Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Te lo prometo hyung por Ritsuka chan

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es la primera vez que escribo algo como esto así que espero no arruinarles sus expectativas a la hora de leer.

El gran telón se levanta. El retumbar de mis zapatos sobre el duro suelo, era el único sonido que inundaba aquel auditorio. Caminé hasta llegar al centro del escenario. Todas las miradas se posan sobre mí. Mis manos tiemblan y sudan sin control. Sujeto bien el violín. Trato de regular mi respiración e, inconscientemente, te busco de entre la multitud. ¡Te encontré! Cuarta fila, tercer asiento de izquierda a derecha. Me sonríes. Con esa sonrisa tan característica tuya y me miras con esos ojos cafés tan penetrantes, que parecieran atravesar mi alma. Mi corazón late rápidamente. El nervio que me había invadido por completo se desvanece y un nuevo sentimiento lo reemplaza. Inhalo y exhalo. Comienzo.

Después de este día jamás te volveré a ver. El día de mi graduación. Nuestro último día juntos.

Mientras me dejó llevar por mi actuación, me propuse no dejar de mirarte.  No podía dejar de hacerlo. Mi corazón y mi mente no me lo permitían.

Esta melodía es solo para ti. La escribí mientras te pensaba. Eres mi inspiración y mi razón de vivir. El que me hace seguir en este infierno. Tú eres mi soporte y mi fortaleza. Pienso en ti día y noche sin descanso y sin medida.

¿Acaso lo escuchas?... a mi corazón. Ese que quiere salirse de mi pecho cada vez que estoy cerca tuyo. Cada vez que veo tu hermoso rostro. O cuando me dedicas esa bella sonrisa que me derrite y me hace no querer separarme de ti nunca más. Te has dado cuenta, aunque sea una sola vez, has sospechado que me has esclavizado ha este amor secreto, hasta tal punto de no poder ser feliz si no te veo.

Cierro mis ojos en el momento cumbre.Esforzándome aún más en esa larga y delicada nota. Imaginando, solo por ese instante, que mis sentimientos podían llegar y ser escuchados por ti.

Dejé de mover mis manos, abriendo los ojos. Tarde algunos segundos en reaccionar. Hasta que logre identificar a todas esas personas que se encontraban de pie, aplaudiendo. Me retiré, haciendo una venía. Al llegar tras bambalinas, el profesor me felicitó y todos mis compañeros también. Al parecer, a todos les había gustado mi actuación. Me sentí feliz.

El cierre de la ceremonia de graduación había llegado. Ahora el director se encontraba diciendo a todos los presentes que podían dirigirse a la fiesta  organizada por el comité escolar. En ese momento sentí como una mano se posaba sobre mi hombro.

-¡Hyung, eso fue asombroso!- Sentí un cálido aliento en mi oreja. Me estremecí. Sabía perfectamente de quien se trataba. Nunca podría olvidar esa voz.

-¿Lo crees?- pregunté ruborizado y me giré para observar de frente a esa persona de la que estaba profundamente enamorado.

-¿Que si lo creo? Claro que sí, eres genial Hyung, solo un tonto no se daría cuenta de tu talento –Sonreí como un idiota al escucharle decir esas palabras. Y Sentí mi cara arder, cuando en medio de su euforia, sus brazos rodearon mi cuerpo. Apresándolos en un cálido abrazo.

-Felicidades – susurró en mi oreja, alejándose, desasiendo el abrazo, mostrando aquella sonrisa, mi favorita. Mi corazón retumbo en mi pecho. Alocado, desbocado, brincando de felicidad, hacía mucho que no lo veía sonreír de esa manera. 

Desde que se había enterado de mi ida. No había sido el mismo. Siempre que me miraba, podía ver la tristeza que albergaban sus ojos. Trataba de ocultarlo, sonriendo y comportándose de manera normal cada vez que nos reuníamos en los recreos. No quería que me diera cuenta. Pero yo sabía la verdad detrás de sus intentos fallidos de mostrarse fuerte.  También le afectaba. Y eso solo hacía que el hecho de irme me doliese más.

