Era extrao cmo una corta frase poda poner de cabeza su mundo, slo ocho palabras le fueron suficientes para que su corazn se detuviera momentneamente, como si incluso el tiempo, y todo a su alrededor se hubiera detenido tambin, y como si un repentino fro despiadado le recorriera todo el cuerpo, helando cada gota de su sangre. Finalmente, uno de sus peores temores le alcanzaba poco a poco, el hecho de que el amor de su vida, y el pequeo y adorado fruto de ese amor se encontraran en peligro. Su mano libre, la cual an sostena en ella la rosa blanca que haba comprado para su amado, casi por inercia, se cerr de lleno, con bastante fuerza, hasta despedazar la flor, desprendiendo cada uno de sus ptalos del tallo, en una especie de intento desesperado por contener su interior, el cual pareca estar a punto de colapsar en cualquier momento.
–Mi novio y mi beb…? –Apenas pudo pronunciar con un hilo de voz, su corazn supo de inmediato que era verdad, que no haba ningn error, pero en su interior anhelaba que se tratara de una equivocacin, que tuvieran en su poder a alguien ms, y a pesar de lo egosta que se sinti, saba que, de recibir una afirmativa para su teora, inmediatamente le volvera el alma al cuerpo. Sin embargo, lo que obtuvo fue todo lo contrario.
–As es…Hide, verdad, o mejor conocido como Hyde, el vocalista de L’Arc~en~Ciel, y el pequeo Kanade, si no me equivoco.
–Te juro que si les tocas un solo cabello a cualquiera de los dos, te buscar sin descanso hasta que pueda matarte con mis propias manos! –Por fin haba reaccionado, con toda la furia que poda suponer una situacin as, aunque el resto de los presentes, no pudiera comprender lo que ocurra, debido a que ellos no escucharon las palabras del presunto secuestrador.
–T no ests en posicin de amenazarnos, nio, as que te sugiero que te calles y slo te limites a seguir nuestras instrucciones, nada les pasar a tus queridos, por rdenes de las personas que me contrataron, pero no me provoques.
Dicho aquello, sencillamente cort la comunicacin, finalizando con aquella llamada antes de permitirle al contrario darle otra respuesta, hecho que nicamente pudo provocar ms furia de parte de Kyo, cuya primera reaccin fue dejar escapar un grito, con toda la fuerza de sus pulmones, al mismo tiempo que prominentes gotas saladas, smbolo de su tristeza y desesperacin, se escapaban fluidamente de sus ojos, y con un par de pasos, acortaba por completo la distancia que tena con el rbol que estuviera ms cerca suyo, lanzando fuertes puetazos en contra de ste, hasta que los amigos de su amado, dndose cuenta del estado en que estaba, se apresuraron a detenerlo, antes de que se hiciera dao.
–Djenme! No me importa si me fracturo las manos o si muero desangrado! Cualquier dolor es menor a comparacin de lo que siento ahora! –Probablemente no saba lo que deca, producto de la ira tan grande que lo invada, pero era un hecho que no podan dejar que siguiera auto flagelndose de ese modo.
–Demonios Kyo clmate un poco! Dinos lo que pas! Quin era! –Tetsu, que a pesar de compartir la misma angustia que sus amigos, pareca el nico lo suficientemente centrado para pedir una explicacin de parte del nico que, al parecer, tena alguna informacin.
–Lo secuestraron! Secuestraron a Hide y a Kanade! –Exclam con la misma fuerza que antes, ocasionando que, por la sorpresa, el ms alto le soltara del agarre que hasta unos segundos antes, ejerca sobre los bordes de su camisa, permitindole que se dejara caer de rodillas sobre el csped, sin dejar de llorar– Ken y Sakura tenan razn… todo esto es por mi maldita culpa! Porque seguro esto es obra de esos desgraciados a los que por mucho tiempo me he visto obligado a llamar familia… los odio! Los odio…los odio…
Ninguno de los tres msicos estaba seguro de cmo reaccionar ante semejante noticia, la ms terrible que pensaban que podan recibir en esas circunstancias, como si tambin en ellos, uno de sus peores temores se estuviera volviendo realidad de repente, y por ms ira que hubieran mostrado antes hacia Kyo, no lo podan culpar a l de la situacin, despus de todo, l tambin estaba destrozado por la terrible noticia, y no era su culpa proceder de la familia en la que haba nacido, as como tampoco era culpa suya los prejuicios y dems ideas estpidas que ellos tenan, que no podan aceptar el amor que l y su amigo sentan ms all del gnero, y de las supuestas diferencias sociales. Culparlo en ese caso, habra sido una gran injusticia, no podan poner sobre sus hombros semejante peso, por lo que se limitaron a tratar de tranquilizarlo un poco, y a transmitirle un poco de apoyo. Estaban plenamente conscientes de que hasta entonces, su relacin, si le podan llamar de ese modo, no era la mejor del mundo, no se consideraban amigos, y sin importar el tiempo que pasara, y de los esfuerzos de parte de aquel muchacho para hacer feliz a su frgil amigo, en todo momento sigui presente la sombre de la desconfianza. No obstante, se momento era demasiado delicado como para conservar sus rias del pasado, puesto que las circunstancias en las que estaban, ameritaban apoyarse en la medida de la posible, y la nica esperanza era aferrarse a las palabras del pelinegro, confiando en que de verdad tuviera un plan que podra solucionarlo todo.
