Harry se despertó de una pesadilla realmente mala aunque más que una pesadilla era un recuerdo de cuando vivía con los Dursley. Antes de que el pánico le embargase, notó cómo algo le rozaba el brazo deslizándose, subiendo, reptándole por él.
Lanzó un lumos dentro de su cama y vio que quién le intentaba consolar era Neftis.
Eso hizo que se relajara un poco y a los segundos noto como la cortina de su cama se movía, dando paso a un figura negra a cuatro patas siendo Nua, que prácticamente se tumbó casi encima suya.
Les acaricio a cada una y dejo que todo su interior se soltase al darse cuenta que tenía el amor de su familiares y su consuelo y protección.
Decidió contarles todo lo que había descubierto el día anterior y el extraño sueño que había tenido, omitiendo el recuerdo-pesadilla, susurrándoles en voz baja. Sus familiares no dijeron nada, sólo se mantenían a su lado intentando consolarle como podían.
Realmente hacía tiempo que no tenía esas tipo de pesadillas, pero al tener estos cambios en su vida habían provocado que su subconsciente se revolucionase y estos, volviese a salir a flote.
Harry estaba acostado pero sabía que ya no podría dormir, y menos al acordarse de ese sueño con su madrina, el profesor Snape y ese misterioso hombre. Ese hombre que por algo le sonaba, le llamaba la atención como si supiese quién era. Mientras pensaba, acariciaba a Nua y a Neftis. Entonces se acordó del pequeño retrato que se llevó de la bóveda, ese retrato que estaba conectado al cuadro de su bisabuela.
Segundos después de acordarse se movió bruscamente, haciendo que Nua levantase velozmente la cabeza, y Neftis sisease molesta.
Exclamó quejumbrosa la serpiente. Harry intentó ocultar su bufido ante el nuevo apodo que había decidido llamarle desde hacía semanas.
Explicó con el pequeño retrato en la mano después de haberlo sacado del baúl. Se acomodó en la cama y se preparó para hablar con su bisabuela. Al tocar el retrato, la pintura se movió y empezó a aparecer una mujer, su bisabuela Idris.
-¿Mi pequeño Harry? ¿Pasa algo, mi niño? ¿No es muy tarde para estar despierto?-Preguntó la bella mujer con voz y cara preocupada, Harry se sonrojó avergonzado al darse cuenta de que era verdad. Idris se quedó callada dándole tiempo a Harry a explicarse.
-Se que debería haberte avisado antes y haber hablado contigo, pero en verdad tantas cosas han ocurrido que al final… Me olvidé del pequeño retrato.-Explicó él deprisa y avergonzado, la mujer soltó una suave risa aliviando a Harry.
-He estado buscando información sobre los elfos corícides y bueno, gracias a unos amigos. Encontré un cuaderno, un diario, creo que de una amiga tuya. Lyra Malfoy.-Explicó fijándose en las expresiones de su bisabuela al pronunciar el nombre. Idris sonrió suave, con un brillo nostálgico en sus ojos.
-Lyra, mi querida amiga. Si, tienes razón. Lyra fue mi amiga más querida y a la que le conté muchas cosas sobre nosotros. Tranquilo cariño, es totalmente lógico que buscaras información, me alegro de que tengas como aliada a la familia Malfoy. Son leales ante amigos que consideran familia.-Contestó la mujer hasta que vio como Harry se sonrojaba un poco e Idris sonrió más amplio, como si supiese algo.
-También encontramos un bosque que se cree que es un santuario, el bosque de Pluckley. Pero encontramos esto porque tuve un sueño extraño. Estaba en un bosque siniestro y horrendo, pero algo me decía que siguiese andando y llegué a un claro precioso en el que en medio había un manantial con gente como nosotros alrededor. Una elfa coricia se acercó a mí pero no podía verle la cara, como a los demás, y me daba la bienvenida, me decía que me ayudaría ante el cometido que me había otorgado la madre magia. Me dijo que confiase ante la doncella que me protege y que nos veíamos pronto, Haganrih.-Dijo Harry sumido ante los recuerdos del sueño, pero despertó de sus recuerdos al escuchar el jadeo de su bisabuela.
