El pasado siempre es algo que nos tiene marcados, siempre, porque es lo que hará el cómo actuaremos en el futuro.
Si se pudiesen cambiar cosas del pasado, si se pudiese saber lo que nos deparará la vida en un futuro… creo que optaríamos por vivir como quisiéramos, aunque la sociedad nos marque ciertas cosas que “no se deban de hacer” pero, es mejor dejar de pensar en todo esto y tratar de vivir el presente.
-Entonces esta será tu nueva escuela.- decía una señora mientras le ponía una pequeña mochila a un niño de aproximadamente 11 años.
-Pero es que…- el niño ponía cara de tristeza y la señora se agachaba para quedar a la altura del pequeño.
-Shuu, no tengas miedo, sé que es difícil eso de cambiar de escuela, pero ¡vamos! Eres un niño muy sociable, de seguro harás amiguitos enseguida.- la señora de cabello ondulado recogido en una coleta le acariciaba una mejilla al niño que estaba todavía dudoso de entrar a la escuela.
-Pero ¿Qué tal si no soy bienvenido?-
-No pienses en eso cariño, si vas con esa mentalidad, los demás niños te verán de esa forma, anda, sé que tú no eres así.- la mayor ponía una mano en la mejilla del niño de cabello algo ondulado y con la otra le revolvía el cabello. –Anda, si no, no te llevaré a comer al restaurant que tanto te gusta en fin de semana.-
-Bu-bueno, pero...-
-Ay Shuu, anda.- la señora le daba un leve empujoncito hacia la entrada de la escuela y el niño corría hacia el interior de esta, sin mirar atrás.
Típico ambiente de escuela primaria: gritos por aquí y por allá, algunos ya platicando con sus respectivos amigos o simplemente ocupaban sus respectivos lugares.
El pequeño de cabello ondulado se esperaba de pie delante del escritorio y todos los demás niños lo veían curiosos.
-Ey, ¿eres nuevo?- le preguntaba una niña demasiado curiosa.
-Este…-
-Pues me imagino que lo es, si no ¿por qué estaría parado aquí?- decía un niño encogiéndose de hombros.
-Oh bueno, pero eres bastante raro niño…-
-Yo…-
-Niños vamos, a sus luga… ah, tu eres el nuevo niño ¿verdad?- decía una profesora con varios libros en sus brazos,
-S-sí, mi nombre es Shuu, Ozaki Shuu.- el niño pasaba al pizarrón y escribía su nombre pero la tiza que usaba estaba ya algo vieja y al escribir su nombre hacia un ruido que lastimaba el oído de los demás niños.
-¡Ay! ¡Deja de escribir!- gritaban algunos niños y otros sólo se reía.
Ante esto, el pequeño Shuu dejaba caer la tiza y miraba hacia el suelo.
-Perdón…-
-N-no pasa nada Ozaki-kun, pero bueno, iré a que me den nuevas tizas, puedes tomar asiento en la última fila, hasta atrás por favor.-
-Si, gracias profesora.-
El niño iba cabizbajo hacia un su nuevo lugar, parecía que estaba ahí más a fuerzas que a voluntad, por lo que se sentaba en su lugar y veía que era el lugar más lejano del salón, si el niño no quería ser notado en ese salón, ese sería el mejor lugar para él.
-Perfecto, aquí nadie me notará, nadie me vendrá a molestar, eso espero.- el niño sacaba una libreta y empezaba a garabatear en una hoja ya sucia.
-Bien niños, empecemos con las clases.-
Las clases pasaban como rayo, súper rápidas pero para Shuu se le hacía una eternidad. Empezaba el receso pero al parecer Shuu no quería salir a jugar futbol como los demás niños.
-Nee, oye tu nuevo, ¿Por qué tan callado? ¿no quieres ir a jugar futbol?- iba a su lugar otro niño que al parecer era mayor que el peliondulado.
-Simplemente no tengo mucho que decir y no me agrada el futbol.-
-Mmm… me aburren los niños así.- se ponía detrás del otro niño una pequeña, esta solo miraba a Shuu con cierta indiferencia y el niño sentía esto y se quedaba mirando hacia la ventana que daba al patio principal.
-Ash, vámonos Yukito, ese niño me aburre.-
-No pues sí que eres antisocial, niño emo.-
El niño de nuevo ingreso se hacía el sordo y centraba su atención en un grupo de niños que estaba jugando en el patio.
