Desde aquel momento me di cuenta que sólo vivía para él, tenía la necesidad de protegerlo y no descansaría hasta que lograra todos sus objetivos. Recuerdo muy bien el día en que lo defendí verdaderamente envuelto por la rabia, unos chicos de su salón lo molestaban y sin pensarlo mucho me abalancé sobre ellos.
(14 de Noviembre, 1999)
- ¿Estás bien?- dije acercándome a mi pequeño hermano que yacía tirado en el suelo con la rodilla sangrando y sollozaba.
- S..Sí ¿tú lo estás?- apenas formulo observándome con la mirada llena de preocupación.
- Sí, no te preocupes. No olvides decirme si vuelven a molestarte ¿Entendido?- respondí sentándome junto a él y lo abrace para que soltara las lágrimas que había contenido.
- Tom, ¿Tom? -su voz me sacó de aquel recuerdo.
- ¿Eh? ¿Qué? ¿Qué pasa?- reaccione.
- Te pregunto si puedes llevarme esta tarde a la universidad, debo verme con Angie para terminar los deberes. Aun nos falta hacer un ensayo y preparar una exposición.
La sangre me hirvió, ¿quien era esa tal Angie? crispé un poco los puños sobre el comedor y tomé aire para controlarme.
- Lo siento hermanito tengo cosas que hacer, pero puedo prestarte mi auto- dije sonriéndole.
(21 de abril, 2005)
- Hola- dije respondiendo el teléfono
- Tom, soy yo, tu tío Ralph- contestaron al otro lado.
- Oh tío!, vera mis padres no están ahora…
- Es por eso que te llamo- me interrumpió y luego su voz se quebró- tus padres sufrieron un accidente en la carretera. Ellos… ambos fallecieron.
Esas palabras aun resonaban en mi cabeza. A pesar de haber pasado varios años de eso, no lo podía olvidar, ese suceso origino muchas cosas.
Bill, mi pequeño hermano, desde entonces tuve que hacerme cargo de él. Después de ese suceso nos fuimos a vivir con unos tíos, pero en cuento conseguí un empleo rente un apartamento más o menos aceptable para vivir el y yo. Apenas y termine la secundaria empecé a trabajar, y conseguí que Bill siguiera sus estudios, ahora el cursa la carrera de Administración de empresas en la universidad más prestigiosa de Berlín.
No me puedo quejar, después de mi primer empleo fui ascendiendo y obviamente ganando más dinero, el suficiente para mantenernos e incluso comprar un auto. Ahora trabajo dirigiendo una oficina de mensajería algo pequeña y humilde, pero sí que hay mucho trabajo.
Yo soy un chico alto, de pelo negro peinado en trenzas, ojos color café claro y un piercing que adornaba mi labio inferior del lado derecho, suelo usar ropa estilo hip-hop, ya que me encanta esa música.
Mi hermanito también era alto, incluso más que yo a pesar de ser menor que yo por 3 años, su pelo era largo y negro, teníamos el mismo color de ojos y el tenia 2 piercings, uno en la ceja del lado derecho y otro en la lengua, el se viste más ajustado, incluso a veces lo confunden con una chica, y me enfada cuando eso sucede.
Me quede otro rato sentando en la cocina pensando, el café que me había hecho apenas y lo probé, ya estaba frio. Suspire yendo mejor a mi alcoba y me recosté, pero los recuerdos seguían llegando a mi cabeza.
(12 de febrero, 2006)
- ¿Qué tienes Bill? ¿Por qué estas como ido?- le pregunte mirándolo y el pestañeo repetidamente volteando a mirarme.
- Es que…- suspiro- Hoy en la escuela una chica se me declaro y… fui un tonto- bufó poniendo una mano en su frente.
- ¿Te gusta y le dijiste que no?- inquirí sorprendido.
- No, no yo… me quede en shock y luego huí de inmediato. No supe que decirle- dijo agachando la mirada tímido y yo sonreí revolviendo su cabello.
- Vale, si eso estuvo mal- exclame burlón- pero es mejor, así ya tienes tiempo para meditar que decirle, ¿ya pensante en algo?
- Pues le seré sincero, le diré que es muy linda pero que me gusta alguien más.
- ¡Vaya! Eso no lo sabía, ¿y quién es?
- Es un amor imposible, bueno a mi me lo parece.
- Ok. ¡Ay hermanito! ¿Qué voy a hacer contigo?
- ¿Quererme mucho?
- Si, quererte siempre.
Y lo abrace fuerte, aspirando su aroma y cerrando los ojos, era la mejor sensación del mundo.
Abrí los ojos y sonreí ante ese recuerdo, no podía evitarlo, estaba embobado totalmente por él. Suspire profundo y me levante, eran casi las nueve de la noche y Bill aun no llegaba así que me apresure a ir a la cocina a preparar algo para recibirlo y cenar juntos como de costumbre.
Me esmere lo más que pude, incluso cocine su platillo favorito: lasaña vegetariana, desde que la probo por primera vez le fascino, así que trataba de preparársela cada vez que podía, puesto que no era tan difícil de hacerla.
Terminaba de poner la mesa cuando escuche un auto estacionarse, seguro era él así que me quite el delantal y sacudiéndome un poco la ropa fui hacia la puerta mirando por la ventana que estaba justo a un lado.
Si, era él, su rostro lucia cansado, seguro la comida lo reanimaría. Regrese a la cocina y lo espere hasta que abrió la puerta y llego a donde yo estaba.
- Tomi, ya estoy en casa- dijo Bill sonriendo- huele delicioso- exclamo gustoso.
- Lo sé. Siéntate, ya verás lo que hice de cenar- respondí misterioso- ¿Cómo les fue?
- Bien, logramos terminar el proyecto pero sí que fue cansado- resoplo molesto.
- Me imagino. Esto te confortara- dije levantado la tapa del molde.
- ¡¡Wooow!! Que sabroso se ve esto, sabes que me encanta la lasaña- dijo casi gritando y acercando un plato para servirse.
- Anda pruébala, supuse que hoy se te antojaría.
- Oh si, vaya que sí-apenas murmuro y comió un bocado de inmediato, los sonidos de su boca eran de pura satisfacción, casi me hace imaginarme otra cosa y volteé la mirada algo apenado.
Me serví un poco de lasaña yo también y comí en silencio, Bill realmente la disfrutaba, casi se comió la mitad el solo y yo sonreí levemente al verlo cual niño cuando le daban su dulce favorito.
Me perdí mirándolo, sus ojos tenían un brillo especial y su rostro reflejaba una paz que me calmaba la mente pero me aceleraba el corazón, e inevitablemente como solía suceder últimamente, me dieron ganas de tomarlo entre mis brazos y besarlo.