Episodio 4
Unos dulces secretos
-Lo siento...Hipo
Aquellas palabras susurrantes salieron de sus labios a manera de disculpa. La ira y el enojo lo habían tomado presa, cerrándole el juicio y cegándole la razón. Una estúpida y cruel decisión, ¿Qué acaso no se había prometido, hace unos años, que nunca lo lastimaría? ¿Qué lo protegería?
Esa promesa que quedo gravada en su pecho, aunque el fuera pequeño. Desde aquel día, en que lo vio en harapos, se lo había jurado a si mismo…entonces ¿Por qué? ¿Por qué fue tan débil y estúpido para dañarlo? No lograba comprender.
Una promesa…un recuerdo infantil…un secreto.
Durante largo rato, Jack se mantuvo absorto en sus pensamientos lúgubres y lamento sin rigor, su piel palidecía mas y mas y sus facciones se hacían mas tristes, todo por un niño. Una voz logro sacarlo de su mente regresándolo a la realidad, a su realidad.
-Hey Jack ¿Qué te pasa? -habló una voz conocida –¿Por qué esa cara tan larga?
-Mérida ¿Qué haces aquí? - cuestionó extrañado mientras retiraba las lágrimas de sus mejillas.
-Aquí paseándome y ¿tú?- comentó con simpleza y burla
-¿Quién te dejo pasar?
Una risa indignada salió de los labios de Mérida mientras giraba su cabeza a un lado para después volver a mirar al albino -¿Qué acaso necesito permiso para ir a ver a mi prometido?
-Para ya con eso de una buena vez –casi gritando, su rostro se deformo en una mirada de odio y desagrado ante dicha palabra “prometido” –“Maldito matrimonio” –pensó
-Conmigo no te quejes, hazlo con nuestros padres –respondió aun mas enojada la pelirroja, Jack soltó un suspiro agotado y hablo nuevamente.
-Ya en serio Mérida -su voz se volvió mas firme -¿Qué quieres? Ya te he dicho mas de una vez que no vengas a menos que sea urgente.
La pelirroja lo miro seria con un semblante duro en su rostro –Créeme, es serio.
-Ok, te escucho... ¿De que se trata?
-Aquí no -miró hacia sus lados ladeando la cabeza -Ven, acompáñame al bar...quiero unos tragos.
-¿Qué dices? - pregunto enfurecido - Pensé que era algo mas importante.
-Claro que es importante…pero eso no quita que unos cuantos tragos vendrían mal ¿o si? -La chica guardó unos segundos de silencio –Fuera de broma, lo que te vengo a decir, no sólo te incumbe a ti o a tus hombres...sino a él también.
Los ojos del albino se abrieron en sorpresa, un rostro perturbado le fue pintando en la cara, rápidamente recobró la compostura volviendo a aquel rostro calmado y seguro que tenia. Finalmente se dirigieron a la sala de licores, donde los ojos de la heredera de los Dunbroch se iluminaron por completo
-Genial- exclamó Mérida apenas entró al inmueble -Sin duda este es mi lugar favorito
-Maldita alcohólica empedernida
-Solo un poco -dijo entre risas
Por enésima vez en el dia, el rostro se Jack se torno serio y sin emociones
–Ahora dime de qué es lo que querías hablar
La mujer dirigió su vista al joven Frost, y con un movimiento rápido saco una espada de su vestimenta
-Sabes lo que significa esto ¿verdad? –menciono mientras empuña la espada muy cerca de la garganta del albino, sus ojos se abrieron en sorpresa mientras sentía el frio filo del metal acariciarle su cuello, miro bien la espada de arriba abajo, finalmente abrió los ojos con sorpresa al notar de un lado del mango, el símbolo de la muerte, una figura en forma de dragón, atravesado por una lanza y picos.
-¿De dónde la sacaste?
-Tú deberías de saberlo ¿no es así, Frost? –dijo en forma amenazante mientras acercaba aun mas la espada a su cuello – Él esta contigo ¿verdad?
-Si –fue su única respuesta
-¡¿Acaso eres imbécil?! –vocifero a gritos –Sabes muy bien los problemas que ellos pueden traernos si se enteran de que el chico esta aquí, y no solo al grupo Frost sino también al Dunbroch
La sala se inundo de un silencio fantasmas acompañado de una tensión tan fuerte que casi podría cortarse con un cuchillo, mientras tanto, en una habitación algo lejana de la otra un pequeño castaño despertaba
A las pocas horas despertó Hipo de su sueño inducido a causa del dolor, se incorporó lentamente ya que su zona baja de la cadera le mataba, trato de levantarse y caminar pero cayó al suelo al mismo instante en el que quiso dar un paso. Finalmente logro ponerse de pie y caminar, llego al baño que había en la habitación y lavó su rostro, después miró su cuerpo desnudo frente al espejo; marcas enrojecidas se extendían por toda su piel, al igual que varias mordeduras y heridas superficiales, siguió observando su anatomía, miró de arriba a bajo viendo las marcas de sus muñecas, los moretes y golpes. Un quejido salió de sus labios cuando un líquido espeso corrió por sus muslos
-Genial - bramó cansado -Supongo que al final termine siendo una puta cualquiera ¿no es así Frost?
