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Rapto en la época vikinga. por nezalxuchitl

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Notas del fanfic:

Otra aventura de "lady" Juha. El mismo Juha y el mismo Marco de aventuras pasadas, solo que ahora retrocedieron un poco más en el tiempo.

¿Cuanto? No sé exactamente. Cuando habia un sultán en Bizancio que tenia una guardia varega y un harén lleno de bellezas de todos los rincones del mundo conocido y/o por conocer.

Este no es un fanfic historico sino de época. Esto quiere decir que aunque esta ambientado en el pasado no he revisado los detalles historicos en al menos tres fuentes sino que todo lo he hecho de memoria. Y creo que queda mas con la aventura presente :)

He escrito este fic para complacer a mi amadisima amiga Julxen, so, va por ti sweetheart!

 

Notas del capitulo:

"Over the hills and far away,
she prays he will return one day.
As sure as the rivers reach the seas,
back in his arms again she'll be."

"Sobre las colinas y mas allá

ella reza para que el regrese algún día,

tan seguro como que los ríos alcanzan los mares

de vuelta en sus brazos ella estará"

Gary Moore,Over the hills and far away, fragmento.

Rapto en la época vikinga.

 

     Los hombres chocaron sus tarros de madera para celebrar el compromiso que acababan de pactar. La espuma de la cerveza dejó bigote sobre el incipiente bigote del mayor de ellos. Era muy rubio y muy aguerrido: no se decidía a dejarse la barba y andaba por ello siempre mal afeitado.

Su amigo era de pelo negro y aun más aguerrido que él: tenía la estatura y el tórax de un oso. A un extranjero le parecería increíble que tuviera tres hermanas cada una más hermosa que la anterior, siendo la más joven la más bella, a pesar de ser un doncel, es decir, un chico con capacidad de preñarse. Y a pesar de tener sólo ocho años y estar medio oculto tras la puerta, mirando curioso al visitante con sus enormes ojos grises.

-Juha, ¡ven acá! – lo llamo su hermano, quien lo quería hasta la locura – Marco va a ser de la familia – señaló al rubio – va a casarse con Miko.

Miko era el hijo de tres años de Jarmo, habido con una guerrera que no quería cambiar su drakar por una cuna y que se lo entregó apenas parido. Tuvo que buscarle una nodriza, claro, pero por lo demás lo cuidaba el mismo: había practicado con sus hermanas y de la crianza de Juha se había encargado desde que dejo de usar pañal.

Los tres años era la edad en la que solía salirse de dudas sobre si el bebé masculino era varón o doncel. En el caso de Miko fue el último momento que su padre pudo aferrarse a la idea solo sostenida por él de que fuera varón, pues desde que nació resulto evidente que había salido como las niñas del clan Kylmänen: pelo rojo, ojos grises y rasgos delicados. Los varónes tenían pelo negro, ojos negros y rasgos como tallados con un hacha.

Juha miraba a Marco como si fuera una persona mayor. Este, un tanto ciscado por lo que el pequeño le hacía sentir con su mirada le hizo un cariño en la cabeza. Juha respondió como un fiel cachorro de lobo, sumiso y agradecido ante la caricia.

-¿Por qué no se casa conmigo? – preguntó a Jarmo.

-Eres muy pequeño. – respondió con una lógica evidentemente finlandesa.

Estaba más encariñado con su hermanito que con su hijo, al grado de que mejor estaba dispuesto a aceptar el cambio de propiedad y domicilio que el matrimonio significaba de éste que de Juha.

-Me casaré dentro de muuuchos años. – aclaró Marco, que no sabía cómo había hecho una promesa tan horrible. Ese barril vacío de vodka tenía algo que ver, seguro. Al ver el pucherito del pequeño sintió la necesidad de añadir para consolarlo – Y tal vez ni me case, con tanta incursión con Nygard y sus varengos puede que me maten.

-¡No! – exclamó el pequeño. Luego dibujó una bendición pagana con su saliva en la frente y en el pecho del vikingo – No morirás – aseguró con más aplomó que los sacerdotes.

-Gracias. – besó su manita.