-Aquí estoy bien, no me agradan estos niños y no sé por qué, pero… pero yo ya no quiero saber nada de hacer amigos, ni de socializar con niños de mi edad, ¿qué tiene de malo querer estar solo para poder hacer lo que realmente me gusta?- el niño sacaba de su mochila un juego de crayolas y de tizas de colores, al igual que unas hojas de papel opalina, abría un poco más la cortina y estiraba sus manos para tomar su lápiz y comenzar a garabatear en esas hojas.
Terminaba el día escolar, Shuu veía como los demás niños iban en compañía de sus amigos o hermanos, algunos cuantos con sus “novias y novios” que a pesar de que eran niños de 11 años, estos ya andaban con sus hormonas algo alteradas; él iba solo, mirando a su alrededor para conocer su nueva ruta de regreso a casa, su mamá lo llevaría en coche todos los días, pero de regreso él se iría solo a casa.
-Es un camino algo complicado para ir y venir en bicicleta, nada como ir a pie, o no sé, el transporte público no me agrada- miraba un cerezo ya casi sin flores y en este unos pajarillos azules anidando en las ramas de este. –Que bonito, como para dibujarlo con acuare…- se quedaba cayado al sentir una mirada encima de él. -¿eh?- regresaba su mirada y sólo veía como una mochila se asomaba por una esquina y esta desaparecía rápidamente. –Creo que sólo fue mi imaginación…- el menor suspiraba y seguía su camino a casa.
-Llegué.-
-Hola Shuu, dime: ¿cómo te fue en tu primer día de clases?- decía su mamá emocionada.
-Pues… normal.-
-No hiciste algún amigui…-
-Mamá, no tengo hambre, no comeré, ¿vale? Bajo a cenar después de que haga mi tarea.-
-Shuu…- el epqueño subía las escaleras hacia su cuarto pero alguien se ponía en su camino
-Onii-chan ¿qué pasó?- le decía una niña aproximadamente de 15 años.
-Nada Mitzuki, nada…-
-Oye, debes de bajar a comer, mamá preparó camarones empanizados sólo para ti.-
-Tengo mucha tarea, me gustaría terminarla lo más rápido para poder terminar el dibujo que empecé ayer en la noche.-
-Pero debes de comer algo, si no, amm.. amm… ¡no te daremos pastel de chocolate que hizo mamá para la cena!-
-Me da igual, así engordarás más hermana.-
-¡Oye! Ash, malcriado este…- la mayor veía como su hermano entraba a su cuarto y le ponía seguro a la puerta.
-Ahh, a veces realmente me dan ganas de.. ahh… cómo odio a ese desgraciado…- la niña apretaba su puño derecho y bajaba a comer con su madre.
-Bien, ahora por fin podré terminar ese dibujo que desde ayer lo estaba planeando, tengo mis tizas de colores, mis crayolas y mis colores de madera, pero, ahh si tan sólo tuviese un buen estuche de acuarelas… pero bueno, continuemos con aquella sirena que teme salir a la superficie para no ser pescada como cualquier pececillo más…-
La noche se hacía presente en la casa de los Ozaki, y el ruido estomacal del miembro más pequeño hacia que este saliese de su cuarto.
-Ahh, maldita hambre, ya casi acabo mi…- llegaba a la cocina y ahí veía a su mamá y a su hermana platicando un poco.
-Mamá, ¿no has pensado en llevar a Shuu con un psicólogo?-
-Recuerda que se negó a ir, él me dijo que no quiere decirle a nadie lo que pasó con ese desgraciado.- la señora se ponía una mano en la frente recargándose en la mesa con su codo.
-Es por su bien mamá, desde que regresó a casa después de su secuestro, se la pasa encerrado en su cuarto, habla solo y no sé cuantas cosas hace que termina lleno de tiza de colores.-
-Hija, sabes que tu hermano dibuja, es normal que salga lleno de tiza y de carbón, pero ¿habla solo?-
-Si, o bueno no sé si habla para si mismo al momento de dibujar, pero no me agrada que sea así de callado y antisocial.-
-¿Cómo deduces que tu hermano es antosocial?-
-Por que nunca he escuchado que diga: mamá mi amigo o amiga y yo hicimos esto, mi amigo esto, mis amigos lo otro, sólo habla sobre los diferentes colores que le gustaría tener y que de regalo de cumpleaños quiere un estuche de acuarelas.-
-Cuando estábamos en Ichihara nunca hablo de amigos, quizá acá en Tateyama logre hacer algunos amigos.-
-Ahh, pues como veas, pero yo creo que es necesario que hables con él, no todo el mundo será como ese desgracia..-
-Ese desgraciado, se hizo pasar por el amigo de papá, por mi amigo y bien, me secuestró por casi un mes, a veces era un martirio comer aquella comida echada a perder, cada fin de semana celebraba algo ese tipo, hacía que comiera pastel de chocolate, y a veces me embarraba chantillí en la mejilla y haciendo un ruido bastante extraño me retiraba eso de la cara con una servilleta, y cuando me bañaba… tengo 11 años pero ya sé muchas cosas, ese señor se masturbaba mientras me veía duchándome… nunca se acercó a mí pero en las noches dormía en el suelo con el miedo de que me hiciera algo.-
En aquel comedor, la familia se quedaba callada, su hermana no sabía que decir y su mamá se levantaba y caminaba hacia el niño.
