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Consecuencias de una noche de copas por Paz

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Notas del capitulo: Aquí teneis una nueva actualización...
 

Consecuencias de una noche de copas

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 3: Rukawa se marcha

 

Se mesaba los cabellos con desespero, le era necesario recordar, saber que había ocurrido aquella noche. Por más que se esforzaba en arrancar del fondo de su mente esa noche no lo conseguía. Una capa de oscuridad cubría su mente, impidiéndolo saber que había hecho desde el momento que según Ryota había comenzado a desafiar a sus compañeros a una competición de copas. A veces sentía como si un flash pasaba por su mente, permitiéndole vislumbrar algo, pero cuando quería aferrarse a eso desparecía en la negrura de su mente.

-Bah... para que quiero saberlo, posiblemente me quedo dormido apenas me tumbe sobre ese lecho de ensueño. Pero entonces, por qué desperté desnudo? Quién le había desvestido y por qué? Acaso algún pervertido se entretuvo sacándole fotos aprovechándose de su inconsciencia? Y si había caído en manos de un abusador? Un pervertido sacándole fotos indecentes. Ese pensamiento le llenó de rubor. La sola idea de que su imagen pasara por las manos de diversos pervertidos le preocupaba, porque como justificar que él estaba inconsciente, peor aún y si esas imágenes caían en las manos de alguien que le conocía podía pensar que vendía su cuerpo.

Se estremeció.

Esos pensamientos le provocaban un desasosiego inquietante, después pensó que no era posible. El hotel gozaba de merecida fama y posiblemente sus clientes eran personas respetables, acaso el conserje no se había negado a darle el nombre de esa persona por seguridad? Posiblemente allí solo acudían políticos, empresarios y tal vez jefes de estado. Debía olvidar esa idea. La explicación debía ser otra, pero cuál? Se preguntó una vez más.

Se mantuvo desvelado durante gran parte de la noche, dando vueltas en su lecho, tratando de descifrar el misterio de esa noche.

Inesperadamente, en sus pensamientos se coló un nombre Rukawa, ese maldito sabía algo, de acuerdo que no eran amigos, pero podía hacerle el favor de ayudarle, confirmándole si habían salido juntos o durante cuánto tiempo estuvieron fuera de la disco. Al menos sabía que no se habían peleado y al momento sus desconcertantes palabras volvieron a mente: "no... en cierto modo"  Su respuesta era una paradoja. Él solo le preguntó si le había lastimado. Qué quiso decir? Esa respuesta ambigua era tan misteriosa como el ignorar él que había ocurrido durante esas horas en esa suite del hotel.

El amanecer llegaba mucho antes que en cualquier otra parte del mundo, así que sabiendo que no iba a conseguir dormir, se levantó, aunque solo eran las cinco de la mañana ya era de día, pasó al aseo donde se dio una ducha para despejarse, cuando salió su rostro mostraba mejor aspecto, como si hubiera estado descansando toda la noche.

Tras prepararse un abundante desayuno y comerlo con fruición Hanamichi con su bolso al hombro salió del apartamento.

Había caminado solo unos trescientos metros cuando le alcanzó su amigo Yohei.

-Hola, Hanamichi....-saludó al llegar a su altura.

-Hola.

Fueron conversando animadamente en tanto se dirigían a la estación para tomar el tren que les llevara a su destino, al cabo de un rato Yohei comprende que su amigo esta distraído y que sus monosilábicas respuestas no tienen concordancia con sus preguntas. Se calló durante rato esperando quizá que Hanamichi reaccione ante su silencio. Sin embargo, no lo hace, queda más abstraído que antes.

-Qué es lo que te preocupa? -inquirió al final.

-Nani?? -llevaba unos cuantos minutos sin escucharle.

-Qué te ocurre? Llevas un par de días muy extraños -le miró con atención dándose cuenta que esa extraña actitud comenzó justo después de la noche de la celebración- Te pasó algo esa noche?

-Qué noche? -Habló demasiado rápido, enseguida se hizo de nuevas- ¡Ah, esa noche!! Qué quieres que pase? Fue una noche como cualquier otra.

-Bebiste?

Hanamichi se volvió a mirarlo con extrañeza.

-Por qué me lo preguntas?

