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Just a little jealous por Leia-chan

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Notas del fanfic:

Este es el DA de Pily :3 http://pily-sweet-angel.deviantart.com/

Era un día soleado, sin mucho viento y Hiro estaba en la terraza, aprovechando el descanso para repasar algunas notas y terminar un libro. Leía tranquilamente cuando la puerta se abrió y él llegó.

-       Así que aquí te escondes – era Martín, otra vez. Y se acercaba con toda la intención de pasar el resto del descanso a su lado – Mira, te hice el almuerzo. Lo preparé yo mismo…

-       Ya almorcé – respondió Hiro, seco como siempre y tratando de aparentar que lo ignoraba, metido en sus libros.

-       Mi-en-tes, que nunca traes almuerzo y no compraste nada del comedor – se sentó a su lado y abrió la lonchera que traía – Vamos, prueba un poco. Lo hice con mucho a-m-o-r – sonrió pícaro el rubio y Hiro alzó una ceja.

-       Si lo hiciste tú, quién sabe que metiste en eso – lanzó el mayor. Martín infló los cachetes ofendidos.

-       ¿Me crees capaz de tal cosa? – se  tragó un bocado y le sacó la lengua después de tragar - ¿Ves? No me pasó nada. Y es obvio, no envenenas a la persona que te gusta – se enfurruñó el más joven y preparó otro bocado para dárselo a Hiro – Ahora, es tu turno…

-       Que no tengo hambre – se negó Hiro.

Martín bufó y dejó el cubierto en el recipiente. Estaba enfadado. En verdad, había trabajado mucho en la comida y que lo rechazaran así…

-       Eres cruel – sentenció Martin y se fue, dejando solo a Hiro, con el almuerzo.

Al verse solo, Hiro miró a los lados discretamente y se abalanzó sobre la comida cuando se aseguró que nadie lo veía. Es que tenía una gran debilidad por la comida de Martin.

Martín estaba cansado. Perseguía a Hiro desde hacía meses y el chico no parecía rendirse. Él tampoco quería hacerlo, no porque fuera testarudo sino porque sabía que Hiro no era sincero. “Será algún tipo de complejo o el orgullo, quién sabe”. Lo que sí que se estaba hartando y si a Hiro le faltaban las pelotas para hacer algo al respecto, pues… Le dolía admitirlo, ya que Hiro en verdad le gustaba, pero tendría que dejarlo ir.

-       Pero no será nada difícil… - suspiró, mirando a la calle, a través de la ventana. entonces pasó él. Alto, cabello lila sedoso, ojos llenos de asertividad y un cuerpo del que no se cansaría ni en años – O tal vez, sí – sonrió pícaro y tomó nota del uniforme del chico.

Las clases empezaron. Martín no ponía atención, imaginando cómo podría llegar a conocer al chico de cabello lila.

El uniforme del chico era de una escuela cercana y había posibilidades de que, si tomaba un camino distinto al de siempre, podría encontrarse con él. Se río, emocionado y tomó el otro camino. Hiro observaba de lejos, tratando, como siempre de no parecer interesado. “Pero, ¿adónde va?”, se preguntó. “Bah, no me importa”, se respondió, pero su cuerpo actúo por sí solo y antes de darse cuenta, ya estaba persiguiéndolo. Llevaba la lonchera vacía y ya limpia y se imaginó que en el mejor de los casos se inventaría la excusa de que sólo quería devolverlo. Cosa que pudo hacerlo al día siguiente. Sí, sus excusas comenzaban a perder calidad. “No son excusas”, se repetía por enésima vez, pero cada vez se lo creía menos. Quería fingir que no le agradaba Martín, quería fingir que no le importaba, que el hecho de que el chico fuera tan abierto por como se sentía sobre él no le afectaba, que…

-       Sólo esta jugando conmigo – se detuvo, como si ese pensamiento lo despertara de un trance. Y es que era cierto, o al menos, Hiro lo creía así. Martin era tan ligero sobre el asunto que no podía creer que fuera en serio. Lo que en realidad no podía aceptar era que eso le dolía. Dolía pensar que Martin solo jugaba con él – Esto es estúpido, me voy a casa – estaba por dar la vuelta, cuando vislumbró un flujo de chicos con un uniforme distinto al de su colegio. “Oh, los de la escuela vecina… No los veo muy a menudo, a pesar de que estamos tan cerca”.

