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Muérdago De Navidad por KuroAshi_ZxS

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Notas del fanfic:

One Piece es propiedad de Eiichiro Oda, si no quien sabe…

Buenas, aquí de nuevo esta escritora con un pequeño fic de navidad ha peticion de algunos de mis lectores, espero sinceramente les guste y sin más preámbulos, les dejo con mi historia ^^ 

Notas del capitulo:

Mil disculpas por las posibles faltas ortograficas y espero les guste n.n

Este especial va dedicado a Elliot sempai, quien me ayudo con la correccion de este pequeño fic n.n

Navidad. En tres días más seria  navidad.

La banda mugiwara se asombraba en la cocina aquella noche al escuchar hablar a su morena arqueóloga sobre tan hermosa fecha. La verdad, ellos solo habían celebrado uno que otro cumpleaños pero luego de que se viesen separados por Kuma dos años atrás esa pequeña tradición se había perdido con el tiempo.

A todos, en menor o en mayor manera se veían con ánimos para celebrar tan extraña fiesta. Algunos, como Chopper, estaban ansiosos por que el tiempo de espera acabase lo antes posible ya que, para su suerte, aquella fecha coincidía con su cumpleaños.

Luego de un par de discusiones quedaron de acuerdo en hacer una pequeña cena a manos de su cocinero, adornar el barco y comprar los regalos correspondientes. Ese, principalmente, había sido el centro del caos.

Cada quien contaba con una suma de dinero en específico, pero sabían de antemano que para algunos sería imposible regalarles algo a todos. Así que, con eso en mente la pelirroja dijo que cada quien le regalaría algo a otro por sorteo, pero si además quería regalarle algo a alguien más también estaba permitido.

Así que, durante los dos días siguientes los tripulantes del Thousand Sunny se encargaron de hacer los preparativos para, y lo que sería, la primera de las muchas navidades que pasarían juntos en alta mar. Para muchos también fue una verdadera odisea comprar regalos para sus nakama, y para otros, esconderlos en algún sitio en los cuales su capitán, principalmente, no los sacara y los abriera antes de tiempo.

Hasta que, luego de horas de ajetreo, el tan ansiado día llego.

Esa noche tenían planeados festejarla en grande, así que Franky se encardo de dejar al Sunny totalmente oculto y así evitar posibles problemas. Ninguno quería verse interrumpido por un ataque de la marina, ni de algún otro pirata pero el hecho de no poder disfrutar al máximo al tener que hacer guardia les había dado esa idea que, si les resultaba, podrían volver a probar en alguna otra ocasión.

Se la pasaron bebiendo y jugando, comiendo y disfrutando de aquella velada. Inclusive entre Sanji, Robin y Usopp habían colocado en puntos estratégicos en el barco muérdago colgado, y ellos no se perdían la oportunidad de obligar a alguien a besarse cuando estaban bajo uno de ellos.

Primero los toco al capitán y a la navegante, y para el asombro de los demás a la navegante y al carpintero. Y no, no se sorprendían por el hecho de que ambos se gustasen (es más, todos lo sabían desde el principio) sino por quien había organizado ambos besos.

La idea de poner muérdago no había sido nada más ni nada menos que idea del cocinero de abordo, quien cuando había sido descubierto solo rio un poco, abrazo a ambas chicas y luego de plantándoles un profesional beso en la mejilla a cada una les dijo: “espero les guste mi regalo, damas mías…”

Obviamente, la cara de estupefacciones que tenían sus amigos no era para menos. Todos sabían lo celoso que era el rubio con las chicas de abordo, por lo que no se esperaban que ocurriera aquella escena ni en mil años.

Y riendo, Sanji les contesto divertido al ver sus caras un simple: “sé que quedan en buenas manos…” dejando a todos aún más estupefactos que antes.

El resto de la velada fue más bien tranquila, hasta que uno a uno los integrantes de esa peculiar banda de piratas fueron cayendo rendidos por la bebida.

