Fueron a Londres Muggle en un parquecito que estaba cerca de Grimmauld Place Nº12. Nada más llegar se veía un montón de personas con pelo rojo y entre esa multitud un pelo castaño claro, uno rubio platino y otro rubio más oscuro
-¡Harry!-Exclamaron un coro de voces, eran Hermione, Neville, Ron, Luna y los gemelos. Todos corrieron hacia él y se dieron un abrazo grupal, mientras Remus presentaba a Abigail.
-Abigail, ven que te presento. -Dijo Remus, Abigail se acercó rápidamente, viendo que Remus estaba con un hombre pelirrojo.
-Arthur esta es Abigail Black Di Morillo la madrina de Harry y Abigail este es Arthur Weasley. -Presentó a ambos.
-Encantada.-Dijo Abigail sonriendo algo tensa.
-¿Usted es el marido de Molly Weasley?-Preguntó interesada, recordando lo de Gringotts y todos los howlers.
-Encantado.-Dijo Arthur algo avergonzado, sonriendo suavemente.
-Bueno, su ex marido, actualmente. -Dijo sorprendiendo a ambos adultos.
-¡Oh vaya lo siento!-Dijo ella sin sentirlo verdaderamente, Remus le mandó una mala mirada al saber lo que en verdad pensaba y antes de que preguntase a Arthur, este se adelanto.
-No es nada. Me enteré de cosas que no me gustaron, y en pocas palabras no podía perdonar ciertas cosas, así que me separe.-Añadió un poco triste y furioso a la vez.
-¿Pero cómo?¿Entonces los chicos ...?-Preguntó Remus preocupado.
-Los chicos se quedan conmigo menos Ginevra. Ella se queda con Molly. Por lo tanto, ya no es Molly Weasley es Molly Prewett.-Explicó igual de triste y furioso con una mueca en la cara.
-¿Estás bien?-Preguntaron a la vez Abigail y Remus, notando la tristeza y rabia.
-Si, si, solo que, el pensar en lo sucedido...Es la rabia que tengo de no haber visto todo esto antes, con lo que el pobre Harry ha vivido… Siento todo esto señorita Abigail.-Dijo sinceramente con el corazón en el puño.
-No querido, no ha sido su culpa señor Weasley. Y por favor llameme Abigail o Abbi.- Dijo sonriendo sinceramente, dandole un apretón en uno de los brazos.
-Si usted me llama Arthur.-Acordó, dicho eso los tres se sonrieron.
-¿Y Percy, Arthur?-Preguntó Remus notando la ausencia de este. Abigail miró a ambos curiosa, recordando que Harry le dijo quienes eran los componentes de la familia Weasley, por lo que recordaba ese tal Percy era uno de los hermanos del mejor amigo de Harry y por ende hijo de Arthur.
-¡Oh no lo sabes! Está trabajando en el ministerio, ha conseguido el trabajo como sub secretario del ministro.-Contestó feliz por su hijo, Remus se alegró de ello y tanto Remus como Abigail le felicitaron por ello.
Mientras los adultos hablaban, los chicos preguntaban a Harry de todo y él les contó lo que había vivido en ese mes. E incluso Harry notó la ausencia de Percy, los gemelos bromeaban contando que Percy había conseguido un trabajo en el ministerio, felices por el.
Después Arthur, Remus y Abigail, les llevaron a Florean Fortescue a tomar unos helados. Mientras todos tomaban helados que habían elegido, vieron a la familia Malfoy que se acercaban.
Narcisa Malfoy iba con un vestido de color lila que resaltaba su claro tono de piel y pelo haciendo también que sus ojos azules se vieran más, Lucius Malfoy iba de negro con una capa negra pero por dentro era verde y llevaba con un broche plateado con el bastón con cabeza de serpiente característico suyo. Draco estaba muy cambiado, era más alto, se notaba que había crecido, se le veía más fuerte, tenía el pelo un poco más largo, pero no tanto como su padre llevándolo sin gomina y sus ojos plateados resaltaban sobre su físico. Vestía de negro como su padre pero sin capa.
Todos se quedaron en silencio, mirándose recelosos e incluso Remus miraba de vez en cuando a Lucius, algo inquieto, aunque no sabía porque.
-¡Vaya Abigail! ¡Cuánto tiempo!-Dijo Narcissa con una sonrisa falsa, mientras que Lucius apretaba la mandíbula ante la actitud de su mujer. Draco no decía nada solo echó una mirada a todos hasta fijar su mirada en Harry.
-Hola prima.-Contestó fríamente Abigail, como una sangre pura acostumbrada a actos como estos.
-Hola Lucius, Draco.-Saludó con una pequeña sonrisa y estos les correspondiendo a su manera, es decir, por un pequeño movimiento de cabeza.
-Veo que te sigues reuniendo con “diferente” gente.-Añadió Narcissa con una mala mirada.
-Bueno, no tan diferente. Te recuerdo que tenemos amistades en común.-Contestó Abigail con una sonrisa intimidante. Narcissa, evitó enviar una mirada envenenada, ante la contestación.
-¡Oh! ¿Siguen siendo amistades comunes? Como llevas tanto tiempo sin venir a Inglaterra, ya creíamos que te había pasado algo.-Añadió Narcissa con una sonrisa.
-Pues ya me ves, perfectamente viva y en perfecto estado de salud.-Dijo Abigail dando por finalizada esa conversación.
-Bueno querida, creo que tendrás cosas que hacer.-Añadió Abigail para que se fuera.
-Es verdad. A ver si nos vemos querida. Que aproveche.-Se despidió Narcissa, Abigail hizo un gesto con la cabeza. Todos en la mesa estaban algo incómodos ante esa conversación tan fría y extraña, deseando que se marcharan ya.
Mientras que ellas estaban “hablando”, Draco no había quitado la mirada de encima de Harry, poniéndole nervioso. Al irse se dio cuenta de que Harry se ponía nervioso cuando le miraba y le salió una sonrisa no muy común en él.
Harry se extrañó al ver eso, y la curiosidad salió a flote como una semilla recién germinada. Al instante Draco volvió a poner su habitual “máscara” y se marchó con su familia.
Los chicos se dieron cuenta de que Draco había mirado mucho a Harry, y ellos sospechaban de que hiciera algo a Harry. No le dio importancia a lo ocurrido, pero los demás insistieron en que más le valía no hacerle nada sino se las vería con ellos. Aunque Hermione juraría que vio otra cosa diferente a la rivalidad que había entre ellos, y estaba decidida a averiguarlo.
Después Abigail y Harry invitaron a quedarse en la mansión a todos, casi no aceptan, sino fuera por la carita que ponía Harry cuando quería algo y por la tozudez de Abigail.
Los chicos estuvieron casi toda la noche hablando, bromeando y jugando. Luego se fueron cada uno a sus habitaciones designadas.
Sobre las cinco de la mañana los chicos ya estaban dormidos, en cambio los adultos se fueron más temprano que ellos, por lo que sobre las tres estaban dormidos.
Remus, Arthur y Abigail estuvieron hablando del pasado, de los “viejos fantasmas”, contando sus aventuritas, sus expectativas de futuro cuando eran jóvenes y lo que al final había ocurrido, básicamente hablando de la vida.