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Quizás sea un nerd, pero es mi nerd por Niji_Takagawa

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo mis queridos/as lectores/as~ sé que últimamente me he tardado demasiado en actualizar, pero en los días anteriores tuve que entregar trabajos finales y eso así que mucha presión y trabajo, por lo tanto no tenía tiempo de nada más. Pero como ya estoy de vacaciones me tienen de vuelta por fin~ les dejo finalmente el capítulo 14, bastante interesante a mi parecer, espero piensen lo mismo, a leer y dejar reviews, disfruten:

La vida en aquella preparatoria había cambiado desde hacía mucho tiempo, ya no era el lugar común y corriente que todos conocían, sin embargo, no era algo que todos ahí supieran, o algo que se escuchara entre los pasillos, pues esos asuntos eran internos, y sólo los interesados o involucrados estaban enterados de todo. En lo sucesivo, las cartas siguieron llegando a manos de Hide por un par de  semanas más solamente, esas cartas que contenían poemas y bonitos pensamientos dedicados a su persona, pero siempre de manera anónima. Desgraciadamente las circunstancias en que se encontraban no le permitían a ninguno de los cuatro sospechar siquiera de quién se trataba, no era normal que poco después de la partida del novio del pequeño pelinegro alguien más comenzara a mostrar interés en él, y no era precisamente porque se tratara del chico más feo, después de todo, en lo que respectaba a Tetsu, Sakura y Ken, ellos estaban convencidos de que Hide no era feo, sino que simplemente se descuidaba a sí mismo. El verdadero problema en aquella ocasión, era que si recibía las cartas en la escuela, era evidente que se trataba de otro alumno, y el resto de sus compañeros eran muy superficiales, no había uno solo de ellos que no tuviera los mismos prejuicios hacia él. Al principio la idea de que se tratara de una broma era la más lógica, sin embargo, por alguna razón las cartas seguían llegando, lo cual les hizo abrirse a más posibilidades, las cuales no eran muy fuertes, pero que una vez más se esfumaron cuando el pequeño pelinegro recibió una carta más, diferente a las demás.

–Sí, y debieron ver la cara que puso ese ladrón cuando me defendí de sus ataques en lugar de asustarme…hasta los asaltantes son tan niñas, qué vergüenza.

–Sakura qué esperabas del hombre, si tienes un grado tan alto en judo, cómo se iban a poder defender de eso sólo con unas navajas.

–Bueno la verdad es que me hicieron un par de cortadas pero nada que un poco de alcohol no cure.

–Hablas de alcohol para limpiarlas verdad –respondió Tetsu mirando al ligeramente más alto con una mirada acusadora.

–Por favor Tetsu, me ofendes con tus dudas…obvio no, hablo de sake y cerveza.

Los cuatro chicos estallaron en risas tras la respuesta descarada del pelinegro, al mismo tiempo que se acercaban al área de los casilleros para así cada uno abrir el suyo, y tomar los zapatos que debían usar dentro de las instalaciones de la escuela. En el momento en que específicamente el casillero de Hide se abrió, una vez más un pequeño sobre, esta vez de color rojo, cayó al suelo a los pies del chico a quien iba dirigido, pues éste alcanzó a vislumbrar su propio nombre rotulado en el sobre, por supuesto indicando que era para él. Aquello ya no le sorprendió, solamente le intrigó el cambio en el color del sobre, pero siendo un detalle menor, se limitó a agacharse para tomar aquel objeto hecho de papel, para así sacar de él la carta que éste guardaba en su interior. Tras hacerlo, se recargó en el casillero vecino al propio para así disponerse a leer esa nueva carta, la cual sin duda alguna era diferente a las anteriores:

‘Querido Hide:
Antes que nada, esta vez quisiera hacerte recordar sobre lo que te dije en la primera carta que te envíe, que eventualmente te pediría vernos en algún lugar para hacerte saber quién soy; pues me parece que esta vez el momento ha llegado, por fin me siento listo para verte de frente, para que sepas quién es esa persona que está tan interesada en que le dejes conocerte completamente. Estoy muy nervioso, lo admito, pero siento que ya es momento de dar este paso, es necesario para los dos creo, pues quiero creer que tú quieres saber quién soy. Te parecerá prematuro si te cito hoy mismo, por lo tanto nos vemos en dos días más, el viernes a las once de la noche te estaré esperando frente al instituto, te suplico además que vayas solo, no quisiera que tus amigos estuvieran presentes en ese momento. No es que tenga algo en contra de ellos, pero su presencia no me sería de ayuda para calmar estos nervios que siento ante la idea de poder verte; dada la hora en que te cito, no creo que sea necesario el darte alguna señal de cómo iré vestido o algo así, para que me reconozcas, así que sólo busca a la única persona que estará en ese lugar, justo frente a la entrada principal.
PD: En verdad espero que asistas, te lo suplico Hide, es muy importante para mí que lo hagas, te aseguro que si asistes, lo tomaré como una señal de que me das una pequeña muestra de confianza para dejarme acercarme a ti.
Anónimo’

Hide estaba atónito al terminar de leer la carta, no estaba seguro de lo que debería hacer, incluso dudaba de si debería mostrarles la carta a sus amigos, después de todo, era un hecho que si ellos se enteraban del encuentro que el chico que le enviaba las cartas le proponía, bajo ninguna circunstancia le permitirían asistir solo, en caso de que se decidiera a ir. Su siguiente reacción fue bastante sorpresiva incluso para sí mismo, pero fue completamente espontánea, ni siquiera había pensado en lo que quería hacer cuando ya se encontraba guardando la carta de nuevo en el sobre, y éste, dentro de su bolsillo para que sus amigos no se dieran cuenta de que que había recibido otra carta. Después, se tomó los próximos minutos para poder relajar su expresión y su respiración, que aunque lo costó algo de trabajo debido a todas las emociones que lo agobiaban en ese momento, eventualmente lo logró lo suficiente para que en el momento que sus amigos volvieron junto a él, al notar que se tardaba, lo notaran con una expresión normal, como si nada hubiera pasado.

–Hide por dios, apresúrate, nos harás llegar tarde a todos.

–Sí, lo siento ya estoy listo –respondió el más bajo mientras se enderezaba, luego de haberse agachado para colocarse los zapatos.

–Ya te estabas tardando, mi ropa se está haciendo vieja hermano.

–¿Qué no estaba así desde antes Ken?

–Muy gracioso Ogawa, ni que tú fueras un príncipe o algo así.

–Ken eres un sentido, todo te lo tomas a mal.

–Niñas, niñas, ya dejen de pelear por la ropa, Ogawa sabemos de tu obsesión por la ropa pero esto es demasiado.

Hide tan sólo rodó los ojos al escuchar aquella discusión tan cotidiana en ellos tres, y se dedicó a caminar detrás de ellos, mientras en su mente un solo pensamiento no dejaba de dar vueltas una y otra vez. Ya había ocultado el sobre con la carta, esa decisión ya había sido tomada sin siquiera detenerse a pensarlo, pero en esta ocasión no quería hacer lo mismo, tenía que pensarlo muy bien; por un lado, la curiosidad de ver de frente a la persona que tantas cartas le había mandado era demasiada, pero también el miedo se hacía presente, no podía evitar tener miedo de que todo se tratara de una broma cruel, y que asistiendo a aquella reunión, solo, sería como dirigirse directamente al centro de una trampa, donde sin duda alguna saldría lastimado. Por fortuna aún tenía tiempo para pensar bien lo que haría, no se apresuraría en decidir algo que resultaba tan importante.

De aquel modo pasaron los dos días que el chico misterioso, aparentemente sin nada fuera de lo normal, a excepción de la aparente “ausencia” de Hide. Se encontraba en las clases, justo en su lugar de siempre, pero s mente parecía mantenerse viajando a otro lugar, pues cuando alguien le preguntaba algo, parecía no poder mostrar reacción alguna, y su mirada se mantuvo perdida en algún punto cualquiera en la nada.

–Hide ¿estás bien? –Comenzó a decir Ken, una vez que el profesor de matemáticas se hubo retirado del salón de clases por fin, cinco gloriosos minutos antes de lo usual. Sin embargo el aludido no mostró signo de vida alguno, siguió con esa expresión perdida en el vacío, lo cual sin duda ya tenía muy preocupados, tanto a él, como a Sakura y Tetsu, que no tardaron en unirse a los esfuerzos del castaño por hacer reaccionar a su pequeño amigo, hasta haber conseguido una respuesta de su cuerpo.

