Mi yo y mi tú.
Probablemente soy un pendejo; pero, si es que lo soy, soy un pendejo con y sin argumentos al mismo tiempo. Lo cual, quizá, me hace más retrasado. No soy la persona más cuerda, ni la más inteligente, ni la más estudiada; lo único de lo que estoy seguro que soy, es un plato de arroz. Bueno, quizá no lo soy, pero si estuviera en decisión de convertirme en algo, eso elegiría.
Estaba en que era un pendejo. Uno que mira por la ventana, la ventana sucia del departamento sucio. Y, aunque esté así de obsceno, sigo pensando nada más en Yuu. Quizá es de locos, de pendejos, de retrasados, de imbéciles, pero sigo creyendo que él está enredado junto conmigo en un enorme hilo rojo (y digo enorme, porque él está lejos, muy lejos de mí). Incluso aunque me haya besado, aun estando borrachos los dos, me acuerdo perfectamente de que me pasó saliva caliente por los labios, de que su arete en el labio hizo un chirrido desesperante cuando lo mordí con los dientes. Me acuerdo de eso, porque estoy sucio, lleno de semen, y desnudo. Una manta cubre mi cuerpo (o por lo menos la mitad de él). El gato del vecino esta mirándome por la ventana; miro a través de él, y parece un día terriblemente nublado. Bien, un día más que Yuu pasará frente a mí, sin quererme.
Si dije que estábamos lejos, hablaba metafóricamente. Yo estudio música y él… esperen, él está en el mismo grupo que yo.
O estábamos.
Me salí de la universidad hace dos meses. Desde entonces, he estado en casa, sin tender la cama, sin limpiar ventanas, sin comer algo casero, sin dejar de ver a ese maldito gato maullar frente a mí, como si eso le causara placer. Bueno, a mí también me causaría placer mirar a Yuu desnudo y cantar para él. Quizá fumaría, quizá tomaría, quizá me pondría unos tacones enromes para poder igualar su estatura y poder someterlo en un beso.
Pero son suposiciones. Casi siempre duermo y sueño con él, así que suposiciones, es lo más que puedo tener.
Es difícil. Tengo que crecer como persona, como yo mismo. No puedo hacer eso, desearía tener una madre como la de él, amable, cariñosa, cálida. Un padre que me respetara la decisión de ser músico… lamentablemente, no puedo. Ni podré, pero no me quejo. A veces es bueno estar solo.
Estoy dejando de ser yo, para convertirme en aire, aire que quiero que respire.
¡¡Respírame, Shiroyama Yuu!!
No estoy siendo patético, o al menos eso me he repetido todos los días que he estado confinado en casa, recordándome que si salgo y lo veo, me orinaré de la emoción. Tal vez no tanto así, pero realmente creo que me dará algo si lo veo y me mira y yo… y yo…
Sudo nada más de pensar en que si tomara mi mano, yo me disolvería como azúcar en agua.
“Shi-ro-ya-ma”. Digo su nombre y hasta parece que no existo.