Zoro, al darse cuenta de que era el último despierto en la cocina cogió unas botellas más de sake y se dirigió a cubierta, no sin antes coger un par de mantas y tapar a sus nakama. Fuera hacia una noche preciosa, donde el cielo estrellado brillaba con una luz asombrosa, especial… como si inclusive aquel firmamento estuviese decidido a celebrar esa fecha con ellos…

Bebió un par de tragos disfrutando aquella calma, hasta que una cabellera rubia lo saco de sus pensamientos. Vio al rubio también en cubierta, fumando parsimoniosamente un cigarrillo sentado en el columpio que había instalado Franky en el barco.

Mantenía los ojos cerrados, con el cabello brillante ante la luz de la luna y la ropa algo desacomodada por la última hora de baile que habían tenido entre todos.

Aquella imagen termino por embobar al peliverde, quien sin saberlo se quedó admirándole por algunos minutos hasta que Sanji, luego de terminar su tabaco empezó a dirigirse hacia las habitaciones, no sin antes, mirar discretamente a Zoro sobre su hombro.

Aun sin saber bien lo que ocurría el espadachín siguió rápidamente sin saber del todo porque su corazón latía tan fuerte en aquellos instantes. Recorrió pasillos y habitaciones sin perderse por primera vez en su vida, hasta que quedo solo un sitio por revisar: su propia habitación.

Entro silenciosamente en ella, tratando de guiarse torpemente en la oscuridad.

Repentinamente, la única ventana que residía en su cuarto se abrió de par en par iluminando toda la estancia en solo instantes. Delante suyo se encontraba un sendero de ropa que llegaba hasta su cama, en la cual, y para su sonrojo, se encontraba el rubio semidesnudo y con tan solo una delgada sabana cubriendo su intimidad.

Los colores se le subieron al rostro al pobre espadachín, quien luego de unos instantes de shock empezó a acercarse con una mirada lujuriosa hasta donde se encontraba Sanji, posicionándose rápidamente sobre él y empezando a devorar con rudeza sus finos labios de fumador.

Sonrió de lado en el beso al ver que de su delgado cuello prendía una cinta de regalo roja, separándose lentamente para admirarla y preguntarle silenciosamente a su amado, que era lo que se traía entre manos aquella vez.

-feliz navidad, marimo…-susurro Sanji sobre sus labios nuevamente antes de iniciar otro apasionado beso-

Zoro termino sobre el cuerpo del rubio, aprovechando aquella posición para retirar aquella molesta tela y dejarle en todo su esplendor. Se relamió lentamente los labios, pegando su boca a su cuello y descendiendo en un camino de lametones y mordidas hasta toparse con sus erguidos pezones, los cuales succiono deleitándose con el coro de gemidos que su pareja le ofrecía aquella noche.

Aprovechando el estado de euforia en el que se encontraba empezó a dilatarle, jugando con los ritmos y el número de dedos que alternaba en su interior. Aquella vez, y aun más que las otras, se encontraba totalmente deseoso de poder tomar a su rubio; pero eso no significaba que no pudiese dejar que su acompañante disfrutase de aquello también.

Sonrió al notar un húmedo líquido empapando su otra mano, la cual hasta solo unos instantes se encontraba atendiendo el miembro de Sanji. Así que, sin dejar la rápida masturbación que llevaba en esos momentos en su entrada empezó a degustar con su lengua aquella sustancia blanquecina que tantas veces había probado y que le volvía loco igual que la primera vez.

Esta ocasión fue el cocinero quien se impaciento, sentándose sobre las caderas de Zoro y empezando a auto penetrarse. El espadachín apenas si se había dado cuenta de lo que ocurría cuando Sanji termino por empalarse empezando un frenético ritmo sobre el miembro de su pareja.

Los gemidos empezaron a ir en aumento al igual que las estocadas, cuando Zoro no pudo dejar que su pareja hiciera todo por él y empezó a colaborar con aquel vaivén.

Cuando ya sentían el final cerca el peli verde se incorporó, dejando al rubio aun en sus caderas pero abrazándole mientras llegaban al clímax. Se mantuvieron en esa posición durante unos minutos más, calmando sus agitadas respiraciones y sus agotados cuerpos.

