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Talking To The Moon por Rosmeryta15

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Notas del fanfic:

Bueno, pues este one-shot fue escrito hace mucho por mí y por una muy querida amiga (Vanessa :3) y está basado en la canción 'Talking to the Moon' de Bruno Mars.

Sin más que decir, espero que les guste :)

Las estrellas fieles compañeras, resplandecían haciendo compañía a la solitaria luna. Miró el reloj de su muñeca izquierda por un instante... Era hora, hora de hablarle y pedirle lo de siempre...

Sus vecinos creían que estaba loco, pero no le importaba, lo haría, como todos los días. La miró a través de la ventana, la saludó con una sonrisa y luego salió por la ventana, como siempre hacía.

Porque según su madre le dijo un día "Si le pides algo a la luna con todas tus fuerzas, se cumplirá", desde aquel día, lo hacía todos los días, y sentía que cada vez estaba más cerca de cumplir su deseo.

—Hola, Luna. Soy yo de nuevo... —sonrió tímidamente y frotó sus manos tratando de conseguir calor, había mucho frio ahí arriba, pero ni una tormenta detendría su pedido— Creo que ya sabes a qué vengo... Espero no pedir mucho, pero quisiera conocer a alguien especial, alguien que me entienda, alguien que me mire sin prejuicios, quiero conocer a mi... Alma gemela, no te estoy pidiendo que aparezca mañana en mi habitación saliendo de un pastel enorme, pero dame una señal de que esa persona está allá afuera, esperándome...

Se despidió de ella con una sonrisa llena de esperanza, bajó del techo a su habitación, le dio un último vistazo a la luna antes de cerrar las cortinas y acostarse en su cama y dormir para intentar soñar con el que la luna le enviaría.

"Cuando Morfeo lo atrapó con sus brazos, se vio en el centro de la ciudad, y al caminar chocó con alguien, y después de pedirle disculpas, le vio el rostro...

Esta persona simplemente le sonrió, '¿Quién eres?' le preguntó el pelinegro, al momento que el chico quería contestarle apareció una extraña luz… Que hacía que se desvanezca poco a poco hasta que le perdía la noción del rostro 'No, no, no, por favor, respóndeme, ¡¿Quién eres?!' el chico empezó a gimotear, pero sólo podía ver cómo desaparecía aquel desconocido..."

Esa resplandeciente luz fue convirtiéndose en un claro cielo y un alegre sol saludándole por la mañana, se dio cuenta, había despertado.

Se rascó la cabeza perezosamente y decepcionado se dijo a sí mismo— Fue sólo un sueño.

Caminó arrastrando sus pantuflas en dirección al baño, donde se vio al espejo y se sonrió a sí mismo dándose ánimos para esa mañana, cuando el rostro del chico de su sueño apareció frente a él.

Parecía muy real, el pelinegro trató de tocarlo a través del espejo, sintiendo a cambio sólo el frío y duro cristal, pero aquel chico le sonreía de una manera tan real que consiguió engañarlo y sacarle una sonrisa propia.

Pudo observarlo mejor y vio que tenía trenzas negras, un piercieng en el labio, unos hermosos ojos color miel con una mirada seductora y unos labios muy tentadores.

Parpadeó por unos segundos, mas cuando volvió a abrir los ojos, el bello desconocido ya no estaba, suspiró y volvió a su rutina diaria.

-.-.-.-.-.-.-.-.-

Bill no podía prestar atención a clases por pensar en aquel trenzado. Miraba hacia la ventana y veía su rostro en las nubes, intentaba alejarse de ese pensamiento, pero al mirar a la pizarra volvía a ver su rostro formado con números y letras.

Suspiró, y dio un pequeño brinco cuando lo vio ahí al lado del pizarrón, mirándolo fijamente, eso fue muy extraño así que parpadeó varias veces y se topó con la arrugada y amargada cara del profesor.

—¡AHH! —Bill se cayó de la silla por el susto de la espantosa realidad y acto siguiente, todos se reían de él.

—¡Kaulitz! ¿Se cree el payasito de la clase? —le apuntó con la regla en las narices del pelinegro—. Definitivamente, al final de ésta regla hay un completo estúpido.

Todos reían por la burla del maestro, pero Bill observó la situación y contestó:— ¿Cuál final?

