Dentro de una de las ms concurridas cafeteras de la ciudad de Tokio, capital de Japn, se encontraba un joven pelinegro, esperando por alguien aparentemente. Este muchacho, bastante alto y poseedor de facciones bastante finas, casi afeminadas, se haba instalado en una de las mesas que se encontraban afuera, en el rea de la terraza, para as poder fumar sin ninguna preocupacin de que un empleado o cliente inconforme le hiciera algn reclamo por ello. De vez en cuando miraba su reloj de pulsera, pues ya haba llegado la hora en que l y su futuro acompaante haban quedado de verse, el cual, para fortuna de su muy poca paciencia, no tard mucho ms en hacer su aparicin por la puerta principal de la cafetera, cruzando en seguida el local para dirigirse hasta la terraza, pues desde el momento en que haba entrado, se haba dado cuenta de la ubicacin exacta del chico pelinegro que lo esperaba desde haca aproximadamente quince minutos.
–Lamento si te hice esperar, pero tuve una pequea diligencia qu hacer antes de llegar, as que quita esa expresin malhumorada, Toshiya, que perdimos menos de diez minutos nada ms, as que anda, dime para qu me citaste, me sorprendi tu llamada, me parece que no nos habamos visto desde la graduacin, es as?
–S, y t sabes muy bien la razn, no es un secreto que en cuanto Kyo se enter sobre tu traicin, siendo lo orgulloso que es, dijo que ni siquiera debamos mencionar tu nombre en su presencia, as que claro, el hecho de hablarte quedaba descartado de inmediato.
–S, pero tambin s que yo tampoco te agrado a ti, nunca lo hice, despus de todo, has vivido enamorado de Kyo desde mucho antes de que entrramos a la preparatoria, y por ende, has odiado a cualquiera que, segn tu retorcida mente, te lo est arrebatando.
–Pero qu inteligente, veo que no eres tan estpido como siempre lo pareciste…y pensar que el mismo Kyo tard aos en notar mis sentimientos, aunque teniendo en cuenta lo astuto que es, quizs solamente hizo caso omiso a ellos.
–Es lo ms probable, teniendo en cuenta cmo es l, no le convena hacerte ver que s se haba dado cuenta de tus sentimientos, por lo tanto no lo haca y finga no notar nada.
–Creo que sta es la nica ocasin en que te concedo inmediatamente la razn…pero por cierto, antes de hablar de lo que nos trajo aqu se puede saber qu ha sido de ti en estos aos? Yo recuerdo bien que tenas planeado ser modelo, y pues honestamente no luces como uno, te ves terrible –agreg el chico de cabellos negros, con una sonrisa por dems burlona dibujada en sus labios, al mismo tiempo que exhalaba una larga bocanada de un humo grisceo, proveniente del cigarrillo que segua consumindose entre sus dedos.
–S claro, lo dice la mxima representacin de la belleza masculina verdad? –Comenz a responder, manteniendo en su rostro una expresin totalmente neutral, demostrndole de esa manera, que sus palabras no le afectaban, a pesar de la intencin con que fueron pronunciadas– y es justo por eso, que teniendo en cuenta de quin vienen esas palabras, no me provocan nada, as que ahrrate tus crticas sobre mi apariencia, que t ests muy lejos de ganar un premio a la belleza.
–Vamos Takanori, que solamente te lo digo porque me preocupas, esto no puede ser una buena seal, no sueles descuidarte tanto…
–Ya basta Toshimasa, no soy tan estpido como ustedes han credo todo este tiempo, no me subestimes de este modo, en especial porque sabes que estoy consciente de cunto me detestas, y claro, eso hace an ms obvias tus intenciones al decirme esto, as que basta decirte que simplemente no tuve tiempo de maquillarme, por eso me veo distinto a lo usual, as que cllate y zanjemos ese asunto.