-Shuu…-
-Mitzuki, ¿Crees que después de eso, podré volver a confiar en cualquier persona? Aunque sean niños… a esta edad cualquier cosa puede pasar.- miraba a su hermana de una manera fría.
-Sh-Shuu perdón pero es que…-
-Con su permiso, iré a seguir dibujando.-
Las dos féminas se quedaban calladas, la madre del menor ponía ambas manos en su rostro y sollozaba un poco, su hija se quedaba mirando el pastel de chocolate en la mesa, se levantaba y tiraba todo esa masa de chocolate a la basura.
-Odio hablar de ese tema, esos días fueron los peores en toda mi maldita corta vida, con apenas 10 años y había pasado por todo eso. Todavía recuerdo que el día en que ese señor me llevo a su “casa” me dijo que tenía un estudio de dibujo muy bonito, donde yo podría dibujar mejor que en cualquier lugar. Me subí a su coche y en un alto, se fue contra mi y me puso un pañuelo con algo que me hizo dormir, al despertar, estaba en ese cuarto totalmente oscuro, sólo podía distinguir su voz, estaba atado de las manos y mi boca tenía un pañuelo el cual no me dejaba hablar ni quejarme. Día tras día, mi miedo iba aumentado, primero me decía que era el niño más bonito que había conocido, que mis mejillas eran perfectas para ser acariciadas, luego me dejaba por días sin comer, y cuando se acordaba de mi existencia, me llevaba comida rancia. Después de que pasaron creo que como unos 10 días, me decía que mis labios eran tan gruesos que podrían ser besados con pasión… eso me dio bastante asco, luego las sesiones de baño, más maldito asco. ¿Y mi papá? Mi papá había sido asesinado por ese mismo señor unos días después de que fui secuestrado… papá.. ¿por qué confiaste en ese tipo?
Pasaron más y más días… hasta que la policía dio conmigo y a ese tipo lo metieron a la cárcel, no sé si por que sea aún un niño, pero creo que ese castigo no se lo merecía, me había hecho muchas cosas, quizá no me violó por que tenía ese fetiche raro por verme bañarme o embarrado de chocolate, pero…. Pero…-
-Pero ¿por que yo?- el niño cerraba fuertemente sus ojos y de sus mejillas caían unas cuantas gotas las cuales manchaban el hermoso dibujo que estaba realizando.
Pasaban los días y Shuu seguía como siempre, sin querer hablar con nadie y alejándose de las personas que trataban de socializar con él.
-Señora, su hijo tiene el mejor promedio de su grado, y en su grupo es el número uno, pero, nos preocupa que casi no sale a jugar con los demás niños, se la pasa con un cuaderno de dibujo en vez de participar en los juegos infantiles.-
-Mi hijo tiene un pequeño problema, y pues casi no le gusta socializar con los niños.-
-¿Se podría saber qué fue lo que le pasó?-
La señora Ozaki no sabía cómo contestar a esa pregunta, le había jurado a Shuu nunca decir por lo que había pasado, por lo que la señora se limitaba a decir que tenía problemas de autoestima.
-Bueno, si es por eso, acaba de llegar una psicóloga nueva, no tiene mucho que se tituló, así que quizá le pueda ayudar a su hijo, está a punto de pasar a una etapa más problemática, la adolescencia, así que de preferencia, ese problema debe de solucionarse.-
-Mi hijo irá a un psicólogo particular.-
-Aun así, creo que sería bueno que esta chica lo checara.-
-Pero…-
-Señora, ¿qué no le importa la salud de su hijo?-
-Si pero…-
-Sin pero, verá que esta chica es muy buena.-
Después de clases, Shuu recibía un recado por parte de la directora del instituto, el cual decía que debía de quedarse después de clases de 2 a 4 a unas clases especiales.
-¿Clases especiales?-
-Si, no sabría decirte sobre qué es tu clase, pero es obligatorio que vayas.-
-Ah… ok.-
Las dos en punto, y en un aula algo vacía Shuu esperaba la llegada de su maestro o maestra.
