No hay día que no me pregunte qué habría pasado de hacer una elección diferente. Elegí un camino, uno que me separaba de ti, por miedo. Miedo a lo que decían que tú eras, a que yo solo sería uno más en tu colección de una noche. ¿Realmente habría sido así? Elegí la estabilidad, elegí olvidarte, hacer como si nada hubiera pasado entre nosotros. En realidad, nada llegó a pasar. Ocasiones tuvimos, no las aprovechamos. Realmente en cada acción tuya no veía eso que hablaban de ti, conmigo fuiste poco a poco, como si no quisieras hacer nada que yo viese precipitado ¿fue así?
Aún recuerdo la primera vez que te acercaste a mí de esta manera, ya nos conocíamos, no éramos amigos, solo conocidos por tener amigos en común, una manera típica de conocerse ¿no crees?. Precisamente así estábamos, en grupo, bailando una noche cualquiera de fiesta, ¿Cuándo fue que nos quedamos solos? Realmente no lo sé, reíamos mientras bailábamos, te pegabas a mí y yo no podía más que seguirte el juego porque sí, me atraías, y mucho, desde el primer momento que te vi, era algo inevitable, todo en ti emanaba perfección, tus labios gruesos, tu mirada que haría perderse a todo aquel que osara mantenerla durante demasiado tiempo, yo realmente nunca pude, creía que si lo hacía podrías ver lo que estaba pensando, cuanto me gustabas y cuanto deseaba que me besaras… ¿estúpido verdad? Siempre he sido algo estúpido. Pasamos la noche bailando, hubo un momento en el que quise sentarme un momento, ¿lo recuerdas? estaba algo cansado y tú te negaste ¿por qué me cogiste? La gente nos miraba extrañada mientras nosotros reíamos, para cualquiera solo éramos un par de borrachos, pero tanto tú como yo sabemos no bebimos nada. ¿Dónde quedaron nuestros demás amigos? No pareció importarnos perderlos durante toda la noche, a mi por lo menos no me importaba. Continuamos bailando, ¿Cuándo fue que cambiaron la música ruidosa por una calmada? Solo sé que ese momento para mí fue mágico, me agarraste de la cintura cruzando tus brazos en mi espalda mientras yo posaba los míos en tus hombros algo indeciso y sin poder mirarte más que fugazmente de reojo, sentía como apretabas tu cuerpo contra el mío mientras la música continuaba y nos mecíamos al unísono ¿Cuándo fue que empezaste a jugar con tu rostro en mi pelo? Era agradable y hacia que se me escaparan pequeñas sonrisas, realmente no quería que esa noche terminara jamás ¿Qué fue eso? Rozaste tu nariz en mi mejilla haciendo que mi corazón se desbocara completamente, estoy seguro de que lo notaste, era imposible no hacerlo ¿Por qué me ponías tan nervioso? Creo que nadie ha conseguido que alcance ese nerviosismo, no, ni siquiera él. ¿Por qué tuvo que volver uno de mis mejores amigos a llamarme diciéndome que nos íbamos justo cuando tú acababas de rozar con tus labios la comisura de los míos? Ahí quedó lo nuestro esa noche, nuestra despedida fue torpe, ¿Qué hubiera pasado si por una vez en mi vida hubiera sido decidido y me hubiera atrevido a besarte como había estado deseando? Es algo de lo que nunca tendré respuesta.
Ocasiones así tuvimos varias, nuestros encuentros siempre solían ser casuales pero sin saber cómo acabábamos solos, siempre lograbas ponerme nervioso solo con tu presencia mi corazón se desbocaba sin control, era vergonzoso. Tu buscabas mis ojos como si en ellos se encontraran todas las palabras que yo era incapaz de pronunciar, junto a ti me bloqueaba, realmente tenía miedo de aburrirte o decepcionarte ¿lo habrías visto si hubiera sido capaz de mantener tu mirada alguna vez? Recuerdo otro de nuestros encuentros de nuevo de fiesta ¿es que solo podíamos encontrarnos así? De nuevo bailamos y de nuevo te dije que estaba cansado, sin embargo esta vez abriste camino agarrando mi mano lográndote hacerte con uno de los pocos sillones del lugar, nos sentamos ¿Por qué seguías sosteniendo mi mano? La giraste poniéndola boca arriba sin soltarla comenzando a trazar las líneas de mi palma con un dedo de tu otra mano, era agradable me hacías ligeras cosquillas mientras te burlabas de que mis manos eran muy pequeñas solo para hacerme enojar para después disculparte y decirme que en realidad eran las manos más bonitas que habías visto ¿acaso te gustaba jugar con mi ritmo cardiaco? Aun a día de hoy creo que hacías esas cosas solo porque te hacía gracia como con cualquier mínima cosa que hicieras mi corazón se desbocaba. Siempre acabábamos igual, tu besabas mi pelo o mi rostro y yo no reaccionaba, seguramente esperabas que yo también te diera alguna muestra de cariño para terminar de lanzarte pero a tu lado ni siquiera era capaz de pensar a un ritmo normal, solo cuando nos despedíamos tenía la sensación de que tu habías esperado un paso que yo era incapaz de dar, quizá solo sean imaginaciones mías ¿no?
