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La verdadera Historia de Harry por IruchiSlytherin

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Notas del capitulo:

Nota de Autor: Siento tardar tanto en subir pero llevo casi desde el último capítulo subido sin ordenador , es más ahora mismo lo puedo publicar porque me ha dejado mi tío su ordenador, creo que la semana que viene podré ya empezar a escribir y publicar con el nuevo que me comprare. Bueno ya dicho esto gracias por la espera y por todo el apoyo que me dais, muchos abrazos virtuales y ya por el capítulo.

 

Nada más llegar a Gringotts, Abigail ayudó a Harry ha salir de la chimenea para que no se cayese al suelo. Inmediatamente unos duendes fueron hacia allí, alarmados de que apareciese alguien por flu a esas horas de la madrugada pero antes de que dijeran algo, Abigail se adelantó.

 

Señores duendes, ya le comente al señor Vargot, el problema que tenemos para que salga Harry de Hogwarts así que podrían hacernos el favor de avisarle.-Explicó Abigail con tono de voz suave pero a la vez tenaz. Haciendo que uno de los duendes fueran a buscar a Vargot, mientras otro les acompañaban hasta el despacho del duende Vargot. Les hizo pasar y sentarse, quedándose allí hasta que se abrió la puerta entrando Vargot y el anterior duende que fue a buscarles. Vargot iba vestido con una túnica que parecía un pijama, ahí Harry se sintió mal al haber despertado al duende.

 

-Siento despertarte a estas horas, señor Vargot.-Dijo Harry con pesar y respeto antes de que hablase alguien más, impresionando a todos los presentes menos a Abigail que l sonrió suave.

 

-No pasa nada, señor Potter. Sin contar que es de los pocos magos que pide perdón por cosas cómo estas.-Añadió el duende sonriendo mostrando sus puntiagudos dientes pero hizo un gesto con las manos y se sentó.

 

-Pero vayamos a lo importante, ¿para que nos hemos reunido?-Pregunto Vargot uniendo sus manos en la mesa y mirándolos a ambos. Con eso Abigail sacó del bolsillo los pergaminos de Harry y se los dio, haciendo que este los cogiese y los leyese detenidamente.

 

-Harry al día siguiente de su cumple, estando a cargo en ese momento con los Dursley, se despertó con un cambio físico bastante notorio el cual fue devuelto a su físico habitual, en Hogwarts estuvo investigando y cree que podría tratarse de esto.- Empezó a explicar Abbigail y antes de que continuase Harry se aclaró la garganta para añadir algo más, haciendo que los dos les prestarán atención, aunque Vargot siguiese leyendo los pergaminos.

 

-Esta noche mientras me acosté, note como una suave brisa me recorrió de pies a cabeza y cuando me levante para reunirme con vosotros me vi en el espejo.  Me devolvió la misma imagen que en el verano, aunque me puse un hechizo glamour antes de venir.-Explicó más a fondo Harry mientras levantaba la varita quitándose el glamour con la varita.

 

El asombro ante los dos se mostró en sus facciones, Harry se dio cuenta que en sus rostros no apareció la repulsión y eso le relajo un poco aunque no del todo. Al ver la incomodidad de Harry fue lo que hizo reaccionar a Abigail y al propio Goblin.

 

-Mater magicae sunt et inaestimabile sit prorsus impius.-Añadió en voz baja divertido Vargot, entendiendo el latín Abigail soltó una pequeña risa y sonrió con ternura y calidez a Harry, relajándole casi por completo. (Traducción del Latín de Google: Madre magia eres imprevisible y totalmente una traviesa.)

 

-Como se puede ver tendremos que pedir una prueba de herencia mágica.-Dijo Abigail sonriendo a Vargot y este le devolvió la sonrisa y asintió, chasqueando los dedos. Haciendo parecer una probeta con una poción en su interior y un pergamino que estaba conectado a la probeta y el cuál arrojaría los resultados.

 

-Sólo se necesitaría un par de gotas de tu sangre.-Comentó Vargot a Harry dándole una pequeña daga para que se pinchase un dedo y acercándole la probeta para que cayesen las gotas en su interior.

 

Temblandole las manos Harry se pinchó en el índice de su mano izquierda dejando que ese par de gotas cayesen en la poción cambiándola de color, a los segundos se quedó en un color morado. Vargot volvió a chasquear los dedos haciendo que el pergamino brillase mientras dejaba en un soporte la probeta.

