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La verdadera Historia de Harry por IruchiSlytherin

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Notas del capitulo:

Imágenes de las pulseeras y mansión.

Tanto Theodore como Neville se quedaron callados escuchando atentos los pasos.

-¿Has oído algo señora Norris?-Se escuchó la voz rasposa y estridente de Filch que le preguntaba a la gata, desde detrás de la puerta. Neville se tenso al escucharle tan cerca y Theodore se acercó más a él por impulso.

Estuvieron unos segundos en completo silencio sin escuchar nada, hasta que oyeron los pasos que se marchaban, Neville cerró los ojos relajándose en la puerta sin considerar lo cerca que tenía a Theodore. Cuando abrió los ojos se encontró con la mirada de este y una suave sonrisa, y antes de que pudiese decir nada su mano le acarició la mejilla.

-Respondiendo a tu pregunta, a la que nos interrumpieron. Si me gustas, es más no esperaba que mi león me siguiese dando tantas sorpresas…-susurró, aunque con el silencio de la noche parecía que hablaba en voz más alta. Neville al principio no dijo ni hizo nada, pero una sonrisa apareció en su cara ampliándose y poniéndose de puntilla le beso, sorprendiendo por segunda vez a la serpiente.

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A la mañana siguiente:

-¡Tommy!¡Toooommyyyy dijo Marvolooo!-Dijo una voz jovial, alegre que recorría la mansión, era James que iba con unos libros en sus brazos, se le veía más alegre que los demás días que estaba cabizbajo pensando en su niño y en la noticia de su hermano que cayó en velo.

Marvolo estaba en su despacho después de haber ordenado a que varios de sus mortifagos se tomasen unas pociones que mandó hacer a Severus.

-¿Esas cosas malolientes funcionaran esta vez? porque ya es la décima vez que lo intentas…-Dijo Nagini preguntando irónica,Marvolo suspiro y se tocó el puente de la nariz.

-Esas cosas malolientes son pociones y sirven para que la locura que provocó el viejo se frene y se puedan curar…-Dijo suspirando sin saber por qué se lo explicaba otra vez a su serpiente, escucho de lejos la voz de James llamándole por el otro nombre y después por su nuevo nombre, pero lo que más curiosidad le produjo es con la alegría que lo decía, cuando se fue a levantar de la silla del escritorio, la puerta se abrió dejando pasar al dueño de su corazón.

-Marvolo, estaba leyendo en la biblioteca para poder ayudarte a ti y a Harrykins… Entonces recordé que en la bóveda, hay unos libros que hablaban sobre el velo, los leí para un trabajo de defensa en Hogwarts pero va al final no los termine de leer, pero a lo que iba tenemos que ir a la bóveda para recogerlos y poder reunir información por si se puede rescatar a Sirius…-Dijo mirándole con un puchero y con ojos de cachorrito, Marvolo le miro serio y alzó una ceja conociendo que su querido corazón estaba usando sus armas para poder conseguir lo que quería, muy a la manera slytherin, aunque no lo pareciese.

-¿Estas diciendo que entremos en Gringotts a escondidas, para recoger unos libros para rescatar al chucho?-Preguntó Marvolo sin decir nada más, James frunció el ceño al escuchar el apelativo e hizo un puchero y asintió convincente, Marvolo suspiro y asintió.

-Bien vale, esta noche lo haremos, por ahora trazaré un plan…-Dijo aceptando Marvolo al no poder resistirse al ver la cara de tristeza que tenía su amor, James sonrió amplio y antes de que lo notase se tiró encima de él y le dio besos por toda la cara, antes de que pudiese corresponder o hacer más se apartó y se marchó canturreando.

-¡Gracias cariño!-gritó desde la puerta cerrándola, el silencio reino en el despacho, Marvolo estaba como una estatua, sin moverse , a los segundos una sonrisa empezó aparecer. Si alguien en ese momento entrará al despacho y le viese pensaría que estaba loco, sonriendo de manera tan amplia y sin mirar a algún lugar fijo.