A Jarmo lo sorprendió el modo en que Juha y Marco se miraban. Pensó que así se habrían mirado la doncella de Pohjola e Ilmarinen (siempre es ella quien lo enamora a él). Sacudió la cabeza y apartó a Juha.

-Vete a dormir. – le dijo.

-Ya es de día.

Lo era a pesar de lo incierto de la larga alborada otoñal.

-Vete a jugar entonces.

Juha cogió el kantele favorito de su hermano y salió con él. Era el favorito porque era el que más le prohibía agarrar. Despertó a Miko, que se quedo tranquilo oyéndolo cantar.

 

***

 

El odioso llamado a la oración desde el minarete le indicó a Juha que era hora de levantarse. Los días y las noches eran bastante regulares a lo largo del año en el país extraño y caliente al que había ido a dar. Monótono, como el canto quebrado que invitaba a la vigilia y la oración. Eso de despertarse todos los días al alba a rezarle a un dios en el que ni creía debía de fastidiar tanto al dios como a él. Era de flipados. El que inventó ese rezo de “La oración es mejor que el sueño” debía de estar particularmente flipado.

Las gentes morenas y de ojos castaños de aquel país le rezaban a su dios cinco veces al día. El pobre dios debía de sentirse acosado. La vieja y gorda Sibel, mezcla de maestra y niñera fue a sacarlo a rastras del lecho, como siempre. Le echó el velo sobre la cabeza, como siempre y se postraron los últimos en el patio de la mezquita privada del harén, como siempre. Los canticos lo arrullaban; estar tapado y prácticamente acostado sobre un piso que no sentía frío lo invitaban a dormitar… 

Sabía que había sido vendido como concubino al Sultán de la Sublime Puerta después de que los suecos los robaran a él, a Miko y a más personas mientras Jarmo estaba de pesca. Fue una experiencia horrible…

 

Un bruto con parche en el ojo lo sacó del saco en que lo habían metido cuando lo robaron en la feria de la oveja. Aun tenía en las manos la pieza de lana que estaba revisando cuando inició el asalto.

El tipo era rubio, grande, no muy diferente de la gente de su país en cuanto a fisionomía. En cuanto a cultura era otro cantar. Fineses y suecos eran enemigos desde tiempos inmemorables y se acusaban mutuamente de ser unos barbaros. Juha estaba convencidísimo de que los suecos eran como demonios y estaba aterrado de haber caído en poder de ellos. Con su único ojo el sueco lo examinaba. Una sonrisa lúbrica se dibujo en su boca cariada. Dijo algo en su idioma de trol y trató de agarrarlo.

Juha gritó y se escabulló. Muy cerca estaba Miko, al lado de otro saco y con el susto plasmado en la cara. Lo abrazó y él se refugió en su pecho. Estaban rodeados de troles. En la cubierta del drakar había más cautivos: los habían separado en gente bonita y gente fea. Y sospechaba porqué.

El del parche en el ojo se acercó a mirarlos, babeando de lujuria. Los agarró y gritaron. El tipo más grande y con el hacha más grande (el jefe) se acerco. Tenía el ceño fruncido y los examinó casi pegándoles la nariz.

-¿Kylmänen? – preguntó. Asintieron y el jefe estalló en una furiosa diatriba que decía más o menos lo siguiente: - ¿¡Quién diablos fue el imbécil que se robó a estos Kylmänen?!

-Yo. – dijo el del parche en el ojo. El jefe le dio un puñetazo que lo mando volando.

-¡Imbécil! Ahora tendremos a Jarmo Kylmänen persiguiéndonos. – era preferible que una ventisca te pisara los talones, incluso en el mar.

-¡Mi hermano! – exclamó Juha al oír mentar a Jarmo.

-¿Jarmo tu hermano? – le preguntó el jefe en un rudimentario finés. Juha asintió - ¿El hermano? – señaló a Miko.

-Hijo. – contestó.

El jefe lanzó su hacha que casi decapita al del parche en el ojo.

-¡Robamos al hijo y al hermano de Jarmo Kylmänen! ¡Va a matarnos! ¡Imbéciles! ¡¿Cuántas veces les he dicho que no hay que meternos con tipos más fuertes que nosotros?!