-No me agrada cuando esto está totalmente solo….- se sentaba en un rinconcito del aula y se escuchaban otros pasos junto a él.
-Como que está muy solitario ¿verdad?-
-¿eh?-
-Pues si, ni un alma visita esto, pero bueno aquí habemos dos almas.- un niño de cabello castaño se sentaba junto a Shuu.
-Este…-
-Oh si, ¡mira! Esa es una mariposa blanca ¿no?-
-¿Dónde?-
-Ahí, junto a la ventana.-el niño dejaba sus cosas y corría por el aula “persiguiendo una mariposa” la cual Shuu no veía.-
-Oye… no hay nada.-
-¿Cómo que no hay nada? ¿No la puedes ver?-
-No.-
-Mmm… creo que careces de imaginación.-
-No, pero es que sinceramente no veo nada.-
El chico de cabellos castaños sacaba de su suéter una mariposa de papel y se reía.
-Oh, mira, ya la encontré.-
-Este….-
-Hola niños.- se presentaba una señorita de no más de 27 años.
-Hola.-
-Hola, ¿usted es la chica que nos verá después de clases?-
-Si, mi nombre es Haru.-
-Haru-chan.-
-Tu has de ser Satoshi.-
-Yeep, Koizumi Satoshi a sus órdenes.- el pequeño era demasiado sonriente y Shuu solo suspiraba.
-Y tu eres Ozaki Shuu.-
-Si.-
-Bueno chicos, necesito que me contesten un cuestionario ¿vale? –
-Oke, oke.-
-Ajá.-
-El primero en terminar, recibirá un dulce de leche.-
-¡SI!-
Shuu no mostraba mucho interés en esas dinámicas, pero su compañero parecía muy interesado en todo lo que hacía, y a veces no paraba de moverse.
-Muy bien Satoshi-kun, ahora sólo esperemos a que Shuu-kun termine.-
-Ya terminé.-
-¡Qué bien!-
-Bueno ahora en equipo, quiero que me hagan un dibujo de lo que más les guste ¿vale?-
-Pero ¿debemos de poner nuestros gustos en un solo dibujo o cómo?-
-Uno tú y uno yo, yo no sé nada de tus gustos.-
-Y pues yo no sé nada de lo tuyo.-
-Pues a ver como se las ingenian ¿ok?-
-Ok.-
Se sentaban en el piso y Shuu tomaba un gran papel bond y comenzaba a dibujar un poco.
-Nee, ¿qué estás dibujando?-
-Me dibujo.-
-Pues tu tienes el cabello algo ondulado, no eres así de lacio.-
-Oh bueno hago lo que puedo, no nado muy inspirado como para dibujar de la menor manera posible.-
-En la hora y media que llevamos juntos, es la primera vez que te escucha decir más de 5 palabras juntas.- Satoshi se sentaba en frente de Shuu y lo veía curioso.
-Soy de pocas palabras.-
-Ya me di cuenta pero, dime, ¿desde cuando dibujas?-
-Desde hace mucho.- Shuu se concentraba bastante en su dibujo y Satoshi apenas y llevaba unos cuantos trazos.
-Ohh… y ¿qué color te gusta más?-
-Gris, negro, rojo y blanco.-
-Ohh…. Y cuál es tu…-
-Oye, no estás haciendo nada.- Shuu dejaba de dibujar y miraba con algo de flojera a Satoshi.
-Es que me gusta como estás dibujando.-
-Si pero si sólo me ves, no podrás hacer tu dibujo, calificarán el mio pero el tuyo no.-
-Es que amm… soy un asco dibujando.-
-¿Qué es lo que quieres dibujar?-
-Una guitarra.-
-Haz un ocho.-
-¿Eh?-
-Haz un ocho, luego haz arriba del ocho una I, después ponle un octágono, al lado de eso ponte 6 bolitas, y en la segunda bolita del ocho hazle un círculo negro, y después….-
-Oye…-
-¿Mande?-
-¿Cómo es un octágono?- decía mientras le mostraba su dibujo improvisado de una guitarra el cual había hecho con las instrucciones del pelidondulado-
-¿Cómo es posible que no sepas cómo es un octágono?- Shuu se sorprendía y dejaba su dibujo a medias.
-Amm.. pues me suena a ocho pero ¿ocho que?-
-En matemáticas te lo deben de enseñar.-
-Ahh, matembrúticas.-
-No te agradan ¿eh?-
-Soy un asco en eso también…-
-Ocho lados…- Shuu se acercaba a la cartulina de Satoshi y dibujaba el octágono para que ahí fuesen las 6 patitas para ajustar las cuerdas de la guitarra.
