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Consecuencias de una noche de copas por Paz

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Notas del capitulo: Aquí tenéis un nuevo capítulo... si bien es algo corto.
 

Consecuencias de una noche de copas

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 17: Un accidentado entrenamiento

 

Aquella misma tarde, Kaede llevando a su hijo contra su pecho y sosteniéndole con una mano y Hanamichi como porteador de bultos se presentaron a su hora en el gimnasio con total normalidad.

Como puestos de acuerdo, tras un alborotado saludo por parte de Hanamichi, se dirigieron hacia el extremo más alejado de la duela donde mientras Kaede se quitaba el arnés, el pelirrojo extendió en el piso un pequeño futon, donde Hiromichi fue acomodado con cuidado, ante las miradas asombradas de sus compañeros.

Durante el tiempo que se mantuvo el entrenamiento, el bebé permanecía tranquilo, despierto o dormido permanecía imperturbable, ajeno a los gritos, al sonido uniforme de las pisadas en la duela. Todos sabían que el bebé pocas veces interrumpía el entrenamiento, también Hanamichi, pero aún así se mostraba muy solicito respecto al bebé y acudía a su lado continuamente.

-Mi pequeño zorrito... -murmuró Hanamichi la última vez que se acercó dispuesto a comprobar que el sonido que había escuchado provenía de su hijo, viendo que estaba dormido se tranquilizó.

El entrenador comenzaba a sentir que aquella situación se le iba de las manos, ni siquiera el padre del bebé había causado tantas molestias, Sakuragi había interrumpido la práctica cada vez que se oía el menor sonido. Llegando a olvidar las numerosas veces que el pelirrojo dejaba la práctica del juego para correr hacia donde estaba ubicado el bebé.

-¡¡¡SAKURAGI!!! -gritó exaltado.

-Creí oírlo -murmuró incorporándose al juego con una mirada que no mostraba arrepentimiento.

-Do'aho... dijo Kaede cuando pasó a su lado.

A partir de entonces Hanamichi se mantuvo tranquilo, su elocuente mirada fue suficiente para saber que estaba excediéndose. Hiromichi era tan dormilón como Kaede y él debía mostrar la misma imperturbabilidad que su koi.

El entrenador respiró tranquilo cuando pudo continuar el entrenamiento sin que el pelirrojo volviera a las andadas. Consiguiendo que el partido de practica concluyera sin nuevas interrupciones y en el que destacaban por sus habilidades Rukawa y Sakuragi.

Una hora más tarde, concluida la práctica les envió a las duchas, fue obedecido al instante, él por su parte se sentía satisfecho con el progreso que sus jugadores habían conseguido, estaban preparados para participar en la liga universitaria próxima a celebrarse, aún así tampoco podía descuidarse. Tenían que dar lo mejor de si mismos.

Observó que Rukawa se dirigía hacia su hijo, en cambio, Sakuragi era el primero en cumplir su orden corriendo hacia el vestuario.

Se acercó al joven.

-Rukawa... -llamó su atención.

-Hai.

-Sabes que pronto comenzará la liga?

-Hai. -se alzó sosteniendo al dormido bebé en sus brazos

-Crees que podrás tú solo con todo? -Su rostro no delataba lo que pasaba en ese instante por su mente, sin embargo, su mirada se congeló al oírle- No te molestes, conmigo -se apresuró a decirle- Me pareció conveniente que pensarás en ello. -ante su silencio continuo- Podrías dejarlo con tu familia.  -sugirió.

-Yo soy su familia -dijo con frialdad, su tono de voz era cortante.

Hanamichi que se había apresurado con su aseo, apareció en el gimnasio en ese preciso instante, fijándose en la helada expresión de su pareja, aparentemente tranquilo, más sabía que todo él bullía a punto de explotar.

-Que le ha dicho, entrenador? -inquirió, supo que su enojo iba dirigido contra la única persona presente allí.

-Solo le he recordado la liga... -murmuró.

Hanamichi observó como Kaede acunaba en sus brazos al bebé con gesto protector, la expresión de su mirada era como si temiera que le fuera arrebatado.

