-Poema Cromático-
-¿Otra nota?- se preguntó Key mientras veía como caía el papel hacia el suelo, luego de meter lo que llevaba en sus manos al casillero se inclinó para tomar el papelito. –Es de él.- susurró sonriendo.
El papel tenía su aroma masculino, aspiró esa embriagadora colonia con los ojos cerrados. ¿Cómo sería? ¿Sería alto? ¿Bajo? ¿Con cabello castaño o rubio? ¿Se vestiría bien?
Tenía muchas preguntas para sobre quién sería la persona que le había estado dejando las notas en su casillero pero por más que insistía en saber quién era, nunca le daban ni una pista, de menos esperaba le relevara la facultad en la que estaba estudiando para intentar saber un poco de su apariencia, por ejemplo, los de Medicina siempre iban de blanco con tres libros bajos su brazo y una taza de café en la mano.
Los de Leyes siempre iban de ejecutivos casuales con sus trajes sastres, los de Mercadotecnia siempre usaban la mochila de tirante de costado, las de Moda siempre tenían tacones y los hombres siempre iban bien vestidos de pies a cabeza, y los de Artes iban como vagos.
Tomó su mochila para subirla a su hombro y cerrar el casillero. Caminó por el pasillo mientras leía la nota, justo estaba saliendo cuando recordó que no había pegado su respuesta así que se giró sobre sus talones para ir a pegar su hojita con cinta adhesiva.
Mientras iba caminando hacia su casillero leyó la nota.
“Poema Cromático.
Gris se ha vuelto el cielo aunque estaba amaneciendo y el azul de tu silencio es el que ha hecho oscurecerlo, no el verde de los ojos ni unos labios rojos porque no existe el calor en la tormenta de tu cuerpo.
Son relámpagos seguidos de los truenos que suenan cada vez que te echo un poco más, un poco más de menos.”
Rió mientras sonreía y juntaba sus rodillas riendo, emocionado por supuesto. Él creía que ese tipo de personas, las que conquistaban usando palabras hermosas ya no existían. Que un romance en esto tiempos era más rápido y hasta amargo. De esos que salen en las películas que a veces miraba en los que sale “el amor a primera vista” ¡y es correspondido! Menudas tonterías escriben los guionistas de hoy en día.
Tras haber roto con su última pareja había decidido que era momento de enfocarse en sus estudios, con el otro los descuidó bastante que de última hora tuvo que hacer créditos extras que apenas aprobó, sin duda una muy mala experiencia que no quería volver a repetir.
Pero un buen día, de hecho el mejor que había experimentado en el año pues su madre le había hecho el desayunó especial, había llevado la ropa que compró el fin de semana, se compró un par de zapatos más de la última temporada, se había cortado el pelo demás de teñirlo y antes de que cerraran las puertas de la Universidad recordó que había olvidado un libro en su casillero así que casi corriendo fue hacia él.
El piso estaba encerado así que casi resbalaba pero llegó como caballo recién parido, introdujo su clave y al abrirlo salió la nota, se agachó a tomarla, luego regresó por su libro para salir agradeciéndole el velador por dejarle entrar.
Camino a casa leyó la nota, pensó que era un número telefónico como esos que le solían llegar, pero no.
“Es un amor tan ciego que en seguida lo vi claro, estas son frases de mí para ti.” Y ninguna firma. Se le hizo tierno, romántico y tenía un ligero sentimiento a miedo, pero las notas nunca tenían una proposición indecorosa, ni siquiera le habían preguntado su nombre, sólo le decía algún poema, una frase con rima, algo que sus mejillas tiña.
Sacó un cuaderno un pedacito de hoja, lo fijó con la cinta y luego buscó un bolígrafo para escribirle, se apoyó en el casillo.
Al mismo tiempo alguien se posó detrás de él para acorralarlo mientras estiraba la mano y pegaba una nota más, esto ante la mirada sorprendida de Kibum quien al ver el nuevo papel se giró para ver quién era ese Anónimo.
Pero se detuvo al momento, si lo descubría se sentirá medio vacío por que el no saber quién era, le ponía emoción las notas. Se mordió el labio inferior mientras volvía a ver hacia su casillero, ni el reflejo de la pintura le dejó mirar quién era.
-Tiñe las palabras del color que lo desees, seguirán siendo palabras grises las de este niño.- leyeron al mismo tiempo. –¿Jonghyun?- preguntó Key.
-Tu Anónimo. Un gusto, Kibum.-