Al llegar a la fiesta me dedique a pasármela bien en compañía de mis amigos. Reímos, bromeamos, bailamos, quería que ese día fuera el más feliz de todos. No lloraría. Solo por hoy, trataría de ser fuerte.

Al llegar cierta hora me despedí de todos mis amigos. Donghae me abrazo con fuerzas, no quería que me fuera. Sin duda, el también sufriría mucho. Tan solo un mes antes se me había declarado. Sorprendiéndome, de que mi amigo fuera gay y a la vez alagado por que se fijara en mí. Lo rechacé. Kyuhyun ya ocupaba mi corazón por completo. Quedamos como amigos. Pero no por eso había dejado de quererme de esa manera, lo sabía.  Seguía mirándomede la misma manera.

Heechul, Siwon, Donghae y Kyuhyun, acordaron ir al día siguiente antes de mi partida. Hyung Heechul se ofreció a llevarme de regreso en su coche, es el hermano mayor de Kyuhyun, y mi hyung por un año.

Llegando a casa, subí corriendo por las escaleras, hasta llegar a mi habitación. Lo único que quería era llorar. Todo el camino tuve que aguantar para no derrumbarme frente a mi hyung, pero ya se había ido, no había motivos por el cual no llorar. Me odie por ser tan débil. Sabía que rompería mi promesa de no hacerlo. Pero así soy yo. Un pobre imbécil enamorado, que no tiene derecho a amar y ser amado. Alguien que no tiene derecho a ser feliz.

Aventé el estuche que contenía el violín, con el que horas antes había hecho una excelente actuación, al suelo. Ya no me importaba, nada me importaba más. Me tiré de golpe sobre el colchón cubierto por sábanas rosas. No quería irme. Las lágrimas que trate de impedir, salieron sin control. Ya no había forma de remediarlo. Era inútil. Todo yo era inútil. Me rendí y permití el paso a las lágrimas y al dolor. Quería morirme. Limpié mis mejillas mojadas con el dorso de mis manos. Me acomodé en posición fetal, abrasando fuertemente mis rodillas escondiendo mi rostro entre ellas. Duré toda la noche llorando en esa posición, hasta que del cansancio me quede dormido.

Desperté demasiado temprano. No había logrado dormir del todo bien. Me dolía todo el cuerpo, cada extremidad. Recordé que aún faltaban algunas cosas por guardar. Y haciendo caso omiso  al dolor, me dispuse a terminar de empacar.

Ya estaban listas mis maletas para las siete de la mañana. Tomé una ducha. Tarde menos de media hora, así que bajé a prepararme algo de comer.

Al entrar en la cocina, allí estaba. Mi peor pesadilla. Mi tormento. La única persona culpable de todas mis desdichas. El responsable de todo. Mi tutor: Kangin.

Se encontraba sentado, tomando tranquilamente un café, mientras leía el periódico. Al percatarse de mi presencia, apartó el papel.

-Ya guardaste todas tus cosas, Minnie.

-Sí.

-¿Seguro? ¿No dejaste nada olvidado?

-Sí y No.

-Bien, entonces… -miró hacía su brazo derecho, donde se encontraba ese reloj de oro que siempre llevaba puesto- prepárate de desayunar, en menos de una hora nos iremos.

-¿Quiere que le prepare algo?- pregunté fingiendo preocupación. La verdad  me importaba poco si comía o no. Si fuera por mí podría morirse de inanicióny eso no me afectaría en lo más mínimo. Pero para mí maldita suerte, estaba atado a él. Al menos hasta que cumpliera la mayoría de edad. Y para eso faltaban todavía tres largos años.

-No, gracias Minnie. Ya me tomé un café con eso es más que suficiente-contestó mostrando una falsa sonrisa, que me dio asco de solo mirarla.