Las siguientes horas fueron cruciales, la tensin que sentan todos, se poda sentir hasta en el aire, como si la pudieran aspirar a travs del olfato, o sentir sobre los hombros, pues luego de recibir aquella llamada donde les hacan saber acerca del secuestro, no ocurri nada ms, contrario al modus operandi de la mayora de los secuestros, en el cual, hacan una segunda llamada casi en seguida, o usaban la primera, para hacerle saber a la familia de la vctima, qu exigan como rescate, pero en esa ocasin no dijeron nada al respecto, hecho que reforzaba la teora de Kyo, acerca de que su familia estaba involucrada, como un recurso ms para conseguir a su nieto, muy probablemente. Empero, nuevamente otra cuestin los divida y provocaba un sinfn de discusiones acerca de lo que deberan hacer, pues de inmediato se mostraron dos posturas bien definidas: inmediatamente, Sakura y Kyo, por increble que pareciera, se pusieron de acuerdo en que no deban dar aviso a la polica por ningn motivo, pues deban proteger sobre cualquier cosa, la vida de Hide y de Kanade, y si los secuestradores se enteraban de que la polica saba todo, ellos corran peligro. Por otro lado, Tetsu y Ken concordaron que lo mejor era dejar el asunto en manos de las autoridades, pues ellos estaban calificados para enfrentar situaciones como sa, sin arriesgar las vidas de las vctimas. Era aparentemente imposible ponerse de acuerdo en circunstancias como sas, no slo por el hecho de las diferencias personales de cada uno, teniendo formas de pensar demasiado distintas, sino tambin el hecho de que estaba en peligro la vida de dos personas muy importantes para ellos, y era muy difcil decidir cul era la manera ms adecuada de proceder para no ponerlos en peligro.
Finalmente tomaron una decisin, al menos provisional, en la cual mantendran la calma durante las prximas horas, pues no tenan noticia alguna de los secuestradores, y lo que se perfilaba como prioridad, era sin duda alguna, comprobar de alguna manera, que los dos estuvieran bien. Seguan discutiendo el mismo asunto, aunque con un poco ms de calma, sin demasiada exaltacin, cuando el telfono mvil del muchacho pelinegro volvi a sonar, anunciando que estaba recibiendo una llamada, por lo que luego de slo algunos segundos de espera, para respirar de forma profunda un par de veces antes de responder dicha llamada, tratando de mostrar la mayor serenidad posible, aunque era un hecho que lo que en realidad senta, estaba lejos de siquiera compararse con la calma.
–Al –Hizo un esfuerzo sobrehumano para que su voz no temblara en ningn momento, a diferencia de sus manos, que no podan dejar de agitarse debido a los nervios.
–Quiero pensar, Kyo, que has hecho caso de no llamar a la polica, verdad? –En cambio, al otro lado de la lnea, la voz que poda escuchar era bastante firme, segura, y un tanto autoritaria, con un toque de perversidad.
–Juro que no, no he hecho ningn aviso al respecto…Hide y Kanade estn bien verdad, por favor, necesito saber que ellos estn bien…–saba bien el motivo de la llamada, o por lo menos lo intua, pero lo primordial era cerciorarse del estado de su amado y su hijo.
–Mira nio, te recuerdo que t no ests en posicin de exigirme nada…
–Te lo ruego…estoy desesperado…
–Aqu las reglas las pongo yo! Acaso te es tan difcil de entenderlo? As que ms te vale que dejes de interrumpirme, te enviar una fotografa cuando terminemos de hablar pero ya cllate! Si el joven ya no tiene ms inconvenientes, pasemos a lo que me importa a m.