-No lo recuerdas? -preguntó a su vez.

-Qué tengo que recordar? -preguntó a su vez suspicaz y próximo al enojo, al parecer todos sabían algo que él ignoraba.

Al ver su mirada comprendió que ahí estaba el problema. Había vuelto a sucederle.

-Cuánto bebiste?

-No lo sé.

-Te excediste... -no era una pregunta más bien una afirmación.

-Creo que si -no tenía sentido negarlo- Me dijeron que propuse una competición de copas.

Yohei sacudió la cabeza con pesar.

-Hice mal? -preguntó como si se sintiera un niño pequeño al que están reprendiendo.

-Muy mal... por qué lo hiciste?

-No lo se... supongo que quise animar el ambiente..., ni siquiera recuerdo con quien... bueno, Ryota me dijo que como todos se negaron a secundarme se lo pedí a Rukawa... al parecer fue el único que aceptó mi reto.

-¡¡¡Rukawa!!! -Abrió mucho los ojos- ¡¡¡Rukawa!!! -Repitió perplejo- el mismo que conocemos como tu zorro.

-No digas tonterías -bufo- no es mío.

-Como si lo fuera... y él que dice? -llevaba un tiempo sabiendo que Hanamichi sentía algo más que rivalidad hacia su compañero y lo confirmaba el hecho que Sakuragi no reaccionara violentamente cada vez que hacia esos comentarios maliciosos.

-Nada...

Yohei no se sorprendió. Lo extraño era que hablara.

-Lo intentaste?.

-Si...

-Y...?

-Nada... -no se atrevió a comentarle sus últimas palabras, no le hizo daño "en cierto modo" que quiso decir el zorro. Se lo hizo o no se lo hizo? Volvió a preguntarse sin dar con la respuesta correcta.

Descendieron del tren y salieron de la estación en dirección a la preparatoria, en menos de diez minutos estarían rodeados del resto de sus compañeros de curso, pero Hanamichi antes deseaba saber, por eso inquirió.

-Yohei?

-Si?

-No es esta la primera vez que me ocurre, verdad?

-En aquella ocasión estuvimos bebiendo en exceso. Me enseñaste el reloj de tu padre y volviste a guardarlo.

-Aún lo conservo.

-Si, pero tardaste medio año en encontrarlo. No fuiste capaz de recordar donde lo habías escondido.

A medida que Yohei se lo contaba iba recordándolo. Se sintió muy mal creyendo haberlo perdido. Su padre le tenía mucho aprecio porque pertenecía a la familia desde varias generaciones. Se trataba de un reloj de bolsillo, con las cubiertas talladas con pequeñas filigranas, el trabajo de un autentico maestro. Su cadena era de oro labrada, ya no funcionaba porque una tarde se le escurrió de entre los dedos y golpeó con fuerza contra el piso. Se disgustó mucho consigo mismo por su torpeza, tampoco lo llevó a arreglar porque era una autentica joya y temía que cayera en manos equivocadas y lo estropeara aún más y llevarlo a un buen relojero quedaba fuera de sus posibilidades. Así que seguía guardado en un lugar seguro.

-¡¡Has vuelto a hacerlo!! -se fijo en su expresión ensimismada.

-Disculpa, Yohei. Estaba recordando mientras me hablabas. Espero no tardar tanto esta vez.

-Por qué bebes si sabes que te afecta así?

-Lo olvidé.

-Eres un caso! -dijo sacudiendo negativamente la cabeza- Espero que sea la última vez. Te lo pido como tu amigo, más aún como a un hermano.

Hanamichi se emocionó  y le abrazó con entusiasmo.

-Arigatoo, oni-san.

-Bueno, bueno, tampoco es para tanto -murmuró turbado por las miradas maliciosas de algunos chicos que seguían su mismo camino.

-Es mi hermano, bakas -vocifero Hanamichi hacia los que les miraban sospechosamente.

-Do'aho... -escuchó su voz en el mismo instante que era atropellado.

-¡¡Ouch!! -gritó cuando cayó al suelo con la bicicleta enredada entre sus piernas y Rukawa sobre ambos- Otra vez dormido, kitsune? -preguntó amablemente.

