Sumamente cansada se ubicó en una pequeña mesa de aquella enorme heladería, acomodando cuidadosamente al lado de su silla la gran cantidad de bolsas que llevaba con todas las compras de ese día. Era una ocasión muy especial pues su muy adorada ahijada mañana cumplía 15 años, y ella como su madrina le había prometido comprarle todo lo necesario para estar hermosa para el gran acontecimiento. Aunque tenia muchos sobrinos, su “pequeñita” como solía llamarla era muy especial para ella, no era una cuestión de favoritismos, simplemente tenían una relación excelente; eran las mejores amigas.
-Aquí tienes tu helado madrina, con mucha salsa de chocolate como te gusta- le hablo sonriendo la adolescente sentándose en frente de ella.
-Muchas gracias mi pequeñita- respondió con una sonrisa-
-Mi adorada madrina Raquel...sabes que no me desagrada ese sobrenombre, pero siento como que ya no me queda...se que eres muy distraída pero, por si no lo has notado, ya no soy una niñita- hablo tratando de adoptar un tono absoluto de madurez pero al final rompió en carcajadas.
-Jajaja y por si tu no lo sabias, ese sobrenombre te lo puse en alusión a tu estatura....Jajaja-
-Si muy graciosa...- dijo rodando los ojos. –ahora entiendo porque mamá dice que tu y papá eran insoportables cuando jóvenes...en mi humilde opinión AUN lo son...- dijo algo molesta.
-Oye no te pongas así, era una broma nada mas. Mira entiendo que ya no eres una niñita, incluso mañana serás toda una joven mujer, pero que digo ¡si ya hasta tienes novio y todo!- dijo haciendo que la pequeña se sonrojara hasta las orejas. –y dime una cosa ¿Cómo esta tu padre?- pregunto burlonamente.
-Jajaja ¡¡deberías haber visto su cara cuando se lo dije!!- dijo la muchacha casi gritando. Raquel solo sonreía recordando como su cuñado y amigo desde hace 30 años, la había llamado al celular todo alterado, histérico y casi al borde del llanto, contándole que su “princesita”, como le decía a su hija, tenia novio.
-Me lo imagino... bueno entonces a partir de hoy ya no te llamaré mas “pequeñita” solo te diré Julieta-
-De acuerdo, por cierto madrina, me gustaría que me cuentes la historia del porque elegiste ese nombre para mi- pidió con mucha ilusión.
-Ohh veo que lo recuerdas...en fin creo que ya es hora de contarte...- dijo viendo como el rostro de la chica se iluminaba con una radiante sonrisa. –Bien todo comenzó cuando yo tenia 12 años.... –inició.
-----------Flash Back----------
Raquel estaba cursando el último año de primaria, faltaban solo seis meses para que terminara, entonces iniciaría una nueva etapa en su vida, la secundaria. Todos sus compañeros hablaban a diario acerca de eso, obviamente ella estaba metida en su mundo, y en algún momento en el que mientras la maestra había tenido que salir, todos los chicos corrían de un lado a otro o se arrojaban papeles o borradores, las chicas estaba todas juntas hablando de muchachos, maquillaje etc. ella, la pequeña Raquel estaba en su pupitre dibujando como siempre solía hacer.
Lamentablemente no tenía amigos, aunque conocía a todos esos niños desde los seis años, realmente no había logrado entablar una amistad con ninguno. Tal vez fuera porque era la “rara” de la clase, sus notas eran las mas alta de toda la escuela, y además de todo esto el hecho de que fuera tímida no le había ayudado para nada. De todas formas ya se había acostumbrado un poco a la situación, aunque a veces le dolía mucho tener que mentirle a su madre cuando repreguntaba cosas de sus amigos. Se sentía muy sola en verdad y ciertamente comenzaba a preguntarse todo el tiempo si quizás ocurría algo malo con ella. Definitivamente se había hecho a la idea de que eso no cambiaria nunca, hasta que cierto día paso algo que la sorprendió mucho.
Era viernes, como era su costumbre se encontraba dibujando, hasta que escucho una dulce voz decir su nombre...
