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Anónimo; admirador secreto por 5kn_akatsuki

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Notas del fanfic:

Este es uno de los gemelos~ he decidido que así lo llamaré porque tiene su otra versión en JongKey, que no es literalmente lo mismo, sino que ambos tiene la misma idea. 

 

Notas del capitulo:

Esta es la versión 4 de este mismo escrito, las primeras tres no me gustaron así que als borré y volvi a ahcer hasta que quedó como lo veia en mi mente. 

-Anónimo-

Taemin iba arrastrando sus pies por el pasillo, el bullicio de los otros compañeros de su facultad, suspiró cansado por la pesada clase de la Profesora Jung y su amor por su ciudad en la que laboraba.

No había ni un sólo día en la que no hiciera la comparación de su ciudad en la que ejercía con su amado Seúl, habló más de su trabajo que de la materia en sí. Seguro se quejaría por eso con el coordinador de su facultad, era una de las tantas quejas que le daría. 

Caminó directo hacia el bebedero para hidratarse o despertarse un poco, además de la Profesora Jung, tuvo las cuatro horas con el Maestro Park, pese a que daba bien su clase era demasiado técnica y quería que se aprendieran exactamente lo que decía el libro.

Seamos sinceros, nadie en su vida iría por ahí diciéndole “Según el libro de tal autor, en la página tal, en el párrafo tal dice que estás cometiendo una falta.” Sólo bastaba con saber que era incorrecto, no quién lo dice, cómo lo dice y por qué lo dice. Bien, a lo mejor sí pero no tan intenso como lo quería el profesor.

Se inclinó para beber del chorrito de agua, estaba fría y eso le recordó al clima extremo con el que empezó el día, hasta llevaba su bufanda de colores y una chamarra demasiado gruesa que ahora estaba hecha bola en su casillero.

Pero además de sentir calor, la había guardado porque el Doctor Kim decía que se veía muy simpático con eso puesto. ¡Él ya era un hombre! Ya había visto necropsias, había visto lo perforado que había quedado ese pulmón por el trayecto de la bala, se había girado cuando el abrieron el cráneo al occiso y aun así el Dr. Kim le llamaba “hombrecito.”

Para evitar ello entró a su clase en la mañana muriendo de frio, pero con su orgullo masculino rebosando con su sola playera de cuello en V a manga corta.

Llegó a su casillero recordando que tenía tarea en equipo del Psicólogo Bang, últimamente había notado que ese psicólogo se preocupaba mucho por él, si el sólo hecho de tener su pierna arriba del asiento en el casino le dio a pensar que se había lastimado y esa pregunta con un tono de preocupación “¿Te lastimaste? ¿O por qué tienes así la pierna?”

Sonrió al recordar su respuesta.

“Es que me entumí” luego ambos rieron mientras Bang se fumaba un cigarrillo. No era que el humo le molestara, sino que se sentía ligeramente incomodo por esa cercanía que había desarrollado el Psicólogo con los de su grupo, ¡Hasta fumaba con los alumnos!

Recordó qué excusa dio para salir del Casino e irse al baño de hombres, en donde se lavó la cara y pasó una toallita húmeda por su camisa para que desprendiera el humo a tabaco, según él.

Miró el verde de su casillero y levantó su brazo para introducir la clave, giró la perilla marcando su fecha de nacimiento, rió porque sabía que era muy tonto poner eso de clave pero de momento le era lo mejor, así no lo olvidaría.

Tras abrirse rebotó un poco, el pesado abrigo aventaba la puerta hacia afuera. Poco a poco abrió la misma para sacar el abrigo, pero justo lo hacia una nota quedó pegada al mismo.

Su casillero tenía las tres rendijas horizontales en las que los profesores miraban hacia el interior, buscando alguna anomalía. Seguramente por ese lugar metieron la nota.

Suspiró negando, esperaba que fueran esos volantes publicitarios de la biblioteca por los nuevos libros, o los volantes de las fiestas de la Universidad, incluso una nota de Detención por obstruir la vista hacia el interior de su casillero.