–¿Eh? ¿Qué pasa chicos? Se ven angustiados…

–¡¿Y todavía lo preguntas?! ¡Qué tienes en la cabeza hoy enano! –Exclamó el chico de cabellos negros y piel pálida, mirando a Hide como si éste le hubiera acabado de dedicar la ofensa más terrible de su vida entera.

–No entiendo qué les pasa, Sakura…

–A ver calmados todos, que alterándonos no se arreglará nada…Hide lo que los tres queremos saber, pero que Sakura no puede expresar como… ¡persona civilizada! Es por qué llevas todo el día de hoy tan distraído, tanto que no nos haces caso cuando te hablamos pareciera que no estás aquí, no estás poniendo atención  a las clases y te la pasas pensativo y suspirando…  ¿hay algo que no nos hayas contado?

–Ay chicos cómo se les ocurre, saben que nunca les oculto nada a ustedes r10;respondió el menor, tratando de mantenerse lo más sereno posible, una sola reacción en falso podía significar que los chicos sabrían con seguridad que algo les ocultaba.

–¿Entonces? Qué es lo que te tiene tan pensativo enano, nunca estás tan ausente, y menos en medio de una clase.

–Lo siento chicos…es que…–tenía que pensar rápido, idear una excusa que pareciera lo suficientemente creíble para que dejaran de interrogarlo, o de otra manera le sería mucho más difícil mantener su secreto– he estado trabajando en…ya saben –no les gustaba divulgar en la escuela aquel proyecto que compartían, y al que se solían dedicar en sus ratos libres y en vacaciones, pues era algo muy sagrado para ellos que, estaban seguros, nadie a su alrededor comprendería, y que por el contrario, todos tratarían de mancillar con los comentarios de siempre.

–¡Oh! Entonces no digas más al respecto, y nos muestras después lo que planeas –la aparente sonrisa tranquila que Hide dibujaba en sus labios, para así convencerlos de que no sucedía nada extraño.

–Aún no estoy seguro de si funcionará pero le pongo mi mayor esfuerzo como siempre hemos hecho los cuatro…por cierto Ken, cómo sigue tu padre del resfriado –en su desesperada búsqueda por la manera de cambiar el tema de la conversación, aquél fue el primero y más convincente que se le había ocurrido, después de todo, aunque sólo fuera una forma de no seguir en esa conversación tan peligrosa, su preocupación por el padre de uno de sus amigos era genuina.

–Ha estado bien no te preocupes, mi padre no suele enfermarse mucho, y cuando lo hace no se ve muy afectado…mi hermana es la que sí se enferma mucho y bastante fuerte así que se ha estado quedando en casa de una amiga suya.

–Huyendo de los virus como siempre –mencionó el chico de los cabellos rojos, tras lo cual ambos pelinegros dejaron escuchar una risa.

–Siempre que alguien se enferma lo hace, por lo tanto estaba pensando en que tal vez podríamos aprovechar para reunirnos en mi casa, sin que Tetsu corra peligro.

–Chicos yo…no puedo –acotó el más bajo de los cuatro. Ya estaba decidido a acudir a la cita que tenía justo aquella noche, por lo tanto no podía permitirse estar cerca de sus amigos, o le sería imposible alejarse de ellos…lamentablemente no se había tomado el tiempo de pensar en una buena excusa para permitirse faltar a una noche de películas, comida y desvelo con sus amigos.

–¿Que no puedes? Hide es un chiste verdad…nunca has faltado a una sola reunión.

–Ya lo sé, pero es que…–de pronto, su cerebro concibió una muy rápida idea que le zafaría de dar demasiadas explicaciones, al mismo tiempo que le permitiría quedarse en su casa para escapar a la cita con el chico misterioso. Era un detalle que había omitido y que por poco olvidaba– mis padres decidieron tomarse libre esta noche y mi padre desea tener una cena en familia como hace mucho no la tenemos…ya saben, suelen pasar cada noche en el pub mientras yo me quedo solo en casa, siempre les da culpa, y al parecer esta noche podrán quedarse conmigo.