-¡Oh! Ya me acordé, son ocho lados.-
-Si…-
-Y un hexágono son de 6 ¿no?-
-¿Y un pentágono?-
-De 5.-
-Correcto.-
-¡¡Yaay!! Pero ahora debemos de terminar tu dibujo, el mío ya está.-
-¿No lo vas a colorear?-
-No hay guitarras verdes, o ¿si?-
-¿Te gusta el verde?-
-Sip, pero bueno, venga, hagamos a ese Shuu un poco más Shuu, a parte le falta el lunar que tienes en el mentón.- Satoshi tomaba una crayola negra y le hacia un pequeño puntito en la barbilla de aquel dibujo.
-Oh si… mi lunar.-
-Y le falta un detallito…- Satoshi tomaba de nuevo la crayola con su zurda y dibujaba una pequeñísima sonrisa en la cara de aquel dibujo.
-Oye pero ese no soy yo.-
-Claro que sí.-
-Muy bien niños, se acabo el tiempo.-
-Ahhh, pero todavía faltaba ponerle a Shuu algo en sus ojos.-
-Oye no uso lentes.-
-Bueno quiero ver sus dibu…- La chica miraba el dibujo de Shuu y se sorprendía ante lo bien que el niño dibujaba. –¿Ese quien lo hizo?-
-Yo.- Shuu alzaba su mano pero Satoshi también lo hacía.
-Oh, ya veo que se ayudaron.-
-Yo solo el dibuje su lunar y su sonrisa.-
-Lo demás lo hiciste tu ¿verdad Shuu-kun?-
-Si…-
-¡Te quedo genial! Así que lo que más te gusta es dibujar.-
-SI.-
-Ok, y ahora el tuyo Satos…- veía el dibujo del menor y se reía un poco. –Bueno he de admitir que el tuyo también es bonito Satoshi-kun.-
-Es una guitarra, y pues las guitarras están compuestas por un ocho, una I y un hexa.. a no.. esperen es de 8 lados… ¡UN OCTÁGONO!-
-Oh, que bueno que apliques las matemáticas cuando dibujas sato-kun y veo que te gustan las guitarras.-
-Amo tocar la guitarra, pero no sabía que esto tuviese algo de matembrúticas incluidas.-
-Ahahahaha, vaya, lo que uno aprende….-
-Shuu-kun me ayudó en eso.-
-¿Si?-
-El me dijo que hiciera el 8, la I y el octágono.-
-Ok trabajaron en equipo y eso me gustó.-
-Disculpe ¿con que fin hacemos esto?-
-Para conocerse.- la chica les sonreía y Satoshi también sonreía.
-Ahh, pues bueno, yo me debo de ir.- Shuu agarraba sus cosas y Satoshi iba también por las suyas.
-Bueno, los veo mañana ¿vale?-
-Ok…-
-¡Sip!-
-¡Con cuidado niños!-
Los menores salían del aula y la chica los veía desde lejos.
-¿Problemas de autoestima? Más bien, Shuu-kun es muy inseguro, pero ¿Por qué esa inseguridad?-
Los dos niños salían de la escuela y Shuu se paraba en seco en un semáforo el cual todavía tenia el color verde para el peatón.
-¿Mm? ¿Qué pasa Shuu-kun?-
-Mira Koizumi, soy Ozaki, y no me sigas.-
-No te sigo, sólo camino hacia la parada de bus que me deja en mi casa.-
-Adiós.-
-Oye, oye, te veías mejor cuando sonreías hace unos días.-
-¿Eh?-
-Me largo~- decía cantadito el castaño y se subía a un autobús que decía Shinjuku. Shuu se quedaba mirando aquel autobús y se daba media vuelta.
-Ese niño es muy raro…- -¿Cuándo me vio sonreír?-
-Ese Ozaki es muy raro… la otra vez sonrío al ver a esos pájaros en ese árbol, que se me hace que es bipolar.-
-Llegue.-
-¿Y que tal tus clases de hoy Shuu?-
-Pues… solo puedo decir que aprendí muchas cosas… que según no tengo imaginación pero… ah si, que mi cabello se ve muy ondulado, creo que me lo cortaré de nuevo, y que mi lunar en el mentón llama la atención...-
-Joven Satoshi, ¿cómo le fue en su escuela hoy?-
-Pues… amm…¿qué hice?... deje me acuerdo… amm… nop, no me acuerdo…-
-Pero aprendí que una guitarra se puede hacer con un 8,
una I,
y un octágono…-