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Cuando las palabras sobran.... por KyoYuy

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Notas del fanfic:

Es un lemon de Krisyeol algo angst. Un regalito para Dalila. ^w^ 

Notas del capitulo:

Un Krisyeol que dedico con todo mi corazoncito a Dalila; ella me lo pidió así que espero que le guste.

Lo llaman costumbre; pero no le quiso poner nombre. Algunos le llaman amor y otro simplemente cariño.  Pero él nunca le puso un nombre.
 
Lo sienten, recorre su cuerpo desde lo más dentro de su ser; subiendo y bajando como en una montaña rusa; ahora triste y ahora....ahora feliz. Como si en cada vagón hubiese miles de pequeños sentimientos agarrados de la mano y de repente, como en un estallido, todos saltansen a la vez dentro del estómago.
 
Le llaman pasión, lo susurran sexo.
 
Lo disfrazan de quieres tomar algo, y lo presentan como un te apetece dar una vuelta; pero en el fondo saben lo que hay.
 
No lo dicen; pero lo sienten; no lo pronuncian pero lo temen.
Y en el fondo es eso; es algo que saben que está ahí pero si lo dijesen, si aquellas letras saliesen de sus labios; entonces se iría. 
 
Volaría lejos, tímido, contrario a su presencia, contrario a su propia esencia y, sin poderlo evitar, se escondería en un hueco lejos de la vista de todos y no volvería a salir.
 
Lo disfraza de orgullo; le mira serio, distante, frío, altivo y controlador, susurra un "no hace falta etiquetarlo, sabes bien lo que es?" y se queda tranquilo; pero él lo sabe, sabe lo que siente, pero el hombre apuesto, el hombre seguro y confiado es un cobarde.
 
Lo sabe, y no quiere que nadie lo sepa, entonces no lo dice, se miente, y cae, como cada noche, bajo esas sábanas, lejanas de su cama, cercanas a la del otro.
 
Murmura un "si" entre beso y beso; un "no dejes de hacerlo", entre caricia y caricia, y suena como todos, suena típico, suena obsceno, suena como todos aquellos a los que alguna vez ha tenido entre sus brazos, y no lo piensa.
 
No lo hace.
 
Devora esos labios y con cada trago de saliva está pidiendo más;  pero no lo dice. 
 
Cierra los ojos y deja que su cabeza caiga hacia atrás en un éxtasis casi incontrolable, le siente subir por su torso como un depredador, como un amante celoso; como alguien que le ha echado de menos; y entonces los abre y le mira, y ahí está.
 
Los pequeños sentimientos se han lanzado a su estómago y ahí se encuentran saltando y gritando ruidosamente en su barriga, y sabe bien que no son gases, y sabe bien qué es eso; pero no lo dice.
 
Le observa, y la sonrisa amable le cruza la cara como un bofetón, la detesta.
 
Siente que no puede controlarse, que lo hará, que caerá de nuevo, pero no debe.
 
Es caliente, como el fuego; es increíblemente caliente; y está con él.
Subiendo y bajando por su cuerpo, subiendo y bajando en su cabeza.
 
El hombre astuto y coherente hace tiempo que le ha dejado; y no se lo reprocha, no hay tiempo para ello; porque en el fondo sabe que todo eso da igual.
 
"No lo digas"
 
Le dice tapándole los labios con su dedo índice impidiendo que hable; no quiere saberlo; no necesita saberlo; no es momento de dudas, no es momento de pararse a pensar en si está bien o si está mal, ahora solo es momento de vivir.
 
La habitación está a oscuras, no hay luz, solo oscuridad; el aire frío de la calle se cuela por las rendijas de la ventana mal cerrada; las luces de los coches al pasar desdibujan la tenue silueta de ambos; y entre todo aquello, se miran.
 
No pueden verse, no con tan poca claridad, pero saben que se están mirando; que los ojos del uno están fijos al otro.
 
No se mueven, y la respiración agitada rebota en las paredes provocando ese eco que les estremece y les excita.
 
Sienten como las manos de cada uno buscan la del otro; sin decirse nada, sin ver nada, solamente se buscan.
 
¿Qué hay de malo en ello?
 
Nadie lo entiende, ni ellos mismos quizás.
 
¿Cómo comenzó? ¿De quién fue la culpa?
 
A caso importa.
 
"Déjate llevar"
 
Alguien lo ha dicho, o puede que solo lo hubiesen pensado, pero en ese momento como siempre, las ideas están de más, solo se necesitan el uno al otro y luego ya vendrá el remordimiento.
 
