches. 

Y así pasaron los meses hasta que llegó el mes de abril y por lo tanto, el cumpleaños de Otomi. Pasadas las clases, todos se reunieron para celebrar su cumpleaños excepto una persona: Ichiko no estaba presente en aquel lugar. Otomi buscó y buscó por toda la fiesta, pero su compañera no estaba. Seguramente estuviera ocupada con su trabajo o estudiando, sabía lo mucho que se esforzaba en ello, pero aún así, le entristecía no verla allí.

Poco antes de media noche, sus compañeros se acercaron a ella y le dijeron que fuera a la parte trasera de la academia, donde le esperaba su último regalo. La pelirroja obedeció sin preguntar (aunque tampoco le habían dejado hacerlo) y se dirigió lo más deprisa posible a aquel lugar. Cuando llegó se sorprendió por lo que encontró. Su compañera de cuarto  le esperaba de pie, junto a una manta colocada cuidadosamente sobre el suelo, una cesta con, según su suposición, comida y más mantas. Ichiko le tendió la mano y le invitó a sentarse, más tarde, ella tomó asiento a su lado. Cogió una manta para arroparse y arropar a Otomi y sacó de la cesta un termo, con una bebida bien calentita para soportar el frío. La pelirroja le miraba sin comprender, pero Ichiko no decía nada, simplemente sonreía.

–Ichiko, ¿qué pa…? –pero no pudo terminar la frase ya que la mayor había acercado un dedo a sus labios.
–Sh, está a punto de comenzar –susurró.

Ichiko volvió a mirar al cielo, como si estuviera esperando algo. Otomi, viendo que de poco valía preguntarle, dirigió su mirada a las estrellas, llena de curiosidad. De repente, algo surcó el cielo. 1… 2… 3… 4… 5, 6, 7… Los ojos de la menor se llenaron de lágrimas –lágrimas de alegría, por supuesto–, mientras dejaba ver una gran sonrisa. Se giró para mirar a Ichiko, dispuesta a agradecerle ese regalo tan perfecto, pero cuando se dio cuenta la mayor había acercado una mano a su rostro y la había besado.

–Feliz cumpleaños Otomi –dijo mientras sonreía con dulzura.

Y nada más decir esas simples palabras, Otomi se tiró encima de ella para abrazarla fuertemente. Así, abrazadas y protegidas del frío, sin nadie a su alrededor que pudiera molestarlas, contemplaron aquel espectáculo.

 

***

 

–Una vez oí que si pides un deseo a una estrella fugaz, ese deseo se cumpliría… ¡Quizás al haber más estrellas fugaces es más posible que se cumpla! 

La mayor rió fuertemente ante el pensamiento de su compañera, sí que era infantil, sí. Otomi, ligeramente avergonzada, se limitó a inflar los mofletes. Puede que sonara un poco infatil, pero lo decía en serio, no tenía por qué reírse de ella. Sin embargo, su temporal “enfado” se desvaneció cuando Ichiko le acarició el pelo sin borrar la sonrisa de su rostro. Volvió a colocar la vista en el cielo. Puede que fuera un cuento de niños, pero parecía todo tan mágico que no pudo evitarlo. Así pues, cerró los ojos mientras un único pensamiento cruzaba por su mente.

“Quiero que Ichiko sea feliz.”

Podía haber pedido que estuvieran siempre juntas, pero eso sería muy egoísta. Estar siempre juntas no implicaba que Ichiko fuera feliz y eso, para la pelirroja era lo primero, lo primordial. Se conformaba con ver a su compañera feliz, porque la amaba, y porque amaba su sonrisa.

Notas finales:

Y eso es todo, espero que os haya gustado. Cualquier comentario será bien recibido ^^ muchas gracias por leer hasta el final ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).