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Consecuencias de una noche de copas por Paz

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Notas del capitulo: Sucesos imprevistos me han mantenido apartada de la página... pero ya he vuelto, aunque sigo con restricciones.
 

Consecuencias de una noche de copas

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 16: La sorpresa de Yohei

Más de una mirada sorprendida se llevó el pelirrojo cuando aquella mañana se presentó en la facultad portando en su arnés al bebé, quien dormía placidamente al calor de su pecho. el alboroto que se creó a su alrededor fue capaz de despertarlo. Más de una compañera se distrajo durante el desarrollo de las clases porque no podían evitar volver los ojos hacia la tierna estampa de ver a su compañero con un  adorable bebé.

Cuando llegó uno de los recesos, viendo que tenía bastante tiempo, recogió el bolso con los implementos de Hiromichi y se dirigió al aseo para cerciorarse que estaba todo correctamente.

Los muchachos que iban entrando al aseo, sufrían un shock, al ver una manta extendida sobre un plástico en el suelo, donde estaba recostado el bebé y Hanamichi inclinado sobre él cambiándole el pañal y dirigiéndole cariñosas palabras que el bebé recibía con alborozo, con los ojos muy abiertos palmeaba sus manitas con expresión de deleite  mirando el rostro que se inclinaba sobre él.

-Ah... pillín... ahora te sientes a gusto -murmuraba Hanamichi mientras con gestos tranquilos, ignorando el murmullo a su espalda procedía a su aseo, lavarle y secarle fue cuestión de minutos, le puso talco para asegurarse que quedaba bien sequito, del bolso abierto que tenía a su lado sacó un pañal que colocó bajo el cuerpo del bebé, cuando terminó de ajustárselo alrededor de la cintura, le acomodó las ropas y le tomó en brazos- Seguro que tienes hambre..., ahora papaíto te dará de comer... -le hablaba mientras que con una sola mano procedía a doblar y recoger la manta guardándola en el lugar correspondiente -se sentó en el suelo con las piernas dobladas y allí acomodó al bebé mientras intentaba ocuparse de su comida, sacó el calienta biberones, llevando la clavija del extremo del cable hacia el enchufe. En mientras se calentaba el agua, sacó el frasco con la leche maternal en polvo que solía tomar Hiro-kun y que tan rica debía de resultarle porque siempre repetía, el proceso de preparación de todo llamaba la atención de muchos, porque la puerta del aseo era abierta, miraban hacia el recogido rincón donde se había ubicado y volvían a marchar.

Si a más de uno debió parecerle extraño ver a Hanamichi cambiando al bebé, cuando procedió a alimentarlo el lugar quedo totalmente desierto.

Al parecer se había corrido la voz de su actividad en el aseo porque al entrar al aula fue recibido con tiernas miradas de todas las chicas que allí había. Se sintió como si estuviera en exposición. Se apresuró a sentarse en el asiento más cercano a la puerta para no seguir llamando la atención. Una vez más el bebé se comportó como le era habitual, durmió placidamente ajeno a los distintos sonidos que se dejaban oír a su alrededor.

Cuando salió a las doce se fijó que Kaede le estaba esperando.

-Hola, Hanamichi... -saludo Kaede con toda intención, alejando automáticamente a dos jovencitas que al parecer pensaron que preguntarle por el bebé era una buena excusa para entablar una conversación con su pelirrojo- Cómo se ha portado?... -durante toda la mañana había estado con una sensación de perdida. La ausencia del bebé se hacia notar.

-Ya le estas viendo... ha estado durmiendo toda la mañana, despertó un rato para que le cambiara y le diera sus biberones a media mañana. Es un angelito -dijo entregándole el bolso y ayudándole a acomodar al bebé en su arnés- Voy a extrañarle -musitó dándole un suave beso en la coronilla.

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Yohei extrañado por no haber visto a su amigo en ningún momento de la mañana se acercó al aula donde no dudaba de encontrarle. No había podido hablar con él ese fin de semana, por lo que supuso que se encontrarían en el lugar habitual, al no ser así fue en su busca cuando su ausencia se hizo patente en todos los recesos.