Recorre su cuerpo con las manos;  va lento, muy lento como si intentase grabar cada una de sus perturbaciones físicas; le besa por el cuello dejando que gima, elevando la voz sin preocuparse de si alguien les estás escuchando o no.
 
Nada importa, cuando están juntos, no hay reglas, no hay código, no hay un manual, solo son, ellos, él y él, como si no hubiese un mañana, como si no hubiese un ayer; como si no existiese mundo más allá de esas cuatro paredes improvisadas como refugio en alguna parte de algún lugar; solos, sin que nadie les juzgue, sin que ellos mismos puedan hacerlo.
 
Solos, sin etiquetas, sin conciencia, sin remordimientos, ni pesares de por medio; sin nada más que dos cuerpos, uno hambriento del otro, como si el fuego pudiese derretir todo ese hielo que les separa.
 
Se besan; y las lenguas comienzan una guerra para ver quién es la mejor; se unen en un abrazo húmedo, intenso, casi agresivo; y la pasión aumenta; una gana y se introduce en la boca del otro; no pide permiso, nunca lo hace, pero tampoco le importa; siempre se ha dejado someter por el otro y en el fondo sabe que eso forma parte del juego; de su juego.
 
Las uñas desgarran su piel, sabe que no lo hace adrede, que no es que le moleste, sino que no quiere dejarlo salir, no quiere verse débil, es algo superior, como si tuviese vergüenza y aquello le encanta.
 
No se queja, al contrario, profundiza el beso; lleva su lengua hasta casi la garganta; el otro chico se atraganta, se aparta y tose, y aunque no puede verle, sabe que sonríe; porque siempre lo hace, siempre sonríe.
 
Y entonces, como si aquello fuese la señal para comenzar la carrera, todo estalla y comienza y no para, no puede detenerse, por mucho que alguien lo intentase, no podrían detenerlo.
 
Recorre sus muslos con las manos, acaricia su cuello con los dedos erizando los pelillos de la nuca; lame sus labios, y el otro quiere más, quiere perder la cabeza, dejar de pensar y sentir como la sangre corre como loca dentro de él nublándole la mente y elevándole en otra parte.
 
Quiere ser suyo, quiere hacerlo suyo; y ninguno de los dos dice nada, salvo lo imprescindible.
 
Le lame la oreja y un escalofrío le recorre el cuerpo, desliza las manos entre sus muslos, nota como los dedos se extienden por toda su piel abarcándolo todo y de nuevo, esa lengua, sin pedir permiso se cuela violentamente dentro de su boca.
 
No le ama; alguna vez lo ha pensado; no se aman, no es algo que puedan definir como amor; no es algo que hayan encontrado definido en algún diccionario; no es algo que alguna otra vez hayan sentido; es un juego, o no?
 
Arquea su espalda y la lengua del mayor se desliza por su cuello camino a su pecho; es todo suyo, no puede resistirse y nunca lo ha intentado.
 
¿Cómo pararlo? ¿Por qué pararlo?
 
Todo es confusión, todo es tan rápido, tan profundo, tan caliente.
Los jadeos en el oído, los fuertes apretones de sus brazos para sujetarlo; la sensación de los cuerpos, calientes y excitados chocando uno con el otro; el sabor de su sudor, el brillo intenso de sus enormes ojos; y esas piernas que se abren diciéndole, sin palabras, "puedes entrar".
 
Y no necesitaba permiso; porque de todas maneras lo acabaría haciendo.
 
Primero un dedo, casi no lo siente pero comienza a moverse y con él los gemidos se extienden más y más alto hasta el techo.
 
Luego el segundo; y las caderas comienza a moverse; sabe que lo desea, sabe que siempre lo ha deseado; su cuerpo se lo pide a gritos. 
 
Y tumbándose sobre el siente como si ese cuerpo hubiese sido creado solo para ser tocado por sus manos.
 
"Me deseas"
 
Le susurra al oído, y ambos saben que sobra esa aclaración; que todo está dicho sin decirlo; que aquello es superior a las palabras.
 
El tercer dedo.
 
Y ya su entrada está tan abierta que sobran las estimulaciones, se mueve, palpita ansiosa de algo más, le grita, entre gemidos, que lo haga; pero no usa palabras; solo es su cuerpo, excitado, caliente y sudoroso que lo reclama; que se lo suplica y , qué clase de persona sería si no le complaciese?.
 
