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Una convivencia accidentada por Aiku

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Notas del fanfic:

Quiero aclarar que esta historia la escribimos a medias la autora Ainu y yo. Gracias por leer. 

Notas del capitulo:

Aquó os dejamos con el primer capítulo de la historia. Gracias por leer. 

Las botas negras llenas de remaches giraron con soltura sobre el pavimento. Se apartó el fino pelo castaño de una tonalidad clara de la cara con un gesto despreocupado. Sus ojos verdes brillaron con interés al ver el sencillo edificio que se veía frente a ella, donde se disponía a mudarse. Se acercó a la puerta, dispuesta a llamar al telefonillo, alisándose la minifalda de estilo escocés que llevaba por encima de unas medias de rejillas negras, y se colocó bien la chaqueta de cuero, debajo de la cual llevaba una camiseta de tirantes y una camiseta de rejilla.

Llamó al telefonillo con una media sonrisa en el rostro, que se amplió al escuchar la voz de una mujer contestándole. En su mano, arrugado, había un papel que rezaba “Se busca compañera de piso, interesados llamar al...”.

 

Llamó a la puerta del apartamento y esperó en el rellano con tranquilidad, aunque parecía que se había equivocado, porque nadie abría la puerta. Aburrida, volvió a llamar, y posteriormente sacó su teléfono móvil y le mandó un mensaje a su hermana con una carita sonriente. Por fin, la puerta se abrió, mostrando a una chica de más o menos su edad que se colgaba unos cascos al cuello mientras le sonreía con aire culpable. La joven era un poco más alta que ella, llevaba el pelo corto, más o menos por la mandíbula y más corto por la nuca, teñido de azul claro y rosa pálido en las puntas y tenía los ojos azules y un poco grandes; vestía unos vaqueros estrechos y una camiseta de tirantes bastante ancha:

-¿Eres la del anuncio sobre compañera de piso?

-Sí, supongo que estarás interesada.

-Sí, me gustaría alquilarte la habitacion, para mí y para mi hermana, que vendría la semana que viene.

-¿Dos personas? Pero yo solo buscaba una persona más para compartir el piso... Bueno, pasa anda.

-Muchas gracias.-dijo Noemi con una media sonrisa, mientras entraba en la casa.-Verás, es que si no puedo irme a vivir con mi hermana, no puedo pagarte la habitación...

-Entiendo.

-¿No podrías hacer una pequeña excepción?.-dijo, mordisqueándose el labio.

-Tendría que verlo.-replicó la chica con una sonrisa.-¿Montáis mucho jaleo?

-Bueno, yo toco la flauta travesera y ella el violín, pero quitando eso... Ella es muy tranquila, no creo que haya problemas.-contestó, sonriendo con cierta ternura.

-En ese caso no creo que haya ningún problema.

 

Berry se quedó mirando a la chica mientras se alejaba sonriente. Parecía agradable, aunque le preocupaba el hecho de tener que compartir piso con dos personas, además de una.

Últimamente el alquiler del piso la asfixiaba. Los caseros eran una pareja con la que no se llevaba demasiado bien, tan serios y antipáticos como eran. Pero bueno, ya se había firmado el contrato, y ahora tendría que seguir en el piso durante tres años.

Sin embargo, Berry había perdido recientemente como camarera en una de las discotecas góticas del centro, a la noche. Y la única forma de pagar el alquiler había sido llegar a un acuerdo con los caseros y por una subida de precio, re-alquilar la habitación.

Berry esperaba que no hubiese problemas porque hubiese alquilado la habitación a dos chicas en vez de una.



La joven la recibió con un abrazo bastante inesperado.

-¿Has encontrado ya algún sitio para mudarnos?

Noemi sonrió de oreja a oreja.

-El piso que he ido a ver esta mañana. He hablado con la chica y, aunque es solo una habitación, dice que podríamos quedarnos las dos. Siempre que no montemos jaleo.

La menor, con una sonrisa tímida en su rostro cálido enmarcado en una melena castaña clara, asintió:

-Por mí ya sabes que no tendrá que preocuparse.

-Lo sé-dijo Noemí con una sonrisa.

Se sentó en la cama del diminuto apartamento de su hermana, un cuarto sin ascensor y en unas condiciones espantosas, empezando por las humedades que se extendían por el fuego de la cocina.

Nim se apoyó contra su hombro y Noemi la rodeó con el brazo.

-No sé como hemos podido aguantar un año en este cuchitril.

Noemi se encogió de hombros.