Encaró una sonrisa torpe, nuevamente levantó su vista encontrándose solamente con su reflejo, unas lágrimas brotaron de sus ojos resbalando por sus mejillas. Poco a poco, se fue tumbando en el piso sujetándose firmemente del lavabo.
-Imbécil -se dijo a si mismo
Resignado, tomó un baño y cambio sus ropas, el dolor en sus caderas aún seguía pero ya se había hecho mas soportable. Se encaminó lentamente a la cocina, bajando las escaleras del imponente lugar, se encontró con una muchacha delgada de cabellos largos y castaños los cuales tenía atados en una coleta alta
-H...hola, buenas tardes -saludo Hipo desde el marco de la puerta.
-Buenas tardes, joven Hiccup -la muchacha mostró una cálida sonrisa la cual fue inmediatamente correspondida por el castaño -¿Se le ofrece algo joven Hiccup?
-No, gracias estoy bien –agregó- Solo estoy buscando un poco de comida
-¡Oh! esta muy bien, joven Hiccup, en un momento le traigo algo de comer
-Gracias -exclamó algo avergonzado, la mujer simplemente sonrió y tomando un par de ingredientes del refrigerador empezó a cocinar, finalmente extendió un plato lleno de un salteado de verduras con carne.
-Tome joven Hiccup
-Gracias -hace una pausa momentánea -Disculpa ¿Cuál es tu nombre?
-Caroline
-Lindo nombre Caroline...-bajó la cabeza y tomando un buen bocado de comida lo llevo a su boca –Delicioso -dijo con los ojos brillantes -La mejor comida que he probado en mi vida.
-Me alegro de oír eso joven Hiccup
-¿Te puedo pedir otra cosa, Caroline?
-Si, claro ¿Qué sucede joven Hiccup?
-¿Podrías dejar de decirme "joven Hiccup" ? Es un poco incomodo
-Claro, por mi no hay problema pero no creo que sea correcto -contestó un poco desanimada
-¿Eh? ¿Por qué?
-Pues porque usted es la pareja del amo Frost –agregó – Ayer él mismo lo ha dicho.
-Ja -se mofó Hipo –El amo Frost, la gentileza en persona -comentó con sarcasmo
-Aunque lo dude joven Hic...
Hipo le lanzó una mirada reprochiva pero dulce -Sólo Hipo o Hiccup si así lo quieres
Muy bien Hiccup...-exclamó -Y como decía...el amo Frost no es malo
-Si claro como digas –agrego cansado –Solo es un estúpido
-¡Hiccup! –grito alterada Caroline -¡No vuelva a decir eso!
-¿Eh?
-¡El amo Frost es una persona muy gentil, puede ser caprichoso y a veces impulsivo pero en realidad es una buena persona!
-¡ESO ES UNA MENTIRA! -bramó Hipo levantándose bruscamente de su asiento -¡ESA ES UNA VIL Y ESTÚPIDA MENTIRA!
-¿Hiccup?- hablo asustada
-Es una mentira…-pequeñas lagrimas comenzaron a salir de sus ojos sin que el lo deseara
-Hiccup ¿esta bien? –cuestiono preocupada la castaña
-Yo…yo…
-¡¿Qué esta pasando aquí?! -se escucho una voz fuerte entrar por el pasillo
-Amo Frost –exclamo sorprendida
-Caroline ¿Qué esta ocurriendo?
-Pues verá amo…yo…no lo sé
-Bien, puedes irte
-S…si amo –la muchacha se encamino a la puerta no sin antes dar una última mirada a Hipo quien permanecía con la cabeza baja sentado en la silla
Jack espero hasta que esta saliera de la habitación para así poder acercarse al niño, se detuvo a pocos metros quedando a una distancia razonable del menor
-Veo que despertaste –comentó casualmente
-Por desgracia mía, sí –respondió sin levantar el rostro, se notaba el desprecio en su voz
Un nuevo suspiro salió de los labios del albino –Hipo yo...
-No quiero oírte –interrumpio sus palabras
-Pero yo…
-He dicho que no quiero oírte
-Hipo…
-Basta…basta…solo dejame ir, por favor –nuevas lagrimas comenzaron a formarse en sus ojos
-No puedo hacerlo –respondió con dolor
-¿Por qué no?- agregó –Tan solo libérame, deja que me vaya
-No lo hare –su voz era firme, había logrado contralar sus emociones
-¿Eh? ¿Por qué?
-Si no quieres estar a mi lado lo comprenderé pero por nada del mundo dejare que te vayas de esta mansión ¿comprendiste?
-Entonces mátame de una buena vez ¿quieres? Yo ya no puedo seguir así, prefiero morir antes de tener que estar esclavizado por un idiota, refiero sufrir en las calles que aquí adentro, tan solo…-un terrible dolor ataco su cuerpo interrumpiendo sus palabras, llevándolo de fauces contra el piso, estuvo a punto de estrellarse contra el suelo de no ser porque unos brazos lograron sujetarlo.
-Hipo…hey, Hipo ¿Qué pasa? –hablo Jack tratando de hacer que Hipo reaccionara, lentamente su pulso se hizo mas lento, casi inexistente –Hipo...Hipo…¡Hipooooo!
Todo se torno oscuro