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Todos se levantaron cansados por su aventura nocturna, Harry y Hermione decidieron empequeñecer los cuadernos y transformarlos en unas pulseras, por si alguno del grupo de Ginevra Prevell se le ocurría curiosear por donde no le llaman, Harry llevaría ambas pulseras para proteger los dos proyectos en ambos momentos.

La pulsera del proyecto del velo, era de cuero negro con una cadena de plata entretejida en medio y la del proyecto de la recuperación de la memoria era de cuero marrón con una cadena de oro entretejida en medio.

Harry pasó el día receloso, notaba como su magia y de que su instinto le advertía de que hoy tuviese cuidado, de que algo malo iba a pasar.

Nada más llegar al Gran comedor se fijó que faltaba el director, vieja pasa y comenzó a sospechar más pero las clases comenzaban entonces dirigió su atención en llegar a tiempo a sus clases.

Mientras estaba en pociones con Theodore como compañero, sonrió al ver que en las filas de delante estaba Draco enfurruñado ayudando a su compañera que era Millicent Bulstrode. Entonces antes de que Theodore pudiese llamar la atención de Harry, sonó la puerta de la clase y todos se quedaron mirando la puerta, el profesor Snape se levantó de su escritorio y con paso veloz se acercó a la puerta abriéndola,dejando ver que era la profesora McGonagall. Se le veía a la profesora seria pero con un pánico en los ojos, se susurraron y el profesor Snape se tenso y asintió de acuerdo a lo que dijesen. El profesor Snape se dio la vuelta mirando a la clase, y todo miraron sus pociones haciendo como si no estuviesen atentos a la conversación, el profesor puso los ojos en blanco y carraspeo.

-Guardad las pociones y recoger vuestras cosas, de manera ordenada vuestros prefectos os dirigirán a vuestras correspondientes salas comunes, vuestros jefes de casa os comunicarán lo que ocurre.-Dijo serio y calmado, aunque con una postura tensa, tanto los gryffindors como los slytherins se miraron curiosos y cuchicheaban mientras recogían sus cosas.

De camino hacia la torre Harry miró preocupados a sus amigos slytherins y algunos les miraron con una sonrisa tranquilizadora que el correspondió, Neville le apretó suavemente su brazo sabiendo lo preocupado que estaba. Siguieron andando hasta mezclarse con los gryffindor superiores y unos brazos se apoyaron en Harry y Neville.

-¡Harrykins, Nev!-dijeron dos voces idénticas, Harry y Neville vieron que eran los gemelos y les sonrieron preocupados, estos pusieron una mueca parecida.

-¿Os habéis enterado de que ha pasado?-Preguntó Harry receloso tocándose el pecho notando algo de dolor. Fred y George sonrieron cómplices.

-Utilizamos un invento nuestro, las orejas extensibles y bueno ya os explicaremos que son. Al grano, lo que hemos escuchado es que una prisionera de Azkaban se ha escapado y está dentro de Hogwarts, los profesores están protegiéndonos mientras Dumbledore avisará a los aurores.-Dijeron los gemelos preocupando y provocando la curiosidad de los otros dos.

-Ronekins y Mione están a la cola de vuestro grupo ¿no?-Pregunto Fred mirando mientras alzaba la cabeza para ver la parte superior del grupo.

-Si, ya sabes son los prefectos de nuestro curso… Y son los prefectos los que nos deben llevar a la torre…-Decía Neville, mientras Harry notaba como un hilito transparente que flotaba se dirigía a otro pasillo, notaba como ese hilo tiraba de él y preocupado, no se fijó que sus pasos ya no se dirigían con su grupo si no que se iba hacia ese pasillo.

-¡Harry!-susurraron urgentemente los gemelos y Neville al ver que Harry ya no estaban a su lado y que estaba en ese pasillo, con disimulo se alejaron del grupo y corrieron junto a él.

-Lo siento chicos pero es que hay un hilo transparente que… me lleva por aquí.-Explicó Harry al ver a los chicos a su lado, mientras seguía andando hasta que llegó al final del hilo transparente, estando lejos del grupo, mientras los cuatro no sabía por que estaban casi en los jardines,entonces escuchó un murmullo.