 

Treinta segundos después dejó de brillar el pergamino, apareciendo letras en él. Vargot lo cogió y se aclaró la garganta para poderles informar.

 

-Exactamente como dijo el señor Potter y como ha podido adivinar investigando, usted es un elfo Corícide. Al parecer su padre el señor James Charlus Potter fue otro elfo Corícide con una pareja masculina, aunque no aparece quien es su pareja.-Explicó Vargot, aunque mientras decía lo último se puso algo pálido y le salio la voz algo forzada. Abigail sonrió imperceptible y Vargot se volvió a aclarar la voz para continuar.

 

-Y por supuesto el señor Potter le dejó una bóveda oculta por si sucediese, lo que parece que acaba de pasar. Para que tuviese todo lo que necesitase.-Terminó de decir levantándose del asiento guardando el pergamino con un chasqueo de dedos.

 

-Por supuesto guardaremos el secreto como siempre hacemos y si me acompañan iremos a su bóveda secreta.- Comentó haciendo que Harry y Abigail se levantasen para seguirle. Al llegar a los carros, se montaron para ir allí. El camino no mareo tanto como otras veces a Harry y divirtió como una niña pequeña a Abigail.

 

Cuando llegaron al destino, el carro se detuvo y un duende les abrió la puertecita del carro para que bajasen. Andaron hasta llegar a una puerta bastante grande la cual estaban escritas varias frases en un idioma que no tenía idea de cual era. Vargot se detuvo delante, se giró hacia ellos y se acercó a Harry .

 

-Señor Potter podría apoyar la mano en la puerta por favor.-Dijo indicando donde debía apoyar la mano. Al hacerlo la puerta no hizo nada, hasta dos segundos después un brillo se extendió por toda la puerta y empezaron a sonar unos mecanismos, los cuales provocaron que se abriera las puertas.

 

La bóveda era grande, muy espaciosa de color blanco, tan blanco que con las pocas antorchas y velas que había iluminaban todo como si la irradiase la propia habitación. Los muebles eran antiguos, de madera robusta, había miles de cuadros. Las personas que estaban retratadas se despertaron por la luz que se encendió de las antorchas y les miraron recelosos hasta que se fijaron en Harry que iba sin el glamour y sonrieron amables.

 

Además de los cuadros y muebles, habían objetos y muchas estanterías las cuales parecían más la biblioteca de Hogwarts, que una biblioteca de una bóveda.

 

Pero de todos los objetos al final había un cuadro de una mujer que ha Harry le llamó la atención, una mujer de pelo negro azabache con mechones cobrizos tan largo como el de él ahora. La piel era pálida como la porcelana que causaba que sus ojos verdes esmeralda, enjaulados en espesas pestañas negras, llamasen más la atención. Tenía nariz pequeña y el color de sus mejillas y labios resaltaban.

 

La mujer le miraba firme pero suave, severa pero con una pequeña sonrisa. En el retrato estaba sentada en una silla con las manos agarrando un hilo de coser, que al parecer en algún momento estuvo cosiendo pero con la interrupción dejó de hacerlo.

 

-¿Disculpen pero quién ha apoyado la palma en las puertas?-Preguntó la mujer con una voz melodiosa y calmada. Aunque parecía que la mujer sabía perfectamente la respuestas

 

-Yo…-Dijo Harry levantando levemente la mano, haciendo que la mirada de la mujer se centrara en él.

 

-Soy Harry Potter.-Dijo Harry aunque no sabía qué más decir. La mujer le miró con sorpresa pero una gran sonrisa apareció en su cara dejando mudo a Harry, mientras Abigail siguió andando hasta llegar a él y apoyó una mano en su hombro, dándole a entender que le apoyaba y no estaba solo.

 

-Me alegro de conocerte Harry James Potter pero me preguntó. ¿Quién te acompaña?- Preguntó la mujer del cuadro dejando asombrado a Harry, ya que él no dijo su segundo nombre y ella lo sabía.

 

-Soy Abigail Black Di Morillo, hermanastra de Sirius y Regulus Black, madrina y guardiana de Harry James Potter.- Contestó sin titubear, severa Abigail, ante esto la mujer asintió.