Le da la vuelta y el otro, sorprendido abre aun más sus ojos y exhala un grito de ....pasión? dolor? Apenas distinguible.
 
Se pone sobre él y el que está debajo siente todo el peso cayendo sobre su cuerpo oprimiéndole contra la sábana y nuevamente está ahí; cerca de su entrada, rozándola, poniéndole nervioso; siempre lo hace, y se ha acostumbrado a aquello, a ser algo demasiado común en sus esquivas reuniones.
 
Le penetra, y el dolor sube por su espina dorsal directa al cerebro y de nuevo, no sabe si es dolor o si es placer lo que siente, pero no desea que se pare.
 
Apretada, apretada y justa, porque da igual las veces que entre en él, siempre es así como le recibe; como si fuese la primera vez, como si nunca hubiesen hecho nada.
 
Y una tras otra las embestidas se suceden, los gemidos se elevan y las caricias parecen estorbar en los movimientos torpes, bruscos, confusos y placenteros.
 
Terminan; uno dentro y el otro sobre el colchón.
 
Y no hay nada.
 
Y ahí están, de nuevo los dos, tumbados, uno al lado del otro, mirando hacia el techo, con ese extraño sabor a excusa en la parte trasera de la lengua. No se miran, no forma parte del plan; no se hablan, no hay palabras que decir; y entonces ¿qué hacer?
 
La luz del sol, se deja ver por la ventana, es tenue casi esquiva, parpadea como pidiendo permiso a la luna para pasar, como las pestañas de Chanyeol lo hacen en cada uno de sus parpadeos.
 
Es el sol, quien calienta poco a poco la estancia con ese fuego interno que tiene y la luna, consentida permanece quieta en el cielo, como si no quisiese irse; pero al final se va.
 
Kris se levanta de la cama, camina hacia el borde de la habitación y comienza a vestirse; Chanyeol le observa desde la cama; no se mueve, no habla, no hace nada.
 
El silencio es completo, como cada noche, como cada vez que se reúnen.
 
Siempre el silencio, siempre, como si no hubiese nada que decir, como si las palabras pudiesen estorbar.
 
Se pone la camisa y la abotona dejando dos primeros botones sin abrochar, Chanyeol se eleva parcialmente y le mira; no dice nada, quiere hacerlo, pero sabe que no puede.
 
Ahora es el pantalón, sube por sus piernas hasta la cintura y al final se abotona sobre el calzoncillo que se puso previamente, Chanyeol no puede dejar de mirarle; quisiera levantarse y abrazarle por la espalda; besarle con dulzura y recibir una sonrisa por su parte, pero no lo hará, porque no es eso lo que ellos hacen.
 
"Entonces..."
 
Carraspea el mayor; se despide; piensa el más joven, y es entonces cuando es necesario usar las palabras y es entonces cuando todo lo anterior desaparece. Cuando la sensación de placer parece no haber estado ahí jamás, cuando las millones de personas invisibles y juzgadoras aparecen en sus mentes y les señalan con el dedo y es entonces, cuando Chanyeol desearía que aquello que hacen fuese menos especial y más normal, algo como todo el mundo, algo a lo que llamar por un nombre.
 
Kris camina hasta la puerta, agarra el pomo  y se detiene.
No dice nada, sabe que no puede decirlo, si lo hace todo habrá terminado,  todo eso que han construido, toda su pantomima, todo ese teatro de marionetas, toda esa mafia mental a la que se ven sometidos.
 
Sale de la sala y deja que la puerta caiga tras él, eso provoca un sonido seco, pesado, que rebota por el largo pasillo y se clava profundamente en su corazón, mientras tanto Chanyeol continúa sobre la cama, sin ropa, sin sonrisa en su rostro y con los ojos fijos en el techo.
 
Algunas personas le llaman amor, otro solo sexo, los más tiernos le llaman cariño, otro, los más confusos lo camuflan con un quizás, otros fingen que no hay nada, juegan a pasarlo bien, sin hablarse y disfrutando, otros se toman de la mano y sonríen como bobos.
 
Todos lo hacen de una manera u otra, porque todo el mundo en el fondo es igual; algunos le buscan mil nombres, en diferentes idiomas, con diferentes estilos de letras.
 
Kris camina por el pasillo metiendo las manos dentro de los bolsillos de su cazadora; algunos lo llaman amor pero él lo llama Chanyeol.
 

Notas finales:

Muchas gracias a todas las personas que siempre me leéis o a las que habéis decidido leer este fic ahora. Gracias y espero que os haya gustado! ^w^


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