Pasó el abrigo debajo de su brazo para tomar la nota y desarrugarla. Notó que no había dibujos, ni el rotulado de la escuela eso le hizo alzar una ceja, relajó sus hombros mientras buscaba el contenido de la nota.

Minho había charlado con su amigo ChangMin respecto a un “problemita” que le estaba torturando desde hace un par de semanas. El problema comenzó cuando fue a esa visita a los Servicios Médicos Forenses con el grupo de su misma facultad pero que iban dos ciclos más bajo, o sea, los menores.

La visita no le asustó en absoluto como a los menores que entraron a la morgue con su entrecejo fruncido por el pánico, pese a que observó dos necropsias, un hombre maduro y uno de su edad, pese a que se tuvo que cubrir lo que su tapabocas y las gafas de plástico no le tapaban del rostro cuando abrieron la cabeza de uno de los dos.

Pese a que fue él quien hizo la abertura en el pecho y taladró las costillas para observa el interior de la caja torácica. No, no fue ni siquiera el tétrico parecido de uno de los cadáveres con él lo que le tenía inquieto.

En el grupo de los menores hubo una persona de cabello rojo, que no llevaba lentes protectores, apenas un cubre bocas y la bata blanca abierta por el pecho, a ese chico que vio entrar asustado pero salió analizando muy bien las causas de muerte en ambos individuos, ese a quien llamaron Taemin cuando se cambiaron de ropa por la pestilencia que llevaban encima.

ChangMin le había dicho que para “curar” su problemática tendría que comenzar a familiarizarse con ese chico, no ir a conquistarlo, sólo hablarle. Eso seguramente lo dejaría más tranquilo.

Pero cada que lo veía por los pasillos iba cansado, arrastrando sus pies y perdido en su mundo si no era en una libro. Él era de ese grupo de menores que el Dr. Kim había dicho les quitaría el campo laborar a los mayores.

En la mañana lo había visto entrar a la Universidad con su chamarra esponjosa, dos horas después ya no la tenía puesta, pero temblaba ligeramente su rodilla por el frio. Ese a quien vio fumando con el Psicólogo Bango y era ese de quien la Profesora Jung hablaba casi maravillas por la excelencia de su trabajo.

Tras un puñado de veces que inventó un dialogo para hablar con él siempre se daba la vuelta y fingía no haberlo visto. Había ensañado con ChangMin una conversación acerca de alguna materia de la facultad, eso tenía en común pero por más valor que reunía, cuando se presentaba la oportunidad sólo se le iba el habla, se ponía nervioso y optaba por dejarlo para otro día.

Cuando dio con el casillero de Taemin se le ocurrió la magnífica idea de dejarle una nota.

“Anónimo.

Tenía tantas cosas que decirte que me olvidé de firmar en la carta. Aun así mi letra me delata, mi voz, mi sintaxis, mi ortografía. Todo está barnizado de algo que aunque sea mínimo es particularmente mío, y eso, me hace perder la posibilidad de ser anónimo.

¿Qué te diría con otra cara y otra voz? El anónimo no conoce el miedo ni el pudor, es invencible aunque pueda carecer de confianza.

A veces he pensado mostrarme anónimo ante ti para poder tratarte sin todos esos juicios que arrastras con todo lo que está firmado con mi nombre, como empezar desde cero, desconocerme, para que realmente me conozcas después. Y eso que creo que muchas personas nunca me llegarán a conocer si no me desconocen primero.”

Taemin bajó la nota y miró hacia la nada saboreando las palabras escritas, tenía una leve sonrisa en su rostro pero se preguntaba quién le había dejado tal nota.

El Anónimo pasó detrás de él, caminado por el pasillo con una sonrisa discreta mientras miraba por el rabillo de su ojo la alegre mirada de Taemin volviendo a leer la nota. 

Notas finales:

Leiste algo que fue hecho con lo que habia en mi mente en la ultima media hora, que tambien espero te haya gustado :D

Nos leemos!

A la salud de Carlos Sadnees


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