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La verdadera Historia de Harry por IruchiSlytherin

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:
''...'' pensamientos
-...- dialogo
lo que vaya asi parsel.
Todos los personajes son tomados de la obra de J.K. rowling sin animo de lucro.
 

Harry se despertó del sueño intentando abrir los ojos parpadeando rápidamente por el escozor de sus ojos, el dolor de cabeza que se hizo presente con rapidez.

Estuvo unos minutos tumbado, con la mente en blanco hasta que recordó en la "charla" que tuvo con Abigail, la noche anterior.

Se levantó lento y con pesadez, fue a la ducha, estando mucho rato bajo el agua con miedo a salir y enfrentarse a la verdad. Salió con una toalla sujeta en su estrecha y delgada cintura, y se dirigió al armario mirando sin ganas la ropa.

Después de un rato, eligió su ropa con la mente en otra parte y con la ansiedad apropiándose de su cuerpo y mente.

Mientras se ponía la camisa, escuchó como se caía algo, extrañado se giró y vio que Neftis había tirado un tintero. El miedo le consumió, hasta que recordó que ya no vivía con los Dursley, exhalando el aire se intentó relajar.

"Menos mal que está cerrado." Ese pensamiento igual que apareció, se esfumó.

-Lo siento, fue sin querer. -Contestó la serpiente con arrepentimiento.

-No pasa nada, solo ten más cuidado.-Dijo Harry dándole una sonrisa suave mientras lo recogía, regalándole una caricia en la cabeza. La serpiente siseó agradecida ante el acto.

Nua le observaba tumbada en un colchón que era su cama, no hacía ruido ni se movía, solo le analizaba. Harry no le dijo nada para no molestar, además no se sentía con ganas, y en el fondo sabía que sus dos familiares notaban su mezcla de sentimientos.

Después en ese silencio agradable se terminó de vestir, intentó peinar su cabellera viendo que era imposible domarlo, y su pelo no quería ayudar. Al rato llamó a un elfo doméstico, apareciendo en el segundo.

-Sí señorito, ¿En que puedo ayudar?-Preguntó el elfo mayor, con una reverencia suave.

-Podrías traerme la comida para mis familiares, si no es una molestia.-Pidió Harry todavía incómodo al pedirle cosas a los elfos domésticos.

-Por supuesto.-Contestó el elfo con una sonrisa, desapareciendo y volviendo a aparecer con unos boles con la comida para cada animal. Harry le agradeció y el elfo desapareció minutos después al saber que no era necesario. Después de colocar la comida para Neftis y Nua, viendo que estaba todo colocado y listo, se acercó a la puerta.

"Harry relájate...¡Tú puedes!" Intentaba relajarse y tener la suficiente valentía para salir de la habitación.

Abrió la puerta, encontrándose con Abigail con la mano en el manillar y la otra en alto como si fuera a llamar, ella se apartó rápidamente para no asustarle.

-Buenos días cariño.-Dijo con una cálida sonrisa mientras le analizaba para poder saber como estaba.

-Hola.-Contestó incómodo, intentando mantener una sonrisa más alegre en su cara. Abigail lo notó pero decidió no decir nada por lo sucedido por la noche.

-Sabes... Tenemos unos inesperados invitados, me gustaría que me acompañaras a la biblioteca. Claro si tu quieres-Comentó ella con una sonrisa pequeña, Harry curioso por naturaleza aceptó, aunque sus sentimientos seguían dando vueltas en su cabeza y cuerpo. Bajó con ella encontrándose con sus inesperadas visitas.

-¡Dobby! ¡Winky!- Exclamó Harry sorprendido, al verlos ahí.

-¡Buenos días señor Harry Potter! ¡Nos alegramos de verle feliz!- Exclamó Dobby entusiasmado mientras que la elfina asentía tímida sin mirarle ya que tenía la cabeza agachada.

-¿Qué hacéis aquí? y no es que me alegre de que estéis aquí, por supuesto. ¿Pero no deberíais estar en Hogwarts?-Preguntó Harry curioso y extrañado.