-¿Y si los devolvemos explicando que fue un malentendido? – sugirió uno.

-¡Tarado! ¿Crees que va a oírnos? Nos matara y luego averiguara. – como era lógico. – No, debemos irnos tan rápido como podamos y tan lejos como podamos. Y deshacernos de estos chicos.

-¿Los matamos? – preguntó uno todo tatuado ya sacando la daga.

-¡Por supuesto que no! – le lanzó una maza que dio con el por cubierta – Si los matamos Jarmo Kylmänen no solo va a matarnos a nosotros sino también a nuestros hijos y hermanos.

Su hermano se sobó el cuello.

-Vendámoslos cuanto antes. – sugirió.

-¡Pero antes violémoslos! – exclamó el del parche en el ojo.

-¡Estúpido! – otro puñetazo que lo mando a volar - ¿Quieres que nos viole antes de matarnos, a nosotros, a nuestros hijos y hermanos?

-Bah! – exclamó un tipo que lucía peligroso a más no poder, con una cicatriz que le atravesaba el rostro en diagonal – Por más poderoso que sea ese Jarmo Kylmänen nosotros somos muchos.

Los que habían visto los estragos causados por Jarmo lo vieron como el pobre idiota que era.

-Cuando llegue tú serás el primero en enfrentarlo, capullo. – sentenció el jefe.

-Además – contribuyó su hermano – nos los pagaran mejor si son vírgenes.

-Así es – sentenció el jefe, que era un buen empresario – no vamos a perder unas treinta monedas de oro por un polvo.

La mayoría convirtieron esas treinta monedas de oro en cerveza y estuvieron de acuerdo. Amarraron juntos a Juha y a Miko. El jefe los guardó junto con la brújula y los demás objetos de valor. Remaron para cruzar el mar Báltico mas pronto y los vendieron en el primer puerto que toparon a una caravana que importaba especias de oriente, ámbar del norte, marfil del sur y  esclavos y otras chucherías a lo largo del recorrido.

 

Luego de un regateo interminable Sibel los compró: para el gusto turco él ya estaba un poco viejo, pero lo compensaba el hecho de que venía al dos por uno con la otra belleza pelirroja, que a decir  verdad, era menos hermosa que él. Los llevó a la casa de piedra más grande y más hermosa que hubiera podido imaginar. Arcos y arcos, jardines con fuentes cuya agua corría sin congelarse ni siquiera en invierno. Estancias decoradas con dibujos coloridos y todo construido en una piedra blanca y fresca sobre la que era un alivio acostarse en las calurosas noches del verano. Y tanta gente como nunca había visto en su natal Oulu.

Chicas y donceles, la mayoría hermosos, incluso los viejos. Incluso Sibel era hermosa de ojos y pelo aún. Y era buena con él y Miko. A Miko lo habían llevado con las niñas en tanto que él se alojaba ya con las mujeres. Temió que lo violaran de inmediato, pero había tantas concubinas que su turno con el sultán estaba programado para dentro de catorce meses. Nueve habían pasado ya y sentía la fecha acercarse con aprehensión pues, aunque estuviera mal, aunque fuera el prometido de su sobrino, aunque no lo hubiera visto en años, el estaba enamorado de Marco.

 

***

 

-¡Otra vez dormido! – Sibel lo sacudió. Los rezos del amanecer habían terminado - ¡Perezoso! ¡He desperdiciado el dinero del sultán contigo!

-¡Miko! – sin hacer caso del regaño llamó a su sobrino. Este despidió a su grupo de amigos y se acercó.

-Tío, cada día eres más hermoso, como la luna creciente sobre el desierto. – completó su saludo con un beso.

-Deja eso. Ya hablas como la gente de aquí.

-Estamos hablando nuestro idioma. – respondió fingiendo no saber a que se refería Juha.

-Juha, no vayas a llegar tarde al ensayo del baile del cumpleaños del sultán. Que Ala los guarde. - se despidió Sibel. No era divertido oír una conversación que no entendía.

