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OCEAN OF LOVE por Yushion

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Notas del capitulo:

Holaaa! 
Ya no se que escribir, tengo frio y esta lloviendo :c 


A veces me siento volar en un mar frio y grande.
¿Volar? Si, volar, porque me siento libre. Pero no entiendo porque no me permite llegar a la superficie, o tal vez yo sea quien no quiere salir de este tranquilo ambiente.

Veo la luz de la Luna atravesar el agua salada en grandes rayos que se mueven al compas del oleaje. La sombra de mi cuerpo genera obscuridad una muy pequeña. Mi cabello se mueve lentamente y no oigo nada más que el lento latido de mi corazón. Me encuentro desnudo pero aun así no siento la densidad del agua.

Es el segundo cielo que desconocemos. Un cielo que depende del otro para poder ser contemplado, uno que se encuentra en las completas penumbras, desprovisto de una luz que le permita demostrar su hermosura. Me entristece verlo porque nos parecemos tanto.

Ambos somos la sombra desconocida de lo que se ve a primera vista.

 

 

Desperté por el dolor, uno que me logro abrir los ojos con solo sentir aquel dolor de manera inconsciente. Impactado por saber donde estaba, cuando aquellos recuerdos de la noche me invadieron, me levante sin importarme mi dislocado hombro o las heridas en mi carne. Observe asustado, con mi pecho agitado y la frente sudada como cuando se despierta de las terribles pesadillas con la gran diferencia que todo mi cuerpo dolía.

Lo primero que vi fue aquel rubio cabello ser alumbrado por la pequeña llama de una agotada vela que se movía a veces por la repentina aparición de un invisible viento.

- ¿Ren? – dije algo agitado aun tratando de mantenerme al menos sentado, inspeccionando el lugar que conocía.

Era el prostíbulo pero a diferencia de la primera vez, estaba completamente en silencio.

- No te muevas, tu cuerpo aun no ingiere bien los antibióticos.

Me mantuve en silencio sin dejar de observarle. No sé si fuera por mi estupidez al despertar, pero recién me percate que en sus rodillas descansaba Jonghyun, cubierto por varias vendas en su voluminoso que demostraban a simple vista un gran daño pero, que para mi sorpresa, su rostro no demostraba ya que solo se le podía ver dormir plácidamente.

- ¿Qué le paso? – pregunte estúpidamente. ¿Qué le paso? Obviamente que sabía que le había pasado Taemin… Taemin le había golpeado. Por suerte Ren era más inteligente.

- Tiene dos costillas rojas, estas le perforaron un poco la piel interna pero estará mejor – acaricio lentamente la cabellera de Jonghyun y se notaba en el rostro de ese idiota que aquella atención le agradaba.

- Tanto afecto… - die inconscientemente, él solo rio.

- Es normal en nuestra especie, somos así con los humanos que no poseen un tritón como pareja. A ti no puedo acariciarte, va contra nuestras leyes. – me miro por unos instantes algo serio – y si lo hago seguramente terminaras con el otro brazo dislocado.

- ¿Cómo lo supiste?

- De la misma forma con la cual él se entero que yo te toque; Entrando en tu mente.

Guarde silencio, una parte de mi no quería pensar en el por qué él tenía la necesidad de leer mi mente. Suspire resignado acomodándome en las mantas para reposar mi brazo que aun ardía, notando el cuidado que tuvo Ren al cuidarme como para no sentir ningún dolor en el proceso de curación.

- Gracias por cuidarnos.

- De nada, pero eres realmente estúpido. Creí que con mi consejo no dejarías que Taemin tocara tierra.

- Yo… Jonghyun tenía un plan y pues…

- Lo sé, ya leí su mente.

Su tono resonó en mi mente con un sabor amargo, un sonido cargado de tal ira hacia mi comportamiento que sentí como mi pecho se oprimía de un temor. Trate de respirar hondo mientras analizaba la situación: Jonghyun y yo heridos, él sus costillas y yo mi brazo, él tranquilo en aquellas blancas y lampiñas piernas mientras que yo me encontraba en lo más obscuro de la habitación tratando de fundirme con las sombras ¿Por qué? Porque tenía miedo.

Miedo de Taemin.

- ¿Dónde está él? – pregunte al aire, tratando de buscar alguna respuesta de consuelo, una mentira, que cubriera mis ojos diciendo ‘Él está bien, esta en el barco’

Pero aquella no era la obvia respuesta, de seguro su virgen cuerpo caminaba desnudo por las turbias calles completamente desprovisto de protección y siendo devorado por los ojos lujuriosos del humano común, el humano asqueroso. Sin embargo, eso no era lo que más me atemorizaba, sino más bien un temor por un caos incontenible.