–Qu quieres a cambio de devolverme a mi familia, maldito…
–Antes que nada, debes saber que ste no es un secuestro comn y corriente, as que pon mucha atencin, sta es slo mi primera oferta, entrgame cien millones de yenes, y te devuelvo a tu familia…y tienes hasta maana para pensarlo –antes de que el chico de ojos marrones tuviera la oportunidad de responderle algo ms, cort la comunicacin de golpe, dejndolo entre desesperado y enfurecido.
–Maldito desgraciado! –Exclam al darse cuenta de que haban terminado la llamada sin dejarlo responder nada, tras lo cual arroj el telfono al sof ms cercano, pues a pesar de su ira, saba que no poda darse el lujo de romper el celular al que los secuestradores se comunicaban– me dijo que quiere cien millones de yenes para devolverme a Hide y a Kanade! –Estaba demasiado enfadado, en un intento por desahogarse al menos un poco de todo lo que senta, provocando tres expresiones llenas de una enorme sorpresa como toda “respuesta”, y luego, una preocupacin an mayor que antes, ya que se trataba de una suma de dinero demasiado elevada como para aspirar a cubrirla.
–Cien millones! Pero…
–Tambin dijo que sa es la primera oferta…maana debemos responderles…–agreg el pelinegro, antes de escuchar la respuesta completa de parte de Ken, usando una voz casi mecnica, un tanto baja, pues an no poda recuperarse completamente del casi shock en que haba entrado debido a la terrible situacin, comentario, que ocasion desconcierto de parte de los msicos.
–Primera oferta? Ese imbcil cree que esto se trata de una simple subasta o qu! Si se trata de dos vidas carajo! –Pronunci esta vez el segundo y ms alto pelinegro, apretando los puos, hasta no poder contenerse y darle un fuerte puetazo a la pared que tena ms cerca, dos veces, sin embargo no movi su puo y lo dej ejerciendo presin sobre dicho muro, como si de ese modo pudiera moverlo.
–Chicos s que ste es el psimo momento para pedirles calma, pero les recuerdo que de ese modo no vamos a lograr nada…yo s que ha resultado una gran estupidez decir que sa es la primera oferta por la libertad de Hide y Kanade, pero yo opino que esperemos a ver cul es la “segunda oferta”…
–No nos queda otra alternativa de todos modos Tetsu, ninguno de nosotros podra pensar siquiera en conseguir tal suma de dinero…pero supongo que cabe la posibilidad de que nos den la oportunidad de pagar menos, y no s qu vamos a hacer, pero yo soy capaz de venderle mi alma al diablo con tal de que mis amores estn bien, se los juro por lo ms sagrado, as que ustedes…
–Nosotros, nada, si se te ocurre siquiera, la ms mnima posibilidad de dejarnos fuera de este asunto te parto la cara Nishimura…no se trata nicamente de tu novio, quien ha sido secuestrado, es nuestro amigo, y lo ha sido desde mucho antes de que t te enamoraras de l, as que tenemos todo el derecho del mundo a intervenir.
–Yo no quisiera que ustedes pasen riesgos innecesarios, por resolver un asunto que me corresponde a m…
–Nada de eso, por ms orgullo que muestres, eso no es suficiente para convencernos, me oyes –intervino nuevamente el chico con tenues bigotes sobre sus labios, posando una de sus manos sobre el hombro del ms bajo de todos los presentes– en caso de tener que pagarles de todos modos, una suma elevada de dinero, no la podrs conseguir t solo, as que nosotros te ayudaremos como sea para conseguirla.
–Nunca hemos sido buenos amigos Nishimura, pero creo que esta ocasin, amerita que nos mantengamos unidos.
–Est bien est bien…tienen razn…todo sea por recuperar a mi familia…
Iba a ser muy difcil superar ese trago amargo, estaban plenamente conscientes de ello, sin embargo, aqulla no era la primera vez que tenan que pasar por un momento difcil, por lo que saban que ahora ms que nunca, deban mantenerse unidos. Por lo pronto, lo nico que podan hacer era esperar por la siguiente llamada de los criminales, para recibir la segunda oferta, a pesar de la poco ortodoxa situacin en que ese secuestro se estaba llevando a cabo, hecho que provocaba que las sospechas de Kyo crecieran, a tal punto, que senta que estaba a punto de confirmar que todo aquello haba sido planeado por su familia, su hermano por lo menos, con la intencin de quedarse con su hijo. A pesar de las circunstancias en que, supona, se encontraban, l ya tena totalmente preparado su plan para que tanto ellos, como Toshiya, y dems personas que buscaban separarlos, por fin se mantuvieran lejos para dejarlos ser felices.
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