-Que Ala te guarde. – le contestaron al unísono. Miko prosiguió - ¿Por qué no me contaste que deseabas participar en el baile? Yo te habría ayudado…

-¡Porque no quería! – protestó Juha – Estábamos bailando como siempre cuando un varón que jamás había visto se me acercó y me dijo que yo sería el bailarín solista.

-¡¿Se te acercó un varón?! ¿¡Como era?!

-¡Pues como todos los varones! Ni que ya no recordaras como son… - avanzó para internarse en los senderos del jardín.

Tenían un par de horas para el desayuno. Otro par para el almuerzo y tres para la cena: en ese país las comidas no eran simplemente saciar el hambre, eran una reunión social con mucha charla y mucho café.

-Claro que si… - dijo Miko con nostalgia – recuerdo a los varones; los varengos tan amigos de mi papá…

-Marco, tu prometido… - suspiró Juha.

-Mathias, el hijo del viejo Nygard… - Miko cortó una flor - los fornidos campesinos que vivían cerca de nuestra casa…

-¿No extrañas a tu prometido?

-No – contestó – A penas recuerdo a ese viejo.

-¡No es un viejo! Solamente es dos años mayor que Jarmo.

-Papá es un viejo.

-¡No! Te tuvo muy joven.

-Bueno, eso sí. – concedió Miko – Pero te preguntaba cómo era el varón que se te acercó para saber si es cierto lo que rumoran, que te escogió el sultán en persona.

Juha bufó.

-No seas absurdo, como si el sultán fuera a encargarse en persona de los festejos de su cumpleaños.

-No seas absurdo – lo remedó Miko –, como si el sultán fuera a dejar que otro varón entrara a su harén.

-¿Tu crees que haya sido el sultán? – ya le había entrado la duda a Juha.

-¿Cómo era?

-Moreno y de ojos oscuros.

Miko no reprimió la exasperación que le provocaba su tío, dándole la descripción exacta del 90% de la población de ese país.

-Mira tío, tú di que fue el sultán, ¿de acuerdo? Así esa zorra enana de Siraj se morirá de envidia.

Juha rió. Siraj, un doncel más joven que él pero más viejo que Miko era su rival: si Siraj se delineaba los ojos extendiendo el kohl hasta las sienes Juha se tatuaba con henna el vientre; si Juha sostenía una nota un par de segundos más Siraj se ahogaba tratando de igualarlo. Y aunque Siraj detestaba más a Juha que a Miko era Miko quien más lo detestaba a él.

No soportaba sus aires de “soy el más hermoso del harén”: una cosa era admitir, y soportar, que su tío fuera más bello que él. Pero que un enano con trasero enorme le disputara el segundo lugar sin llegarle a los talones no iba a permitirlo.

-…l bailara en el coro, detrás de mí.

-¡Que gusto me da! Ojala se tuerza un tobillo.

-Ojala.

-Es tan injusto que los menores no podamos salir del serrallo… - ese era el motivo; solo las adultas podían salir ocasionalmente al palacio, y solo las viejas de toda confianza al exterior, como Sibel, que salía cada semana al bazar y siempre regresaba con cosas estupendas para sus pupilas.

-Si… tú bailas muy bien.

-Gracias, aprendo del mejor. – lo alabó.

-Me gustaría tanto bailar a dueto contigo… - inclinó su cabeza contra la de su sobrino. Aunque solo tenía quince años ya era tan alto como él, más ancho de hombros y con la mandíbula más tosca, cualidades que había heredado de su madre.

 

Continuará...

 

Notas finales:

Enlace a la mas reciente version de Over the hills and far away por Nightwish, todavia con Anette Olzon (T.T extraño a mi preciosa!)

http://www.youtube.com/watch?v=zMieackX95c

La correcta grafía del nombre finlandés de Miko es Mikko, pero le quite una k para que fuera nombre "de doncel" y no confundirlo con otro Mikko, tambien pelirrojo y cercano a Juha que aparecera en otra aventura de esta colección ;)

Enlace a la foto de los chicos Kylmänen, de izquierda a derecha Mikko, Juha y Jarmo:

http://i1026.photobucket.com/albums/y326/NezalXuchitl/kylmaset.jpg

Kiitos!

 


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