 

-Muy bien, yo soy Idris Potter Beaufort, mujer de Henry Potter, es decir tu bisabuela.- Explicó Idris sonriendo con cierta ternura a Harry, al ver como él abría los ojos al oír eso, mientras que Abigail estaba sonriendo suave.

 

-Por lo que veo, has entrado en tu herencia mi querido niño. Veo que mi “don” no se ha perdido.-Comentó risueña Idris, Harry fue a hablar pero se quedó sin palabras por lo tanto solo asintió, haciendo que Idris soltase una risa melodiosa.

 

-Tranquilo pequeño, hicistes bien en venir. Sé que tienes preguntas e intentaré responder algunas ahora pero no todas. Sé cómo te llamas por qué James, mi nieto, tu padre, vino a verme igual que tú ahora, aunque fue porque tenía una preciosa noticia.-Dijo con una sonrisa dando a entender que la preciosa noticia era que estaba esperando a Harry, con eso Harry asintió asombrado y con los ojos vidriosos.

 

-Sí soy una elfa Coricia, por mí, tu padre y tú fuisteis elegidos por la madre magia para ser como yo. Sé que no tenemos mucho tiempo, así que te diré lo que te tienes que llevar y así no estar yendo y viniendo.- Dijo mientras se secaba los ojos de manera muy delicada y soltaba una risa suave, Abigail al verlo se relajó y dejó que una suave sonrisa apareciera.

 

-Le agradecemos mucho su ayuda señora Potter.-Añadió cálida Abigail mientras medio abrazaba a Harry intentando consolarle. Harry asintió y se secó las lágrimas de manera menos delicada que ella pero de manera algo más grácil.

 

-¿Qué tendremos que llevar bisabuela?-Preguntó Harry dudando de si llamarla así, pero al ver la alegría en el rostro de Idris supo que debía llamarla así.

 

-Claro. Hay un pequeño retrato con paisaje, sin nadie en él. Es del tamaño de un libro por el cual podría hablar contigo si tú quisieras, sin tener que desplazarte hasta aquí. Además también hay varios libros que están en el aparador que está enfrente vuestro y un collar el cual puede ocultar tu verdadera forma.- Explicó Idris con intención de ayudarle.

 

-¿Por qué quieres que lleve el collar?-Preguntó algo confuso Harry, ya que él sí quería para que nadie le viese por su miedo a que le vean como un monstruo, pero eso sí sabía que su bisabuela no lo sabía.

 

-Porque querido, nosotros somos una raza. Unas criaturas mágicas, un clan el cual llamamos la atención del mundo y muchos querrán hacerte daño. Sólo aquellos que nos consideran familia y verdaderos amigos haría que el collar mostrará cómo somos mientras que los demás verían el glamour, el espejismo.-Explicó, con eso Harry asintió temiendo el cómo explicarle eso a sus amigos, sí descubrían su verdadera forma, pero a la vez se sentía seguro.

 

-Una pregunta señora Potter, ese collar, ¿podría hipotéticamente, quitar un halo de comunicación e interferir en unos anillos con hechizos de protección?-Pregunto tensa al ver como los ojos de Idris ardieron en furia.

 

-¿Quién se atreve a hacer eso a un bisnieto mío?-Preguntó con furia cargada en su voz.

 

-Albus Dumbledore.-Contestó Harry con rabia pero en voz baja. Al escuchar eso, Idris cerró los ojos para poder contener toda la rabia, ira y furia que tenía.

 

-El collar lo quitará de manera que parecerá que sigue allí pero no habrá rastro de él, podrá conjuntarse con los anillos perfectamente, es más los reforzará para que los anillos sean más fuertes.-Contestó tensa mientras agarraba fuertemente los hilos que tenía en sus manos.

 

-Espero que Albus Dumbledore pague por todo.- Dijo Idris escupiendo el nombre y mirando a Abigail, está sonrió apoyando su idea.

 

-Ese parásito lo pagará, te lo aseguro.- Prometió Abigail.

 

-¿Bisabuela no tendrá otro retrato vuestro en la mansión Potter ?- Preguntó Harry cambiando de tema, ya que estaba temblando imperceptiblemente, ella le sonrió suave y cariñosa.

 

-Creo que sí, si no estuviese sólo tendrías que pedírselo a algún elfo doméstico y él colocará mi retrato donde gustéis.-Aclaró Idris, dando por finalizada la ronda de respuestas.