Idris tenía una expresión feliz y melancólica, con los ojos vidriosos, como si fuese a llorar en cualquier momento. La mujer se repuso lo más rápidamente que pudo, y sonrió todavía emocionada a Harry intentando relajarle.
-Creo que se quien podría ser, cariño. No te preocupes. Son de confianza y la próxima vez dile que hablas con Idris, entonces se dejará ver. Si no lo hiciese, llámala Nerdanel.-Informó la mujer con esa sonrisa melancólica, él asintió concentrado.
-¿Nerdanel la elfa que sale nombrada en el diario de la señora Malfoy?-Preguntó con curiosidad, ante el nombre y el sentimiento con el que lo decía su bisabuela.
-Sí, le hable a Lyra de ella. Es mi hermana, es decir tu tía bisabuela, querido.-Respondió la mujer, dejando a Harry algo sorprendido de saber que tenía más familia.
-Es alguien sorprendente y decidido, pocas veces interviene en el mundo de los magos. Es alguien que te ayudará en todo y más, al saber que eres de la familia. -Informó la mujer sin aclarar mucho pero Harry asintió algo confuso.
-¿Algo más que me quieras decir, mi pequeño?- Preguntó Idris viéndole tan curioso y dubitativo.
-Si, hoy he tenido otro sueño, parecido a los otros. Era como si hubiese hecho un viaje astral, cómo dice nuestra profesora de adivinación.-Contestó pensativo, la mujer soltó una pequeña risa divertida ante eso.
-Claro mi pequeño, es parte de lo que somos. Tu magia de manera instintiva te ayuda hacer viajes astrales. Seguramente hoy es cuando estabas más alterado. Y al final tu magia, tu instinto, te ha llevado a las personas que más confías y que sabes que no te harán daño.-Explicó ella intentándole aclararle las dudas lo mejor posible. Este asintió confirmando que entendía.
-Bueno, mi pequeño, descansa. Ya es mucha información por hoy y es demasiado tarde.-Añadió ella dando por finalizado las rondas de dudas. Harry fue abrir la boca para seguir preguntando pero al ver como ella arqueó las cejas, advirtiéndole que no lo hiciese. Así que Harry se lo pensó, por lo que se despidió con una última sonrisa de la mujer.
Guardo el retrato y se volvió a acostar, siendo acompañado por sus familiares. Después de dar unas vueltas en la cama, al final cayó al mundo de Morfeo más relajado y con más respuestas que dudas.
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Albus Dumbledore se levantó sabiendo que hoy iba a ser un día espléndido, y más sabiendo que su plan al final volvería a encaminarse a su senda.
Hacía relativamente poco había ido a ver a su plan de respaldo y se dio cuenta de que no había ningún cambio, los elfos seguían sus órdenes como siempre. Lo cual le alegró de sobremanera ya que tenía el presentimiento de que lo iba a lograr.
Ahora lo que tenía que conseguir es que su “Héroe”, Harry bebiese la poción y podría volver a controlarle como siempre había estado haciendo. Además de deshacerse de que el trío dorado fuesen independientes y volviesen a ser sumisos ante él, la gran autoridad.
Lo malo en su plan es que Lord Voldemort hacía mucho tiempo que no había hecho absolutamente nada, y eso no podría ser. Ya había controlado a un auror de baja categoría para que montase follón, seguramente hoy en el profeta saldría una “incursión” mortifaga de algún tipo.
Lo último que tenía que encontrar era un ritual para poder absorber los poderes de elfos corícides.
-Esos malditos altos elfos, siempre escondidos. ¡Así no hay que les tienda una trampa!-Susurró pensativo aunque sonrió sabiendo que tarde o temprano encontraría algo.
Fawkes, el fénix trino alborotado ante su dueño, y sus pensamientos.
-¡Ami!-Llamó con voz potente y enseguida apareció una elfa doméstica que al verle, se retorció los dedos nerviosa ante el pedido que le tuviese que hacer.
-Quiero que le viertas en la bebida de Harry Potter estas vitaminas... ¿Lo he dejado claro?-Ordenó con voz dura, la elfa doméstica le miró dudosa cogiendo el frasco.
-¿Está el señorito Potter enfermo, señor?-Preguntó preocupada la elfa, Dumbledore forzó una sonrisa bonachona con una expresión triste.