Los del salón lanzaron en coro un "¡Uuuh!" y ahora se reían de la cara roja de frustración que tenía el maestro el cual quitó la regla de sus narices y la apuntó hacía la puerta— ¡Salga de mi clase, muchacho mal educado! ¡Directo a detención!

Llegó a detención, se sentó en una de las sillas, y ya estaba aburrido a pesar de que sólo estaba unos segundos ahí. Pronto empezó a escuchar risas, risas que se le hacían muy conocidas.

—Ah, ¡hola, Bill! ¿ABURRIDO? —asintió— ¡Ya no más! ¡Llama al 555-555-555 y Mike y los G’s llegarán a donde tú estés y te alegrarán el día! —los cuatro se rieron.

—Oh, claro chicos, llegaron a salvarme —río un poco. 

—¿Pasa algo, huesitos? —preguntó Georg, Bill gruñó, odiaba ese apodo.

—¡Ya te dije que odio que me digan huesitos! ¡Mi doctor dice que estoy en mi peso ideal! Aparte me gustan mis huesitos… —bufó, pero no podía negarlo y quería decirle a sus amigos lo que le pasaban, y esperaba le entendieran— Miren… ¿Les puedo contar algo y no creerán que estoy loco?

—Claro, hue… —Mike se calló al ver la mirada de Bill desafiándole a que terminara la palabra— Bill, lo que tú quieras primor. 

Suspiró— ¿Recuerdan que les dije que cada noche le hablo a la luna?

—Oh no, no me digas que tiene que ver con tus momentos de intimidad con la luna.

—Cállate, Gustav —suspiró —. Miren… Creo que por fin me envió una señal… Ayer soñé con un chico, y luego lo vi en el espejo, era hermoso… Pero no tengo idea de quién es, luego lo vi en el espejo y… ¡Me sonrió! Intenté acariciar su mejilla, se sentía frío… Pero por dentro me sentía caliente y…

—¡Para, para, Bill! ¡No quiero escuchar cómo te masturbas frente al espejo! —se burló Georg.

—¡No idiota! Ustedes no me creen… ¿Verdad? —miró a sus amigos quienes se miraron uno al otro incómodamente esperando que alguien dijera algo… Pero sólo contenían las ganas de reír.

—Mira, Bill… Quizás deberías “terminar” tu relación con la luna…

—Oh, Dios mío, no es enserio. —No quiso seguir escuchando esa absurda declaración y se fue de ahí.

Él confiaba en los relatos de su madre y nunca dudaría de la leyenda sobra la luna.

-.-.-.-.-.-

Ya en la salida, caminaba cabizbajo. "Qué genial es que tus mejores amigos no te crean", pensó y siguió caminando cuando sus amigos lo alcanzaron. Le hablaron, pero él decidió ignorarlos.

—Aish… Biiiill, no puedes enfadarte sólo porque nos reímos, ándale, perdónanos ¿sí? —el pelinegro giró su rostro, ignorando la disculpa de Mike.

Se miraron entre sí y asintieron— ¿Nos perdonas? —le dijeron mientras le hacían cosquillas, eso siempre funcionaba.

Bill no pudo evitar reír— Es-está bien, p-pero dejen de hacerme cosquillas —logró decir.

Siguieron caminando, hablando de trivialidades, como siempre, cuando por descuido del pelinegro, chocó con alguien.

—Disculpa —el extraño lo ayudó a levantarse.

Su cuerpo recibió una extraña chispa de electricidad cuando sus manos entraron en contacto. Levantó la mirada y ¡Era él! ¡Era el chico de sus sueños! 

Esta era su oportunidad. Tenía que hablarle— Hola... Disculpa mi atrevimiento, pero ¿cómo te llamas?

El extraño de sus sueños río en bajito por el atrevimiento del pelinegro.

Sus amigos sintieron que hacían mala compañía al ver como los ojos de Bill se iluminaron ante aquel chico, así que discretamente se fueron alejando para dejarlos solos.

—Tom, un gusto, ¿puedo saber el tuyo?

—Oh… El gusto es mío, eh, yo me llamo Bill. Sé que sonará raro, pero estoy feliz de encontrarme contigo… —Tom sonrió aún más ahora apenado, Bill había dicho esas palabras sin pensarlas y se sonrojó al notar la timidez de Tom— Oh ¡Lo siento mucho si dije algo inapropiado! 

