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De estaciones y encuentros por Aeren Iam

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos/as! Pues aquí estamos con una nueva historia, en esta ocasión es un fic cortito, cuatro viñetas de mil palabras cada una que participan en el reto "A través de las estaciones" del foro "Del Yaoi & el Slash." La verdad es que me ha quedado un texto que se sale un poco del estilo que suelo hacer, pero oye, por eso me gusta tanto participar en este tipo de retos, porque te permite hacer algo diferente y cambiar de registro.

Quiero dedicarle esto a todas mis chicas del drarry, esas que estáis ahi siempre, os prometo actualización de Aprendiendo a Vivir pronto, pero necesitaba hacer algo así para retomar la historia con más ganas. Gracias a mi beta, creedme sin ella esto sería ilegible. Como ya dije, son cuatro escenas, empezamos con Draco y el invierno, se publicarán en dias alternos, así que esto irá rápido. Como siempre, comentar es amar. Gracias a todos/as.


Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling, Bloomsbury Publishing, Scholastic Inc. y AOL/Time Warner Inc. Nadie gana ningún beneficio económico con esta historia ni se infringen deliberadamente derechos de copyright.

Título: De estaciones y encuentros.

Pairing: Harry Potter & Draco Malfoy

Rating: NC-17. (MA)

Resumen: Harry y Draco viven una noche de pasión, a lo largo de cuatro estaciones y cuatro momentos, construyen su propia historia, llena de luces y sombras, de lujuria y desencuentros. [Este fic participa en el reto de Febrero "A través de las estaciones" del foro "Del Yaoi & el Slash."]

Notas y Advertencias: EWE. Este fic trata de la relación entre dos hombres, si no te sientes cómodo con este tema, por favor, no leas. Habrá escenas explícitas de relaciones sexuales y lenguaje adulto.

Beta: HermioneDrake


No puedes decir que no. No puedes decir jamás. No debes pedir perdón. Tan sólo te quiero más.
Dolor que no puedo ver, ni siento cuando te vas. No puedes decirme adiós. Te llevo en mi caminar.

(Cuatro elementos. La Musicalité)

Invierno

Draco

Draco no sabe por qué aquella madrugada de Yule ha acabado en la cama de otro hombre. Es decir, no es gay ni nada, o eso se repite siempre. No, no lo es, pero mientras dan tumbos por el cuarto, farfullando entre dientes, lo más lúcido que acierta a hacer es echar un conjuro silenciador. Ni siquiera tiene la certeza de que vaya a resultar, no sólo está tan cachondo como nunca antes en la vida, sino que el alcohol ha hecho estragos en él. Desde luego, no tantos como en aquel nudo de nervios y lengua, que se aprieta contra su cuerpo y joder, es piel y músculos y labios abiertos, y es saliva, y ojos verdes, y una voz ronca susurrándole al oído. Másmásmás…

Cuando quiere darse cuenta, tiene los pantalones en los tobillos y su polla tiembla caliente y rígida, dedos secos acunándola y esos putos ojos verdes y esa boca criminal, labios rojos, y un brillante hilo de humedad, y se ve restregándose contra unas mejillas que le raspan, y sólo existe una bendita boca que le bebe y OhSantoSalazarPotter. Potter. Potter. Es su nombre y no es nada y es todo.

—Abre la boca. —Escueto, casi ladrando, con la garganta mortalmente seca, y las uñas de ese hombre −casi un desconocido pero tiene la insensata idea de saberlo todo de él−, enterradas en las nalgas.

Y le mira, de rodillas, la bragueta abierta, desenfundado y listo. —Que no se diga que los aurores del Ministerio no están preparados ¿eh, Potter?— Y hay un hummf, que podría ser un sí, un tal vez, un oblígame, pero que nunca va a significar un No, porque Potter es Potter y si algo le define es que es atrevido hasta la inconsciencia. Y allí está, la carne lánguida, húmeda, comiéndole. Draco nota cómo se le derriten las neuronas y luego un exquisito calor tragándole, dentro y fuera, largo e intenso, como si quisiera succionarle el alma por la polla, joder. Tiene que sostenerse, y dejar de temblar, pero no puede, porque ese bastardo de cabellos erizados está ronroneado PutaMorgana, está ronroneando mientras le chupa, observándole con los ojos brillantes por las lágrimas no derramadas.