-¡Si si lo conseguí!-dijo una voz femenina rasposa y algo chillona, los cuatro se giraron con varitas en alto apuntando cerca de una de las ventanas. Estaba una mujer bajita que llevaba un mono de prisionero totalmente sucio y raído, era una mujer muy delgada, con la piel totalmente pálida, con el pelo totalmente revuelto de color castaño y unos ojos achicados de color verde bosque con la pupila rasgada como la de los gatos, que tenían un toque de locura, sus manos eran garras, algo rotas y totalmente sucias y estaba descalza .

-¡Mi príncipe estás vivo! ¡El hechizo de encuentre funciono!¡Ese viejo y mal hombre no te ha tocado!-dijo acercándose rápidamente a Harry ignorando las varitas, al acercarse se vio como arrastraba algo que estaba en su espalda y que llegaba hasta el suelo, eran alas, estaban sucias, con heridas y con plumas cayendo.

-¡Es una arpía!-jadeo sorprendido Neville bajando un poco la varita por la sorpresa y sabiendo que ellos no podrían contra ella.

-¿Mi príncipe?-Pregunto Harry serio sin dejar de apuntar a la arpía, esta se acercó más hasta que vio la varita.

-Si mi príncipe, porque eres hijo de mi señor y del otro mago… ¡No hay tiempo tienes que marcharte aquí no estas seguro!- explico brevemente y entonces exclamó eso al escuchar los pasos que se dirigían hacia ellos, y entonces antes de que pudiesen hacer nada la mujer le agarró del brazo tirando con fuerza hacia ella abrazándole cuando chocó contra su pecho. Los gemelos y Neville fueron a lanzar un hechizo pero ella con una manos los expulsó levemente haciendo que cayesen inconsciente y antes de que Harry pudiese escapar de su agarre, saltó por la ventana volando hacía el bosque prohibido.

Harry notaba como el viento rápido le daba en la espalda y pataleaba al no sentir nada donde apoyarse.

<Ni siquiera tengo una escoba para poder apoyarme, y poder largarme de los brazos de esta arpía loca.> Pensó Harry mientras su cabeza seguía atrapada en el pecho de la mujer, la giro hacia una de los lados viendo como volaba rápido, y al alzar hacia arriba la cabeza vio la cara preocupada y como miraba a todos lados la arpía mientras sus alas se movían de manera rítmica, abarcando grandes tramos de camino por el aire.

Habían pasado unos quince minutos y ya se habían alejado considerablemente de Hogwarts, a Harry el viaje se le estaba haciendo bastante corto por la velocidad en la que la arpía volaba, está se estaba esforzando en volar cada vez más rápido para que no les pudiesen encontrar.

Cuando llevaban más de una hora volando la arpía empezó a volar cada más despacio hasta descender. Cuando Harry noto el suelo bajo sus pies se quedó tenso, hasta que la mujer le soltó alejándose, mientras jadeaba por aire, del esfuerzo que debía haber sido el viaje con el pequeño peso de Harry. Este se preocupo un poco al ver lo fatigada que estaba.

-¿Estas bien...?-Preguntó Harry sin saber cómo llamar a la mujer, esta le miro sorprendida y sonrió suave pero con un poco de excentricidad.

-Tranquilo mi príncipe, lo que me pasa es que hace mucho que no viaja desde tan lejos ni con tanta libertad. Mis alas no están como deberían estar, deberían ser esplendorosas, grandes y fuertes pero por culpa de estar encerrada mis alas se han marchitado pero tranquilo mi príncipe, mejoraré usted me verá resplandeciente…-Explico con una mirada perdida detrás de Harry, este quería girarse pero tampoco pensaba darle la espalda tan fácilmente.

-¿Por qué me has “rescatado”?- preguntó Harry sin dejar de mirarla insistentemente, está le miró sorprendida y sonrió con una ternura algo demente.