Normalmente el bullicio por los pasillos era estrepitoso, por eso quedo sorprendido cuando al doblar un recodo le recibió un suave murmullo, los chicos permanecían quietos mirando hacía el mismo lugar, un grupo de chicas que se apiñaban alrededor de dos personas que destacaban por encima de sus cabezas, dos chicos, uno no tuvo ningún inconveniente en reconocerlo, su cabellera era inconfundible, lo que si le dejo noqueado fue fijarse en la enternecedora escena, Hanamichi ayudaba al otro muchacho a acomodar un bebé. El brillo de su mirada, tierna y amorosa cuando besó al bebé en la cabecilla.

Nunca antes había visto que Hanamichi mostrará el menor interés por los niños, menos aún por un bebé tan chiquito, fue entonces que el otro chico alzó el rostro, los cabellos negros se apartaron de su cara mostrándole sus facciones, su mente quedo bloqueada. Rukawa? ¡¡Imposible!! -pensó.

De pronto, lo inesperado, a la vista de todos debió de parecer irreal, la pérdida de las ilusiones cuando Hanamichi retiene a Rukawa pasando su brazo por su cintura y le atrae hacía él, besándole suavemente en los labios.

No solo Kaede jadeo sorprendido, todas las féminas dejaron escapar un suspiro de frustración, en las miradas de los chicos también se dejaba traslucir su pesar, más de uno suspiraba por sentir los labios de Sakuragi sobre los suyos.

-Por qué? -el rubor se extiende por sus pálidas mejillas mientras sostiene con la mano la cabecilla del bebé.

-Para dejar claro que somos pareja -No necesitaba mirar alrededor para saber que tenían muchos testigos, en poco tiempo toda la facultad lo sabría.

-Nos veremos por la tarde... -asintió levemente- Tienes la llave?

-La tengo... -dijo acomodándole el bolso sobre el hombro.

Rukawa se volvió para alejarse, pasó junto a Yohei como si no le hubiera visto.

-Hola, amigo... me buscabas? -preguntó alzando la voz al fijarse en su alelado amigo.

Ni siquiera su saludo fue capaz de sacarle de su estupor, seguía sin salir del trance en el que había quedado inmerso. Su mente solo podía procesar tres palabras en sus diferentes variantes "Rukawa, bebé, Hanamichi" "Bebé, Hanamichi, Rukawa" o "Bebé, Rukawa, Hanamichi" así hasta completar todas las posibilidades. Su mente hubiera seguido esa espiral de palabras de no ser porque Hanamichi fue a su lado al no verle reaccionar y le palmeó riendo.

-Era Rukawa? -preguntó queriendo cerciorarse o tal vez esperando una negativa.

-Lo era.

-Tenía un bebé?

-Si. A qué es hermoso? -preguntó a su vez.

-No me fije... le has besado? -aún no conseguía reaccionar del todo. Verles besándose fue todo un shock.

-Es que es tan tierno... -acotó Hanamichi.

-Rukawa? -se desconcertó aún más.

-No, el bebé...

-Ah...

-No puedo negarlo, él también lo es. -Sabía hacia donde se dirigían las preguntas de su desconcertado amigo- Vayamos a tomar un trago y te contare todo.

-No bebo y lo sabes.

-Vas a rechazarme un té? -se había dado cuenta que tenían muchos testigos alrededor.

Su tono ofendido no convenció a los que seguían con atención ese intercambio de palabras. Todos estaban lo más cerca posible para escuchar y saber como había sido posible la conquista del pelirrojo.

Quince minutos después los dos amigos estaban sentados frente a frente en la tranquila cafetería porque quedaban pocos chicos, la mayoría había acudido a sus clases.  Tomaron en silencio el té caliente, cuando terminaron, Yohei parecía estar más centrado.

-Ya coordinas? -preguntó con una sonrisa divertida Hanamichi.

-Cuéntamelo todo. -pidió.

-Solo lo que me concierne.

-Conforme.