 

Harry con esto se fue moviendo cogiendo todo lo dicho, pero mientras recogía los libros, se fijó en unos que sus títulos les llamó la atención, como nunca le había pasado.

 

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Nada más llegar a Gringotts, Abigail ayudó a Harry ha salir de la chimenea para que no se cayese al suelo. Inmediatamente unos duendes fueron hacia allí, alarmados de que apareciese alguien por flu a esas horas de la madrugada pero antes de que dijeran algo, Abigail se adelantó.

 

Señores duendes, ya le comente al señor Vargot, el problema que tenemos para que salga Harry de Hogwarts así que podrían hacernos el favor de avisarle.-Explicó Abigail con tono de voz suave pero a la vez tenaz. Haciendo que uno de los duendes fueran a buscar a Vargot, mientras otro les acompañaban hasta el despacho del duende Vargot. Les hizo pasar y sentarse, quedándose allí hasta que se abrió la puerta entrando Vargot y el anterior duende que fue a buscarles. Vargot iba vestido con una túnica que parecía un pijama, ahí Harry se sintió mal al haber despertado al duende.

 

-Siento despertarte a estas horas, señor Vargot.-Dijo Harry con pesar y respeto antes de que hablase alguien más, impresionando a todos los presentes menos a Abigail que l sonrió suave.

 

-No pasa nada, señor Potter. Sin contar que es de los pocos magos que pide perdón por cosas cómo estas.-Añadió el duende sonriendo mostrando sus puntiagudos dientes pero hizo un gesto con las manos y se sentó.

 

-Pero vayamos a lo importante, ¿para que nos hemos reunido?-Pregunto Vargot uniendo sus manos en la mesa y mirándolos a ambos. Con eso Abigail sacó del bolsillo los pergaminos de Harry y se los dio, haciendo que este los cogiese y los leyese detenidamente.

 

-Harry al día siguiente de su cumple, estando a cargo en ese momento con los Dursley, se despertó con un cambio físico bastante notorio el cual fue devuelto a su físico habitual, en Hogwarts estuvo investigando y cree que podría tratarse de esto.- Empezó a explicar Abbigail y antes de que continuase Harry se aclaró la garganta para añadir algo más, haciendo que los dos les prestarán atención, aunque Vargot siguiese leyendo los pergaminos.

 

-Esta noche mientras me acosté, note como una suave brisa me recorrió de pies a cabeza y cuando me levante para reunirme con vosotros me vi en el espejo.  Me devolvió la misma imagen que en el verano, aunque me puse un hechizo glamour antes de venir.-Explicó más a fondo Harry mientras levantaba la varita quitándose el glamour con la varita.

 

El asombro ante los dos se mostró en sus facciones, Harry se dio cuenta que en sus rostros no apareció la repulsión y eso le relajo un poco aunque no del todo. Al ver la incomodidad de Harry fue lo que hizo reaccionar a Abigail y al propio Goblin.

 

-Mater magicae sunt et inaestimabile sit prorsus impius.-Añadió en voz baja divertido Vargot, entendiendo el latín Abigail soltó una pequeña risa y sonrió con ternura y calidez a Harry, relajándole casi por completo. (Traducción del Latín de Google: Madre magia eres imprevisible y totalmente una traviesa.)

 

-Como se puede ver tendremos que pedir una prueba de herencia mágica.-Dijo Abigail sonriendo a Vargot y este le devolvió la sonrisa y asintió, chasqueando los dedos. Haciendo parecer una probeta con una poción en su interior y un pergamino que estaba conectado a la probeta y el cuál arrojaría los resultados.

 

-Sólo se necesitaría un par de gotas de tu sangre.-Comentó Vargot a Harry dándole una pequeña daga para que se pinchase un dedo y acercándole la probeta para que cayesen las gotas en su interior.

 

Temblandole las manos Harry se pinchó en el índice de su mano izquierda dejando que ese par de gotas cayesen en la poción cambiándola de color, a los segundos se quedó en un color morado. Vargot volvió a chasquear los dedos haciendo que el pergamino brillase mientras dejaba en un soporte la probeta.

 

Treinta segundos después dejó de brillar el pergamino, apareciendo letras en él. Vargot lo cogió y se aclaró la garganta para poderles informar.

