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Decisión. por Scarlett_Rose

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Notas del fanfic:

¡Hello~!. Haha, seh~ de nuevo ando publicando un One-shots. -se esconde- No me maten. Es que no he tenido nada de inspiración para poder actualizar mis otros Fics largos -chasquea la lengua- Hoy me pondré a trabajar y juro que no dormiré hasta al menos darle un avance a las historias -con puño en alto- Como siempre, quiero dedicar este fic a unas personitas.

-carraspea- Les dedico esté Fic a ustedes, personitas importantes~ Mile-chan. Nancy~ y tú, Dora-nee~

Notas del capitulo:

Nombre Fic: Decisión.

Anime & Manga: Katekyo Hitman Reborn!

Autor: Akira Amano.

Pareja: Mukuro x Hibari, Dino x Hibari & Alaude x Mukuro.

Resumen: “Sí desapareciera de tú vida. ¿Me buscarías?”. Esa fue una frase que tan sólo al oírla… Odio.

Capitulo Uno. Toma una decisión.

 

Abrió la puerta, no era necesario avisar o pedir permiso, el olor a tabaco le recibió, sus ojos disimuladamente viajaron sobre toda la habitación hasta encontrarle. Ahí recargado en el barandal que tenía el ventanal con la mirada perdida en algún punto del cielo.

Cerró la puerta y Mukuro tiro la colilla del cigarro, volteo a verle sobre su hombro. Una sonrisa socarrona se colgó de sus labios, mofándose silenciosamente de su presencia. Porqué sabia que el guardián de la nube estaba ahí porque no quería estar sola en una enorme mansión, por qué Hibari remplazaba la presencia del pony con la de una piña.

Tiro del nudo de su corbata hasta deshacerla, lanzándola contra la sencilla cama. Suspiró sonoramente, haciendo notar su frustración, tomo asiento en el borde, cruzando una pierna sobre la otra.

—¿Por qué tan enojado, pollito? —preguntó girando, para terminar recargando la espalda en el barandal, balanceo su pie izquierdo, las botas con los cordones sueltos. Hibari rodó los ojos hasta recaer en el peliazul, levantó su mano para hacerle señas de que se acercara. Mukuro soltó con esa típica risilla que le caracterizaba, se impulso con la cadera para emprender el trayecto a la cama.

Y el cuerpo del menor se inclino hacía atrás. El bicolor acomodo su rodilla en medio de sus piernas, le acarició la mejilla con extremada dulzura. Los ojos grises procuraban mirarle con indiferencia, demostrando que no sucumbía ante su toque, que su cercanía no le ponía nervioso, le sostuvo el rostro con firmeza, y los labios se pegaron a su frente, los largos mechones que enmarcaban el fino rostro del ilusionista le cayeron, provocando cosquillas.

Entrecerró poquito los ojos, disfrutando de las muestras de afecto. Que igual podía recibir de Dino (y mucho más empalagosas) pero que francamente no le provocaban ni la mitad de lo que provocaba el peliazul en él. Pestañeo acercando su mano para agitarla y alejarle, desvío la mirada frunciendo la nariz en un gesto de desagrado.

—No vengo por muestras de Afecto. Rokudo —le dijo con una firmeza hiriente. Al verle de nuevo no le sorprendió que estuviera sonriendo. Mukuro era así. Frunció el seño, siendo ahora él el que le tomara del rostro y acercara para plasmar sus labios sobre los ajenos con bruscos movimientos. La ropa comenzó a sobrar, las caricias subieron de tono y los gemidos llenaron la habitación. Mukuro le daba placer incluso con las palabras entrecortadas que le susurraba al oído. Besaba cara centímetro de su piel, especialmente se dedicaba a poner más atención en esas partes donde el tonto de Dino había dejado huellas de la fogosa noche que pasaron.

Terminaron con un apasionado beso donde la lucha entre sus lenguas era excitante. Hibari le dio la espalda fingiendo dormir, sonrió con ironía, quien iba a pensar que él se comprometería con Cavallone y aparte tendría como amante a Rokudo Mukuro.

PipPipPip

Sintió el mover de la cama, gracias a la alfombra color durazno no era posible escuchar sus pisadas pero sabía que se alejaba.

—¿Alo~?… Mmm —miró el bultito perfectamente cubierto por las sabanas—, No, estoy libre. En veinte minutos estoy allí. Kufufufu~ Bye. —hizo una pausa profunda, en la que Hibari tuvo la profunda necesidad de girar y comprobar lo que hacía—, Kyoya —murmuró, era la primera vez que le llama por su nombre, aun así no hizo movimiento alguno, continuo fingiendo dormir profundamente—, Sí desapareciera de tú vida. ¿Me buscarías?.

No dijo nada. No hizo nada. La cama perdió peso, y después de cinco minutos, el ilusionista abandono la habitación. Mordió su lengua para no retenerlo. Porque no quería quedar al descubierto. Y tampoco era capaz de elegir.

 

~ 0 ~

 

Estúpida misión. Estúpido herbívoro. Estúpido Sawada Tsunayoshi.