Si alguien atacaba a Taemin, el respondería de la misma forma porque ya no era un tritón, una especie pura del tranquilo mar, se había convertido en un humano como yo y como todos en aquel pueblo. Se había convertido en una escoria sumida por los deseos que eran más fuertes que la mismísima razón y aquello, a aquel nuevo Taemin era a lo que más tenía miedo.

- Cuando llegue ya no estaba – fue lo único que me dijo, y creí caer en una profunda desesperación existencial.

¿Dónde estará?

- Tampoco puedo saber su paradero, mi único canal mental son ustedes dos y ambos quedaron inconscientes cuando él se fue.

- Necesito encontrarle –

Necesito verle, saber que está bien aunque su ser me ha destrozado el brazo y el corazón.

Yo se que él no es un monstruo, no lo es, no lo es, no lo es, no lo es, no lo es, no lo…

- ¡Cálmate! – escuche su aguda voz exclamar para llamar mi atención. – Es sorprendente la facilidad que tienes para perder la cordura. Humanos como tu provocan el desastre de su propia especie. Cegado por el amor y el deseo fuiste capaz de adentrar a ti y a tu amigo, en las turbias aguas de lo desconocido.

- ¿Humanos como yo? ¡No jodas! Tritones como tú nos joden la vida con su maldita aparición, seduciéndonos, enamorándonos para luego provocar que perdamos la cordura. ¡Antes de que llegara Taemin, yo y Jonghyun teníamos una maldita vida normal!

Al terminar aquellas venenosas palabras solo sentí dolor. Un dolor sin herida que surgía por la división de mis pectorales, por entre la piel y la carne, por aquel Minho que ya no existía. Ardía la angustia de no saber nada de Taemin, la confusión de mi mente y el fallido intento por recobrar algo de aquel joven tímido que no se peinaba, que se dejaba el cabello largo, porque creía que eso le ayudaría a no olvidar.

Tan absorto estaba en el ‘aquí y ahora’ que eh olvidado hasta el rostro de los que alguna vez fueron mis padres, si es que los tuve.

Sentí aquellos largos y blancos dedos, con teñidas uñas de carmesí, sostener mi rostro cabizbajo con rudeza para que pudiera mirar aquellos marrones ojos que trataban, nuevamente, de adentrarse en mi mente.

- No te engañes a ti mismo, divagando y perturbando tu razón con preguntas y respuestas que son inútiles. No recuerdas nada porque no eras nada antes del Minho de ahora, el hombre verdadero. Tu mente y corazón han bloqueado aquellos recuerdos y cariños inexistentes porque aquella cabeza tuya sabe que con Taemin lo tienes todo. Porque él te lo entrega todo. Y aún así tú sigues teniendo intenciones de perderlo… ¿Qué prefieres? ¿Una vida normal o una vida real?

 

 

(END MINHO)

 

 

 

 

 

 

La temperatura se encontraba sumamente baja a tal punto de poder congelar cualquier cuerpo desprovisto de protección. Frio que lograba bajar hasta lo más profundo de la tierra, hacia aquellas pequeñas e inmundas prisiones cuyo suelo es la más descuidada tierra, repleta de gusanos y recorrida por ratas.

Atado de piernas y manos se encontraba un joven de pelo cobrizo, de rizos cortos perfectos que contorneaban su rostro solo para que este se viera más hermoso. Su blanco y delgado cuerpo reposaba en el sucio suelo embarrado con pequeños charcos de agua obscura proveniente de las calles, ensuciando sus largas y carnosas piernas logrando arrebatarles lentamente aquel perfecto blanco. Su cuerpo temblaba de frio y su boca expiraba humo cálido proveniente de su pecho el cual se esfumaba rápidamente.

Sus brazos, erótica carne algo manchada por la tierra de las murallas, se encontraban encadenadas por una larga y gruesa cadena que provenía del techo, alzados hacia el cielo unos cuantos centímetros sobre la cabeza dejando a la vista unas lampiñas axilas.

Se encontraba desnudo y descuidado, sucio y conviviendo prácticamente con cientos de ratas que le vinieron a visitar cuando este inesperadamente llego a su oculto hogar. Escondidas en la oscuridad observaron su denigrante existencia, riéndose entre escalofriantes chichillos mostrando solo sus rojizos ojos entre las sombras.

Pero a pesar de aquel denigrante estado, de sentir ratas cruzas sus piernas y como las cadenas rasgaban su carne debido a lo ajustado de estas… él no se movía. De sus labios no surgía la obvia suplica ni los ruegos, en sus ojos no se divisaba el temor y su cuerpo no mostraba ningún tipo de incomodidad frente a la suciedad.

Él lugar era escalofriante, pero más aterrador era su ser desprovisto de sentimientos.

