1- Soga
2- Magnum 44
3- Navaja suiza
4- Cadillac
5- Sable
6- …….
Y si por él hubiera sido habría numerado tantos artefactos más, oh si, había tantas cosas en este mundo con las que podías asesinar, con las cuales matarlo…
Estúpido Lee
¿Su plan?, ¿alguna táctica acaso?... No, los años se encargaron de enseñarle que los momentos no previstos salían mil veces mejor. Además, ya estando frente a él vendría un sinfín de ideas a su mente. Eso era lo de menos.
Ahora bien, ¿dónde estaba ese cretino?, tal vez se había ocultado de él hasta que su ira desapareciera, o al menos, hasta que, en una escala del 1 al 10, la furia disminuyera a 9
¿Pero cómo demonios haría eso? Si hacía unos instantes acababa de ver al bastardo ese bailando sugerentemente con la perra de Tenten. Su vestimenta y movimientos sensuales –mejor dicho, repugnantes- pensó, ejecutando poses eróticas y restregándose a Lee como todo una cualquiera. Y lo peor de todo: al pelinegro no parecían molestarle aquello, al contrario, ¡parecía deleitarse!
Mierda, estaba claro que esa zorra era la culpable. Espera un momento, no solo es ella… ¡hay unas cuantas zorras más! Eso… eso era inaceptable. Definitivo, mataría a Lee primero para luego darles un final más sádico a esas… que ni merecían llamarse mujeres.
¿Cuántas veces habían hecho eso?
-¡Gaara, solo es un video musical!- escuchó su voz tras él, junto a una dulce e inocente risita.
Oh, cierto, a veces lo olvidaba.
Era evidente que para un ídolo del Kpop la vida no era fácil, pero tampoco la vida de su novio lo era. Mira que soportar las miradas lascivas de esos fans, independientemente de que fueran hombre o mujeres… lástima que el homicidio fuera ilegal en Corea del sur.
Y qué decir de los Sasaengs, ese tipo de fans sí que causaban dolores de cabeza. Ya había olvidado la cuenta de cuantos taxis habían chocado contra su Bentley solo porque Lee era el copiloto y esas despreciables personas habían pagado para provocar el accidente. Incluso una vez intentaron tomarles fotos mientras estaban haciendo el amor; en su propia casa. Pero esos problemas cesaron gracias a la seguridad que habían contratado meses atrás.
Pero sin duda, lo peor de todo era el hecho de que siempre tenía que haber bailarinas y bailarines en los videos y presentaciones de su amado pelinegro, era simplemente una pérdida de dinero, con Lee era más que suficiente, al menos para él. No había necesidad de que otra persona que no fuera Sabaku no Gaara tocara al bastardo de Rock Lee, SU bastardo.
Y ahora la voz de la causa de su enojo lo regresaba de vuelta a la realidad y le había dado a conocer que las imágenes que presenciaba era mera fantasía, era parte de su labor como cantante. Pero es que se veía tan real…
Una vez concluyo el video apagó el televisor. No le basto la breve explicación, ¿Cómo asegurarse de que no lo volvería a hacer?
Ya le había pedido y hasta rogado que dejara la industria de la música, él podría darle todo lo que deseara y nunca le faltaría nada, no por nada tenía la gerencia general de Samsung. Pero para su mala suerte, recibía siempre una negativa como respuesta y algunos alegatos de no interferir en los sueños ajenos.
Recordó enseguida su principio de “no planear cosas” y se dejó llevar por su instinto. Se volteó dándole la cara al pelinegro dejándole ver toda la irritación que sentía y se acercó a él a paso veloz, lo atrajo hacia él y beso con violencia los húmedos labios, a lo que el otro solo correspondió de igual manera dejando escapar un sonoro gemido. Pasaron unos segundos y Lee puso sus manos en los hombros de Gaara para alejarse y tomar el aire que tanto necesitaba. Gaara le clavo sus orbes aquamarinas.
-Y ¿Cómo se llama? – preguntó ladeando su cabeza en dirección al televisor, dando a entender que se refería al video y sin deshacer su amarre.
-Trouble maker- respondió el Kpopstar con una de sus lindas sonrisas
El Sabaku rodo sus ojos mostrando un leve gesto que denotaba felicidad, a su modo. Tomó la mano de Lee y lo llevo, casi a rastras, a la habitación.
Pobre Lee, tendría que pagar por toda la ira que le había hecho sentir al que se hacía llamar su novio, el que siempre le creaba molestias con todo lo que pudiera, para luego castigarlo y reafirmarle que pertenecía solo a él.
Sin lugar a dudas, Gaara era un buscapleitos.
*Fin*