-Mi príncipe ya te dije que estabas en peligro. Me escapé de Azkaban porque madre magia me dijo que mi príncipe estaba en peligro , estuve al acecho hasta que supe un poco del plan del hombre viejo, y supe que tenía que entrar en acción. Por cierto no me he presentado, soy Nasia, hija de Narla, la arpía suprema de los bosques vírgenes de Komi. Y ahora mi príncipe es hora de que mi señor te vea…-Dijo Nasia, la arpía, se acercó a él y siguió andando, Harry se giró viendo que detrás de ellos estaba una valla con una puerta gigante y detrás estaba una mansión exorbitante y noble. Era como un pequeño castillo gris con ventanas y toques blancos, un camino desde la puerta de la valla hasta la puerta de la mansión les esperaba. Había muchos árboles alrededor de la mansión, una pequeña fuente a unos pasos de la puerta principal, por lo que pudo ver.

Harry y Nasia fueron andando hasta llegar a la puerta, antes de que pudiesen tocar la puerta, esta se abrió y un elfo estaba esperándolos en el sitio.

-Elfo, soy Nasia, hija de Narla y este es nuestro príncipe, hijo de nuestro señor…-empezó a decir, Harry cuando escuchó esto se tenso,queriendo huir para no enfrentarse tan pronto a la realidad, y el elfo la miró indiferente pero una mirada de curiosidad y alegría apareció en sus ojos al mirar a Harry.

-Por favor, pasen, señorito, señora Nasia, vengan conmigo...-Dijo el elfo haciendo una reverencia y yéndose por un pasillo, Nasia le siguió mientras se tocaba las garras como si fuese un tic nervioso y Harry les siguió tenso, receloso y lleno de ansiedad ante lo que sería su primer encuentro con su padre, sabiendo que es su padre. Llegaron a un pequeño salón, las paredes eran blancas, los muebles eran de madera clara, los sillones y sofás blancos con cojines negros y grises, había varias estanterías llenas de libros, también estaban las cortinas que eran blancas traslúcidas que llenaban con mucha luz toda la sala. El elfo estaba en la puerta, así que reticencia Harry se sentó en unos de los sillones más apartados y Nasia decidió quedarse en pie, con eso el elfo se marchó en busca de su maestro.

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Marvolo estaba en su despacho mientras James y él pensaban cómo podría acercarse a Harry cuando saliera de Hogwarts, sabiendo que Abigail les ayudarían, pero también pensaban en la sutil señal que les había dicho Abigail, de que Harry tenía planes y estos les incluían ellos y a varias personas más.

Unos golpes en la puerta les sacó de los pensamientos a ambos, James miró la puerta con curiosidad mientras bebía su té y Marvolo con un movimiento con la mano la abrió mágicamente. Paso el elfo viendo a los dos mago e hizo una reverencia al pasar al despacho.

-Mis señores, les interrumpo ya que ha llegado Nasia, hija de Narla acompañada por el señor Harry Potter. Están en el salón privado-Dijo tajantemente el elfo, James del susto casi se le cae el té y se levantó de repente, en cambio Marvolo se quedó tenso en sitio sin saber qué hacer.

-Tom…-Susurro James apremiante y con la voz sollozante mirándole sin saber que hacer, Marvolo se levantó y asintió al elfo, que volvió a hacer una reverencia y salio de allí dejándoles a ambos. Marvolo se acercó a James y puso su manos en sus brazos.

-James tranquilo, ya sabíamos que este día llegaría, aunque no le esperábamos tan pronto.-Dijo acariciándole suavemente los brazos, James asintió suspirando,y con eso dicho se fueron andando hasta el pequeño salón.

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Harry estaba mirando alrededor de la sala, hasta que no pudo más y se levantó para mirar los libros, por los nervios que sentía, notaba la mirada insistente de Nasia pero decidió ignorarla. Harry estaba ensimismado en los libros que no escucho los pasos que se acercaba desde el pasillo, hasta que escuchó un jadeo, Harry se giró hacía donde escuchaba el jadeo y se quedó petrificado al ver lo que estaba viendo.

Era James Potter y Marvolo Slytherin o también conocido como Tom Marvolo Riddle.

 


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