–Ah bueno, siendo por una buena causa, mejor quédate en casa enano.

–Gracias chicos, sabía que comprenderían.

Luego de aquella plática, los cuatro se apresuraron en salir del salón para dirigirse a la azotea, donde acostumbraban comer el almuerzo, pues si se entretenían mucho más en el salón, no alcanzarían a terminar de comer. Lo que restó de la jornada escolar siguió del mismo modo acostumbrado de siempre, Hide trató de no volver a verse muy distraído para no levantar ningún tipo de sospecha de parte de nadie. Se sentía un poco más tranquilo, pues en realidad no les había mentido demasiado a sus amigos; al llegar a su hogar, sus padres lo esperaban para poder salir a comer juntos, de paso comprar algunas cosas que él les había dicho ya que necesitaba, y así cenar todos juntos al regresar a casa. Hacía mucho tiempo ya que no pasaba un día tan agradable como aquel, en compañía de sus padres, pues atender un negocio les absorbía la mayor parte del tiempo y no solían comer juntos, ni conversar siquiera …sin duda aquel día únicamente le habían sucedido cosas bastante buenas, así que esperaba que pudiera cerrar ese día con broche de oro, y que la cita a la que había decidido asistir, no fuera ningún truco ni nada parecido. Por fortuna sus padres se habían retirado a dormir a las diez treinta, lo cual le dio unos minutos para poder cambiarse de ropa, y salir fugitivamente de su hogar. No era la primera vez que salía de su casa a esas horas, pero como sus padres se encontraban a sólo unos metros, no estaba seguro de que le permitieran salir si lo descubrían. Hizo uso de un recurso que nunca imaginó, pero que sus amigos le habían enseñado; en una ocasión, en que había olvidado las llaves, Sakura trepó por el árbol cuya rama alcanzaba la ventana de su propia habitación, para así poder entrar por ahí y abrir la puerta desde adentro. Así que hizo lo mismo, con algo de miedo, pero con una firme decisión, hasta haber alcanzado por fin el suelo con sus pies, sus manos temblaban debido a los nervios, pero claro que dichos nervios no eran causados únicamente por haber acabado de bajar por un árbol desde un segundo piso, sino por el lugar al que ahora se dirigía. Casi por accidente, había llegado cinco minutos antes al lugar de la cita, por lo que detuvo sus pasos un par de calles antes de llegar a la escuela, de manera que pudiera observar la puerta de ésta desde su posición. Se recargó en la pared para así poder esperar, mientras miles de pensamientos invadían su mente al mismo tiempo, algunos de ellos, negativas ideas que trataban de hacerle ver que estar ahí era demasiado peligroso, que podía tratarse de una simple trampa; sin embargo otros de ellos era alentadoras esperanzas de una agradable sorpresa que se avecinaba. No sabía a qué pensamientos hacer caso, incluso tuvo unos segundos de plena cobardía en la que estuvo a punto de regresar a su casa, y lo habría hecho, de no ser porque algunos pasos resonaron de pronto en sus oídos, sin lugar a dudas, el chico que lo había citado estaba llegando por fin a la escena; la oscuridad no le permitió distinguirlo de inmediato, por lo que esperó un poco más en el mismo lugar, dejando que éste se acercara más, hasta que se quedó de pie justo debajo de una de las lámparas de la escuela, la cual iluminaba perfectamente su rostro, revelándole por fin de quién se trataba. Por un momento, su corazón se detuvo, y su respiración se hizo pesada, al haber distinguido aquel rostro tan familiar, pero a la vez tan inesperado de encontrar en ese lugar… ¿en verdad sería él quien le mandaba las cartas con los poemas de amor y aquellas palabras tan encantadoras que lo habían llevado hasta ahí?

–No…no, no es posible que sea él…–susurró para sí mismo, como lo único para lo que su cuerpo respondió, mientras observaba completamente atónito a la persona que al parecer, le esperaba…

Notas finales:

Espero que les haya gustado lo suficiente para dejarme reviews~ mi regreso lo amerita, igual que mi esfuerzo así que a escribir, nos leemos a la próxima, donde les esperarán más sorpresas que espero que les gusten, saludos y dulces lunas~


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