-Raquel...es muy bonito el dibujo que estas haciendo...- levanto la mirada para encontrarse con aquella rubia que miraba muy interesada la imagen de un ángel que estaba dibujando.
-Hey gracias Julieta... ¿hem te gusta de verdad?- le pregunto aun dudosa, esta vez observando sus ojos marrones oscuros.
-Claro que si, eres muy buena, ¿dibujarías algo para mi? –Raquel asintió. –genial, me voy a sentar que ya llego la maestra- dijo con una sonrisa.
Ya casi se hacia hora de volver a casa y aun seguía sin poder creerse todo aquello, Julieta a penas había ingresado este año a esa escuela y todos podrían pensar que por ser la nueva no tenia amigos y todo eso, pero no, era todo lo contrario; era muy popular, todos querían ser sus amigos. Tenia el cabello rubio era muy bonita, pero por encima de todo, era amble y simpática. Raquel se había pasado todo el fin de semana trabajando en el dibujo, quería que quedara perfecto, no podía fallar, quería volver a ver esa hermosa sonrisa una vez más, dirigida solo a ella, sin importar que después esa chica jamás volviera hablarle, al menos podría guardar ese momento en lo mas profundo de su corazón como el tesoro único e inigualable que era.
Ese lunes de camino a la escuela estaba enormemente nerviosa, no podía parar de pensar que sucedería si a Julieta no le gustaba el dibujo, pero prefería ver que sucedía, entonces alejó esas ideas de su cabeza y cuando llego al recinto escolar decidió correr hasta su salón de clases en busca de su compañera.
Cuando la vio estaba junto a las demás chicas, se acerco un poco y dijo su nombre llamando su a atención, todas voltearon en su dirección, la mayoría le dirigía una mirada reprobatoria, mientras que la mencionada se acercaba lentamente hasta quedar en frente de ella.
-Hola Raquel ¿como estás, tuviste un buen fin de semana?- saludó
-Hola, si gracias, hem... venia a entregarte tu dibujo- dijo buscando en su mochila sacando la hoja de uno de sus cuadernos. La rubia lo tomo en sus manos y quedo maravillada con la imagen de ese unicornio.
-¡¡Ohh está increíble!! Muchas gracias, y bien ¿Cuánto te debo? –pregunto amablemente con esa bella sonrisa
-Este va por cuenta de la casa, me alegro que sea de tu agrado- esa sonrisa hacia estragos en su persona.
-Gracias otra vez, hey ¿quieres que salgamos juntas a charlar en el recreo? – Raquel aun estaba embobada, por lo que solo atinó a sonreír en respuesta aceptando. -tengo muchas golosinas-
De esta manera durante los meses siguientes, se habían hecho buenas amigas, finalmente la niña triste y solitaria había hecho una amiga. Pasaban juntas todos los recreos hablando sobre muchas cosas, se contaban sus secretos, sus sueños; habían descubierto que a las dos les gustaban los Red Hot Chili Peppers, Raquel era muy feliz cuando estaba con Julieta. Entonces inevitablemente la rubia se había convertido en aquello que mas necesitaba, su mundo funcionaba a la perfección, el hecho de que sus otros compañeros aun la ignoraban ya no le importaba realmente, esa encantadora y amable chica siempre invadía sus pensamientos, además cuando no era día de escuela se la pasaba extrañándola y últimamente se sentía un poco nerviosa con su cercanía; llego a la conclusión de que tal vez la estaba viendo como algo mas que una simple amiga, le gustaba mucho, pero jamás se lo diría, lo que menos quería es que Julieta se asustara y se alejara de ella...
Faltaban dos semanas para que acabaran las clases, todo estaba muy tranquilo, las cosas entre estas dos amigas marchaban como siempre, pero cada día que pasaba, las acercaba más al final. Raquel se encontraba un poco frustrada, tenia algo de miedo porque contemplaba la posibilidad de que, una vez que finalizara la escuela, no volviera a ver a Julieta... Además de todo eso en unos días seria el cumpleaños de la rubia y eso era muy importante para Raquel, por lo que decidió dejar de lado esas ideas tristes y disfrutar cada segundo al lado de su única amiga.