Entró a la habitación con violencia, nunca se había tomando la molestia en esconder su enfado, quizá era ese tonto con corte de piña, quien venía pasar faceta tras faceta en su humor bipolar. Le busco con la mirada, nunca quedaban, en sus encuentros no era necesarios, las miradas comprometedoras, los mensajes secretos, las llamas misteriosas, sólo… cuando él llegaba a esa habitación Rokudo ya estaba ahí. Siempre dispuesto a darle consuelo.

Ya fuera porque se sentía solo. Por frustración a una misión que no salio como quería, por enojo de unas estupidez de Sawada Tsunayoshi o cualquiera de los herbívoros que le rodeaban o las más usuales. Peleas con el idiota de Cavallone. Fuera como fuera, Mukuro siempre estaba en esa pieza. Arqueo una ceja, no le encontró.

Entró al cuarto del baño bajo la justificación de limpiar los rasguños que la gata del herbívoro salvaje le había provocado. El baño era sencillo y pequeño por eso no necesitaba más que una mirada breve para saber que tampoco se encontraba ahí. Chasqueo la lengua con impaciencia, para darle validez a su pensamientos, lavo con extraña lentitud sus manos, poniendo especial cuidado y al mismo tiempo brusquedad en los arañazos que tenían sus largos dedos. Levantó la mirada para ver al espejo que igual daba a la puerta, esta estando abierta por completo, daba una vista al ventanal y la cama.

Termino y no espero más. Por qué Mukuro siempre debía estar mucho antes que él, azoto la puerta al salir e irse de ahí. Regreso al segundo día, esperando ver la mirada bicolor. Pero lastimeramente obtuvo los mismos resultados.

 

~ 0 ~

 

Pasó de largo a Cavallone, dejándole con la palabra en la boca y los boletos al cena en el bolsillo. Empujó la puerta de madera, y todos los ojos se centraron en él, instintivamente los que estaban cerca se alejaron para darle espacio y cabrearle, sabía que el guardián de la nube odiaba las multitudes, pero especialmente esta semana había estado muy sensible, la alondra les terminaba mordiendo hasta la muerte, incluso sólo por respirar en un nivel alto.

—Hi-Hibari-san. Bi-bienvenido.

Los ojos grises le miraron tan fijamente que el décimo Vongola sintió que iba a ser asesinado por esa mirada, paso saliva.

—¿Aún no comienzan, Sawada Tsunayoshi? —preguntó cruzando los brazos. Ladeo la cabeza, posando la mirada sobre todos los integrante. Ambas generaciones estaban juntas, lo cual era extraño. Busco con la mirada a su hermano mayor. Pero no estaba, igual no importaba lo que Alaude termina haciendo.

—No te pongas de mal humor. Hibari-kun. Aún faltan. —dijo Ugetsu con esa calida sonrisa, idéntica a la de Yamamoto Takeshi.

—Mmm. Que lastima que mi querido Kohai haya aceptado. Es tan adorable, y aún tenia planes para con él —dijo Daemon con fingida decepción. Llevando sus dedos hasta su frente para darle más dramatismo a sus palabras.

—Me pondré celoso, sí dices cosas como esas Daemon —dijo bajito Giotto con suave sonrisa.

Los murmullos comenzaron mientras la espera continuaba. Hibari se alejó para terminar en una esquina de la pieza, recargando la espalda en la pared y cruzando los brazos. Los guardianes de ambas generaciones Vongola eran como una copia.

Abrieron la puerta, y su corazón palpito con agresividad al ver el corte de piña y el color azulado de su cabello, mientras entraba, su largo cabello se balanceaba como si fuera en cámara lenta. Alaude fue el que cerró la puerta y las voces cesaron.

—Al fin llegan —el primero en hablar fue Giotto. Mirando enternecido a los recién llegados.

—Entonces, estando todos. ¿Nos dirán que es tan importante para juntar a todos los guardianes Vongola? —preguntó con exasperación Gokudera.

—Cálmate, cálmate. Gokudera.

—Ah, sí —los fríos ojos de Alaude se posaron en todos y en nadie en concreto. Su mano buscó la del ilusionista y al hallarla, la envolvió en un suave agarre—, Mukuro y yo nos casaremos.

Giró para acercarse al menor, tomando con delicadeza su rostro, juntando sus labios. Y aquel beso derrumbo el mundo de la alondra.

 

Notas finales:

De nuevo, las amenazas que sean dirigidas a Sayuri-chan. Ella me inspiro para esté Fic además que fue quien escogió al esposo para la piña -apunta- Cualquier inconformidad pasársela a ella -ríe- Ahora lo importante…

¿Reviews?

Ahora como publicidad. Les invito a leer otros de mis Fics largos (?

Niñero (Kaname x Zero)

Nuestra relación es una farsa (Kaname x Zero)

Caballero Vampiro (Kaname x Zero)

Love or Like (Mukuro x Kyoya)

-suspiro- Gracias por leer.


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