–Ahora resulta que es solamente porque te falta maquillaje…bueno en fin, basta de tantos rodeos, en realidad no es que me importe mucho lo que ha pasado en tu vida durante los ltimos aos, lo nico que me importa es que puedas volver a lucir medianamente bien para lo que tengo planeado que hagas…por eso me dejar de hipocresas y te contar…
Tras pronunciar aquellas palabras, una sonrisa satisfecha se dibuj en los labios del ms alto, demostrando de esa manera lo seguro que estaba de conseguir lo que deseaba. Por un momento haba recordado con mucha claridad algunas escenas del pasado, toda esa seguridad que Kyo demostraba cuando les contaba los planes que tena con Hide, igual que lo confiado que luca de conseguir los objetivos que se haba planteado, y durante un instante se sinti mimetizado con l, al rozar el fugaz pensamiento de que Tōru Nishimura no era la nica mente maestra del grupo, y se lo iba a demostrar con el plan que l mismo haba ideado. Ya muchas veces Kyo le haba despreciado, con las muchas insinuaciones que ste haba recibido de sus sentimientos, responda a ellas con rechazos mediante mil palabras hirientes, cerrando cualquier posible oportunidad que pudiera tener de estar con l, y ms an, cuando se atrevi a decrselo de frente, el rechazo fue an peor. Empero, en ese momento tena finalmente en sus manos la oportunidad de vengarse de todas las humillaciones que le haba hecho pasar.
Todo aquel siniestro plan se dio por comenzando tres das despus de aquella reunin, ya que tenan detalles que ajustar, y posibles errores qu cubrir, algo sumamente importante que sin querer, haba aprendido de parte de quien, durante algunos aos, haba sido su lder. Aquel da comenz de forma normal, siguiendo el ritmo habitual de cada jornada en la agitada ciudad de Tokio, sin mostrar seales de que algo extrao estuviera a punto de suceder, hasta que Kyo recibi en su hogar una visita poco usual, que sin lugar a dudas, era la que menos hubiera deseado recibir.
–Takanori? Pero qu diablos haces aqu –aqul fue el “cordial” saludo de parte del chico de cabellos negros, una vez que abri la puerta de su hogar, para que as detuvieran ese insistente sonar de su timbre, aunque ahora que se daba cuenta de quin era la persona que lo haca sonar, hubiera preferido mil veces soportar ese ruido.
–Veo que sigues siendo tan amargo como siempre verdad…aunque ahora que lo pienso, teniendo en cuenta cmo recibes a las personas cuando ests en verdad de mal humor, el da de hoy he tenido suerte.
–Qu bueno que recuerdes el poco gusto que me da verte, mueco de aparador…pero ya dime qu quieres para que te vayas, no tengo tiempo para ti en este momento.
–Ests esperando visitas acaso? Porque de ser as no me importara que nos atiendas al mismo tiempo, a menos claro que te d vergenza que sepa quin vendr a verte.
–No siento ninguna especie de vergenza con respecto a la visita que estoy esperando, lo que siento es repulsin ante la idea de tenerte cerca de m por ms de diez minutos.
–Vamos Nishimura, salimos por un tiempo cuando estbamos en la preparatoria, y no s t pero yo siento que pasamos muchos buenos momentos juntos –ya que hasta entonces no haba recibido ninguna invitacin para hacerlo, termin de adentrarse en la casa del pelinegro por su propia cuenta, pasando por un lado de ste dirigindose directamente a la sala de estar– me enter de que te mudaste a Tokio, y pues como hace poco consegu tu direccin, supuse que sera buena idea pasar a visitarte.
–Y yo me pregunt qu te hizo pensar semejante necedad –a pesar de que lo ltimo que deseaba era dejarlo entrar a su casa, tuvo que resignarse en el momento que lo vio tomar asiento en el sof de su sala, por lo que cerr nuevamente la puerta, para as dirigirse de igual manera a la sala, pero tomando asiento en el silln individual, lo ms lejos posible de su indeseable visitante.
–Vamos Kyo, no puedes seguir siendo el mismo de siempre, en verdad todava ests tan molesto conmigo por haberte sido infiel?
–No es eso lo que me hace odiarte Takanori, tampoco la humillacin a mi persona, lo que me hace quererte a por lo menos diez kilmetros de m, es el tipo de persona que eres.
–Oh vamos, ahora me dirs que el interior es lo ms importante de una persona? Si ya vi la nueva apariencia de tu querido Hideto, seguramente que es por eso que deseas volver con l no es as?
–No, no es as, yo amo a Hide por la bella persona que es, me enamor de l muchsimo antes de que decidiera cambiar su apariencia, y ahora l simplemente refleja en el exterior la bella persona que siempre ha sido por dentro, a diferencia de ti, que a pesar de poseer una apariencia ms o menos agradable, tu interior est hueco, no tiene nada que valga la pena, y es por eso que te aconsejo que aproveches tu belleza lo ms posible ahora, antes de que la pierdas y te quede slo tu interior.
–Esos consejos son innecesarios mi querido Tōru…pero en fin, dejando de lado, al menos por un momento, tu preocupacin por m, cuntame cmo has estado.
–En verdad te interesa? Con lo egocntrico que siempre has sido, dudo mucho que en serio te importe la vida de alguien ms, esas cosas no van contigo.
