Inocencia
By:
CiebasPhantomhive
.
.
.
—¡Kanami-san!
—¡Oh, pero si es Suba-chan!
—¡Oi, Kanami-san! Te he dicho que no me llames así—susurró apenado el chico, mientras su flequillo sedoso ocultaba sus hermosos ojos verdes.
La chica de cabellos castaños sonrió con ternura. Y es que su amigo, Sumeragi Subaru, era una de las personas más lindas que había visto en su vida. Se le quedó viendo por un poco más de tiempo hasta que se dio cuenta de las mejillas infladas del chico, haciendo un puchero de lo más inocente.
—¡Suba-chan, eres tan kawai!
El joven, que llevaba un pantalón negro y una camisa del mismo color, tomó su sombrero con algo de vergüenza en su rostro. Y la chica de ojos avellana se lanzó hacía él, abrazándolo con fuerza y sonriendo a más no poder.
—K-Kanami-san, ¡yo…!
Justo cuando Subaru iba a reclamar o a decir cosas incoherentes, un severo bufido le despertó curiosidad, callándolo al instante. Y él, a duras penas y con el cuerpo de su amiga entre sus brazos, giró sobre sí mismo. Y ahora se arrepentía; porque ver a su hermana furiosa (y con orejas de gato) con los brazos en forma de jarras, y a Seishirou con su mirada café fija en él, no era para nada agradable.
Y menos cuando este último dice sentir algo por él.
—¡Oh, hum…!—comenzó a balbucear, nervioso.
—¿Quién es ella, Subaru? —inquirió Hokuto con el ceño fruncido.
—¿E-Ella? —El chico de ojos verdes señaló a la Kanami, que miraba dudosa la escena mientras se alejaba lentamente de él—. Es una amiga, Hokuto-chan. Fue de las únicas personas que no me llamó ‘raro’ en la escuela. Creo que ya te había hablado de ella, ¿no? —terminó Subaru, con algo de ternura en su voz.
Ternura que no pasó desapercibida por el veterinario, quien no pudo evitar lanzar un pequeño gruñido ante tal situación. Hokuto le miraba de reojo, con algo de diversión en esos vivaces ojos verdes. Lanzó un suspiro al aire mientras sonreía de oreja a oreja.
—Hokuto-chan—intervino el veterinario, después de su larga jornada de silencio. Tanto Kanami como los gemelos lo miraron con curiosidad—, pienso que no deberías de acosar tanto a Subaru-kun.
—¿Pero cómo dices eso, Sei-chan? —Preguntó la aludida con el ceño notoriamente fruncido— ¡Tienes que cuidar a la persona que amas! —gritó con sus delgados brazos a los costados en señal de defensa. Al ver la confusa mirada avellana de la amiga de su hermano, aclaró con frustración—. No tengo nada en contra tuya, Kanami-chan. Pero mi hermano ya tiene dueño.
Y Seishirou no pudo evitar lanzar una pequeña carcajada. Subaru, al escuchar a su hermana, se ruborizó por completo, mientras que con una de sus manos enguantadas se cubría el rostro. Kanami abrió sus ojos de par en par, con un notorio sonrojo en su piel bronceada.
—A-Ah… ¿Es… así?
—¡P-Por supuesto que…!—Subaru iba a negarlo todo, pero la mirada posesiva que Seishirou le dirigía le hizo dudar un poco.
—¡Subaru! —Hokuto lo tomó de los hombros y lo zarandeó con fiereza—¡No niegues que Sei-chan y tú nacieron para estar juntos! ¡Seishirou-chan y Subaru son una pareja perfecta! —exclamó con una gran sonrisa en su rostro.
—Muchas gracias, Hokuto-chan. Me alegra que en un futuro seremos familia—soltó de golpe la figura más alta, para después echarse a reír junto con la joven que llevaba orejas de gato.
Subaru y Kanami sólo se quedaron observando la escena de una forma incrédula.
—¡N-No digas eso… H-Hokuto-chan! —regañó el joven con algo de timidez.
La joven de ojos avellana dirigió su vista al rostro de Subaru con algo de pena. A simple vista se notaba que sentía algo más que amistad por el Sumeragi, y eso no se podía pasar por alto. Con un murmuró se despidió de Subaru, poniendo como excusa el hecho de que ‘tenía cosas que hacer’. Con un beso tierno en la mejilla del chico, se alejó de ellos con una pequeña sonrisa en su rostro.
Subaru se sonrojó ante el gesto.
Y entonces, Seishirou Sakurazuka entendió dos cosas.
Entendió que tenía un rival.
Y que la inocencia de Sumeragi Subaru no conocía fronteras.