Se escucho a lo lejos secos pasos que se acercaban al pestilente lugar en donde se encontraba aquel delicado joven, en lentos intervalos que para cualquiera generarían temor o algún tipo de ansiedad que, en aquel cuerpo inerte y sucio, simplemente no producían nada. Se oyeron a las ratas correr a sus pequeños escondites, siendo observadas por aquellos negros ojos sin brillo que se colaban por entre un húmedo flequillo cobrizo.

El lugar era amplio, aspecto que era observable gracias a la obscuridad que comenzaba desde la silueta del joven hasta un punto no visible de su vista. Él cuerpo del joven era alumbrado por una pequeña vela sobre su cabeza, que se movía lentamente, cuya llama solo serbia para contemplar al joven y no para permitirle a este ver más allá de sus dedos.

- ¿Despertaste? – pregunto una tosca voz en la obscuridad después de que aquellos pasos dejaran de sonar como eco en las murallas. – Te vez pálido… deberías comer.

En sus pies apareció un pez crudo, el cual al caer al suelo se ensucio rápidamente del pestilente lodo. Él joven solo miro a sus pies para luego perder su vista en un punto inexistente nuevamente.

- Deberías tener miedo. Vamos… témeme, eso lo haría más entretenido. – Silencio – Deberías hacer algo… al parecer las ratas pensaron que estabas muerto y comenzaron a comerte.

El joven del cobrizo cabello movió su rostro hacia sus piernas las cuales tenían pequeñas mordidas como picaduras de insecto más otras que eran aun más graves, que lograban ver ya un grado de infección en el área e incluso otras donde se podía notar la viva carne.

- Deberías matarlas si te muerden de esa forma.

- Las ratas tienen hambre, es normal que hagan eso… - se digno a hablar el joven con un gran esfuerzo, tratando de no demostrar el obvio temblor de sus labios debido al frio.

- Y es normal que un humano se proteja para sobrevivir… Bueno, obviamente no tomaremos el ejemplo de tu noviecito que fue bastante estúpido en dejarse romper el brazo – menciono sarcásticamente el sujeto, generando nuevamente sonidos de lentos pasos pero esta vez sonaban húmedos, quizás, por el suelo lodoso de aquel lugar.

Se escucho un sonido de chispa que prendió una pequeña luz la cual se dirigió a una vela, luego a otra, otra y otra para dejar a la luz el denigrante lugar repleto de comida podrida, basureros, tripas de animales, ratas aun recorriendo la esquina de las paredes, cuchillos, herramientas, cadenas colgando del techo y una solitaria silla que serbia de soporte para aquel anciano…Si, aquel anciano que se mostro amable frente a Jonghyun convenciéndolo de manera vivaz de sus conocimientos, que no eran errados, solo para confundir a Minho y persuadirlo para llevar a su ‘mascota’ a su elaborada trampa creada en solo segundos. Esos segundos agonizantes donde vio a la criatura menearse en su pecera, tranquila y serena, provocando que en su ser surgiera aquella ira guardada en su mente solitaria.

El destino quería que él cobrara venganza.

- Los humanos somos estúpidos ¿No crees?

El anciano camino lentamente hacia el asiento, mirando tranquilamente la desnuda figura del chico.

- Sacrificamos todo por algo tan…

- Perfecto – sonrió de lado el chico de manera egocéntrica.

- Al parecer los peores sentimientos se apoderaron de ti… Mejor, así no sentiré remordimientos al quitarte la vida.

- ¿Me quitas la vida por venganza? ¿Solo porque uno de los nuestros asesino a tu hijo y a tu nieto? ¡No me hagas reír anciano hipócrita! Eso no revive a los muertos

- ¡Todos ustedes son monstruos que merecen ser destruidos!

- ¿Y qué esperas? ¡Mátame de una puta vez antes que te tome el cuello y te lo destroce!

De a poco la obvia cólera se apodero de la cabeza del chico, retumbando en su cuerpo como deseada adrenalina que hacia latir su antes congelado corazón. Trato de zafarse de las esposas sin importarle el desgarrador dolor de sus huesos rompiéndose debido a la gran fuerza ejercida en el acto. Se encontraba furioso, colerizado hasta un punto inexplicable debido a que dudaba de la razón del porque odiaba a aquel anciano que le miraba con una burlesca sonrisa al ver como comenzaba a descontrolarse.

- ¡Juro que te matare! – aquello fue un grito colosal, capaz de desgarrar la garganta de cualquiera que se atreviera a generarla. Comenzó a morder su labio y su lengua inconscientemente para quitar la ira, su subconsciente quería controlar su cuerpo y esa era la mejor forma que encontró… pero le resultaba inútil, no entendía nada y eso le desesperaba.