-Nosotros, nos enteramos de las cosas que le sucedieron al señor... Y escuchamos las mentiras dichas por el señor Dumbledore.-Explicó la dulce Winky algo miedosa, mientras jugaba con sus manos temblorosas, Harry les miró asombrado y una pequeña sonrisa apareció en su cara.

-¿Pero como habéis podido venir hasta aquí si allí hay un escudo contra apariciones?-Preguntó preocupado por ellos.

-Pues, nos enteramos que volvió la señorita Black Di Morillo y que usted está con ella. Así que le pedimos al señor Snape poder venir, y él aceptó. Nos llevó hasta aquí, además que el escudo no afecta a los elfos domésticos. Nos advirtió de no volver más allí, por el director.-Explicó Dobby gesticulando con las manos, sorprendiéndole por la razón.

-Por lo que le íbamos a pedir, si usted quiere... Poder unirnos a ti, y a su familia.- Pidió susurrando suavemente Winky.

-¡Pero...! Sabéis que si aceptó, os quitaré vuestra libertad ¿no?¿Estáis seguros?-Preguntó sorprendido y asombrado mientras que los elfos asentían.

-pero ¿Dobby tú no deseabas ser libre?-Preguntó extrañado Harry.

-Sí señor, pero usted es nuestro amigo. Por eso queremos servirle y protegerlo.-Dijo Dobby dejando sin habla a Harry.

Abigail un poco más apartada de ellos, observaba a Harry y sus acciones. Como sus sentimientos estaban a flor de piel, prestando atención también a la conversación que estaba desarrollándose delante de sus ojos.

Harry la miró y esta le sonrió cálida dándole valor y apoyo a su decisión.

-Muy bien.-Dijo aceptando Harry sonriéndoles, los elfos saltaron de alegría, dándole las gracias continuamente.

-La unión, si queréis se puede realizar esta tarde. Aquí. -Dijo Abigail entrando en la conversación. Inmediatamente los elfos aceptaron y le agradecieron.

-Pero ahora vamos a desayunar.-Añadió riéndose, Harry asintió sonriendo, algo más feliz que cuando se había levantado.

Mientras desayunaban, Abigail notó como Harry quería preguntarle algo pero no se decidía.

-Harry sabes que me puedes decir cualquier cosas y que me puedes preguntar lo que quieras.-Dijo ella infundándole valor, Harry la miró y se mordió el labio todavía indeciso.

-¿Por qué te llevas bien con el señor Malfoy y con su mujer, tu prima no?-Preguntó, sorprendiéndola al ver lo observador que era Harry.

-Bueno, debes de conocer la historia de mi familia. Te la contó Sirius ¿no?-Le preguntó, y Harry asintió.

-Bueno, cuando éramos jóvenes no nos llevábamos mal, e incluso era amiga de ella y sus hermanas, Bellatrix y Andrómeda. Pero de un día a otro, cambió, era otra Narcissa. Se volvió fría, y se convirtió en todo lo que alguna vez ella odio.-Explicó introduciendo en los recuerdos que pasaban por su cabeza mientras le observaba Harry atento.

- Se volvió despiadada e insoportable. Hizo lo imposible que Druella, su madre, se encargarse de casarla con Lucius, aunque no le amase y solo fuese un capricho pasajero. A partir de ahí, todo lo que ella era cambió, intente que recapacitará, pero no se pudo. Así nuestra amistad y armonía se rompió. -Terminó de explicar, saliendo de sus recuerdos.

-Pero ¿Por qué? ¿Cómo pudo cambiar tanto?-Preguntó Harry, provocando que Abigail pensase detenidamente.

-¿Pudo alguien influenciarla?-Siguió preguntándose Harry, Abigail frunció el ceño intentando analizar los hechos del pasado.

-Bueno, recuerdo que antes de que diese ese cambio tan drástico estuvo mucho queriendo estar sola.-Dijo Abigail intentando rememorar.