Rukawa parpadeó desconcertado. Esperaba su habitual reacción excepto su amabilidad. Intentó apartarse pero tenía una pierna pillada entre la rueda de la bicicleta y el Do'aho. Su movimiento solo consiguió que el pelirrojo enrojeciera y se quedara mudo.

Yohei se fijo en el apuro que estaba pasando su amigo y se apresuró a liberarlos de la bicicleta. Consiguió apartar a Rukawa que quedo sentado en el suelo, en tanto, él daba la mano a Hanamichi para que se levantara.

-Estás bien? Te has lastimado? -preguntó Hanamichi al verle encogido sobre sí mismo,

-No... me siento... bien... -pudo murmurar. Sentía como su tuviera el estomago revuelto. A veces sin ninguna razón aparente comenzaba a sentir un calor intensó acompañado de frio y fuertes retorcijones.

-Yohei..., no te parece que esta pálido? -inquirió preocupado Hanamichi.

Se encogió de hombros porque para él estaba igual que siempre, excepto quizá ese rictus de dolor que doblaba sus labios.

-Quieres que llamemos a un médico? -preguntó solicito para apartar la mirada de preocupación de los ojos de su amigo.

-No... -negó categórico Rukawa, haciendo intención de incorporarse y recoger su bicicleta con la clara intención de marchar.

-Estás seguro? -insistió Hanamichi, fijándose que su rostro estaba adquiriendo un aspecto ceniciento.

Solo pudo asentir, se sentía incapaz de pronunciar palabra, su dolor de estomago aumentaba con fuertes espasmos que le obligaban a mantener una de sus manos sobre él como si así pudiera impedir que el dolor siguiera y calmar su intensidad, llevaba un par de días sintiéndose mal, pero los dolores no eran tan fuertes como en esa ocasión.

-¡Por Kami! Yohei pide una ambulancia -grito Hanamichi cuando vió como el chico se tambaleaba y comenzaba a caer hacia delante. Sus reflejos actuaron con rapidez y pudo llegar a su lado antes que todo su cuerpo golpeara contra el duro suelo.

-Ya vienen de camino... -dijo Yohei que hasta ese momento no había creído que Rukawa estuviera enfermo.

Hanamichi había apoyado su cabeza en su regazo, el resto del cuerpo descansaba sobre el asfalto, los brazos de Kaede estaban rodeando su cuerpo a modo de protección.

Posó la palma de su mano abierta sobre su frente, apartando con suavidad sus cabellos, sus ojos permanecían cerrados, por sus sienes caían gotitas de mador.

-Tranquilo, Rukawa... verás que no es nada. Seguro que te has olvidado de comer por dormir -dijo a modo de regaño- Yohei, -miró a su amigo- Llama al entrenador -le pidió dándole el número- dile que acompañaré a Rukawa al hospital.

-De acuerdo.

La ambulancia llego antes que cortara la llamada y pudo decirle al entrenador Anzai a donde trasladaban a Rukawa.

Llevaban una hora larga esperando y nadie se había acercado a ellos para informarles de lo que pasaba con Rukawa, el entrenador Anzai se había reunido con él apenas se apersonó en el hospital, un poco más tarde llegó Yohei que tuvo que ir por su cuenta.

El entrenador Anzai le avisó que se había puesto en contacto con el padre de Rukawa y que este vendría desde Tokyo para reunirse con su hijo.

Ninguno de ellos hablaba, permanecían en silencio, esperando. Se escucharon pasos y al instante se presentaron en la sala de espera dos hombres, el parecido con Rukawa era asombroso, así que Hanamichi no tuvo dudas en suponer que se trataba de su padre y de su hermano y pensó que habían sido muy rápidos en presentarse.

El entrenador Anzai salió a su encuentro, tras el saludo, Hanamichi se dio cuenta que no era aquella la primera vez que se veían, había algo en el trato que le hizo saber que existían lazos de amistad entre ambos.

Anzai se alejó con ellos para hablar, ninguno de los recién llegados dirigieron una mirada hacia donde ellos estaban, Hanamichi ni se dio por enterado porque su atención estaba puesta en la puerta tras la que se suponía que esta Rukawa.

La ausencia del entrenador Anzai se prolongó durante poco más de media hora, al cabo de ese tiempo volvió a la sala donde esperaban Sakuragi y Mito.