Tomé el sartén y una palita y me dirigí hasta el refrigerador por unos huevos. Pero unas gruesas manos rodeando mi cintura me lo impidieron. Sentí como una de ellas se escabullía rápidamente por debajo de la polera rosa que llevaba puesta.

“No. Otra vez no, por favor”

-K-Kangin-hyung, usted dijo que… me preparara el desayuno… p-por favor suélteme-tartamudeé. Como odiaba que siempre acabaran las cosas así. Desde que  había tomado mi custodia, hace cinco años, abusaba sexualmente de mí.

-Ah… conejito… después lo haces… mmm… ahora solo tengo ganas de ponértela, allí en ese traserito tan delicioso que tú tienes-dicho esto restregó, descaradamente, su cosa en mi trasero. Ahogue un jadeo.  El muy maldito ya no tenía ropa, por lo menos no de la cintura para abajo, así lo supe cuando empezó a bajar los jeans que llevaba puestos, dejando al descubierto mi parte trasera.

-P-pero hyung… usted ayer… me lo prometió… ahh-jadeé. Su mano derecha que estaba debajo de mi polera, masajeaba con rapidez uno de mis pezones. Mientras sus labios devoraban todo el contorno de mi cuello.

-Minnie, eso fue ayer… solo lo dije para que te dejaras más fácilmente y… no te quejaras tanto-me respondió muy cínicamente.

Maldito bastardo debí haberlo sabido, sabía que no cumplirías tu  promesa”

-Además yo no tengo la culpa de… que me provoques tanto con tan solo verte-se burló el muy maldito sin dejar de tocarme.

Me sentí tan impotente. Quería gritar. Quería hacer algo. No dejar que me violara. De nuevo esta sensación que tanto odiaba me embargaba.

-No te preocupes Minnie… ahh… después de hoy cumpliré mi promesa… te dejaré en paz por un tiempo… ese será tu premio por ser tan bueno con tío Kangin-para cuando terminó de decir aquello, sus asquerosas manos ya me habían desnudado completamente.

Me cargó en sus brazos dirigiéndome hasta la mesa, y, de un golpe, tiró todo lo que tenía encima para luego depositarme en ella.

El sonido de una taza rompiéndose hizo eco por toda la habitación, y el de un cuerpo siendo invadido… ultrajado…

No tuve más remedio que dejar que me hiciese lo de todos los días. ¿Porqué tenían las cosas que acabar de esta manera siempre? Me sentía fatal.

¿Por qué me hacía esto?

Mi madre, había confiado en él antes de morir. Dejándome a su cuidado, pensando que su hijo estaría protegido y seguro con ese hombre que aparentaba ser la persona más bondadosa del mundo y con las mejores intenciones de ayudar a una viuda desahuciada y sin familia.

Gran error

¿Para qué? ¡Para que al final terminara convirtiéndome en su puta personal! ¡Para que me violase cada vez que se le antojaba!

Y mis lágrimas que salían de a montón… a raudales. Me sentía una basura. Un desperdicio humano que no se merece nada. Ni la felicidad, ni el amor.

 

Eran las ocho y cuarto cuando termine de bañarme. Ya había recogido el desastre de la cocina. Kangin ya había acomodado todas las maletas en el auto. Y yo…  solo esperaba a que mis amigos llegarán a tiempo, quería verlos… quería verlo, su rostro, por última vez. Guardar su imagen en lo más profundo de mi corazón, de mi ser.

Pronto mis suplicas surtieron efecto, ya que a lo lejos unas figuras que reconocí se hicieron presentes.

-¡Hyung! –el grito era de Donghae, quien llegaba corriendo junto con Siwon.  Kyuhyun detrás de ellos, iba a paso más lento.

-¡Chicos, que alegría que llegaran!- grité emocionado. Al momento de que estuvieron frente a mí Donghae me abrazo, rápidamente siendo quitado por Siwon quien también me abrazo con fuerza-. Tranquilos chicos, que me lastiman-exclamé con una enorme sonrisa.