-¿Y cómo es la chica?

Noemi sonrió con picardía.

-Pues es mona, la verdad. Es una chica... Interesante, sí señor.

Su hermana se incorporó mirándola suspicaz  algo desaprobadora.

-Noemi, que te conozco. Ni se te ocurra...

Su hermana rió.

-Tranquila, tonta.

 

-¿Queréis ayuda?.-preguntó la chica asomándose al rellano de la puerta. Arrugó un poco la nariz al ver el número de cajas apiladas, llenas de objetos que abarrotarían -aún más- su casa.

Nim resopló mientras subía hasta la primera planta, cargada con una caja precintada que, a ojos de la otra joven, tampoco parecía tan pesada. Cuando Nim, intentando subir las escaleras sin verlas por culpa de su carga, estuvo a punto de caerse hacia delante, la joven de pelo teñido sujetó la caja por ella, sonriente.

-¿Se puede saber qué lleváis aquí? Me dijeron que eran pocas cosas.

 Nim se ruborizó con un aire de culpabilidad que a Berry se le antojó bastante adorable. Con aire sorprendido, se dio cuenta de que las chicas eran gemelas.

Sin embargo, no era difícil diferenciarlas. Nim tenía el pelo largo hasta la cintura, y vestía una falda con encajes y vuelos, de color morado a cuadros escoceses verdes, y una camiseta de tirantes negra, con un pequeño adorno en la cabeza en forma de sombrero.

-Ya la subo yo. Tú ve a por algo que pese un poco menos.

 Mientras subía las escaleras, cargada con la caja que, de hecho, sí pesaba lo que aparentaba, le daba vueltas a qué demonios llevarían en todos esos cartones, si al fin y al cabo solo eran dos chicas. Sin embargo, se dijo cuando llegó al segundo piso y echó un ojo al vestíbulo, visible gracias al gran espacio entre las escaleras, parecía que se estaba trasladando una familia numerosa; y que, al fin y al cabo, su casa no era extensible. Entró en la vivienda, dejando la pesada caja sobre la alfombra verde pino que cubría el parquet del salón, respirando con cierta dificultad.

-¿Qué traéis?-preguntó asomándose de nuevo hacia el vestíbulo, apoyada en la barandilla que bordeaba las escaleras.-¿Fósiles?

Nim sonrió con timidez, apartándose el flequillo de la cara.

-Bueno, la verdad es que algunas cosas sí que son antiguallas...

Berry se encogió de hombros, bajando rápidamente para ayudar a Noemi a acabar de subir las tres cajas que quedaban.

 

Nim se estiró en el sofá con un ademán felino, y después se sentó cruzando las piernas. El sol había caído hacía ya un par de horas, y hacía por lo menos tres cuartos de hora que se habían encendido las farolas. Su hermana y ella ya se habían instalado, y ella ya se había puesto la gran camiseta de manga corta y los shorts que solía usar para dormir.

Noemi, su casera Berry, y ella misma estaban las tres en el salón, decidiendo cómo organizarse.

-Por ejemplo...-empezó Berry, recostándose en su lado del sofá.-Sobre las compras, podíais ir una de las dos, mientras el resto limpiamos la casa, la ordenamos y eso.

-No parece mala idea. ¿Nim, tú que piensas?

 La chica se rascó una rodilla con aire ausente, asintiendo con la cabeza:

-Está bien. ¿Y para fregar los platos?

Acto seguido hizo un gesto de repulsión y miró a su hermana con gesto lastimero. Noemi soltó una breve carcajada.

-Ya los limpio yo, ya está.-dijo- Por cierto, ¿se puede fumar?

 -Bueno... Con tal de que ventilemos luego la casa, ningún problema.-contestó Berry con una sonrisa.-Yo me encargaré de barrer, pero vosotras tenéis que tener el cuarto ordenado.

-¡Hecho!-dijo Nim sonriente.

 

Habían pasado ya un par de semanas desde que comenzase a convivencia entre las tres. Noemi estaba yendo a sus clases de la universidad por las mañanas, estudiando Comunicación Audiovisual y su hermana, que trabajaba por las mañanas en una pequeña cafetería que había en el centro,  iba por las tardes al Conservatorio a seguir estudiando con su violín. La chica tenía la esperanza de poder optar a participar en una de las mejores orquestas del país al acabar.

Berry, por su parte, acababa de volver de su módulo de peluquería. Venía contenta, porque le habían dejado llevarse algunos botes de tinte que estaban a punto de acabarse, de tal forma que su próximo tinte le saldría gratis.

