Te conocí en el café
Homosexual no era la palabra que trataba de ser, ni amor la palabra que buscaba para verte pero hoy ya se cumplen dos años desde que llegas al café y la única conversación es ¿Qué vas a pedir? Y tú me contestes lo de siempre y luego regreso con tus waffles preferidos con tu café negro y la pongo con delicadeza en tu mesa y tú siempre respondas huele bien y yo solo te responda con una estúpida sonrisa que al ver tus ojos te deseen más y cada vez más pero es obviamente tu nunca tendrías que saber solo soy el mesero y tú el cliente muy tonto pensar que alguna vez me saldría de la conversación de Buenos días Bill ¿Qué hay de desayunar?, Tan solo mencionar mi nombre haces que mis mejillas se sonrojen al máximo es inevitable al escuchar tu varonil voz cada mañana me levanto con amino para verte nunca me has platicado de tu trabajo ya que nunca hemos tenido una conversación formal pero sé que me tomaras como un acosador pero sé que trabajas como maestro de música en un colegio.
Los días de gloria cuando abecés llegas en la noche a la cafetería mi corazón se acelera y no puedo creer aun el día que te intereso leer mi gafete y dijiste mi nombre por primera vez casi voto tu café…. ¿Lo recuerdas? Supongo que no, pero esas pequeñas cosas las recuerdo muy bien siempre sueño que alguna vez nuestros labios se conecten solo una vez luego puedes darme una bofetada si es lo que deseas sé que lo que te pediré en este momento es muy irrespetuoso pero desearía alguna vez caminar bajo la lluvia contigo tomados de las manos te confieso que he pintado esa escena esta en mi casa siempre lo alejo de mis perros para que no lo rompan ¿sabes porque escogí ese momento? No supongo que es un recuerdo nulo en tu mente pero recuerdo el día que me ofreciste tu sombrilla cuando hacia lluvia te fuiste caminando con tu suéter puesto y me dejaste con las palabras en la boca y con tu paraguas sabes aún tengo ese paraguas ya que recuerdo que al día siguiente te lo intente devolver y tú te negaste y te agradecí trayéndote panqueques de ciruela.
También dijiste que eran los favoritos de tu madre así que te di una caja lleno de ellos, pero dudo que lo recuerdes sé que eres hombre y que me tapo con la bandeja redonda cuando te veo te confieso lo hago para que no notes mi horrible sonrisa y mis mejillas rojas tal vez ni siquiera llegaras a leer esto pero yo estoy enamo…
— ¡Bill la orden! —Gustav hizo que no pudiera continuar con mi carta que posiblemente le daría a Tom se la daría junto con la cuenta y después de eso tal vez ni siquiera me diera los buenos días lo habría arruinado, tal vez ya ni llegaría a la cafetería—escuchaste verdad mesa cuatro ve —me levante enseguida y guarde la carta debajo de la sal, lleve rápidamente la comida y recogí el dinero luego lo deje en la caja y me volví a sentar atrás del mostrador y terminar de escribir lo que me faltaba pero nuevamente otra cosa me interrumpía había comenzado a llover y esta tormenta era muy fuerte según lo que veía, escuchaba y decían en el pequeño televisor. Suspire y cuando agarre el lapicero para terminar la carta se fue la luz, solo eso faltaba toda la gente se puso como un hormiguero y cuando volvió la luz todo volvió a la normalidad carraspeo mi cabeza y me levanto para entregar una nueva orden al momento de ver a la entrada casi voto la comida era ¿Tom? Aquí pero es de noche y con esta tormenta deje rápidamente la comida y trate de evadirlo.
—Buenas noches, Bill que tormenta verdad—sonrió amablemente
—S-si amm Toma asiento—ofrecí torpemente—Ten—le ofrecí el menú tapándome como un estúpido la cara con la charola.
—Todo se ve bien pero desearía que me trajeran unos dos sándwiches y un fresco de naranja—dijo devolviéndome el menú asistí rápidamente y me fui casi tropezando era tiempo de terminar mi carta solo termine enamorado de ti palabras fuertes pero reales envolví la carta y la puse en el sobre solo me quede esperando y esperando, me tocaba otra mesa cerca de él y…. el ¿me hablo?.
—Los sándwiches están muy buenos, ¿tú cocinas? —aún estaba pensado que él me estaba hablando
—Si s-si un P-poco—tartamudeo
—Me gustaría saber cómo cocinas—sonrió —tal vez mañana me haces el favor de cocinarme—dijo ajustando su trenza.
— ¿Yo?...y-yo estaría encantado—puse los pies torpemente y me puse algo melancólico al pensar que tal vez no habría un mañana—se te ofrece algo mas
—Estoy bien, gracias—antes de irme recogí los platos había terminado y era hora de darle la cuenta y la…carta—lleve los platos y agarre la cuenta unos dos dulces de menta y mi carta al momento de darme la vuelta Tom estaba abrazando a una chica que recién entro el pelinegra y vestía con chaqueta negra y pues ya sabía que era de el ¿no?.
Camine con tristeza para darle la cuenta guarde la carta en la bolsa de mi delantal sonreí y continúe caminando él nunca se daría cuenta de mis sentimiento no hoy no nunca, extendí mi mano para tocar la mano del trenzado destruí el abrazo que se tenían esos dos y le di la cuenta, el me sonrió y me dio el dinero.
—Buena comida, gracias cuídate de la lluvia—sonrió al momento de rodear con su brazo a la chica y se fueron juntos al salir se escuchó esa campana no sabía si romperme a llorar o sentirme feliz me di la vuelta y me di cuenta que él había dejado su chaqueta, me apresure a salir y dársela pero al salir saque la maldita carta que tanto me costó escribir la metí en sus bolsillo y corrí para alcanzarlos.
— ¡Tom! —llame los dos chicos voltearon a verme y me acerque a ellos—olvidaste tu chaqueta—ofrecí.
—Muchas gracias Bill—agradeció se puso la chaqueta y se dio la vuelta junto con la chica ojos celestes, asentí y me di la vuelta bueno si él es feliz….yo también lo soy di mi último vistazo al ver a ambos agache la mirada y sonreí y entre al café.