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Hanami (5927) por Mahiko

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Notas del fanfic:

Aquí su ración mensual de las locuras de Mahiko, yay!

Esta vez la explicación es simple: Sitúense al principio de la serie y envíen a nuestros tortolitos de Hanami. Ta-da! listo.

Pues esta idea la tenía desde hace mucho tiempo, originalmente iba a hacerla el mes pasado por ser el inicio de la primavera pero terminé haciendo esa otra cosa que trataba de la Friendzone por temas personales. 

Primavera rlz (??

Dejamos esto hasta acá que no ando de ánimos. Me harían muy felices si por algún milagro de la vida esta cosa llegara a gustarles C:

Y ya saben, ni KHR ni sus personajes me pertenecen, todos los derechos van a sus respectivos dueños, yo solo hago esto cofcofporquesoymasoquistacofcof por diversión.

Notas del capitulo:

Si tienes alguna duda con mi forma de escribir, busca mi fic 'Last Night Good Night' que ahí explico algo. Si esa no es tu duda, déjala en una review y te la responderé con gusto.

Dedicado a la gente linda del grupo 5927 Fans Unite en FB, en especial a mi autoproclamada editora personal Ricchan. 

Los pétalos de cerezo flotaban en el aire como si danzaran, iluminados por los rayos de una rojiza puesta de sol que se colaban por entre las ramas de los árboles rebosantes de flores, alcanzando a las personas que bajo la sombra de estos sonreían al contemplar la perfección de dicha escena. Parecían tan felices que cuando él pasó de casualidad frente al parque no pudo evitar quedarse contemplándoles desde la distancia.

Al parecer eso de sentarse a ver como los cerezos florecen es una tradición de cada primavera, ¿Hanami, le llaman? Él había llegado a Japón hace poco, así que no sabía mucho de estas cosas, mucho menos las había vivido antes, sin embargo había escuchado cómo en la escuela todos comentaban lo ansiosos que estaban por ir de Hanami, que si tiene que reunirse todo el grupo de amigos por que entre más mejor, que si había que llegar temprano para encontrar un buen lugar, en fin. Y ahora mientras veía a la gente en el parque que, sentados bajos los cerezos, conversaban alegremente, reían, comían algún bocadillo o simplemente contemplaban en silencio la danza de los pétalos que caían flotando en el aire, desbordando felicidad, él pensó que sólo había una persona en el mundo con la que le gustaría vivir algo así, compartir tanta felicidad.

—Que suertudos...—

—¡Gokudera-kun!— El aludido salió de sus cavilaciones al oír una voz familiar llamar su nombre. Miró en la dirección de la que esta provenía y vio al chico de cabellos castaños y ojos color miel que agitaba su mano a modo de saludo al tiempo que le ofrecía una sonrisa.

—¡Buenas tardes, Décimo!— respondió el saludo el peliplateado llegando rápidamente hacia donde estaba el otro y sonriendo — ¡Qué coincidencia verlo aquí!

— ¿Vienes a ver las flores?—

—Ehm…no, yo solo salí a dar un paseo e iba pasando por aquí, eso es todo, ¿y usted?—

—Pues lo mismo…—

En ese momento un fuerte viento meció las copas de los cerezos sobrecargados de flores, arrastrando con él gran cantidad de pétalos que revolotearon por el aire, envolviendo la escena. El castaño atrapó uno de esos pétalos, sosteniéndolo delicadamente entre sus dedos.

—Las flores de cerezo…son muy lindas, ¿no crees?— Dijo el castaño con voz melancólica mientras miraba fijamente el frágil pétalo de cerezo que tenía entre los dedos.

—Sí que lo son— dijo el ojiverde algo sorprendido por el cambio de tema

—Dime, Gokudera-kun, ¿Alguna vez has ido de Hanami?—

 

—Pues, como usted sabe,  yo llegué a Japón hace muy poco y en Italia no se suele hacer nada parecido así que no…—

—Entonces, ¿qué tal si vamos de Hanami?— Tsuna sonrió ampliamente mientras pronunciaba esas palabras

— ¿H-Hanami? ¿N-Nosotros?— balbuceó el peliplateado confundido—N-No es necesario que se tome tantas molestias—

—No es molestia, para nada, en serio, ¿Te parece si vamos el próximo domingo?—

— ¡Claro! ¡Será un honor!— Los ojos color esmeralda de Gokudera brillaban más que nunca con la emoción que le producía esa perspectiva mientras una amplia sonrisa se dibujaba en sus labios.

+++

—¡Gokudera-kun! ¡Lo siento! ¿Te hice esperar mucho?—  Dijo Tsuna a modo de saludo mientras corría hacia el chico de cabellos de plata que lo esperaba en la entrada del parque.

— ¡No, para nada, no se preocupe!— Respondió el aludido con una sonrisa.

—Hay mucha gente hoy en el parque hoy—dijo el castaño con un cierto aire de desilusión— ¿crees que podamos encontrar algún sitio?—

— ¡No hace falta que se preocupe por eso, Décimo!— aseguró el ojiverde orgulloso—¡Yo ya encontré un muy buen sitio! ¡Por aquí, por favor!— terminó de decir mientras empezaba a caminar por el parque.

— ¿En serio?— dijo el ojimiel mientras caminaba tras su amigo— ¿No habrá ningún problema?—

—No, confíe en mi—respondió el peliplateado sonriendo—mire, ya hemos llegado—

Se encontraban en el centro del parque, donde los aguardaba un inmenso árbol de cerezo, probablemente uno de los más imponentes del lugar, bajo el cual se encontraba previamente dispuesta una manta de picnic repleta variados bocadillos.

—Como ve, me tomé la libertad de comprar algunas cosas de comer— Dijo Gokudera refiriéndose a los bocadillos que se encontraban en el lugar.

—No tenías que tomarte tantas molestias…—

—Nada de eso, décimo—dijo el ojiverde sonriendo—después de todo, no todos los días tengo la oportunidad de ir de Hanami con usted—

—Bueno, como sea, ¿sentémonos?— respondió el castaño un poco turbado mientras se sentaba sobre la manta y el peliplateado hacía lo mismo —mira, le pedí a mi madre que hiciera unos sándwiches para la ocasión—dicho esto buscó algo en la pequeña cesta que cargaba y al cabo de unos segundos extrajo de esta una caja de bento la cual abrió dejando al descubierto los sándwiches que esta contenía, ofreciéndole uno acto seguido a su acompañante—¿quieres uno?—

—Claro…—respondió el ojiverde tomando tímidamente uno de los sándwiches y llevándoselo a la boca— ¡Está delicioso!—

—¿Verdad que sí?— dijo el ojimiel sonriendo.

Ambos disfrutaron así de esa tarde bajo los cerezos en que el tiempo pareció volar entre risas, bocadillos y largas conversaciones, y las preocupaciones eran arrastradas con el viento al igual que los pétalos. Al final del día, cuando ambos se encontraban contemplando en silencio la puesta de sol, Gokudera creyó comprender el objetivo de la tradición del Hanami al darse cuenta como cosas tan simples como estas eran capaces de llenar el corazón de las personas con felicidad.

—Creo que…Tengo suerte—

En ese momento el peliplateado sintió una muy leve presión sobre su hombro y al voltear descubrió porqué: Un Tsuna profundamente dormido había apoyado su cabeza contra su hombro.

El ojiverde simplemente sonrió.

Notas finales:

Pues esa ha sido mi aburrida forma de festejar la llegada de la primavera, Hurra! (?

Criticas constructivas, destructivas y amenazas de muerte en las reviews por favor (?


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