 

-Exactamente como dijo el señor Potter y como ha podido adivinar investigando, usted es un elfo Corícide. Al parecer su padre el señor James Charlus Potter fue otro elfo Corícide con una pareja masculina, aunque no aparece quien es su pareja.-Explicó Vargot, aunque mientras decía lo último se puso algo pálido y le salio la voz algo forzada. Abigail sonrió imperceptible y Vargot se volvió a aclarar la voz para continuar.

 

-Y por supuesto el señor Potter le dejó una bóveda oculta por si sucediese, lo que parece que acaba de pasar. Para que tuviese todo lo que necesitase.-Terminó de decir levantándose del asiento guardando el pergamino con un chasqueo de dedos.

 

-Por supuesto guardaremos el secreto como siempre hacemos y si me acompañan iremos a su bóveda secreta.- Comentó haciendo que Harry y Abigail se levantasen para seguirle. Al llegar a los carros, se montaron para ir allí. El camino no mareo tanto como otras veces a Harry y divirtió como una niña pequeña a Abigail.

 

Cuando llegaron al destino, el carro se detuvo y un duende les abrió la puertecita del carro para que bajasen. Andaron hasta llegar a una puerta bastante grande la cual estaban escritas varias frases en un idioma que no tenía idea de cual era. Vargot se detuvo delante, se giró hacia ellos y se acercó a Harry .

 

-Señor Potter podría apoyar la mano en la puerta por favor.-Dijo indicando donde debía apoyar la mano. Al hacerlo la puerta no hizo nada, hasta dos segundos después un brillo se extendió por toda la puerta y empezaron a sonar unos mecanismos, los cuales provocaron que se abriera las puertas.

 

La bóveda era grande, muy espaciosa de color blanco, tan blanco que con las pocas antorchas y velas que había iluminaban todo como si la irradiase la propia habitación. Los muebles eran antiguos, de madera robusta, había miles de cuadros. Las personas que estaban retratadas se despertaron por la luz que se encendió de las antorchas y les miraron recelosos hasta que se fijaron en Harry que iba sin el glamour y sonrieron amables.

 

Además de los cuadros y muebles, habían objetos y muchas estanterías las cuales parecían más la biblioteca de Hogwarts, que una biblioteca de una bóveda.

 

Pero de todos los objetos al final había un cuadro de una mujer que ha Harry le llamó la atención, una mujer de pelo negro azabache con mechones cobrizos tan largo como el de él ahora. La piel era pálida como la porcelana que causaba que sus ojos verdes esmeralda, enjaulados en espesas pestañas negras, llamasen más la atención. Tenía nariz pequeña y el color de sus mejillas y labios resaltaban.

 

La mujer le miraba firme pero suave, severa pero con una pequeña sonrisa. En el retrato estaba sentada en una silla con las manos agarrando un hilo de coser, que al parecer en algún momento estuvo cosiendo pero con la interrupción dejó de hacerlo.

 

-¿Disculpen pero quién ha apoyado la palma en las puertas?-Preguntó la mujer con una voz melodiosa y calmada. Aunque parecía que la mujer sabía perfectamente la respuestas

 

-Yo…-Dijo Harry levantando levemente la mano, haciendo que la mirada de la mujer se centrara en él.

 

-Soy Harry Potter.-Dijo Harry aunque no sabía qué más decir. La mujer le miró con sorpresa pero una gran sonrisa apareció en su cara dejando mudo a Harry, mientras Abigail siguió andando hasta llegar a él y apoyó una mano en su hombro, dándole a entender que le apoyaba y no estaba solo.

 

-Me alegro de conocerte Harry James Potter pero me preguntó. ¿Quién te acompaña?- Preguntó la mujer del cuadro dejando asombrado a Harry, ya que él no dijo su segundo nombre y ella lo sabía.

 

-Soy Abigail Black Di Morillo, hermanastra de Sirius y Regulus Black, madrina y guardiana de Harry James Potter.- Contestó sin titubear, severa Abigail, ante esto la mujer asintió.

 

-Muy bien, yo soy Idris Potter Beaufort, mujer de Henry Potter, es decir tu bisabuela.- Explicó Idris sonriendo con cierta ternura a Harry, al ver como él abría los ojos al oír eso, mientras que Abigail estaba sonriendo suave.