- ¿A mí? – pregunto irónicamente aquel hombre lanzando una burlesca risa que enfureció mas al joven. – Yo no fui quien por poco mata a la persona que ama…

Aquello golpeo de lleno la mente del joven herido y agonizante. Recordando bruscamente la sangre del alto escurrir por su boca y manos, aquel sabor metálico que no se borraba de su secos y rotos labios, los desgarradores gritos frente al dolor que él mismo le había provocado, el hombre que le había prometido amarle por siempre le había hecho daño, aquel tierno Taemin se había esfumado para darle paso a un monstruo… y no se había conformado con hacerle sangrar si no que tuvo la gran necesidad de romperle los huesos cuando descaradamente leyó sus recuerdos observando como aquel tritón le había tocado descaradamente.

- Cállate… yo no quería… -

Le oprimía el pecho en una serie de espasmos que le hacían sentir un fuerte frio dentro de sus pulmones, seguido de un dolor punzante en su garganta que le hiso tragar constantemente en seco creyendo que era una molestia cualquiera, un trozo de algo, que se podía deslizar por su garganta con la simple saliva.

No le agradaba aquella sensación, aquel mar de dolores que oprimían y ahogaban sus sentidos en una desagradable mezcla que no se comparaba a la concepción de ‘tristeza’ de un tritón. La pena que él conocía era sencilla, simplemente llegaba de golpe y comenzaba a llorar sin pudor o algún tipo de vergüenza. Pero ahora era distinto, de alguna forma un sentimiento impedía que llorara, que mostrara su típica debilidad frente aquel despreciable sujeto que le hacía experimentar rencor.

Aquel golpe de dos fuerzas; Tristeza versus orgullo.

- Es desagradable ¿Verdad? El humano es desagradable ¿No?

- Quiero verlo… - las palabras se quebrajaron en lo inmenso del dolor reppentino, en un desesperado llanto silencioso que sentía gracias al tono de su susurro – Aunque este encerrado en esa pecera… Yo solo quiero verlo.

- No lo veras nunca más pequeño… No hasta que logre saber todo de ustedes.

El escuálido anciano se levanto de su asiento, cuyo calzado se encontraban embarrado, para encaminarse hacia la metálica puerta que de seguro daba hacia la libertad del menor. Un fuerte chirrido se presento en un persistente eco cuando este comenzó a abrirse, dejando a la vista dos grandes hombres bastantes voluminosos cuya bestialidad era un perfecto rival frente a la fuerza desconocida del muchacho.

La sangre se le detuvo por unos instantes, congelándose en rojizos ríos debajo de su piel cristalina. Quizás un sexto sentido o un mal presentimiento curso su mente en una milésima de segundo cuando vio a aquellos hombres entrar a la podrida habitación con un semblante criminal. Le iban a hacer daño, eso se notaba en los ojos, pero más que el simple hecho de conocer la obviedad de la presencia de esos individuos, lo que más le causaba temor era ‘lo que harían’ para hacerle daño.

- ¡Déjame ir! – grito desesperado al ver como uno de los tipos movía una manilla la cual podía subir las cadenas, y con esto su delgado cuerpo se erguía contra su voluntad hacia los cielos. Provocándole un gran daño en sus muñecas y manos fracturadas al ser colgado, prácticamente como un cerdo en una carnicería, sobre el sucio suelo que sus pies ya no tocaban.

Solo se quejo en silencio.

- ¿Por qué no te rindes? No te dejare ir, supéralo

- ¡Déjame ir hijo de puta!

Grito como una bestia lanzando una gran patada al aire que dio contra el rostro de uno de los grandes hombres, provocando que este cayera al fétido barro con el labio superior roto y sangrando. El anciano guardo silencio en un fuerte suspiro de resignación al ver como uno de sus hombres trataba de luchar contra el dolor de su obvia dislocación de mandíbula.

- Déjame ver si entiendo: Quieres irte para reunirte con ese idiota que posee problemas existenciales, y seguramente follaran concluyendo su hermoso vinculo para que ese idiota no se muera por cualquier cosa que tú hagas, etc, etc, etc, y vivirán felices por siempre ¿No? – Sonríe de manera maquiavélica, dejando a la vista un reluciente diente de oro entre los podridos dientes por la edad – “Si él tritón se aparea con aquel que no es su amado, el vinculo de su amor eterno se romperá de inmediato” – menciono entre cortado como si estuviese recordando la perfecta línea de la pagina de un libro.

Los rasgados ojos se abrieron y el miedo se apodero del fino rostro del menor que yacía estático en el aire siendo observado por aquellos arrugados parpados que se cerraban de manera tierna.

- Tú no… Tú no puedes hacer eso – La desesperación consumió el cuerpo del chico, provocando que sus labios comenzaran a temblar independiente del frio.

