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El hombre de hierro por Andy OFarril

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Notas del fanfic:

Soy el escritor de "Bajo la sombra de un ángel" y ahora traigo otro fanfic distinto, pues se abordarán temáticas un poco más fuertes.

 

A  D  V  E  R  T  E  N  C  I  A  S 

Violación

Tortura

Lemon

Muerte de un personaje

 

CAPITULO EXTRA:

"El origen del mal"

 

Notas del capitulo:

Es mi primer fic con este tipo de temáticas, espero sea de su agrado

El reloj en la muñeca de Jairo marcaba la una y treinta de la tarde, un automóvil aguardaba por él afuera de la secundaria. El niño de 14 años salía charlando entusiasmado con su mejor amigo Daniel, ambos se conocían desde el segundo año de primaria, y desde entonces hasta ese día era la primera vez que se quedaría a dormir en casa de él.

Daniel Rivero Figaro, al igual que su compañero contaba con 14 años de edad, un chico muy guapo, ojos color azul claro, cabello corto y con una tonalidad rubia que brillaba al contacto de los rayos del sol, de piel clara aunque evidentemente quemada por las múltiples veces que jugaba con su amigo al calor del día. Jairo Norelli, tampoco era feo, menos guapo que su camarada pero tenía su encanto, de mirada dulce y noble, con ojos enormes color café claro, cabello un poco largo (apenas y le llegaba a la altura de las orejas) de color negro, al contrario de su compañero, la piel de él si era clara, tanto que contrastaba con la tonalidad de su cabellera.

Se encontraba sumamente feliz porque su madre le había permitido a Daniel quedarse a dormir, por alguna razón el amigo de su hijo no era muy de su agrado pero ante la insistencia del chico se vio forzada a ceder. El auto, impecable y brillante, fue abierto de la portezuela trasera  derecha por el chofer, para dar paso a la pareja de amigos. Ambos reían en el transcurso a casa, las risas de los chicos llamaban la atención del joven que manejaba, a través del retrovisor pudo apreciar las miradas que ambos se regalaban, Ernesto, el chofer, desde siempre había sentido una insana atracción por Daniel, sin embargo al tratarse del amigo de su patrono mantenía su distancia porque un solo error le podía costar muy caro.

Al llegar a la casa de Jairo, (que por cierto parecía una mansión enorme y con un patio tan grande que se asemejaba una de las canchas del colegio) en la sala limpia y reluciente por la luz natural que pasaba por medio de las grandes ventanas, esperaba sentada su madre Beatriz Norelli Rangel, una mujer alta, con el cabello recogido por un fino peinado, delgada, de piel igual de clara que el hijo y unos ojos inexpresivos de color café, al ponerse de pie, Daniel se asustó, pues a pesar de conocerla ya, su solo presencia le inspiraba miedo, algo le decía que no le tenía mucha simpatía.

-Bu... bu… buenas tardes se… se… señora- decía nerviosos mientras extendió su mano para saludarla.

-Buenas tardes Daniel-  de forma educada pero forzada tomó la mano del niño.

-¡Gracias mamá por dejar que se quede!- corrió Jairo para abrazar a su madre.

-No es nada cariño, sabes que por ti hago lo que sea- ese “lo que sea” Daniel lo interpretó como una muestra clara de que no le caía muy bien a la madre de su amigo.

-Vayan a quitarse el uniforme y en cuanto esté la comida los llamo- ya se retiraban cuando la mujer volvió a hablar-¡Daniel!- parecía que gritó, esto obligó al chico a detenerse de inmediato y voltear.

-Dígame usted señora- miraba con miedo a Beatriz

-Espero que te sientas cómodo en casa- hizo una mueca que se asemejó a una sonrisa

-Yo también lo espero, gra... gracias señora- jalado por su amigo corrió a su habitación.

En el cuarto de Jairo  planeaban qué hacer ese fin de semana, ambos se quitaban el uniforme de la escuela y el dueño de la alcoba volteó para ver a su amigo, miraba como se despojaba pacientemente del pantalón, poniéndose de pie fue donde él y comenzó a bajarlo con sumo cuidado.

-No sabes cuánto he deseado que estuvieras en mi casa… amor- espetó Jairo

-Yo también lo quería mucho-  voltearon ambos y se dieron un tierno beso en los labios, al ser tan niños aún lo hacían torpemente, pero era una muestra inefable del amor que se tenían.

Desde segundo año de primaria se conocían, se volvieron los mejores amigos al paso del tiempo, trataban de hacerlo todo juntos, estudiar, jugar, comer, reír, llorar, todo. Al haber tanta compenetración, una tarde lluviosa de marzo, en la bodega de deportes se quedaron encerrados accidentalmente, hubo truenos situación que asustaba en demasía a Daniel, sin pensarlo Jairo abrazó fuertemente al otro niño y le besó la frente diciéndole que pronto los iban a sacar, que la situación estaba bien. Ya más tranquilo el niño Rivero, se juntó más al pecho de su protector, éste le dijo las palabras que nunca creyó llegar a escuchar.

­-Dani, ¿quieres ser mi novio?- su piel blanca se había tornado completamente roja, el niño abrazado sintió el calor de sus mejillas por lo avergonzado que se encontraba.

-¡Sí! Si quiero- respondió rápidamente, se miraron a los ojos, permanecieron así unos segundos cuando sus rostros poco a poco se acercaban para finalizar con un limpio y puro beso de piquito en el cual únicamente los labios de ambos se rozaron y separaron, pero a pesar de ese efímero ósculo se encontraban felices, desde ese día eran oficialmente novios.

A partir de los 11 años se convirtieron en novios, por tanto llevaban hasta ese entonces tres años de fabulosa relación. Estaban en su asunto cuando la puerta repentinamente se abrió, eran descubiertos por…

Notas finales:

¿Qué les pareció esta nueva histpria? aclaró seguiré con la anterior, es sólo que está ya tenía ganas de escribirla, no me dejaba tranquilo. Hasta la próxima


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