El relato no fue excesivamente largo y Yohei le escuchó atento. Cuando concluyó le quedo la impresión que su amigo se guardaba algo importante, por más que intentaba encontrar un hueco en esa historia no daba con él.

-Entonces... decidiste adoptar al bebé? -preguntó extrañado por tal circunstancia.

Hana sonrió al oir su pregunta.

-Yo diría que él fue quien me adopto... -aún recordaba la ternura que experimentó cuando el bebé eufórico alzó sus bracitos hacia él para que le levantara en sus brazos o el estremecimiento que le recorrió cuando su pequeña manita palmeó su mentón con gran alborozo o los dolorosos tirones que daba a sus cabellos y que sorprendentemente no le resultaban molestos.

Aquella mañana cuando se levantó y todo comenzó a irle mal, no podía esperar que fuera el mejor de su vida, es decir, la primera mañana de muchas más después de tanto tiempo de pesadumbre.

Yohei seguía con atención la expresión de felicidad que su rostro mostraba, sus pensamientos debían ser muy gratos.

-Un yen por tus pensamientos -murmuró.

Hanamichi sonrió.

-Pensaba en las sorpresas que te da la vida.

-Y qué lo digas!! -Exclamó- A qué se debió ese beso? -inquirió curioso, nunca pasó por su mente que su amigo se sintiera atraído hacia otro de su mismo sexo. Al parecer estaba equivocado.

-Solo dejaba en claro un par de cosas.

-Cómo cuales? -preguntó.

-¡¡Cuidado, no os acerquéis a mi zorrito!!

Yohei rió al escucharle.

-Así que era eso. Estabas marcando tu territorio... y la otra?

-Que no estoy disponible... -rió al ver su mirada sorprendida.

-Has... has recibido...?

-Propuestas? -le ayudó a encontrar la palabra justa.

-Si... -aceptó- Cómo no me dijiste?

-Para qué? Ninguno me interesaba. No les tenía en cuenta.

-Entonces... -le miro sorprendido- Tú eres el "inaccesible" -se fijó en la expresión desconcertada de su amigo- Se habla a menudo de un chico que ha rechazado montones de acercamientos amorosos, se dice de él que es alegre, divertido, hermoso y muy distante. Quienes hablan de él, saben quien es, los demás quedan con las ganas de intentar conquistarlo. Supongo que nadie se atrevió a mencionarte expresamente y por eso solo mencionan al "inaccesible".

-Jajajajajajaja.... -la risa de Hanamichi llamó la atención de los pocos que allí estaban y que fijaron la mirada en ellos durante unos segundos.

-Ahora ya saben que el "inaccesible" tiene dueño, pero Rukawa? -no podía concebir tal conocimiento.

-Recuerdas la noche que fui con el equipo a celebrar nuestra victoria?

-Si. Te excediste bebiendo y pasaste varias semanas intentando recordar que hiciste... -supo que se refería a esa noche.

-Así es...

-No lo conseguiste. -acotó, sabía lo mal que se sentía Hanamichi porque ese motivo.

-Hace unos días recordé absolutamente todo.

-Eso es bueno. -se alegró por él y sintiendo curiosidad preguntó- Y qué pasó?

-Me acosté con Rukawa -declaró sin ningún rubor, al ver la expresión de sorpresa de su amigo añadió- Puedo afirmar que fui yo el agresor.

-Pero... pero... -una vez más se encontraba con la mente en blanco.

-Son cosas que pasan -dijo divertido ante la perplejidad de Yohei. Era la segunda vez en un mismo día que dejaba sin palabras a su amigo.

-Fue en una suite de ensueño, cuando desperté me encontré con... -hizo una pausa para ver si él escuchaba.

-Rukawa?

-... un servicial camarero que me llevó un brebaje para quitarme la resaca y me sirvió el desayuno en la cama, y dispuso mi baño. Me sentí atendido como si fuera una celebridad. Me hizo sentir alguien importante.

-Estabas en su casa?

-No, en un hotel, en el último piso. Al parecer allí se alojaba su hermano cuando esta en Kanagawa. Aquella noche yo estaba "ido" parece ser que insistí en seguir bebiendo y me llevó allí porque yo se lo pedí.