Y le apresa y le libera. Lento. Lentísimo.

Draco cree que tiene los pulmones ardiendo, cree que se ahoga, cree que es una trampa, porque nada le ha preparado para eso, para tener al héroe de rodillas sobre la madera polvorienta, y joder si le importa una mierda, porque Draco está demasiado caliente, y le duele la piel del placer, y le arden los poros, y le corren hilos de saliva cuando observa cómo aquel hombre le devora, y es OhmerlínquebienmecomesPotter , y es sísísísísísí y es como si le estuviesen matando, sacándole el alma a golpes, Bum Buum Buuum cada uno de los latidos rebotándole en las costillas, y hace frío, y afuera nieva, pero entre ellos lo que hay es como un infierno desatado, allí, sobre un suelo lleno de manchas.

Y se inclina y se empuja y le escucha gemir, y tira, los dedos enredados en ese puto pelo Potter, −ese puto pelo−, y es un ruego, una orden, y es abre la boca, oblígame, jodermeencantas, y es sísísísísísí que bien sabes, y es dametupolla, Draco. Draco... Draco. Y esa voz grave le rompe en moléculas, le destroza y le reconstruye, y esa boca es la cola que pega sus pedazos dispersos, y esa garganta que le ordeña es lo que le cura y le mata.

Y de pronto no están en ninguna parte y están en todos lados, y tiene las palmas contra la pared, y un aliento caliente en la nuca, y busca hambriento su sabor en la boca de Potter, y esos dedos, CircePutaCristo, esos dedos están resbalosos y le hacen palpitar y le encuentran, y se abre, pared fría contra la mejilla, afuera nieva pero lo que tienen ellos es un infierno. Todo arde como ese fuego del que hace años el héroe le salvó, quizás lo hizo para ahora poder quemarle, y gruñe y se toca, y empuja, caliente, duro, OhdiossíPotter, inclínate, abre las piernas joderdracoestásardiendo y es sísísíquebienmefollasPotter. Cree que se muere una y mil veces, con cada una de esas embestidas que le parten en dos, y suda, y esos dedos le sujetan, una, dos, tres, un millón, y parece que el mundo entero arde entre sus piernas, le chamusca el cuerpo y quiere más, y duele pero incluso eso le hace rogar. Porfavordamemássímásmás. Dame. Más.

Tiene las manos apretadas contra ese culo que arremete contra el suyo, no le importa nada, sólo sabe que afuera nieva y que dentro todo es infierno, y suplica y hay pulsos como terremotos, huracanes arrancándole la piel, y calor, espeso, tóxico aliento en la nuca y dientes y jodermalfoy, y es sísísísísísí, joder, joder, no hay otra forma para describir aquello. Joder. Sí.

Apenas clarea cuando algo −no sabe qué−, le despierta, cada uno de sus músculos aúlla, pero mientras bosteza, todavía preso del sueño, le ve dormir. Potter. Enterrado en una cama con mantas revueltas. Potter, que huele a carne caliente, a sudor y semen, a bocas y labios, a lenguas, y todo eso es nuevo y antiguo, y todo −eso, Potter−, le supera. Él no es gay, se repite, entonces recoge la ropa, mirando cómo los cristales de las ventanas chorrean el vaho que ellos han producido durante la noche, como dos locomotoras que se estrellan, eso es lo que han sido, un cruce de carrilles lleno de violencia y vapor, calor, sangre y saliva seca, rastros de sal, el regusto amargo de Potter en la garganta. Y Draco tiene que irse, porque le arde el alma. No tiene ni idea de qué es eso que ha pasado: sexo, soledad, miedo, no hay palabras. Cuando sale a la calle un manto gélido le cubre, está nevando pero no va a olvidar que lo que tuvo la noche anterior con Potter fue tan caliente como desatar el infierno.


 


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