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Cwtch por hexotic

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Sehun está asustado de nuevo. Una pesadilla vuelve todas las noches y le llena de un pánico enorme. Sus ojos tienen pequeñas lágrimas, su cuarto se sumerge en la oscuridad y es demasiado pequeño para alcanzar el interruptor de la luz. Las paredes de la habitación se encuentran repletas de imágenes sobre dragones y algunas alpacas, su padre siempre le dice que tiene que ser valiente, como un gran y poderoso dragón.






Pero los dragones también tienen miedo.




El pequeño se envuelve en sus cobijas de animalitos, con sus manitas temblorosas toma su animal de felpa favorito, un elefante dorado que su tío Joonmyun le trajo de uno de sus viajes por Tailandia. Toma un poco de aire, lo necesita.




Esta cegado por la oscura noche y trata de recordar donde dejó sus pantuflas. El contacto que tiene con el frío hace que mueva su cabeza de un lado a otro, cuando encuentra sus queridas y calientitas pantuflas, no titubea y empieza a dar pequeños pasos, hacia donde recuerda que esta su escondite secreto, lugar donde guarda una linterna que gano al cambiar unos cupones que salían en el cereal. Lleva la cobijita tapándole la cabeza, sus ojitos son apenas perceptibles y sostiene con mucha fuerza a su elefante, quien solo asoma la trompa por un pedacito de la cobija, está asustado, igual que Sehun, ya que son mejores amigos. La linterna se prende y el pequeño olvida que no debe ponerla frente a sus ojos, pero ya es bastante tarde y la luz le segó casi por completo; tuvo que esperar unos segundos para poder ver de nuevo y cuando pudo, salió de su cuarto, recorriendo el pasillo que daba a las escaleras, el piso de madera rechinaba cada que pasaba y le sacaba un susto tremendo a cada rato. Cuando al fin llega a las escaleras, tuvo que jalar la cobija para no pisarla y tropezarse.



Al final de las escaleras, esta un tapete que le da la bienvenida a todos los amiguitos de Sehun cada que le visitan. Tiene un bonito paisaje de montañas y es ahí donde el pequeño decide dormir por esa noche. 




Pero ya lleva dos semanas haciendo eso. 







Ya sabe dónde poner todos sus objetos a la mano para bajar rápidamente y dormir al pie de la escalera. Sus padres están preocupados y el día que decidieron cerrar con llave la puerta de su hijo, este ya había creado un desastre en su cuarto. No lo hacía por berrinche, obedecía a sus padres la mayoría del tiempo pero quería y tenía que dormir ahí. 



¿Pero que le sucede?





Antes no hacía nada de eso.



Mamá Yeol no tiene respuesta para esto. Su pequeño hijo lleva todo lo que van de las vacaciones comportándose así. Papá Kris no sabe qué hacer pero tampoco quiere ir con algún doctor. Sabe que esto se le pasará pronto, así que no quiere tomar decisiones apresuradas.







A pesar de que no quieren dejar solo a su pequeño hijo, tienen que pedirle de nuevo a su niñera -niñero- Yixing que le cuide por una noche, ya que tienen asuntos que atender por parte de la constructora de la familia Wu.



Le recibe con los brazos abiertos y una leve sacudida de pelo. Yixing trabaja cuidando niños para pagar sus estudios en Corea, es un joven amable que sabe contar fascinantes historias y siempre se encuentra de buen humor. En su interior es un niño también.




Sehun no se da cuenta de que sus padres se han ido. Esta perdido en su pequeño mundo de unicornios y quiere aprovechar al máximo aquella noche. Su niñero le lleva galletas y le un poco de leche tibia para que las toma. Le cuenta una historia de príncipes y caballeros que viajan por las montañas. El pequeño ama esa historia y el pequeño tapete donde ha dormido es el que le recuerda más a Yixing. 



El pequeño muere de sueño y sus bostezos son cada vez más seguido. Su niñero le acomoda en la cama y le da un beso en la frente de las buenas noches. 










El niño abre sus ojos, buscando con la mirada a Xing, es seguro que se encuentra todavía en la casa. Toma de nuevo todas sus cosas y llega a las escaleras. Baja poco a poco, las baterías de su linterna están a punto de acabarse y no se ilumina gran cosas. 



El pequeño sabe contar hasta diez y cuando alcanza ese número, sabe que si cuenta hasta ocho de nuevo es cuando ha alcanzado la planta baja de su casa.





El escalón es el 17 y al apoyar su pie derecho se siente algo blandito y se resbala. 








No resulta dañado por qué un par de brazos le toman con mucho cuidado. Reconoce ese aroma tan fresco y sabe que se encuentra sano y salvo.







Sabe que está en los brazos de Yixing, quien le espero al final de la escalera para dormir juntos.



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