Shadows VI II I
[Mi Única Razón]
Era invierno y un chico de 17 años se encontraba en su habitación leyendo un libro, él siempre había sido muy solitario, no le interesaba tener contacto con el resto del mundo.
¿Por qué tenía que estar vivo? ¿Yo no pedí nacer? ¿Para que existía si nadie lo iba a querer?
Estas preguntas cruzaban por su mente todos los días, todas las horas, minutos y segundos de su vida; ya había intentado solucionar el problema en incontables ocasiones pero por culpa de los que se decían sus padres había fracasado.
La hora de la comida llegó y todos los pacientes del hospital psiquiátrico Saint Jones iban hacia el comedor, al menos los que tenían permitido hacerlo.
Inuyasha caminaba con el libro aún en sus manos, odiándose por no poder reprimir sus necesidades fisiológicas, su más grande deseo en la vida era morir pues aborrecía este mundo con todas sus fuerzas porque estaba podrido, así de sencillo no quería estar en él y la única solución era la muerte.
Se sentó en una silla de metal bastante incómoda, hoy había arroz y papas, comenzó a comer sin tomar mucha importancia al sabor, lo hacía mecánicamente igual que todas sus acciones.
Recordó que mañana sería día de visita odiaba ese día pues era cuando sus padres venia a “ver cómo seguía”, más bien era una farsa absurda en la que sus padres le sonreían y decían “todo va a estar bien” claro sólo pagaban ese hospital para poder olvidarse de él y su problemita.
Cuando terminó su plato regresó a su habitación a seguir torturándose mentalmente ya que las torturas físicas le habían sido prohibidas por obvias razones, a veces se rasguñaba o mordía pero eso no siempre era suficiente, necesitaba el dolor para recordarse la peor de sus maldiciones, que aún seguía vivo.
…
Los años pasaron e Inuyasha cumplió la mayoría de edad así que pudo salir de centro psiquiátrico con la condición de ir a consulta cada 2 semanas.
Se había convertido en un hombre alto, delgado, de largos cabellos plateados y hermosos ojos ámbar.
Sólo llevaba 2 mese fuera del hospital cuando ocurrió su primer intento de suicidio, se encontraba en el departamento que sus padres le habían regalado, claro no iban a dejar que el chico loco volviera a su casa nunca más.
Lento dolor - Dices que no tienes nada.
Lento dolor - Sólo debilidad que trata de ser fortaleza, y una cicatriz viva
Lento dolor - En las noches cuando te sientes herida
Lento dolor - Abraza las sombras que te persiguen.
Aquellos fantasmas comenzaban a acosarlo de nuevo un par de lagrimas escaparon de sus ojos, se derrumbó en medio de su habitación rogando porque se callaran y lo dejaran en paz, pero no cedieron, comenzó a rasguñar frenéticamente sus piernas mientras se mordía el labio hasta hacerlo sangrar, e dolor era la única forma en que ellos se iban, cuando todos se callaron corrió a la cocina tomó un chuchillo y lo sostuvo contra su muñeca plagada de obscuras y viejas cicatrices…
Esta vaga, vaga indecisión, la cicatriz en mi mano izquierda,
Obscurezco mi debilidad, mi debilidad con rojo
II IX II IX II IX, la superficial, pero profundamente significativa cicatriz
vagamente, vagamente se vincula a mi respiración.
Sólo un movimiento bastó para que sus venas se abrieran dando paso al preciado líquido escarlata que comenzaba a gotear hasta el piso, cabio el arma de mano e hirió su otra extremidad.
Se odiaba por hacerlo, porque era cobarde al no enfrentar sus problemas, pero ya había analizado mucho esta situación y esa era la única solución que podía encontrar a su suplicio.
Cayo en el suelo, observó como su sangre salía a borbotones hasta que todo se volvió obscuro, se sintió aliviado porque sabía que esta vez nadie lo salvaría lograría su cometido, por fin descansaría de este inhumano mundo…
Bajo el sol, en el piso más alto, dejo ir mi ego con una mano
En el otro lado de mis vendajes, canto -preguntándome por la vida-.
II IV II IV II IV, una respiración inestable, esta cicatriz
vagamente, vagamente se vincula con el mañana.
Buscando una blanca, blanca cuerda, buenas noches
¿Podré dormir esta noche?
II IX II IX II IX, ahorcándome en cámara lenta, puedo sentir paz,
paz en la cicatriz de mi cuello.
Lento dolor - Algún día esa cicatriz desaparecerá
Lento dolor - Y te llevaré al fin del sufrimiento
Lento dolor - Aún deseas rojo
Lento dolor - Pero sé que sabes cómo continuar.