-Qué dijo su hermano al verte?  -preguntó sorprendido al oírle mencionarle.

-No estaba aquella noche.

-¡¡Ah!!  Qué motivos tenía Rukawa para callar?

-Ninguno. -Respondió seguro- No olvides que hasta esa noche nuestras relaciones personales podían ser de todo menos amistosas. Supongo que al saber que no recordaba lo dejo estar.

-Te dijo porque desapareció?

-Si... -había esperado que no le hiciera esa pregunta.

Yohei espero que siguiera hablando, ante su prolongado silencio insistió.

-Recuerdo que no volvimos a verle después de aquella mañana cuando le encontramos enfermo. Acaso su enfermedad le mantuvo alejado de todo?

-Podría ser..., más no puedo afirmarlo. -comentó porque comprometía el secreto de ambos.

-Tú lo sabes. -así lo comprendió ante el hermetismo de Hanamichi- Qué fue?

-Eso tendrás que preguntárselo a él. No me corresponde a mí decirlo.

-Tan malo es? -insistió.

Hanamichi le miró en silencio. Sabia que estaba intentando sonsacarle todo lo que sabía, un descuido y hablaría más de la cuenta.

-¡Wooww!! El gran Tensai...

-Ni siquiera adulándome harás que diga lo que no puedo. -Su voz y su mirada tenía un rasgo divertido.

Yohei se sintió descubierto, pero aún así no se amilanó, sabía que en algún momento le pillaría con la guardia baja.

-De acuerdo... me rindo... seré paciente.

-¡¡Wooowww!! Hablando y hablando nos hemos saltado la última clase -exclamó Hanamichi con la clara intención de dar por terminada la conversación.

Aunque le quedaba una hora de clase, sabía lo mal que le sentaba a su profesor las interrupciones en mitad de su alocución. Quien se atrevía a abrir la puerta del salón, automáticamente atraía las miradas de la mayoría de los jóvenes y era motivo suficiente para que el atrevida sufriera las iras del profesor.

-Qué piensas hacer? -pregunta Yohei cuando dejaban la cafetería.

-Iré a buscar a Hiro-kun. Así Kaede puede asistir a su clase más tranquilo.

-Podemos ir a tu piso... -propuso en cambio Yohei.

-Nop... lo desmonte en parte... estoy viviendo con Kaede...

-Hummm... ya estáis en esa fase. Si que te ha dado fuerte.

-Ellos son mi responsabilidad.

-Ellos?

-Aha.

-Cuando fue eso?

-Este fin de semana. Los muchachos me ayudaron. Te estuve llamando. -Comentó al ver su mirada, se detuvo delante de una puerta cerrada- Es aquí -dijo al comprobar el número del salón- Hemos acordado quedarlos lo más cerca de la puerta. -la abrió con extremo cuidado y miró por la abertura que fue ampliando hasta conseguir verle- "Shimata!! -La cerró sin ajustar el pestillo, solo para decir a Yohei que esperaba tras él- Esta tres bancos más alla de la puerta. -volvió a entonarla para dar una suave llamada de atención hacia el chico más próximo, haciéndole un gesto hacia Rukawa.

Le vió inclinarse hacia delante y pasar el aviso al chico que estaba delante, quien a su vez llamó la atención de Rukawa quien abrió mucho los ojos al verle asomado. Miró hacia el profesor para cerciorarse que no podía verle salir. Recogió sus útiles de estudio guardándoles en su bolso, tomó también el bolso del bebé e intento salir inadvertidamente.

Uno de sus bolsos se enganchó produciendo un leve ruido, miró preocupado hacia el profesor que se hizo el desentendido cuando advirtió quien intentaba abandonar su clase medio encorvado para pasar desapercibido.

Kaede se sintió aliviado cuando estuvo fuera.

-Qué haces aquí? -no pudo evitar mostrar extrañeza.

-Nos entretuvimos hablando y se nos pasó la clase. Pensaba irme a casa. Quieres que me haga cargo de Hiro-kun?