Tenía miedo, por primera vez tenía miedo de lo que aquel sujeto le podría hacer. Del conocimiento que almacenaba en su añejo cerebro y la capacidad que tenia para consumar su venganza.

Si le violaban, el lazo se rompería. Y si se rompía… Minho moriría.

Gruesas lágrimas cayeron por sus ojos seguidos por un suave llanto que trataba de ser callado. Cuando sintió el miedo pudo darse cuenta del fuerte dolor de sus huesos rotos en su muñeca y dedos, del ardor y sangrado de las mordidas de las ratas, y del fétido olor que abundaba en aquella amplia habitación, si es que se le podía llamar de esa forma. Su orgullo se esfumo y pudo entender que moriría, que sufriría y que sería profanado en aquel lugar denigrante.

Dejo de llorar y acepto la realidad, dejando que un silencio mortuorio se situara entre todos los presentes.

- ¿Te rindes? – una gran carcajada salió de los labios del señor mientras tomaba asiento procurando no lastimarse su espalda crujiente.

No hubo respuesta, solo silencio.

- ¡Hey! – llamo al sujeto que no poseía ningún daño, él cual le vio indiferente – Quiero que lo Folles.

El tipo le vio algo confundido mientras dejaba a su amigo a un lado, observando como el menor no producía ningún sonido ni queja, limitándose solo a ver un punto ciego de aquel barroso suelo.

- ¿Está seguro?

- ¡Solo hazlo!

El sonido de los pies acercándose genero un húmedo sonido que llego a los tímpanos del menor, siendo callados lentamente por un bloqueo mental que obscurecía su vista.

 

“¿Así es como termina? Algo que había comenzado tan hermoso. Un sentimiento que le prometía a mi corazón una felicidad y satisfacción única al primer flechazo… se me esfuma, se me escurre de las manos ¿Por qué?”

Su cabeza bajo lentamente hasta encontrarse con sus pies que se movían de manera lenta, dejando escapar una lagrima cuando gruesas manos tocaron su nívea piel de manera descarada. Sus cabellos ondulados color cobrizo cayeron por sus ojos hasta cubrirlos mostrando la raíz de estos a la vista.

Una negra y obscura raíz que consumía lentamente el bello color.

 

 

 

 

 

….

 

 

 

 

(MINHO)

 

 

Caminamos a través de la lluvia que apareció repentinamente en la obscura noche, provocando que las antes pobladas calles se vaciaran y que solo algunas pocas personas, por lo general solitarias y sin camino, se ubicaran en la parte más obscura y desolada. Sentía un gran frio colarse por mi improvisado abrigo que era una manta para dormir y la congelante lluvia empapar mis vendas que, a pesar de mi intento fallido por mantenerlas cubiertas, se mostraban inconscientemente a la lluvia.

Seguía a Ren, mi salvador, quien me guiaba por las calles que era un mar de pequeños pasadizos en un gran laberinto. Él era capaz de saber donde se encontraba Taemin y aquello solo me hacía sentir más inútil por no poder hacer algo para saber de él. Me encontraba vendado, cubierto con una manta y siguiendo a Ren quien a pesar del frio y la lluvia se encontraba con su erótico kimono seduciendo inconscientemente al mundo, con Jonghyun en su espalda quien si traía una manta.

- Gracias… - le susurre cuando vi que nuevamente cambiaba el rumbo de nuestro caminar, esta vez en la dirección contraria ¿Cuántas veces hemos cambiado la dirección?

- ¿Por qué agradeces?

- Por todo lo que haces por mí… - le vi detenerse y me vio directo a los ojos entre ese flequillo rubio que se incrustaba en su pálida piel, cuyos ojos almendrados me trataban de dar todas las respuestas del mundo como si yo fuese el perfecto decodificador.

- Yo no hago esto por ti, lo hago por Taemin. Si bien somos fieles a nuestro amor nunca dejamos de lado nuestras raíces, él ahora necesita me ayuda… - dejo un silencio entre nosotros, generando un suspiro de resignación, uno que conocía tan bien y me ponía el bello de punta. El silencio no es mi gran amigo y menos si permanece en los labios de las personas en un momento no indicado. – Pero él… está bloqueando mis señales, es como si… no quisiera que le encontrase.

No querer que le encuentre.

Era de esos momentos donde tu mente se queda en blanco guardando en tu mente las vividas imágenes del presente: La lluvia, el frio, el cabello rubio de Ren, el cuerpo maltratado de Jonghyun, la poca gente a mí alrededor, el barro entrando por mis zapatos, las luces que se apagaban a mi paso llevándome por caminos obscuros.

Mi mente se encontraba sin palabras, o quizás si las tenía y eran tantas que me era imposible reproducirlas.

Era un príncipe que buscaba a su bella princesa que hace tiempo se mudo de castillo, eso o una idea que suene algo más triste y desastrosa.