-Vámonos, chicos. Ya nada nos queda por hacer aquí -les dijo con expresión bonachona.

-¡Nani!! Cómo que nada? Qué pasa con Rukawa? -alzó su tono de voz sorprendido.

-¡Tranquilízate! Sakuragi... él está bien. Su padre y su hermano se han hecho cargo de su cuidado, tienen intención de trasladarlo a un hospital que pertenece a la familia.

-Podría verle antes de que se vaya? -pidió.

 -No creo que sea posible... -titubeo un segundo como si quisiera decir algo pero desistió y se quedo callado.

Hanamichi bajo la mirada desalentado, permaneció quieto unos instantes, luego alzó la cabeza mirándole con firmeza preguntó.

-Me asegura que está bien?

-Tienes mi palabra.

-Vamos Yohei... podemos llegar a tiempo para la tercera hora.

El profesor Anzai se quedo parado en mitad del pasillo viéndoles alejarse, se detuvieron ante los ascensores pulsando Sakuragi el botón de bajada. Los dos muchachos hablaban entre ellos, observó que Mito asentía a lo que su amigo le estaba diciendo. La distancia era suficiente para impedirle escuchar de lo que hablaban.

-Podemos salir? -preguntó una voz desde el interior de la sala.

Anzai asintió.

-Se ha ido? -preguntó Rukawa, andaba por su propio pie, si bien, su aspecto general no era nada tranquilizador. Deseaba evitar a Sakuragi por eso le pidió a su entrenador que le alejará.

-Sí.

-Estás seguro que quieres seguir adelante? -preguntó su padre inquieto por la impactante noticia y que afectaba la seguridad de su hijo.

-Sí.

-Se lo dirás? -preguntó su hermano mientras los tres se dirigían hacia los ascensores.

-No.

-Por qué no? Él te...-el gesto apresurado de su hermano le hizo callar, comprendió por su expresión que ese pelirrojo era menos ingenuo de lo que parecía a simple vista. Le había subestimado al creer que se conformaría con lo que le dijera su entrenador. Había sido muy listo al hacerles creer que accedía a marcharse sin más.

-Por ahora no hay más que decir -comento Rukawa-sama que no se había fijado en el cambio de miradas de sus hijos- Si estás seguro que quieres seguir adelante, de acuerdo, ya he llamado a la clínica y todo el equipo médico te está esperando. Ha sido oportuno que el doctor Teramoto estuviera de guardia y que fuera él quien te ha atendido, cualquier otro hubiera filtrado la noticia.

Hanamichi comprendió que el entrenador le estaba ocultando algo por eso le pidió a Yohei que le esperara en el vestíbulo, descendió en el piso de abajo y subió por las escaleras lo más rápido que pudo, llegando justo para escuchar parte de la conversación que mantenían los hermanos, cuando oyó lo que decía el hombre mayor supo que Rukawa estaba realmente enfermo. Qué tan grave era su enfermedad para que no quisieran que se supiera?

Antes de alcanzar el ascensor tenían que pasar por el hueco de la escalera donde él se había quedado parado. Pasaron por delante de él, Kaede iba en medio de su padre y su hermano, los dos primeros no mostraron el menor interés por su presencia allí, es más Kaede le ignoró por completo, como si fuera parte de la pared sobre la que estaba apoyado. Fue esa actitud la que más le molestó, se sintió dolido por su forma de comportarse, metido de lleno en sus pensamientos no vió que el hermano de Rukawa miraba hacia él, pero como si sintiera un aviso de alarma volvió el rostro y durante unos segundos sus miradas se cruzaron.

Jun lo que vió en él le agrado. Coraje y preocupación.

Antes que las puertas del ascensor se cerraran, las tres personas que estaban en su interior, no pudieron ignorar la presencia de Hanamichi que resueltamente se metió dentro, como si pensaran que tenía la peste, se atrincheraron alrededor de Rukawa dejándole casi todo el ascensor para él.

Se quedo apoyado en una de las esquinas y solo con ganas de obtener alguna respuesta de Rukawa comenzó a canturrear en lo que él pretendió que fuera un susurro la canción "ore wa tensai" como estaba a espaldas de los tres veía como los hombros de Rukawa se sacudían levemente. Una sonrisa ensanchó sus labios, al menos había conseguido lo que pretendía, Rukawa no podía seguir fingiendo que no estaba allí.