Rukawa titubeó. Se sentía extraño sin su pequeño y apenas esa mañana le había tenido unos minutos.

Hanamichi comprendió su reticencia.

-Ven con nosotros. -propuso.

Kaede asintió.

Hanamichi se hizo cargo enseguida de los bolsos que cargaba Kaede. Los tres dejaron el edificio y cruzaron el campus universitario dirigiéndose hacia la estación.

Estaban llegando al andén cuando escucharon que un tren entraba.

-Ese es el mío -comentó Yohei.

-Puedes venir con nosotros -ofreció Hanamichi, tras recibir una mirada de su koi accediendo a su silenciosa demanda.

-Otro día... llámame. -dijo Yohei apresurándose a recorrer los últimos metros para alcanzar la puerta ya abierta del vagón.

-De acuerdo.

-Adiós, Rukawa... -se despidió de él.

-Adiós.... -respondió lacónico, apartando un segundo la mirada de su bebé que despierto se entretenía apretando entre sus deditos el índice de Hanamichi que ponía a su alcance.

-De qué hablasteis? -preguntó apenas quedaron solos.

-Se sorprendió al vernos juntos, le conté como volvimos a reencontrarnos. Intentó sonsacarme porque estaba con vosotros.

-Le dijiste?

-No..., no sabe que Hiromichi es nuestro. Cree que eres su padre.

-Es mejor así.

-No ha quedado muy satisfecho, seguirá indagando.

-No tiene modo de saberlo, solo tú y yo y mi familia están enterados de quien lo engendró.

-Yohei es muy inteligente, también tozudo y muy persistente. Tarde o temprano llegará a la verdad -afirmó Hanamichi.

-Deseo que sea tarde. -afirmó.

Hanamichi rió al oírle.

Algunos minutos después llegó su tren, tras acomodarse en uno de los vagones, Kaede procedió a soltar de su arnés al bebé pasando de sus brazos a los de Hanamichi.

Con un parloteo incomprensible y risas que denotaban su satisfacción, Hiro-kun se sacudió alborozado.

-Hola chiquitín, te gusta estar con tu papi, eh? Sabes que este Tensai te cuidará bien -toma su manita entre la suya, al verle como la levantaba con una clara intención- Ah no, pequeñín, no te dejaré que tironees de mi pelo -lo dijo con una sonrisa- Mira -le volvió para que mirara hacia Kaede- no te gusta ese -le acercó hasta el rostro de su koi.

-No le des ideas -dijo Kaede con una suave sonrisa, era alentador ver como Hanamichi entretenía a su pequeño hijo. Recordaba sus dudas respecto a regresar a Kanagawa. No sabía cual iba a ser la reacción de Hanamichi. Viéndoles ahora comprendía que sus temores eran infundados.

-Mira, pequeñín, es así -Hanamichi insistía en mostrarle como podía hacerlo, para ello tomó entre sus dedos un suave mechón de sus cabellos negros y sin hacerle daño lo acercó al rostro de su hijo, rozándole apenas. Veía que los pensamientos de Kaede le mantenían lejos de ellos. Se inclinó hacia él tomando entre los suyos sus labios, besándole despacito hasta que la respuesta de su koi le incito a profundizar la caricia-  ¡Aaahhhgggg! -gimió ante el inesperado dolor. Hiromichi había conseguido atrapar entre sus deditos, con ambas manos varios mechones tirando de ellos con energía.

-No se ha dejado engatusar -rió Kaede.

-¡¡Pillín!!

Su tono divertido y su posterior risa le hicieron saber al bebé que se trataba de un juego y como le gustaba continuó manteniendo la presión con firmeza, hasta que Kaede consiguió abrir sus deditos para liberar los cabellos pelirrojos que tanto llamaban su atención.

Algunos cabellos rojizos quedaron adheridos entre sus deditos, sus ojitos quedaron mirándolos, enseguida se las llevó a la boca.

-No, no es comida -dijo Kaede desprendiendo los cabellos y dejándoles caer, al instante, su boquita tembló en un adorable fruncimiento de labios.