Entró en casa silbando alegremente. Al cerrar la puerta, sin embargo, se quedó callada. Sonaba una canción con la flauta muy suave en medio de la casa. Ensimismada, se acercó a la puerta de la habitación de Nim y Noemi.

Noemi estaba de pie el medio del cuarto. La flauta estaba posada suavemente en sus labios, y emitía notas tenues que se perdían en el aire.

A Berry le extrañaba que una chica con una estética tan dura pudiese emitir una melodía tan dulce. Se quedó mirándola asombrada, hasta que la chica, que estaba tocando con los ojos cerrados, la descubrió.

 

-¿Llevas ahí mucho rato? No te había oído entrar.-comentó mientras limpiaba la boquilla de la flauta con el bajo de la camiseta de algodón.

-No, acabo de entrar en casa-. Berry dejó las llaves colgadas en una pequeña mesita cerca de la puerta, y la bolsa con los botes de tinte en la mesa del salón.-¿Hace mucho que tocas la flauta?

La chica sonrió.

-Que vá. Dos o tres años. Empecé a tocarla porque me fastidiaba que todo el mundo le hiciese caso a mi hermana por su violín. -La miró de forma apreciativa y se acercó entornando los ojos.- ¿Qué tal las clases?

Berry tragó saliva, un poco incómoda ante la cercanía de la flautista, que se colocó tan cerca que Berry le podía ver las tonalidades del verde de los ojos. Se alejó de forma disimulada, dejando la chaqueta en el respaldo de una silla.

-Bien, les han sobrado algunos botes de tinte, así que me los he traído para casa. Rubio, verde claro y otros botes que no he mirado todavía.

-¿Llevas mucho tiempo tiñiéndote?.-le preguntó, acercándose a ella y rodeándola con el brazo.

Berry suspiró por lo bajo, sonriendo un poco.

-Un poco antes de cuando empecé el curso de peluquería. ¿Y tú qué tal en la universidad?

-Bueno...-dijo la chica, mordiéndose un poco el labio. Le pasó una mano por el pelo a la chica.- Voy tirando. Estamos con los proyectos ahora, y yo tengo que grabar un reportaje y hacer un dossier de fotos como trabajo final de una de las asignaturas. ¿Tú que haces en el módulo?

-¿Cortes de pelo y aprender distintos estilos...? Ya sabes, cortarle el pelo a maniquíes y eso.

Noemi la llevó hasta la cama, obligándola a sentarse sin perder la sonrisa.

-¿Y cómo es que no va tu novio a recogerte del módulo?

-Porque no tengo.-contestó Berry tumbándose y cruzando los brazos detrás de la nuca.-¿Y tú? No es que quiera meterme en tu vida, pero tres en la casa somos bastantes.-añadió con una leve risa.

-No, yo tampoco. Y aunque saliese con alguien, no te llenaría la casa de gente.

-Me alegro.

Noemi se tumbó a su lado, girando y apoyándose en el codo para seguir mirando a Berry todo el rato. Aprovechó para pegarse un poco más a Berry.

-¿Y cómo es que no tienes novio?.-con aire distraído, le enredó un dedo en el pelo.

-No sé, todavía no he encontrado a nadie.

-Ajam...-asintió enredando y desenredando algunos mechones.-¿Cómo lo haces para tener el pelo tan fino?

-Suavizante.-respondió sin dejar de sonreír, pero echándose un poco hacia atrás.-Gracias por el cumplido...

Noemi se apartó un poco, intentando no incomodar a la otra chica, un poco culpable y algo decepcionada. Miró su reloj.

-Mi hermana tiene que estar al caer. Creo que debería ir a hacer la cena.-le sonrió de nuevo, algo divertida por la situación. Le hizo una caricia coqueta en la cara y se levantó.-¿Hay algo que no te guste especialmente?

-Cualquier cosa que prepares estará bien.

 

-De acuerdo.-contestó Noemi.-Pues haré unas verduras a la plancha, así cenamos ligero.

Se levantó y salió de la habitación. En ese momento una llave abrió la puerta de la calle y Noemi sonrió, emocionada sin que nadie la viese.

Miró a su hermana entrando en la casa.

-Hola, Noe.-saludó ella.

-Hola...-dijo su gemela, sin dejar de sonreír aún.

 

Notas finales:

Bueno, actualizaremos pronto, prometido :). Muchas gracias por leer y dejarnos un review, por favor. Un beso ^^.


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