El estaba huyendo de mi siguiendo instintos en los cuales no puedo pensar ya que más ideas solo harían aturdir mi cabeza, perdido quizás, con otro tal vez, puede que con miedo, frio, angustia o felicidad, excitación y adrenalina. Todas las posibilidades poseían caminos completamente diferentes los cuales derivaban en otros caminos hasta perderme en un instante de infinitas posibilidades.

El Taemin de ahora lo desconozco, aquellos opacos ojos los cuales absorbían la brillante luz nunca los había visto en su persona. Eran escalofriantes, llenos de un odia tan brutal que lograba tensar tus músculos más allá de tus limites.

Extraño a Taemin, o quizás a su recuerdo latente en mi mente que me lo presenta de una manera gentil y sonriente, el cual llora por todo y le tiene miedo a cada actuar de su cuerpo. Le quiero ver, pero no como es ahora.

Tengo miedo, miedo de perderle para siempre.

- Él no es Taemin… - deje escapar en un susurro audible, casi inconscientemente como si quisiera convencer a mi mente.

Ren se detuvo y giro a verme con tristeza, casi en cámara lenta, observándome con lastima de pieza a cabeza reteniendo, en una fugaz mordida a sus labios, la obvia frase “Tienes razón”.

Solo guardo silencio otra vez, aumentando mi desesperación y mis ganas de mandar todo a la mierda, pensar de manera egoísta y huir de la responsabilidad de haberme enamorado de un tritón. Deseaba en el fondo comportarme como un cobarde… Y Ren seguía caminando sobre el lodo y hundiéndose en él hasta cubrir sus blancos tobillos de aquella negrizca tierra.

- Dime por qué… ¿Por qué simplemente no me voy y me dejas morir?

- ¡Para de joder quieres! ¿Aun piensas que hago toda esta mierda por ti?

Sus ojos color miel resplandecieron en la noche desbordando de ira, aquella misma mirada que Taemin me había obsequiado en una ataque de ‘celos’ bestiales. Le temblaba el labio inferior tal vez por la horrible combinación entre la ira y el frio que fácilmente podía penetrar su bata de prostituta.

- ¡Búscalo y mátame entonces!

- Ya estás hablando incoherencias otra vez… No puedo creer que Taemin se haya enamorado de un humano tan estúpido, egoísta, imbécil, cobarde, loco, un mocoso hubiera sido mejor opción.

- ¡Oye…


“Minho”

 

Una fugaz imagen se apodero de mi mente, nublada e incoherente, con una brutalidad tal que provoco un mareo nauseabundo que género que cayera al suelo solo para vomitar, desgarrando mi garganta mientras las imágenes no paraban de llegar a mi vista:

Un cuerpo que no era mío, blanco y delgado, era tocado por toscas y sucias manos.

Ren se me acercaba lentamente mientras nuevamente vomitaba.

Blancas piernas no tocaban el suelo y el tipo tocaba cada vez más.

Sentí asco. Ren fue a mi auxilio tratando de calmarme con sus caricias que eran inútiles.

Atrás se encontraba un viejo, sentado en una silla hundida en el barro observando de manera voyerista como aquel cuerpo era tocado… Ese viejo…

¡Ese anciano asqueroso tenia a Taemin!

- ¡Ese bastardo! – grite colerizado, con la ira en las venas corriendo por todo mi cuerpo. Me ardía el pecho, todo el cuerpo, logrando entrar en calor y olvidando por completo el frio congelante.

Todos esos consejos eran una trampa, falsa ayuda que le serviría para tener a Taemin, aprovecho nuestra ingenuidad y desesperación para decirnos cualquier cosa que le ayudara. Tenía razón en lo que dijo, en cada cosa, pero el imbécil sabia que lo primero que haría al transformarse seria golpear a cualquiera que estuviera cerca y que se descontrolaría por los sentimientos. ¿Por qué no nos advirtió? ¡Porque nos quería muerto! Así Taemin se rendiría y dejaría que aquel viejo hiciera con él lo que quisiera.

- Taemin está en peligro… - trate de levantarme pero mis piernas fallaban, no podían erguirse aunque usara toda mi fuerza expulsada por la rabia. No podía ayudar a mi piernas porque mis jodidos brazos no funcionaban y por culpa del vomito perdí toda la fuerza que me quedaba - ¡Por la mierda!

- ¡Tranquilízate! – grito Ren agarrando mi cintura con una de sus manos libres para poder levantarme del lodo que ahora se mezclaba con mi vomito, logrando que me levantara pero por solo unos segundos antes de caer al suelo nuevamente junto con él y Jonghyun.

Gruñí por el dolor cuando el inconsciente cuerpo de Jonghyun cayó sobre mi hombro dislocado aumentando aun más mi ira y mis deseos por matar a ese bastardo y a mí por ser tan imbécil ¡Y a Jonghyun por creerle a ese viejo!