-Lo lamento hyung, no quisimos hacerte daño-Siwon, como siempre tan educado, se disculpó haciéndose a un lado, dando paso a un extraño kyuhyun que no había dicho nada desde que llegaron-. Creímos que no llegaríamos a tiempo, pero al parecer aún hay tiempo… -dijo Siwon con una sonrisa- . No queríamos que te fueras sin antes despedirnos como se debe Sungmin-hyung.

Yo solo sonreí. Como los extrañaría. Los echaría mucho de menos.

-Y Heechul-hyung ¿donde esta? Creí que vendría con ustedes- pregunté confundido, al no notar su presencia.

-Heechul-hyung nos… dijo que no podría… venir, al parecer se le presento algo- hablo Donghae con la voz entrecortada- nos dijo que… te despidiéramos, que te dijéramos, que te extrañaría y… y… y que lamentaba no poder estar p-presente-Donghae se lanzó sobre mí, haciéndonos caer a ambos al suelo.

-¡No te vayas hyung!- gritaba desesperado, mientras Siwon solo miraba la escena con unos ojos que solo expresaban tristeza.

 

Siwon ya me había quitado a Donghae de encima, empezando a hablar de algunas cosas. Recordamos el día en que nos conocimos y varias anécdotas de aventuras que pasamos juntos. Yo sonreía al pensar en aquellos días. En ese tiempo lo único en lo que me preocupaba,  además de los abusos de Kangin, era que Kyuhyun jamás se diera cuenta de mis sentimientos.

Mientras tanto, Kyuhyun seguía sin hablar. Parecía querer evadirme, cada vez que fijaba mi mirada en él simplemente se volteaba.

Tenía tantas ganas de llorar. Pero tenía que ser fuerte, por Siwon, por Donghae y, más que nada, por Kyuhyun. Aunque en el intento  se me fuese el alma.

-¡Sungmin-shii, ya es hora, despídete de tus amigos!- grito Kangin, ya dentro del auto encendido, esperando a que yo me subiera para partir.

Todos voltearon a verme. Incluso Kyuhyun que no había hecho más que evadirme. Ahora solo me veía. Por fin pude ver su rostro. Mi corazón dio un vuelco al notar la expresión que tenía. Era una mezcla entre tristeza,dolor y desesperación. Esos ojos cafés tan profundos, ahora solo reflejaban un inmenso vació que me hizo estremecer.

¡Oh, Dios¡ Kyuhyun, por favor…no me hagas esto más difícil…no puedo soportar verte así por mi culpa…

Pronto me distraje de este pensamiento cuando Siwon se acercó.

-Ya sabes Hyung, si alguna vez vuelves, no dudes que aquí estaremos para ti-me dijoSiwon con una tierna sonrisa, mientras sus ojos se tornaban rojos tratando de retener las lágrimas que, inevitablemente, comenzaron a mojar sus mejillas-. Te queremos hyung-Y me abrazo dulcemente.

-Hyung… y-yo… te voy a extrañar mucho-Donghae  me abrazo con ganas. Como si de ese abrazo dependiera su vida. Sentí dolor, no solo físico- Recuérdame siempre hyung, por favor… nunca me olvides, porque yo jamás te olvidare, Sungmin-shii… -sus lágrimas salían con más fuerza.

-Pececito tonto te aseguro que nunca me olvidare de ti porque eres uno de mis mejores amigos, yo también te extrañare mucho-Mi voz salía débil. Estuve a punto de derrumbarme allí mismo y ponerme a llorar también. Pero me contuve.

 Ahora observaba a Kyuhyun. Quien ahora no dejaba de mirarme. Tenía la vaga esperanza de que al menos se despidiera de mí. Escuché como Kangin volvía a gritar, apurándome.

-Kyuhyun-shii que haces, no pierdas tiempo y despídete de Sungmin hyung-le reprendía Siwon, pero al parecer no le haría caso yaque seguía sin moverse, como una estatua. Aun tenía esa mirada, que me mataba por dentro, sufría. Y mucho. Pero no quería articular palabra. De seguro ahora mismo me odiaba, por dejarlos, eh irme lejos.