 

-Por lo que veo, has entrado en tu herencia mi querido niño. Veo que mi “don” no se ha perdido.-Comentó risueña Idris, Harry fue a hablar pero se quedó sin palabras por lo tanto solo asintió, haciendo que Idris soltase una risa melodiosa.

 

-Tranquilo pequeño, hicistes bien en venir. Sé que tienes preguntas e intentaré responder algunas ahora pero no todas. Sé cómo te llamas por qué James, mi nieto, tu padre, vino a verme igual que tú ahora, aunque fue porque tenía una preciosa noticia.-Dijo con una sonrisa dando a entender que la preciosa noticia era que estaba esperando a Harry, con eso Harry asintió asombrado y con los ojos vidriosos.

 

-Sí soy una elfa Coricia, por mí, tu padre y tú fuisteis elegidos por la madre magia para ser como yo. Sé que no tenemos mucho tiempo, así que te diré lo que te tienes que llevar y así no estar yendo y viniendo.- Dijo mientras se secaba los ojos de manera muy delicada y soltaba una risa suave, Abigail al verlo se relajó y dejó que una suave sonrisa apareciera.

 

-Le agradecemos mucho su ayuda señora Potter.-Añadió cálida Abigail mientras medio abrazaba a Harry intentando consolarle. Harry asintió y se secó las lágrimas de manera menos delicada que ella pero de manera algo más grácil.

 

-¿Qué tendremos que llevar bisabuela?-Preguntó Harry dudando de si llamarla así, pero al ver la alegría en el rostro de Idris supo que debía llamarla así.

 

-Claro. Hay un pequeño retrato con paisaje, sin nadie en él. Es del tamaño de un libro por el cual podría hablar contigo si tú quisieras, sin tener que desplazarte hasta aquí. Además también hay varios libros que están en el aparador que está enfrente vuestro y un collar el cual puede ocultar tu verdadera forma.- Explicó Idris con intención de ayudarle.

 

-¿Por qué quieres que lleve el collar?-Preguntó algo confuso Harry, ya que él sí quería para que nadie le viese por su miedo a que le vean como un monstruo, pero eso sí sabía que su bisabuela no lo sabía.

 

-Porque querido, nosotros somos una raza. Unas criaturas mágicas, un clan el cual llamamos la atención del mundo y muchos querrán hacerte daño. Sólo aquellos que nos consideran familia y verdaderos amigos haría que el collar mostrará cómo somos mientras que los demás verían el glamour, el espejismo.-Explicó, con eso Harry asintió temiendo el cómo explicarle eso a sus amigos, sí descubrían su verdadera forma, pero a la vez se sentía seguro.

 

-Una pregunta señora Potter, ese collar, ¿podría hipotéticamente, quitar un halo de comunicación e interferir en unos anillos con hechizos de protección?-Pregunto tensa al ver como los ojos de Idris ardieron en furia.

 

-¿Quién se atreve a hacer eso a un bisnieto mío?-Preguntó con furia cargada en su voz.

 

-Albus Dumbledore.-Contestó Harry con rabia pero en voz baja. Al escuchar eso, Idris cerró los ojos para poder contener toda la rabia, ira y furia que tenía.

 

-El collar lo quitará de manera que parecerá que sigue allí pero no habrá rastro de él, podrá conjuntarse con los anillos perfectamente, es más los reforzará para que los anillos sean más fuertes.-Contestó tensa mientras agarraba fuertemente los hilos que tenía en sus manos.

 

-Espero que Albus Dumbledore pague por todo.- Dijo Idris escupiendo el nombre y mirando a Abigail, está sonrió apoyando su idea.

 

-Ese parásito lo pagará, te lo aseguro.- Prometió Abigail.

 

-¿Bisabuela no tendrá otro retrato vuestro en la mansión Potter ?- Preguntó Harry cambiando de tema, ya que estaba temblando imperceptiblemente, ella le sonrió suave y cariñosa.

 

-Creo que sí, si no estuviese sólo tendrías que pedírselo a algún elfo doméstico y él colocará mi retrato donde gustéis.-Aclaró Idris, dando por finalizada la ronda de respuestas.

 

Harry con esto se fue moviendo cogiendo todo lo dicho, pero mientras recogía los libros, se fijó en unos que sus títulos les llamó la atención, como nunca le había pasado.

 

 

 

 

 


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