-Aunque dentro de ese tiempo recuerdo que Andrómeda me dijo de haber visto a Narcissa hablar con alguien misterioso. Aunque esa conversación no la pudo escuchar. Es más, Andrómeda creía que era un novio secreto.-Comentó intentando encajar las piezas de un puzzle incompleto, sospechando de si esa persona hubiese podido manipular a su prima.

-¿Pero para que la influenciaría de esa manera?-Se siguió preguntó Harry.

-Bueno, sinceramente no tengo idea del por qué. Pero el cambio de Narcissa fue muy notorio y dañino hacía los demás. Sé de primera mano de que, aunque se casó por capricho suyo, Lucius y ella no es que se quisiesen o se quieran. Y bueno, Draco no ha tenido una niñez buena con su ella. Narcissa siempre se iba de compras o viajes, dejando a cargo a Lucius la mayoría del tiempo de Draco o si no le avisaba, le dejaba en manos de los elfos domésticos.-Dijo Abigail, tomando lentamente su café. Harry frunció el ceño, sintiéndose algo identificado con la falta de cariño.

-Podría ser que quien la influenciase, quisiese poder. ¿Cómo Voldemort?-Preguntó intentando como ella encajar las piezas del puzzle. Abigail se sorprendió al escuchar el nombre salir por la boca de su ahijado sin miedo, como otras personas tenían al escucharlo.

-Cariño, ¿qué te han contado sobre él?-Preguntó para saber sobre que terreno estaban trabajando.

-Pues, que era y es un mago que odia a los nacidos de muggles y a los muggles, por lo que son y quiere conseguir poder a costa de quien sea o lo que sea.- Recitó Harry lo que había escuchado siempre de boca de Dumbledore, aunque los demás se negaban a hablar de él. Abigail suprimió un gruñido al escuchar las palabras de Dumbledore saliendo de la boca de su niño.

- Y si te dijera que las cosas no son así, ¿me creerías?-Preguntó Abigail nerviosa de que su pequeño no la creyese. Harry se quedó en silencio unos minutos y frunció el ceño pensativo.

-No has hecho ninguna acción para desconfiar en ti, no como el director.-Dijo Harry respondiendo así a su pregunta. Abigail respiró un poco más aliviada.

-Y si te dijese qué Dumbledore es el que verdaderamente quiere el poder, ¿Qué dirías?-Preguntó tanteando el terreno, Harry se quedó pensativo.

-¿Pero entonces Dumbledore y Voldemort quieren poder?-Preguntó sin entender muy bien lo que Abigail quería decir. Abigail bebió un poco de café de su taza y se preparó para explicar

-¿Qué te han contado?-Preguntó para saber que tenía que rectificar. Harry le explicó todo lo que le dijeron, que Voldemort quería matarle y tener el poder del mundo mágico a sus pies, y que Dumbledore solo quería que el mundo mágico estuviese en paz. Esto provocó que Abigail le cambiase la cara a varios sentimientos.

-Harry, si yo te dijera que es todo lo contrario. Y que además Dumbledore controlo la mente de muchas personas e incluso la de Voldemort. ¿me creerías?-Preguntó Abigail para ver hasta donde Harry confiaba en ella y sí tenía opiniones propias. Harry se quedó callado mirándola con el ceño fruncido.

-¿Me lo podrías probar?-Contestó él con otra pregunta. Abigail mostró una amplia sonrisa.

-Por supuesto.-Afirmó, preparándose para explicarle todo.

-A mi Dumbledore nunca me pudo controlar, ya que muy pocas veces estaba aquí. Viví en Francia durante todo mi vida, pero solía hacer viajes o escapadas a Londres para ver a Sirius y a Regulus. Por lo que Dumbledore nunca se pudo hacer con mis regalos o pruebas.- Dijo sonriendo, se levantó y fue hasta las escaleras, después de unos minutos Abigail bajo levitando un pensadero, y un baúl. Lo colocó en los sillones del salón.

Sentado ambos, en el sofá abrió el baúl y fue sacando libros, la gran mayoría eran álbumes de fotos. Se los acercó a Harry para que los abriese, los fuera viendo.


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