Cuando el ascensor de detuvo en la planta baja, Mito que esperaba en el vestíbulo del centro hospitalario quedo bastante sorprendido al ver salir al pelirrojo tras los pasos de Rukawa y sus acompañantes.

-Nos vamos ya? -preguntó acercándosele.

-Si... ya he conseguido lo que quería saber... -y sin molestarse en despedirse de su compañero, les adelanto antes que consiguieran  llegar a la salida caminando con pasos largos.

Mito tuvo que correr para alcanzarlo.

Hanamichi no lo sabía, pero aquella fue la última vez que vió a Rukawa en mucho tiempo.

A la mañana siguiente, el entrenador Anzai como portavoz del equipo anunció a todos la marcha de Rukawa, se retiraba antes de tiempo del equipo de Shohoku, debido a una enfermedad que le impedía jugar. Faltaban tres semanas para concluir su ciclo de estudios.

Era muy posible que tampoco pudiera asistir a sus clases en la universidad razón por la cual su padre había decidió que sus estudios se llevaran a cabo como externo, los profesores acudirían a su casa en época de exámenes.

Hanamichi al escucharle sintió como si el suelo se abría bajo sus pies. No había llegado a pensar que pudiera atravesar por esa circunstancia, cuando le vió caminar por su propio pie, aunque se le veía mal, no pensó que fuera a dejarle ver durante los siguientes días.

La inesperada marcha de Rukawa y su enfermedad provocaron una oleada de comentarios o rumores que se fueron extendiendo durante esas semanas hasta que llegaron las vacaciones y cada uno tomo un rumbo diferente volviendo las aguas a su cauce, Rukawa quedo momentáneamente olvidado.

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Habían transcurrido tres meses desde aquella noche y habían pasado algunas cosas buenas en su vida, como aprobar el examen para entrar en la Universidad. Fue todo un logro conseguirlo y se sentía feliz porque no iba a estar solo, su amigo Yohei también lo había logrado.

Llegó el mes de abril y con él el inicio de las clases.

Podía decirse que el paso del tiempo cura cualquier mal o que hace desaparecer los pesares, con Hanamichi no ocurrió así. Durante todo ese tiempo había algo que no había conseguido olvidar. Sus pensamientos siempre giraban en torno a una misma cosa. ¿Qué había sucedido la noche que despertó en una suite de un conocido hotel de Kanagawa? Y cuando comienza a tener un extraño sueño recurrente que le perturba el descanso, la constante pregunta se intensifica en su mente y  una vez más los antiguos temores volvieron y finalmente le contó a Yohei que era lo que le preocupaba respecto a esa noche, quien tras escucharle le tranquilizó.

Hanamichi necesitaba escuchar a otra persona decirle que todo estaba bien, que no se preocupara, lo hubiera hecho de no ser por esos sueños, y       que no se atrevió a comentar a su amigo debido a su contenido, no siempre eran igual, pero si en esencia, dos hombres bajo la intensa claridad de la luna haciendo el amor, dos cuerpos entregados a la danza amorosa, gemidos y suspiros y de los que nunca podía distinguir sus rostros, nunca antes había tenido sueños húmedos por esa razón se sentía perturbado.

Por otro lado la ausencia de Rukawa.

A veces tiene un pensamiento para su ex-compañero de equipo, piensa que tal vez ha conseguido por fin su sueño de jugar en la NBA. Sin embargo, pasan los meses y nada se sabe de él. Es como si se hubiera esfumado en el aire.

Se pregunta si es su enfermedad lo que le mantiene alejado de todos. Nadie le ha vuelto a ver, ni quisiera el menor rumor sobre su paradero. Su apartamento en Kanagawa está cerrado a cal y canto. Ni siquiera pasa por su mente la idea de que puede tratarse de una enfermedad mortal.

Continúa en el próximo capítulo

Paz

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Notas finales:

Me hubiera gustado seguir escribiendo algo más... pero estoy afiebrada y solo conseguiría alargar la espera. También me disculpo por no ser capaz de contestar vuestros reviews como os mereceis ni hoy... ni ayer... ni....


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