CAPITULO 1
EL DESPERTAR DE YURI
Después de la tragedia ocurrida en su visita a pequeño Shimarron, cuando se vieron rodeados por el ejército de Gran Shimarron, que tenía por propósito capturar al Mao y castigar a Saralegui por su traición……
Esa flecha atravesó a nuestro querido Yuri, para sorpresa de todos fue muy cerca del corazón. Ninguno de ellos se dio cuenta, debido a la impresión, que Shinou, quien presintió la tragedia, los enviaría de inmediato a la Tierra, para así no aumentar las bajas y tener fuera de todo peligro al Mao.
Wolfram, Murata, Conrad y nuestro Mao, llegaron sorpresivamente a la fuente del parque cercano a casa de Yuri. Wolfram al percatarse del rio de sangre en el que se encontraban recordó que Yuri había salido malherido de aquella sangrienta batalla en Shimarron, las lágrimas inundaron los ojos de nuestro rubio, mazoku de fuego. Por suerte Murata había sido transportado con ellos y no tardo en ordenar a Conrad que tomara a Yuri para transportarlo inmediatamente a su residencia, ya que algún humano podría ver aquella escena y se armaría un tremendo alboroto.
— Quien!? No es necesario tocar así parece que van a derrumbar la puerta- Miko san al abrir la puerta quedo totalmente en shock, cuatro hombres cubiertos de heridas y sangre se encontraban frente a su puerta- Adelante- fue lo único que musito.
Pasaron todos lo más rápido que pudieron y colocaron al Mao de inmediato en un sofá para revisar sus heridas, Conrad tenía una amplia experiencia en heridas de guerra así que lo primero que hizo fue sacar abruptamente la flecha que atravesaba el dorso de Yuri. Después de tratar al Mao, ellos trataron sus heridas que por cierto eran relativamente menores comparadas con las del soberano y ya que se encontraban en la tierra les era imposible utilizar maryoku para sanar tanto la herida de Yuri como las de ellos...
Habían pasado 15 días y el Mao no recobraba el conocimiento Wolfram así como todos los demás estaban completamente desolados. El mazoku de fuego ya no sabía qué hacer, salvarlo estaba fuera de su alcance. No se había alejado ni un segundo de su prometido, ocasionalmente tomaba una siesta siempre al lado de su amado rey y prometido.
Repentinamente después de esa espera que parecía eterna…. Abrió los ojos el Mao
—Donde estoy? Que ha pasado? – dijo el ojinegro ligeramente adormilado.-
— Yuri!!! – exclamo, tentado a arrojarse a su prometido como siempre lo hacía. No pudo decir nada más, sus ojos se habían nublado por las lágrimas de felicidad al ver que su amado por fin había recobrado el conocimiento-.
— Wolfram que ha ocurrido porque lloras, porque me encuentro en mi habitación? Ouch me duele!. –el rey trato de incorporarse pero le fue imposible. Había recordado que se encontraban rodeados por aquellos soldados de Gran Shimarron… [Trate de luchar pero mi maryoku se agoto, después de todo estábamos en territorio humano y antes de poder abrirnos el paso entre las líneas enemigas…. Sentí un dolor profundo…. Ay qué horror no recuerdo nada mas, pensó el rey.] - Como llegamos a este mundo?
—Parece ser que Shinou presintió el peligro y abrió un portal… Henachoco!!! Esta vez si me preocupaste! Y no solo a mí a todos! Enclenque! Idiota! Eres muy temerario!!! Yuri te pudo haber costado la vida! Enclenque!!!! Siempre tan amable con todo el mundo, entiende que eso te hace vulnerable…
— Lo lamento esta vez realmente nos tomaron por sorpresa, no me imagine que visitar a Sara nos traería tantos problemas ….. Perdón todo fue por mi terquedad, pero de verdad quería que la alianza entre nuestros países quedara sellada L.
—HENACHOCO, HENACHOCO, HENACHOCO!!!!! Yo se lo duro que has luchado para traer la paz entre los mazoku y los humanos pero debiste escuchar a Gwendal. Bueno nosotros también tenemos la culpa imaginábamos que iba a ser peligroso, pero la situación supero totalmente nuestras expectativas.
—Perdon Wolfram (Carita de cachorro en venta). – A Wolfram se le subió el color a las mejillas, su piel era tan blanca que por más que quiso ocultar su reacción, ante la cara de preocupación de su amado, le fue imposible.
Antes de poder responder cualquier cosa se abrió abruptamente la puerta de su habitación, era Miko san quien se abalanzo a su hijo sin pensarlo dos veces, y los acompañantes de Yuri a quienes les había cambiado totalmente la expresión al ver a su rey consiente.
—Yu-chan!!! has recobrado el conocimiento!!! Por fin!!! –Miko san no pudo contener las lagrimas, su hijo realmente había superado la situación crítica.-
—Von Bielfield kyo parece que le hemos arruinado el momento.- Wolfram parecía un tomate, solo se veían sus hermosos ojos color esmeralda resplandecer al ver a Yuri-. Me alegra verte bien Shibuya, no podíamos llevarte al hospital se habría armado un gran jaleo pero veo que eres más resistente de lo que pareces.-dijo en su acostumbrado tono de burla el joven sabio.-
—Ejem no olvide su Eminencia que tuvimos suerte de que la flecha no afectara ningún órgano vital…. Su majestad me alegra que se encuentre mejor, parece ser a pesar de no poder usar el maryoku directamente su recuperación fue muy rápida.-le dirijio una dulce sonrisa a su ahijado.-
—Es Yuri Conrad Yuri no olvides que eres mi padrino….
—Bueno Yu-chan parece que estas mucho mejor, pero no creo que puedas levantarte aun. Así que mientras salgo por víveres tendrás que quedarte.- Miko san estaba feliz de ver a su hijo mejor, pero sabía que ya no era un niño y prefirió darle su espacio.- Conrad, Ken-chan Vendrán conmigo!
—Claro mama-san!
—Con su permiso su majes… digo Yuri.
Miko san, Murata y Conrad salieron de la habitación dejando atrás a la pareja, casi parecía una conspiración todos sabían lo angustiado que había estado Wolfram. Más que cualquiera no descanso casi nada desde que habían llegado, además no se separo de su adorable Yuri ni un segundo, sostuvo su mano todo el tiempo suplicándole a dios que abriera los ojos y a pesar de todo el orgullo que carga, casi tan grande como el mismísimo cielo había llorado como niña durante horas, sin importarle quien estuviera presenciando tal espectáculo. Se le notaba totalmente exhausto un poco mas pálido que de costumbre, al salir ellos le dieron la oportunidad perfecta para conversar.