-No importa Siwon-shii, es mejor que me vaya. Los voy a extrañar. Los quiero mucho amigos-me abrazaron nuevamente entre los dos- Bueno, me voy… adiós-mostré una débil sonrisa y me volteé para ir hacía el coche, pero antes de emprender una mano me detuvo. Me sorprendí y más cuando me di cuenta de quien lo había hecho, no era nadie más que Kyuhyun.

-Sungmin-hyung perdóname… yo… soy un tonto, un estúpido- rápidamente me rodeó con sus brazos. Me dejé llevar, correspondiendo a ese contacto con todas mis fuerzas. Y ya no me importó nada. Lloré. Deje que mis lágrimas corrieran-. Hyung, por favor no llores, no quiero verte así… no soporto verte de esa manera- susurró Kyu, limpiando con su pulgar mis lágrimas.

-Sungmin-hyung, nosotros los dejaremos a solas para que se despidan. Adiós hyung – Y haciendo una venía, Siwon se retiró junto con Donghae, quien no dejaba de llorar.

-Kyu… creí que me odiabas y que por eso no me hablabas… -le confesé sollozando-No me odias, ¿verdad?. No me odias por dejarlos, ¿cierto?-pregunté con un nudo en la garganta.

-Yo jamás podría odiarte aunque lo haya intentado…

-¿Que?

-Si Sungmin-hyung, soy un tonto. Intente odiarte, para que así cuando te fueras, no me doliera tanto… pero no pude hyung… simplemente no puedo odiarte, no tengo razones para hacerlo, porque eres mi mejor amigo-sus lágrimas caían sin control. Yo me limité a seguir abrazándolo con fuerzas. Jamás lo vería,qué más daba,solo quería disfrutar de ese último contacto con él.

Tristeza

El sonido de una insistente bocina. El dolor de no ver jamás a la persona amada. El triste adiós a  todos a los que quería. A lo que alguna vez pude considerar vida. Todo se perdería.

-T-tengo que irme-susurré con la voz ahogada por el llanto. Hice un movimiento para deshacer el abrazo, pero kyuhyun lo evito, abrazándome con todas sus fuerzas.

-Hyung… no importa, cuán lejos estés yo, definitivamente, te volveré a ver-dijo Kyuhyun, viéndome directamente a los ojos. Pudiendo observar en su mirada una determinación que jamás le había visto.

-¿E-en serio?-pregunté, ahora sentía como un nudo se me formaba en la garganta.

Culpa

-Sí, yo un día iré a buscarte, a donde quiera que estés te encontraré. Es una promesa, hyung-dicho esto, colocó su mano en forma de puño sobre su pecho.

Me soltó y le sonreí. Cogió mi mano derecha y me entregó una carta. Quería que la leyese cuándo llegará a mi nuevo hogar.

Llegué junto a Kangin, quien me regaño por haber tardado tanto. Me abroché el cinturón de seguridad, y  recordé las palabras de Kyuhyun. Me sentí feliz, aunque sabía era imposible.

No iría a vivir a otra ciudad. Les había mentido a mis amigos, iría a otro país. Un dolor se produjo en mi estómago. El momento había llegado. Antes de arrancar, saqué mi cabeza del auto yalcé mi mano para decirles adiós a mis amigos.

Logré escuchar, segundos antes de que nos alejáramos, que Kyuhyun me grito unas palabras. Palabras que se colaron en lo más hondo de mi corazón y mi alma.  Jamás las olvidaría. Pronto llegaría al aeropuerto de Seúl. Ya no había vuelta atrás.

 Mientras miraba hacía un punto ciego en el espejo retrovisor. Una lágrima y una sonrisa aparecieron en mi rostro, al recordar esas últimas palabras:

 

“Te lo prometo, hyung”

 

Fin…

Notas finales:

¡Denme mucho amor en sus reviews!

 

Gracias por leer, besos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).