Y así llegó él, era amigo de otros amigos, realmente nunca lo había visto, tampoco me llamó la atención, mucho menos estando tú, resaltabas en cualquier lugar, me sonreías y yo olvidaba el mundo a mí alrededor, sigo sin entender ese poder que tenías sobre mí sin ni siquiera darte cuenta. Esa noche apareciste tras de mí cubriéndome los ojos y susurrándome un ¿Quién soy? que me hizo estremecer de pies a cabeza, yo como siempre reaccionaba con bromas pegándote suavemente en un patético intento de esconder mi sonrojo y nerviosismo ¿nunca logré engañarte verdad? Tú sonreías de ese modo único con el que solo conseguías que mi corazón se acelerara aun más y tuviera que mirar mis pies para calmarme. Nuestro juego como cada vez que nos encontrábamos comenzó, solo que esta vez no nos dejaron solos, tú me agarrabas las manos moviéndolas a un ritmo absurdo que yo seguía sin parar de reír ¿en qué momento pareció que me molestara? Realmente creo que en ninguno, pero él se metió pidiéndote que me dejaras tranquilo que me acabarías haciendo daño, no lo dijo en tono serio ni mucho menos, por mi parte yo solo intenté que pasara desapercibido y que tú no te separaras de mí. No sabía que a partir de esa noche las cosas cambiarían.
Sin saber aun muy bien cómo, él se fue haciendo cada vez más cercano a mí, hablábamos durante horas de cualquier chorrada, y mientras a ti te notaba cada vez más alejado ¿Por qué te distanciaste? Intentaba contactar contigo pero pocas veces estabas disponible para mi, a veces cuando hablábamos me preguntabas por él, por cómo nos llevábamos, ¿eran celos? Me gustaría pensar que sí, que tú también sentiste en algún momento algo por mí.
Recuerdo la conversación que marcaría el definitivo antes y después, cuando me dijiste que te trasladabas a otra ciudad a estudiar ¿Por qué esperaste hasta el último día para decírmelo? ¿Por qué me pediste quedar justo la mañana en que te irías? ¿Por qué fui tan estúpido de no aceptar la cita? Tenía miedo, siempre el miedo me ha frenado en todo ¿habría cambiado algo el verte ese día? ¿Fue ahí cuando decidiste olvidarme?
Tras tu partida me sentí nuevamente solo ¿debería haberte llamado? Era absurdo, nunca tuvimos nada, nunca logré superar mi nerviosismo en tu presencia, creo que conociste mucho mejor mis risas que mi propia voz. El tiempo pasó alguna vez hablábamos, pocas, yo no era capaz de preguntarte muchas cosas que habría querido saber y otras tantas que me daban miedo. Él por su parte seguía cada día más atento a mí sacándome nuevas sonrisas, yo necesitaba olvidarte, no sé en qué momento nuestras conversaciones se volvieron inexistentes ¿fuiste tú o yo? ¿Por qué aún así no dejabas de ocupar mis pensamientos? ¿Cuándo mi mente decidió guardarte un pequeño sitio imborrable en mí? Necesitaba olvidarte y él seguía ahí, nunca se dio por vencido aunque yo solo le ofrecía una actitud puramente amistosa, hasta que llegó el día en que se me declaró ¿Por qué no podías ser tú? ¿Por qué siempre tenía que pensar en ti? Mi respuesta no fue ni mucho menos inmediata, volví a casa y solo tú ocupabas mi mente ¿y si volvías? ¿y si seguías pensando en mi como yo en ti? Sabía que solo me engañaba, yo nunca pude ocupar un lugar importante, estoy convencido de que olvidarme fue fácil.
Así fue como decidí darle una oportunidad, nunca llegué a sentir con él ni una mínima parte de lo que sentí contigo, con tus sutiles caricias o miradas lograste más que en casi un año de relación con él. Fui egoísta, jugué con sus sentimientos, nunca pude quererlo como él me quiso a mí, solo quise olvidarte quería que él me hiciera olvidarte ¿absurdo verdad? Ya dije que soy estúpido. Sé que lo intentó, yo también lo intenté pero estableciste un listón muy alto sin apenas hacer nada, tuve que dejarlo antes de hacerle más daño, lo deje sin verdaderos motivos, lo usé para comprobar que alguien más podía hacer que mi corazón se descontrolara, alguien que no fueras tú ¿despreciable verdad?
Ahora estoy como realmente merezco, solo, aunque sigo preguntándome ¿por qué no puedo olvidarte?