Hanamichi rió ante su gesto, al instante, el bebé volvió la cabeza hacia donde procedía ese sonido, al ver los cabellos rojos, olvidó su reciente pesar para sacudirse de los brazos que le sostenían y alzó sus bracitos, sus manitas se abrían y cerraban mientras gorjeaba feliz.

-Qué es lo que quieres? -preguntó Hanamichi sujetándole con firmeza por su cuerpecillo en tanto le alzaba por encima de su cabeza.

Aquel suave balanceo fue del agrado del bebé que pataleo en el aire moviendo al mismo tiempo sus bracitos pidiendo más.

Hanamichi le subió más alto, viendo la cara de susto de Kaede.

-No voy a dejarle caer -le avisó al ver su mirada- Le gusta... a qué si? -interrogó al bebé que dio un gritito de gozo. Sus manitas alcanzaron su rostro cuando le bajo, recibiendo al instante las alborozadas y gozosas caricias del bebé que palmeaba sus mejillas con feliz no olvidando sus intentos de alcanzar las matas pelirrojas de su padre.

-Volverá a tirarte del cabello -murmuró Kaede avisándole.

-Si eso le hace feliz -le acercó un poco más para alejarse cuando creía llegar a ellas.

Hiromichi reía, ese nuevo juego le agradaba.

-Se acabo el juego... pequeñín. Estamos llegando a casa, allí comerás y podrás dormir -le comentó.

Kaede recogió a su hijo acomodándole en su arnés.

Cuando llegaron al apartamento el bebé dormía con placidez con su carita apoyada en el cálido pecho de Kaede, tal vez agotado por los juegos, Kaede le acostó en su cuna, en tanto Hanamichi se encargaba de descargar su bolso, para ocuparse de preparar su comida.

Kaede llegó instantes después, le pasó los brazos por la cintura, abrazándole por detrás y apoyando todo su peso sobre sus fuertes espaldas.

-Estás cansado... -afirmó Hanamichi posando sus manos sobre las suyas.

-Un poco... -reconoció- ... pero mucho menos que otros días.

-Ahora somos dos para repartirnos las tareas.

-Hummm  -frotó su mejilla en el borde de su hombro.

-Túmbate un rato en el sofá.

-Me dormiré.

-Eso es lo que quiero. Te despertaré para comer, si?

-Por qué eres tan bueno conmigo?

-No lo sabes? -preguntó a su vez volviéndose para mirarle y conduciéndole como a un niño pequeño hacia la sala.

-Quiero oírtelo decir... -murmuró con la cabeza apoyada en el hueco entre su cuello y su hombro.

-No me digas que eres de esos? -preguntó con una afectuosa sonrisa.

-Esos? -parpadeó confundido.

-Si, esos románticos que necesitan que les digan lo mucho que les quieren.

-¡¡Ah, esos!! -sonrió- Y si te digo que si? -preguntó a su vez.

-Entonces te lo diré tan a menudo que cansarás de oírmelo decir.

-Nunca... -afirmó rotundo.

-Descansa, me ocupare del bebé, haré la comida, tu entretanto duerme tranquilo. -acarició sus pálidas mejillas con cariño.

Kaede se acomodó en el amplio sofá accediendo a su deseo, dándose cuenta que el también necesita cuidados y cariño.

Hana permaneció a su lado durante unos instantes, viendo como una expresión de placidez asomaba en su rostro.

Se inclinó hacia sus labios, rozándole apenas con los suyos para susurrarle.

-Te amo, Kaede.

-Yo también, Hanamichi -murmuró pronto a dormirse- Te amo.

Continúa en el próximo capítulo

Paz

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Notas finales:

No se que pasa con la página que rechaza algunas contestaciones a los reviews, lo siento Yesy "Yamiko" esta vez te ha tocado a ti, un saludo, linda.

También quiero comentar que el fic esta en los capítulos finales, solo que tardaré un poco en subirlos porque ya terminé de pasar al PC los que tenía en borrador, ahora tengo que seguir escribiendo y mi tiempo esta muy limitado... agradezco vuestra paciencia para este y todos los fics que he dejado de lado... prometo acabar con ellos. Paz


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