–Yo puedo ser considerado con los dems aunque no lo creas, mi querido Kyo…claro, a diferencia de ti que recibes visitas, no lo saludas como es debido, lo dejas por horas en tu puerta sin dejarlo entrar a tu casa…y no tienes ni la cortesa de ofrecerle algo de beber.
–Tienes manos y piernas, ve a la cocina y srvete t.
–Ay por qu eres tan agrio…es por eso que te fui infiel sabes? Nunca supiste ser amable conmigo…pero para demostrarte que yo s puedo ser considerado con los dems, traigo algo de beber para ti tambin? –Deca al mismo tiempo que se pona de pie.
–Vaya, la verdad es que me sorprende que te ofrezcas a traerme algo de tomar…pero ya que ests en eso, treme un poco de agua, muero de sed.
–Un poco de agua ser entonces –dicho aquello dirigi sus pasos hacia la cocina, donde se adentr en seguida para sacar una botella de agua del refrigerador, dos vasos, hechos de un inusual cristal de color negro, y sirvi el lquido en estos. De inmediato, una sonrisa perversa se dibuj en sus labios debido a lo conveniente que le resultaba el color de sus vasos, despus de todo, de esa manera tuvo la oportunidad de verter en aquel incoloro lquido, un polvo blanquecino, del cual fue provisto anteriormente, durante la tarde en que se haba visto con Toshiya. Espero un momento, dejando que dicho polvo se disolviera por completo en el agua, y tratando de disimular su sonrisa, tom ambos vasos, para as regresar hasta la sala, entregndole al ms bajo, aqul en el que haba vertido los polvos, ya completamente imperceptibles– aqu tienes.
–Me siento completamente extrao dicindote esto a ti, pero gracias –dicho aquello, tom en su diestra, la bebida que el contrario le ofreca, para as beber de inmediato, la mitad de su contenido, hecho que estuvo a punto de provocar nuevamente, la sonrisa perversa del contrario, pero ste trat de contenerla y se sent nuevamente en su lugar para beber igualmente un poco de su vaso.
–Bueno Kyo ahora s me vas a contar sobre tu vida? Tengo curiosidad de saber qu ha sido de ti en estos aos, sigues siendo una estrella deportista?
–No, he dejado de lado el judo, y comenc a dedicarme a lo que de verdad me gusta, la escritura…estoy estudiando filosofa y letras porque ser un gran escritor.
–Sers un escritor? La verdad es que no me esperaba esa respuesta…recuerdo bien que eras la sper estrella del deporte en el instituto, todos, incluyendo a los profesores, pensbamos que te convertiras en un atleta profesional, quizs un luchador de judo.
–Pues ya ves que no, no iba a seguir un futuro que slo les gustaba a ustedes, ni mucho menos a mis padres…porque ellos deseaban que estudiara economa, pero me negu por completo, y no me arrepiento.
–Has vuelto a ver a Hide? Y si es as… tienes una relacin sentimental con l?
–Y eso de verdad te importa? No lo creo –luego de responder, termin de beber el agua que contena su vaso, relamindose en seguida los labios.
–Aunque no lo creas me importa, y mucho, porque…
Despus de pronunciar aquella frase inconclusa, hizo una corta pausa, pues se dio cuenta de la expresin del chico de ojos marrones, con un pice de algo que pareca sorpresa, como si su rostro se hubiera paralizado, y en seguida su mano comenz a abrirse poco a poco, dejando que el vaso se estrellara en el suelo. No obstante, aquello fue solamente el principio, pues inmediatamente comenz a desplomarse poco a poco sobre el silln en el que estaba sentado, sin consciencia alguna de sus movimientos, y de pronto, tampoco de s mismo, pues sbitamente cay en un profundo sueo, que le provoc enajenarse por completo de todo a su alrededor, incluyendo por supuesto a su visitante, que se qued en su lugar sobre el sof, observndolo solamente, manteniendo en sus labios una retorcida sonrisa. Lo ltimo que pudo observar, antes de perder toda nocin, fue al, actualmente rubio ponindose de pie, y acercndosele, pues en el momento que ya no poda impedirle nada, ste se arrodill exactamente frente a l para sustraer su mvil del bolsillo de sus jeans, y as disponerse a enviar un mensaje. Solamente fue necesaria una corta frase, la cual le asegurara la presencia de alguien ms en ese departamento, pues tal como haba planeado junto a Toshiya, le tendra una sorpresa a ese invitado para cuando llegara.
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