Capítulo Dos
Al día siguiente comencé las clases, todos en ese lugar eran muy amigables, me hablaban sin prejuicios, ya tenía un montón de amigos nuevos -de muchos no lograba memorizar los nombres, pero no se molestaban ni nada por el estilo-. Fue un día maravilloso, las clases eran muy divertidas, pero los profesores… pues… ¡Cualquiera desearía tenerlos! Tal parecía que a todos les caían bien, incluso ya tenía muchas prospectas… pero… a él no lo veía, ni en el almuerzo, ni en las clases, tampoco durante la comida… ni en las horas que tuve después de la comida -horas que únicamente yo tuve libres… me sentía tan solo en tan inmenso lugar…-; me vi tentado a volver al lugar del día de anterior, pero temí poder perderme, así que lo deseché casi de inmediato.
--A LA HORA DE LA CENA—
-Chicos… les quería preguntar… bueno… no, nada…
-¿Sobre Bill?
-¿Quién?
-Así se llama el tritón de ayer
-Ah -Me sonrojé pero asentí
-Él nunca viene para acá, bueno, contadas veces, lleva clases particulares, tiene cafetería propia… se le ve casi únicamente en los eventos especiales… -Georg.
-No te hagas ilusiones Tom, no miento al decir que nadie conoce su voz, nunca ha hablado, siempre crea una barrera protectora a su alrededor para que nadie lo toqué.
-Y los que intentan hasta lo peor reciben una santa paliza…
-Me gustaría hablarle aunque sea por sólo una vez… Oye… dijiste que nadie lo ha tocado… ¿pero él sí los toca? No entiendo.
-Bueno, usa magia.
-¿Y cómo saben tanto de él?
-No sabemos mucho, y lo poco lo hablan los profesores –No puedo creer que Gustav esté hablando, Georg dijo que apenas abría la boca para comer-
-Yo una vez hablé con su prometido, Andreas… No, no fue una plática dijo un “no toques a mi Bill o te castro” ¿No es adorable? Sólo así me enteré cómo se llamaba. –Georg dijo eso y luego descompuso su cara en una mueca de terror y sorpresa; todos se quedaron en silencio ¡TODOS! Alguien me llamó por el hombro y por inercia volteé ¡Era él! Pero para cuando quise reaccionar sentí su mano impactándose contra mi mejilla (¡Como toda una nena! <3).
-No me gusta que me molesten cuando descanso, y mucho menos que me espíen, estúpido humano –se dio media vuelta y se retiró, al segundo siguiente tenía a medio mundo sobre mí, preguntándome incoherencias como el tacto de su piel impactándose contra mi mejilla, o dándome la opinión de su voz aterciopelada, y yo perplejo por el acto y la escena seguida ¿cómo podían siquiera desear estar en mi lugar cuando me han agredido? ¡Apenas y le he visto! Y cuando lo pienso, no logré distinguir su rostro esa primera vez.
-¡TOM! ¿Cómo sentiste su piel? –Preguntó uno del montón.
-¡¿Qué?! ¡Me agredió! ¿Por qué me fijaría en su tacto? ¡FUE “IMPACTANTE”!
-¡DATE CUENTA TOM! –Gritó Georg eufórico- ¡Eres el primero que ha tenido la suerte de ser golpeado por su propia mano! ¡El primero por quien habla! ¿No te pareció hermosa su voz? Tal como él mismo –suspiró, ¿escuché bien? ¿Soy afortunado por haber sido golpeado?
-¡SÍ TOM! –Gritó una de las chicas.
-Todo indica que eres un humano muy especial –se insinuó una de tantas bellas hadas-.
-¡¿QUÉ?! ¡NO! ¡Esperen! Entiendo que sea único lo que pasó, ¡Pero no fue lindo para mí! ¿No pueden comprender que me golpeó por nada realmente? ¡NO FUE AGRADABLE!
-No creo que haya sido un golpe sería algo así como el terciopelo acariciando tu piel con un poco más de energía de la debida –Miré a Jack, un pelirrojo con pecas que incluía dentro de los pocos de los que había logrado memorizar el nombre, y el que había dicho eso.
-No sé, sólo sé que aún arde ese terciopelo, por favor, ya no me hagan preguntas de este tipo, para mí no fue agradable –tomé mis cosas y salí a mi habitación, dejando a todos atrás.
Al llegar a mi recámara solté un suspiro y me tiré a la cama, no lo quería admitir, pero ese rudo contacto se sintió muy suave en mi rostro, puede que hasta me haya gustado, su voz fue también encantadora, melodiosa. Sonaré masoquista pero me gustaba la idea de que sucediera todos los días, sólo para sentirlo y escucharlo. ¡Lástima que no pude apreciar su rostro!
Me puse de pie y me asomé a la ventana, a lo lejos pude apreciar nuevamente ese peculiar brillo cian, resaltándose del oscuro color del manto de la noche. ¿Ir o no ir? He aquí la cuestión…
Iría, definitivamente. Tomé mi mochila y me encaminé a la ventana, la cual por suerte daba justo a las escaleras de emergencia.
Bajé cuidadosamente y me alegré ante lo que vi ¡Piedras que brillan en la oscuridad! Tomé cuantas pude y las metí a mi bolsa, haría un camino con ellas para no perderme, me sentía como Hänsel, de Hänsel und Gretel, sólo que mis piedritas eran de todos los colores del arcoíris, y no sólo aburridas piedras azuladas ¡Tomen eso Hänsel und Gretel!
Estem… como decía: Tomé el camino guiándome por esa lejana luz, dejando el rastro de piedras y volteando a cada momento para asegurarme que no habían desaparecido aún, hasta que por fin llegué, los mismos arbustos de la otra vez, pero sin Georg ni Gustav molestándome.
Sin nada deteniéndome me dirigí a las piscinas, pero no había nadie. Solté un suspiro y me senté como indio cerca de la piscina. “¿Tanto para nada? Eso es buenaventura”. Metí mi mano en el agua y esta comenzó a escamar, la retiré rápidamente y todo volvió a la normalidad.
-¿Qué sucede…? –Habló “Bill” saliendo debajo de un… ¿túnel? ¿”Pasillo submarino”?- ¡¿Tú?! ¿Qué haces aquí? –Soltó gritando, alejando de mi campo de visión su cola… ¡¿COLA?! ¡Le vi cola! ¡Sí! Estoy seguro que era la cola, por eso se esconde.
-Oh vamos, déjame ver tu cola.
-¡¿Qué?! ¡Eres un grosero! Lárgate ahora mismo.
-Vamos sirenito.
-¡Tritón! ¡Soy un tritón!
-Déjame comprobarlo… En verdad eres hermoso
-T… m… ¡Márchate!
Y se fue. ¿Qué demonios sucedió? ¿Tartamudeó? ¿Se sonrojó? ¡¿Huyó por pena?! ¡Qué criatura tan adorable! Sobre todo por esos bellos ojos color chocolate, su delicada boca rosada con un lindo lunar debajo de sus labios, con su cuerpo delgado… y unas extrañas escamas… ¡Adorables también!
Creí comenzar a tener problemas por culpa de este sireno-tritón, pero no importó ¡CORRERÍA EL RIESGO! Nunca antes en mi vida había conocido a un ser tan bello –y vaya si estaba rodeado de hermosas criaturas-. Di cualquier cosa por conocer a ese chico-pez…