Había una cierta rivalidad entre ambas escuelas, mezcla de orgullo y discriminación por clases sociales. A Hiro no le gustaba mucho eso. Y le gustaban menos las feas imágenes que le venían a la cabeza de Martin siendo atacado por el colegio “enemigo”. Se quedó mirando un poco más y vio que Martín también espiaba a los chicos. Parecía esperar algo. Y ese algo apareció. Era un chico muy alto, de cabello lila. Martin, al verlo, se sonrió y corrió hacia él, chocándole y haciendo que todo pareciera un accidente. Jamás lo había visto actuar tan convincente.

Martin se disculpó, luciendo –deliciosamente- sonrojado y avergonzado. El otro alzó una ceja y dijo algo a lo que Martin respondió quedándose atónito. Luego, sonrió, con esa sonrisa de Cheshire suya y se acercó más al chico, de ESA forma. Como cuando trata de arrastrar a Hiro en alguna maratónica noche de sexo. Algo dentro de él empezó a arder mientras veía a la pareja intercambiar ESAS miradas con tanta intención. El otro también se acercó y movía los brazos discretamente, rozando a veces a Martin y el chico parecía muy cómodo con eso. Demasiado…

Los demás alumnos se perdieron en las otras calles y sólo quedó el par, medio escondido entre dos negocios, y Hiro, escondido al otro lado de la calle, tras una pared y observándolos con detenimiento. Se mordía el labio y apretaba el puño, tratando de controlarse. No debía, no podía simplemente salir y… y…

El brazo del chico alto serpenteó rodeando la cintura de Martin y vio al chico morderse el labio, dejando llevar. Sus rostros se acercaban y… y…

-       ¡Martin! – Hiro salió de su escondite y terminó gritando, sin siquiera darse cuenta de que lo hacía. Martin y el otro chico se voltearon a verle. El alto parecía molesto. Capaz lo estaba y con justa razón. Martín estaba confundido.

El menor se acercó corriendo a él y lo alejó un poco, como queriendo ocultarlo de su nuevo “amigo”.

-       ¿Qué haces aquí? – preguntó Martín, en un susurro. Hiro tartamudeó un poco.

-       Yo… este… tu… lonchera. Sí, eso… - le pasó el recipiente vacío.

-       ¿Me seguiste aquí solo para esto? – tomó el dichoso recipiente y lo abrió, notando que estaba vacío – Esta vacío… - dijo y sonrió – Lo comiste – y levantó la mirada esperanzado.

-       No, yo… - se acobardó Hiro y Martín se decepcionó.

-       Lo tiraste… Gracias – interrumpió, descorazonado y sarcástico – Mira, Atsu-chan me esta esperando y yo…

-       ¡Estuvo delicioso! – se apresuró a decir Hiro, viendo a donde iba la conversación. Se dio cuenta de su exabrupto y se sonrojó – No podría tirarlo… - susurró, volteando el rostro. Martín sintió que su corazón saltaba dentro de su pecho.

-       ¿Y te gustó? – preguntó, acercándose más a Hiro y sonriendo de ESA forma.

-       Este… yo… - Hiro estaba muy nervioso. Martin estaba acercándose de ESA forma y hacía que la sangre se le calentara. Además, estaba feliz. Porque SU Martín no debería acercarse de ESA forma a nadie más.

-       Hey, Martin, puedes llevarlo a él también – gritó el chico de pelo lila desde la otra acerca.

-       ¡Gracias, Atsu-chan! Allí estaremos – se despidió Martín y Atsushi se alejó como si nada.

-       ¿Dónde…?

-       Oh, Atsu-chan me invitó a su fiesta de cumpleaños mañana, ¿quieres ir? – Martin aprovechó que Hiro estaba distraído y se pegó a él rodeando su cuello con sus brazos. Hiro pensó en lo que Martin había dicho. ¿Ir a la fiesta de él, el que estuvo metiéndose con su Hiro?

-       No, no iremos – sentenció Hiro, con la voz severa.

-       Pero… - comenzó a quejarse Martin, pero Hiro lo calló con un beso que tomó por sorpresa al más.

-       No iremos, ¿de acuerdo? Estaremos ocupados – informó Hiro, sintiendo como todos los colores se le subían al rostro.


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