-Cree que el bebé es un estorbo? -preguntó comprendiendo enseguida el dilema que se le presentaba a su entrenador.

Kaede abrió mucho los ojos al escucharle expresar tales palabras, se tranquilizó al ver la mirada sonriente de su Hana.

-Creo conveniente que busque a alguien para cuidarlo.

-Alguien mejor que sus padres? -preguntó suavemente acercándose a Kaede para recoger a su adormilado pequeño para que Kaede pudiera ir a cambiarse.

El entrenador le miró sin contestar, como si se sintiera sorprendido de tal eventualidad, antes que encontrara una respuesta Sakuragi continuó hablándole.

-Kaede y yo somos muy capaces de atenderlo y cumplir con nuestras obligaciones sin menoscaba para ninguna de ellas.

-Es elogioso que pienses así, -se apresuró a responder, ahora si tenía palabras para replicarle- comprendo que creas que actúas convencido de hacerle un favor a tu compañero de equipo. Pero llegará un día que no estés...

-Se equivoca... -le interrumpió- Rukawa es más que eso..., es mi novio, vivimos juntos y cuidaremos de nuestro hijo -declaró con firmeza sin fijarse en la expresión de asombro de su interlocutor, inclinó la cabeza para depositar un suave beso en la frente de su niño.

Al instante sintió unos brazos rodeándole la cintura, Kaede se había acercado silencioso, se recargó en su espalda dejando que su cálido aliento erizara los pelillos de su nuca. Tomó sus manos unidas con la suya.

-Te sientes mejor? -preguntó cariñoso.

-Si... -no le sorprendió que Hanamichi le conociera hasta ese extremo.

-Quieres hacerte cargo de sus cosas? -Preguntó- Hiromichi va a despertar muy hambriento -comentó mirando al entrenador, como dándole a entender que habían acabado su conversación.

Kaede asintió, agachándose para doblar el futon y guardarlo en su bolso. Se incorporó colgándolo de su hombro izquierdo.

Cuando se volvieron para marchar se fijaron en el silencioso grupo que permanecía junto a la puerta, entre ellos se encontraba Miyagi que se apartó para dejarles el paso libre hacia el exterior. Su sonrisa era muy elocuente.

-Enhorabuena amigo -dijo estrechando su mano cuando estuvo a su altura, con una risilla agregó- Ayako se pondrá feliz cuando se lo cuente -ante su mirada extrañada se explicó- Ella decía que vuestras peleas tenían un trasfondo más profundo, que todos vuestros actos derrochaban amor.

Hanamichi asintió sin sorprenderse, Ayako era muy intuitiva.

-Dale nuestros saludos... -reinició la marcha alcanzando a Kaede que se había adelantado.

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Apenas traspasaron la puerta del apartamento, Hiromichi comenzó a rebullir en los amorosos brazos que le sostenían, como si supiera que había llegado el momento de alimentarse.

-Esta despertando -le avisó a Kaede que asintió con un gesto dirigiéndose a la cocina para preparar sus biberones.

En tanto, Hanamichi llevaba al bebé a su dormitorio que había recuperado su  anterior aspecto. Le recostó en su cuna.

-Ahora quédate un ratito tranquilo, pequeñín, papá y mamá van a ocuparse de tu comida -le dijo suavecito acariciando sus mejillas con ternura, al instante, llamó su atención hacia los animalitos que colgaban ante él.

A su toque y al sonido de su voz el bebé se quedo atento como si comprendiera lo que le estaba diciendo. Sus ojitos muy abiertos siguieron el movimiento de su mano mirando los monitos que se balanceaban encima de él. Alzó sus manos pretendiendo alcanzarlos.

Hanamichi le dejo así entretenido.

-Estoy terminando -dijo Kaede al oírle tras él.

-Déjame a mí acabar... vé con él y descansa un rato.

Kaede asintió, antes de salir murmuró.

-Gracias.

-No tienes que dármelas -se volvió para mirarlo- Estamos juntos en esto.

-Lo digo por... -sintió sus dedos sobre sus labios acallándole.

-Lo se..., te has esforzado mucho esta tarde y te mereces un buen descanso.

Kaede accedió.

Continúa en el próximo capítulo

Paz


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