-Si, mi niño está pasando por unas pesadillas tediosas, por eso necesita estas vitaminas...-Ante la actuación de Dumbledore, la elfa puso una cara de preocupación y asintió rápidamente, apareciéndose en las cocinas.
Dumbledore sonrió ampliamente al ver que su plan iba sobre ruedas y de manera casi inmediata. Pronto tendría de nuevo en sus manos a Harry Potter como el arma que era, y todo volvería a ser como antes.
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Mientras tanto esa noche, tanto Abigail como el profesor Snape estuvieron tensos durante toda la reunión, sin saber que había visto su señor o que había pasado. Cuando estaban despidiéndose, su propio señor les interrumpió diciéndoles que vio y a quien.
El profesor Snape, se marchó después de escuchar la explicación ya que no podían marcharse más tiempo sin que el director no sospechase. Mientras se quedaba Abigail con el otro hombre.
-Bueno, lógicamente Harry tenía que descubrir sus poderes oníricos de esta manera...-Comentó irónica Abigail poniendo los ojos en blanco. Mientras el otro hombre no decía absolutamente nada hasta que Abigail suspiro.
-¿Qué vamos hacer, Tom?-Preguntó ella sacando de sus pensamientos al otro hombre. El hombre le miró mal, y ella se quedó rígida al ver el error que acababa de cometer.
-Digo, Marvolo.-Se corrigió ella, viendo como parte de la tensión de Marvolo se marchaba gradualmente.
-Bueno, Harry ya sabe que Lily no fue, ni es su madre y le deje caer que tiene otro progenitor además de James...-Comentó la mujer sin poder aguantar más ese silencio. Al decir eso, vio como Marvolo se tensaba y su nervios se veían en sus ojos, si sabias donde mirar.
-Es bueno saber que ya has ido preparando el terreno, pero seguramente no lo acepte.- Afirmó el hombre tenso y de manera dura. Ella puso los ojos en blanco ante la estupidez que acaba de decir.
-Con todas las sorpresas que ha ido teniendo, te aseguro que Harry no se sorprenderá tanto. Lo hará pero no tanto. Además ya le habrás causado curiosidad, sin contar que ya odia y sabe mucho sobre la vieja pasa de las narices, así que sabe que no todo lo que le han dicho ha sido verdad por lo tanto...-Dejó caer Abigail mientras se marchaba. Marvolo hizo un gesto con la mano entendiendo y despidiéndose.
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Harry llevaba desde que se había levantado hasta que había llegado hasta el Gran comedor callado y pensativo, aunque más relajado.
Antes de que pudiese echarse zumo de calabaza, apareció un vaso con zumo de calabaza delante suyo. Así que con duda miró a los demás y al ver que no era de nadie, decidió tomárselo, acercándoselo a la boca.
Luna saltó casi encima de Harry, provocándole que tirase el zumo por toda la mesa.
-¡LUNA!-Exclamó asustado. Luna se apartó con cara triste pero con su toque de locura como siempre.
-Lo siento Harry, no sabía que ibas a beber. Es que estaba contenta de verte y además te quería presentar a un amigo...-Dijo Luna con un poco de pesar y vergüenza pero al segundo volvió a ser como era ella. Harry suspiró suavemente y antes de que pudiese secar el líquido el mismo, un pase de varita Hermione lo seco por él, se sonrieron mutuos ante eso.
Harry al girarse a ver a la chica ravenclaw vio que le acompañaba un chico rubio, alto, fuerte, con rasgos duros y con una sonrisa ladina.
-Harry, este es mi nuevo compañero de casa, se llama Dante Alkaev, es de intercambio de la escuela Koldovstoretz.- Presentó con alegría al darse cuenta de que Harry se había fijado en quien le acompañaba. Harry le sonrió, saludándole y el chico correspondió con una sonrisa un poco más coqueta.
-Encantado de conocerte Harry.-Dijo Dante con voz profunda y con un acento fuerte y marcado.
Todo esto estaba siendo visto por un par de personas, uno estaba furioso de que Harry no se hubiese tomado el zumo y tenía ganas de torturar y matar a la chica rarita que le había hecho tirar y malgastar una poción tan cara y difícil de conseguir y de hacer.
Y el otro que no le gustaba lo cerca y la amistosidad que tenía el ruso con Harry.