Con solo un brazo logre quitar a Jonghyun de mi brazo con una fuerza que no pensé que aun tendría, dejando su cuerpo recostado en el lodo sin importarme si se ahogaba con este o no.

- Taemin esta cautivo, lo tiene un maldito anciano y se encuentra encadenado de piernas y manos a punto de ser violado por un tipo – dije rápidamente tratando de levantarme con mis brazos cuyo incesante dolor desaparecía por la ira.


- ¿Anciano? – Ren trato de levantar el cuerpo de Jonghyun evitando que este se ahogara en el lodo.


- Si, debe tener unos 70 años según su aspecto, tiene una cicatriz en el brazo que según él se lo había hecho un tritón.


- ¿Cicatriz?... - Ren dejo caer el cuerpo de Jonghyun con fuerza. Me miro con los ojos abiertos y con un gran temor plasmado en su rostro, me observaba desde arriba con el cabello empapado al igual que el mío y su bata desordenada. Guardo silencio por unos segundos cambiando la dirección de su vista hacia un punto inexistente de aquel obscuro callejón.

- Lo conoces… - susurre a lo bajo al lograr encajar todas las piezas o al menos deduje de manera inmediata con solo ver como sus ojos y labios temblaron al escuchar aquella descripción. - ¿Le conoces?

Ren se volteo y me dio la espalda.

- Ya sé donde esta Taemin…

 

 

 

…..

 

 

 

 

 

Era una casa abandonada que se encontraba a las afueras de la ciudad, en una calle vacía hace años y con solo puestos de comercio petrificados al lado de cada casa. Las ventanas rotas dejaban a la vista solo pedazos de tela que alguna vez fueron calidad cortinas las cuales se movían suavemente con cada entrada y salida de aire. No había techo, no había puerta y podía deducir por los muros carcomidos que una vez tuvo un segundo piso.

No había luz en la casa ni menos en la calle. La lluvia había cesado y las nubes con agujeros en ellas dejaban ver de vez en cuando la luz de la luna.

Mire a Ren quien solo veía nostálgico aquella denigrada casa mientras lentamente bajaba a Jonghyun hasta que este quedo durmiendo plácidamente en el frio muro.

- Jure… nunca volver. – sonrió de lado mientras subía lentamente los gastados escalones de la entrada cubierta de moho. – Todo… sigue igual.

Al entrar a la casa pude ver como los muebles se encontraban esparcidos y rotos en el piso. El roto suelo crujía con cada pisada y el sonido del viento podía oírse entre los agujeros de las murallas. Hacia frio y ver a Ren caminar lentamente, observando cada mínimo detalle de aquella horrible casa, solo aumentaba mi sensibilidad congelándome con su actuar… con el escalofrió constante de ver su rostro, antes inexpresivo, en la personificación de la tragedia.

Pero guarde silencio ante sus acciones que respondían a mis preguntas mentales.

Este lugar guardaba una historia desgarradora, cuya tristeza había quedado impregnada en cada trozo de madera y grabada en cada sucio rincón lleno de telarañas y tierra.

Las gotas generaban un leve sonido al caer desde nuestras empapadas ropas hasta el piso, ayudando a que el silencio no comiera nuestras mentes y la ansiedad no nos hiciera añicos. Vi a Ren sentarse frente a un muro con una gran cautela como si pidiera permiso a algo que obviamente no existía, cargo su frente contra el sucio muro con una calma que me desesperaba ya que solo deseaba tener de una puta vez a Taemin de mis brazos.

- Ren…

- Aquel hombre me busca a mi… - susurro sin despegar su frente – él tiene a Taemin por mi culpa… Muchos de los míos… han muerto por mi culpa.

- Ren… - me desgarraba oír su temblorosa voy.

Me le acerque lentamente, tratando de darle un rápido consuelo que la verdad no sabía cómo dar. La verdad no estaba hecho para consolar, mis palabras de aliento no eran capaces de generar nada en mi por lo que obviamente no harían que mágicamente Ren se sintiera mejor.

Me quede en silencio nuevamente, abrazándome en un intento desesperado por conseguir calor sintiendo inmediatamente como la humedad de mi ropa mojaba las vendas de mi brazo herido.

El viento entro por la casa con mayor fuerza con la intención de llamar la atención de Ren, desordeno su cabello, seco un poco su rostro, movió la ropa y sin embargo aquel rostro sin expresión, o más bien con solo la tristeza plasmada en cada parte de su piel, seguía deambulando en lo más obscuro de los recuerdos.

- Duele… - Hablo su temblorosa y rota voz en una inhalación que me puso el bello de punta. Totalmente escalofriante – Yo asesine a su hijo, a su esposa y él… él aun así, me perdono… con una sonrisa en su rostro.