—No te preocupes, yo también estoy feliz de encontrarte, pareces un chico muy lindo… Aunque espero que nuestros encuentros sean menos dolorosos… —ambos rieron y después hubo un silencio incómodo.

Bill sabía que sería un completo idiota si lo dejaba ir, tenía que decir algo y rápido.

Miró a su izquierda un pequeño puesto de té y se le ocurrió una idea.

—Me gustaría conocerte más, ¿quisieras tomar algo conmigo ahí? —apuntó el pequeño puesto— Son deliciosos esos tés…

—Eso sería genial.

Siguieron hasta ahí hablando de cosas de la vida. Tomaron lugar, ordenaron y no hubo más momentos silenciosos entre ellos. Tenían mucho en común, Tom era muy divertido.

Llegaron sus órdenes y dejaron la plática para disfrutar de ellas. Entraron más en confianza, y el trenzado por fin se atrevió a decir lo que pensaba.

—Me alegra que me hayas invitado, aunque no lo parezca, soy muy tímido, nunca en mi vida hubiera podido invitarle a tomar el té a alguien tan bello como tú, Bill… 

—Bueno… Es que no eres una persona cualquiera, espero que no me tomes por un loco maniático… Pero, un día mi madre me dijo algo, algo que cambió mi vida…

—Jamás pensaría eso de ti, continúa —dijo escuchando cada palabra del pelinegro.

—Ella… Me dijo que si le pides a la luna algo que deseas con todas tus fuerzas…

—… Ella moverá las estrellas hasta cumplirlo… —Bill quedó impresionado al ver que Tom terminó la frase por él, se llevó las manos a la boca e intentó contener algunas lágrimas, era él, Tom realmente era su alma gemela… 

—Lo sabes…

—Sí… Pero me di por vencido, llegué a pensar que no era verdad… Pero tú, ¿qué le pediste?

Bill sonrió y con una cálida voz le dijo—A ti… —y tan rápido como la luna cumplió sus deseos, le robó un beso a Tom. Ambos quedaron sonrojados y con ganas de más.

-.-.-.-.-.-.-.-

Las semanas pasaron, Bill y Tom seguían viéndose y cada día que pasaban juntos sus corazones se llenaban más y más del amor que sentían por el otro.

Esa noche, iban camino a la casa de Bill, después de una cena donde Tom le propuso matrimonio, propuesta que el pelilargo aceptó sin pensárselo dos veces. Al fin y al cabo eran almas gemelas, destinadas a estar juntos.

Subieron a su habitación, y admiraron la bella luna desde la ventana. Ese día era especial, pues era la última vez que Bill le diría algo a la luna.

Tomados de las manos subieron al techo. Admiraron a su fiel compañera, a su fiel amiga.

—Hola, Luna —le saludaron y sonrieron—. Queremos decirte algo —comenzó Bill.

—Gracias, pues a pesar de que dejé de creer en ti, cumpliste mi deseo. —Apretó más la mano de su novio y le dejó un casto beso sobre sus rosados labios.

—Oh, Luna —suspiró Bill y la miró fijamente—. Escuchaste todas mis súplicas y cumpliste cada una de ellas. Me entregaste a un maravilloso novio. Guapo, inteligente. Todo lo que te pedí —le susurró y sonrió pícaro cuando Tom le miró preguntándose qué le había susurrado— Hoy, es el último día que hablaré contigo. Lo sé, es desconsiderado de mi parte después de todo lo que hiciste por mí, pero tienes que comprender que ahora tengo todo lo pedí y que tengo que disfrutarlo. Así que, desde el fondo de mi corazón: Gracias. Gracias. Gracias. Miles de gracias.

Le sonrió una vez más y sin querer una lágrima rodó por su mejilla cuando las estrellas resplandecieron iluminando a la bella luna, como diciéndoles De nada. Disfruten su futuro juntos.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Tus deseos se harán realidad si los pides con todo tu corazón, a tu fiel amiga, la Luna.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, y como ya sabrán, lo que nos alienta a seguir escribiendo, son sus hermosos comentarios. Así que si le gustó, y aunque no les haya gustado, comenten :)

Saludos :3


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