-¿Quién rayos te crees para entrar así a mi cuarto?- preguntó muy ofuscado Jairo
-Disculpe joven, yo solo traía la mochila de Daniel que olvidó en el auto- respondió mientras miraba fría y lujuriosamente al dueño del objeto que fue a dejar, intimidado por esa mirada se ocultó detrás del cuerpo de su novio.
-La mochila del joven Daniel querrás decir- habló el muchacho dejándole ver a Ernesto su lugar.
-Disculpe usted, traigo la mochila del joven Daniel-
-Escúchame bien, te prohíbo que vuelvas a venir a mi alcoba, ¿entendiste? Si lo haces te juro que le diré a mamá que te despida, ahora lárgate-
-Como usted diga joven y disculpe nuevamente- al finalizar su discurso salió sin quitarle la vista de encima a Daniel, mientras éste seguía oculto tras su amigo.
Ya sin aquel hombre, el niño Rivero sintió un poco de temor y le preguntó a su anfitrión.
-¿Crees que nos hay visto?-
-No, no creo, note preocupe mi amor, todo está bien- abrazó fuertemente a su novio.
Tras este incidente, ambos terminaron de cambiarse y al llamado de Beatriz fueron donde ella para comer. La tarde pasó sin contratiempos, era el primer fin de semana que pasarían juntos, al parecer Ernesto no comentó nada ya que la madre de Jairo no hizo comentario alguno.
La noche llegó, y la joven pareja se disponía a dormir después de un baño, jugueteaban antes de irse a la cama, el dueño de la alcoba le hacía cosquillas al invitado, éste trataba de huir para evitar el castigo, sin embargo su novio al ser más fuerte lo sometió fácilmente.
-¡Ya te tengo! No vas a escapar-
-¿Y ahora que me atrapaste que harás conmigo?
-Mmm no sé, tal vez esto…- le dio un tierno beso en los labios, el otro lo recibió plácidamente, estaba completamente enamorado de su mejor amigo y novio, por tal motivo, ninguno supo que ese día de una u otra manera su vida cambiaría radicalmente, un persona miraba toda la escena desde la puerta…
- Te amo Jairo, gracias por aceptarme-
A penas terminó de hablar y un grito histérico rompió su tranquilidad.
-¿Qué están haciendo?- Beatriz miraba horrorizada a los jóvenes, sin embargo la cambio por una de desprecio y odio al posicionarse en la persona de Daniel.
-¿Con que a esto viniste a mi casa? A pervertir a mi hijo, eres un inmoral- al terminar le dio una bofetada al niño, la fuerza del impacto fue tal que lo derribó de la cama
-¡Mamá no le pegues! No es su culpa-
-No te preocupes hijo, este sucio no te seguirá sacando del buen camino-
-¿De qué hablas mamá? Yo amo a Daniel- al oír esas palabras, llena de furia tomó al niño que antes agredió para decirle en la cara:
-No voy a permitir que lleves a mi hijo por tu camino del vicio y el pecado, primero te mato antes que eso suceda- aquel pequeño temblaba de miedo, esa mujer que tenía enfrente parecía un monstruo lleno de ira, sus ojos desmesuradamente abiertos dejaban claro su desprecio.
-¡Suéltalo mamá!- con sus manos intentaba liberar a su novio del yugo de su progenitora-¡Qué lo dejes!-
-Ven acá- jalando al jovenzuelo con violencia lo arrastró a la sala mientras le gritaba-Ahora mismo te vas de mi casa, nunca te vuelvas a acercar a mi hijo, nunca porque te vas a arrepentir- tomó el teléfono y llamó a casa de los padres de Daniel, éstos no demoraron ni 10 minutos en llegar
-Lo que su hijo hizo es aberrante, un acto contra-natura, está enfermo y no pretendo permitir que hago lo mismo de mi Jairo- dio Beatriz Norelli luego de narrar el acto que presenció en la recámara de su retoño.
-¡Basta señora, no permitiré que siga insultando a mi hijo!- contestó Elvia, la madre de Daniel, siendo apoyada por su esposo Salvador. El hombre tomó cariñosamente a su hijo en brazos y lo sacó de esa casa, no dejaría que fuera sobajada más por esa mujer. Con ojos llenos de tristeza, Jairo y su novio se despedían, ambos tenían lagrimas cubriendo sus rostros, aunque les consolaba pensar que lo peor ya había ocurrido, qué gran error.
En casa, Salvador cuestionó a su hijo.
-¿Por qué besaste a Jairo?
-Porque lo amo papá- fue la respuesta que obtuvo
-¿Estás seguro? Mira hijo los chicos pasan por etapas en las que intentan descubrir su identidad, posiblemente tu solo quieras probar…- fue interrumpido inmediatamente
-¡No! yo sí estoy enamorado, tan es así que somos novios desde hace tres años- los padres del chico se sorprendieron, tres años era mucho tiempo.
-Si realmente tú y tu amigo se aman, lleven las cosas con calma- hizo un pausa para suspirar y continuó- tu madre y yo te amamos por sobre todas las cosas, si él es tu felicidad, permítanse conocer, te sugeriría que fueran despacio, lleven las cosas con calma-
-Pero papá, yo lo quiero-
-No lo dudo, pero debemos tener en cuenta que la señora Norelli no va a permitir esa relación, por tanto esperen, no sé probablemente lo cambié de escuela, son muchas cosas las que esa mujer pueda hacer-
-Lo sé, pero voy a luchar por él, por favor no me odien, se los ruego- llorando y poniéndose de rodillas ante sus padres se los suplicó. De inmediato Elvia lo levantó, tomó su rostro y viéndolo fijamente le dijo amorosamente.
-Como dijo tu padre, te amamos, y sea como sea que ocurran las situaciones en tu vida nunca te dejaremos solo y muchísimo menos te odiaremos, eres nuestro bebé- los tres se fundieron en un abrazo, Daniel se sentía realmente amado. Sabía que contaba con sus padres.
En su mansión, una confundida y podría decirse que desequilibrada Beatriz Norelli se repetía.
-Ese miserable desvergonzado me las va a pagar, va a pagar muy caro el querer llevar a mi hijo por el mal camino, juro que con sangre me las va a pagar- su odio le daba una macabra idea.