-¿acaso no me dirás que significa esta cinta, cocinero...?- pregunto con tono dulce y calmado el espadachín, aun abrazando el delgado cuerpo contra el-

-jajaja  ya sabía que eras torpe pero no creí que lo fueras tanto-rio entre dientes el susodicho pero deteniendo sus carcajadas al ver la cara de enfado del otro- pues es tu regalo, Zoro. Espero haya sido de tu agrado…-termino besando sus labios y satisfaciéndose al ver la cara de alegría que tenía el peliverde en aquellos instantes-

-pues me ha gustado, y mucho-sonrió feliz, fijándose ahora en un nuevo detalle que había pasado por su vista hasta el momento- ¿y eso? ¿Qué es?

Sobre su cama, y colgando en el techo, había una especie de muérdago. Pero a diferencia de los que habían sido colocados en el barco este tenía algo diferente, mas no extraño. De un pequeño lazo colgaba una pequeña bolita verde, muy parecida a lo que sería un…marimo…

Una venita broto de la frente del espadachín al darse cuenta de las intenciones del rubio pero sin hacer nada por apartarle cuando un nuevo beso dio comienzo.

-deja ya de reírte, Sanji- comento algo enojado Zoro al ver que el rubio reía alternando su mirada entre el marimo y su propio cabello- ha sido original, lo admito. Pero si no eres un niño bueno santa no te traerá regalos- sonrió burlesco al ver que su táctica funcionaba y el cocinero callaba al instante, mirándole con la curiosidad pintada en sus hermosos ojos azules-

Zoro empezó a buscar algo entre sus pantalones, sacando de ellos una pequeña cajita roja con detalles plateados.

El corazón de Sanji empezó a golpear fuertemente su pecho ¿sería posible que aquello que tanto soñaba estaría pasando? Esperaba que fuese cierto, ya que la mirada del espadachín, tan dulce y protectora como solo le dedicaba a él también estaba teñida de un ligero rastro de nerviosismo.

-Sanji…-comenzó el peliverde sintiendo como lentamente sus mejillas se teñían de rojo- hace ya casi cuatro años desde que nos conocemos, y tres desde…desde que nos hicimos novios. No sabría si llamarle coincidencia o meramente destino pero…hace tres justos años fue que me declare. Hoy es navidad, una fecha bastante bella para celebrar pero también…una fecha para recordar y yo… no solo quería darte esto como regalo para celebrar esta fecha sino que también como…regalo de aniversario…-abrió la cajita, mostrando en su interior un precioso anillo finamente tallado- y quería también preguntarte… ¿querrías ser mi esposo…?-

El rubio no cabía de su asombro, en verdad aquello que tanto había deseado estaba pasando. Con lágrimas de felicidad adornando sus ojos se lanzó a los morenos brazos de su amado, besándole con ternura y sonriendo al notar que su peliverde colocaba aquel precioso anillo en su dedo y le miraba curioso.

-entonces… ¿aceptas mi propuesta, Sanji?- pregunto algo cohibido, desviando la mirada-

-claro que acepto, Zoro. Acepto convertirme en tu esposo- respondió el aludido con una adorable sonrisa curvando sus labios.

Esa fue, tal y como habían predicho, la primera  de muchas navidades en que la tripulación sombrero de paja pasaron juntos. Quizás si fue la primera como novios, pero desde aquella noche se unieran al poco tiempo como matrimonio

Aun y cuando la banda mugiwara se viese separada años después tanto el cocinero como el espadachín Vivian aun juntos. Y como no, cuando la navidad tocaba la puerta de su hogar, colgando en el techo de su habitación se encontraba el muérdago que había hecho Sanji, algo viejo y desgastado por el tiempo, pero llenando su hogar de la misma magia navideña como había ocurrido la primera vez.

¿The End?

Notas finales:

Espero les haya gustado este pequeño especial y sus rew si lo desean. Feliz Navidad mis lectores y Prospero Año Nuevo, y espero verlos como siempre, en mis demas trabajos ^^

Nos Leemos!!! x33

Kuro-Chan!!!


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