El día de la fiesta finalmente llego, todo el curso había asistido, a la hora en que el baile comenzó la mayoría de los muchachos invitaban amablemente a las chicas; si tenían suerte una sonrisa les indicaba que aceptaban, sino debían volver a sentarse si eran rechazados. Raquel se encontraba sentada tomando algo de refresco cuando vio a su amiga acercase a ella, al llegar hasta ahí le pregunto porque no estaba bailando; entonces la vio negar con la cabeza avergonzada, por lo que Juli entendió que no sabia. Acto seguido la rubia la llevo de la mano y después de decirle “es muy simple” comenzó a indicarle los movimientos y como debía seguir el ritmo de la música, Raquel entendió bastante rápido y minutos después estaba muy divertida.
-Hem supongo que no era tan difícil como pensaba, gracias por enseñarme-dijo muy alegre sonriendo
-¿Sabes? Los demás no querían que te invitara, pero yo quería que vinieras, no seria divertido si tú faltaras-
-Juli las cosas son así...muchas veces he tratado de encajar, pero nada funciona...soy muy diferente...creo que hay algo mal conmigo...-apenas se le escuchaba.
-Raquel deja de decir tonterías, eres amable y muy divertida, ellos solo son unos idiotas que no se tomaron el tiempo de conocerte, no hay nada malo contigo, no permitas que logren convencerte de eso porque es mentira. Tienes que ser tú misma y mostrarte tal cual eres, sin miedo a nada; y quien te rechace, simplemente se estará perdiendo de la persona más maravillosa que hay- hablo muy seria y después le sonrío.
Raquel también sonrío agradecida, se sentía enormemente feliz de haberla conocido, además tenia muchas ganas de besarla...pero de ninguna manera se permitiría arruinar ese hermoso momento...
-----------End Flash Back----------
-Ohh...entonces me nombraste como tu primer amor...-
-En parte... –sonrío con nostalgia. –Te llame así en honor a ésa chica que me enseño una de las lecciones más importantes de la vida.-
-Hem...pero Ana es un año mayor que yo...entonces ese nombre debió ser para ella ¿no?-
-Sabía que dirías eso, mi hija se llama Ana como mi querida abuelita-
-¿La tía Isabel sabe esta historia?-
-Nunca se lo conté. ¿Sabes? Soy muy feliz al lado de mi esposa e hija, las amo mucho...pero a veces me siento muy triste al recordar a Juli...olvide completamente su apellido, no recuerdo el sonido de su voz, sus facciones, sus gestos...tan solo su sonrisa perdura en mi mente...como pude olvidar a la persona que de alguna manera me salvó...- finalizó triste con una débil sonrisa.
-Muchas gracias madrina, por compartir esto conmigo te quiero mucho...- dijo mientras la abrazaba. –no tienes que estar triste, por cierto... ¿aun la amas?...hem perdón, no tienes que responder si no quieres-
-jajaja...si, pero es un amor diferente veras, mi dulce Isa es el amor de mi vida, en cambio a Juli mi corazón la ama porque fue mi única amiga...y mi primera ilusión...-
-Ohh ya veo...bueno entonces si que me da mucho gusto llevar ése nombre. ¿Ya vamos a casa o comemos otro helado?- pregunto cerrando muy satisfecha esa conversación.
-Mmm...Mejor nos vamos ya Juli, mañana tenemos muchísimas cosas por hacer y debes descansar bien; además de que tu padre debe estar pensando que te lleve a dar un paseo en cohete hasta la luna...-
La chica dio una enorme carcajada contagiando también a la mayor y ambas se marcharon a casa. Nuevamente Raquel había abierto ese capitulo de su vida, con la diferencia de que desde ahora no volvería a sentir tristeza... es posible que no recordara mucho de esa chica, pero estaba segura de que jamás olvidaría su nombre....
“Donde sea que estés, sin importar cuanto tiempo pase... Te Amo Julieta y prometo que jamás te olvidaré...”