- Ren…

- ¿Por qué tenía que ser amable hasta en su lecho de muerte?

- Ren…

- ¡¿Por qué?! ¡Estúpido! ¡Estúpido!

Le vi llorar sin desconsuelo mientras que, en una combinación extraña de dolor e ira, golpeaba la deteriorada muralla una y otra vez, con el puño cerrado y con las lagrimas cayendo sin descanso una tras otra. Respiraba con dificultad y los gritos desgarradores daban pequeños golpes en mi conciencia. Sus nudillos comenzaron a Sangran, la calida piel se desgarro con fuerza y aún así no vi ningun sentimiento de dolor fisico reflejado en su rostro.

Me acerque a él y lo abrace por la espalda inconscientemente. Lo sucedido en aquella casa le devoraba la mente, le hacía daño, sabía que recordaba cada detalle como si todo hubiera sucedido hace unos segundos. Él dolor seguía allí, por muchos años y quizás en un futuro, por siglos. Él había perdido todo lo que amaba, había destruido su propia vida cuando decidió matarle por sus propias manos, perdiendo todo en menos de un segundo percatandose seguramente, en una realidad desgarradora, lo fragil que un humano puede llegar a hacer. Quizas, solo quizas, un pequeño puño incontrolable causo la inevitabe muerte.

Entonces vino a mí el rostro de Taemin y su ahora explosión de emociones que me generaban miedo.

Le debe tener miedo al odio, a la tristeza, a los celos, a la ira y de seguro debe sentir culpa como Ren de sus propias acciones involuntarias. Debe tenerse miedo así mismo.

Si yo muero… ¿Taemin estaría como Ren? ¿Un cuerpo sin algo que le mantenga con vida, solo los latidos del corazón? Perdido en el mundo sin un objetivo, sin sueños, sin un motivo para respirar. Solo el deseo de castigarse con los recuerdos del pasado hace que el latido en su pecho haga circular sangre.

No quiero verle así… Yo quiero verle sonreír.

- Vamos… - Le alenté a seguir tomándole de la mano como si fuese un niño perdido.

Él solo asintió secando sus lágrimas y, por un instante, pude ver como la inocencia y la pureza volvía a su cuerpo al verle sonreír de pronto.

De cierta forma él recuerdo de su amado le mantenía con vida.

Salimos de la casa hacia lo que parecía el patio trasero repleto de sauces que no hacían más que ocultarnos de la luz de la luna. Nos dirigimos hacia una puerta de madera incrustada en el piso…el sótano.

- Espera… - me detuvo con su brazo al verme intentar abrir la puerta del sótano con ambas manos lastimadas – No abras…

- ¿Qué? – le mire confundido

- Llegamos tarde…

El corazón se me detuvo por unos instantes, escuchando solo como el viento movía lentamente las hojas de los sauces generando un sutil sonido. Le mire a los ojos aun con mis manos en la manilla del sótano, estático… ¿Le había perdido?

- El corazón de Taemin late – trague seco y sentí como mi alma volvía a mi cuerpo en una inhalación dolorosa que me genero dolor – Pero… No escucho otro latido, solo uno muy débil que está a punto de apagarse.

¿Qué?

- Hay dos cuerpos sin vida, expiran calor por lo que murieron hace poco…

Me erguí completamente sin despegar mi vista de sus delineados ojos.

- Debió matarlos hace poco –

Ren me vio con lastima, con una enorme tristeza en su rostro como si sintiera compasión de los sentimientos que en este momento me invadían.

Taemin había matado a dos personas… solo.

El tenía las manos y piernas encadenadas y aun así pudo hacerlo…

- Pero él… - trate de articular al recordar cada imagen que su mente me envió en un intento desesperado por pedir mi ayuda.

- Un tritón puede hacer cualquier cosa… cuando está desesperado.

Sostuve entre mis manos mi cabello en busca de una explicación o algo, fría agua que me despertara de mi sueño.

 

 

 

 

 

“Minho”

 

 

Notas finales:

Dato: Un tritón en tierra posee ciertas caracteristicas celulares similares a algunos reptiles. Taemin puede cambiar el color de su cabello, dependiendo de su estado animico, gracias a celulas que pertenecen al Camaleón. ¿Por qué? Pues la linea evolutiva dice que despues de los peses vinieron los reptiles, pero estos aspectos no son visibles a nivel macroscopico por lo que no veran a Taemin teniendo un cuerno o con piel de reptil. 

* Él Camaleón NO ocupa su cambio de tono para mimetizarse, lo ocupa más bien para cuando se encuentra cerca de otro macho, así muestra su poder y dominio. 

Eso, necesitaba explicaro xD 


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