Consecuencias de una noche de copas
Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen
By Paz
Capítulo 6: Una pequeña mentirijilla
Una tarde un cariacontecido pelirrojo llega a casa del zorro, este no tardó en notar que algo le sucede, por lo que se decide a interrogarle al respecto.
-Quieres té? -pregunta dispuesto a preparar el ambiente adecuado para conseguir las confidencias de Hanamichi. Sabía que por su aroma y sabor Hanamichi tenía preferencias por el te verde, por ese motivo su despensa estaba bien surtida para cuando él llegaba, porque en las últimas semanas pasaba más tiempo con ellos que en su propio apartamento, algo que se le hacia incomprensible considerando que meses atrás Hanamichi le consideraba su rival y no eran precisamente amigos. Justificaba su presencia allí diciéndole que en aquel ambiente tranquilo estudiaba mejor, por ese motivo se presentaba con una cargada mochila con libros de texto y apuntes, sin embargo, esa tarde llegaba con las manos libres- Tengo yokan y porotos azuki en helado -vió como se iluminaban los ojos de Hanamichi- Te traeré un poco de todo.
Algunos momentos más tarde, sentados en la sala ante una mesilla atiborrada de cuencos y platillos con deliciosos manjares que alegraban la vista, el gusto y el tacto de ambos comenzaron a comer y beber.
Aprovecha ese instante para saber que le sucede.
-Todo esta bien? -inquiere.
-Si, por qué?
-Me ha extrañado que no traigas tus libros... como estamos de exámenes. Has tenido noticias de tu casa? -supuso que eso podría ser. Aunque tenía medios para saberlo todo de él, nunca paso por su mente la idea de investigar acerca de su vida, primero porque al principio ni siquiera le consideraba un compañero, aún cuando compartían algunos momentos intensos durante los partidos de basquetball, luego, cuando pasó una noche con él y le dejo un recuerdo imperecedero e inolvidable, tampoco quiso hacerlo. Además ahora aunque frecuenta su compañía Hanamichi habla poco sobre si mismo.
Hanamichi levanta la mirada y la fija en su rostro.
-Mi casa esta donde yo este... -comenta suavemente.
-Lo siento... -no se le ocurrió pensar que pudiera estar solo, viéndole siempre tan alegre, llegó a creer que vivía con su familia.
-No es necesario que te disculpes... no podías saberlo -dice tomando el último sorbo de su té.
-Entonces..., qué es lo que te pasa?
Al principio se niega a revelar lo que le ocurre, finalmente, ante la insistencia del zorro se lo dice.
-Mi compañero de piso se marchó y llevo una semana buscando un lugar donde quedarme.
-Que le pasa a tu apartamento?
-Que yo solo no puedo pagarlo. Tengo cinco días antes de que acabe el mes. -murmuró bajando la mirada como si se sintiera avergonzado por esa confesión, en realidad quiere evitar que note en su rostro que nada de lo que esta diciendo es cierto, porque es propietario del piso que ocupa, el único e importante legado recibido al fallecer sus padres. Quiere ver si el zorro le ofrece su casa. Es una ladina artimaña para saber si Kaede se ofrecía a ayudarle, necesitaba saber si él le consideraba su amigo, un simple entretenimiento o algo más importante que todo eso, aún sentía vivida en su piel aquella caricia que le dejo perplejo y que consiguió que durante algunos días dejarle aturdido y que no se presentará en casa del zorro mañoso, por no sentirse capaz de resistirse a lo que siente por él.
-Realmente, tiene un buen problema... -asintió Kaede.
Hana le miró esperanzado.
-... pero no te preocupes, seguro que encuentras algo. No olvides que eres un Tensai. -le recordó.
Hana se desmoronó. Adiós sus ilusiones. Iba a hablar cuando escucharon que Hiromichi había despertado.
-Le has cambiado de habitación? -preguntó sorprendido, al percibir que el sonido procedía del dormitorio de Kaede.
-Por la noche me es más cómodo tener su cuna junto a la cama, además puedo atenderle más rápido teniéndole cerca, esta mañana estaba apurado y no pude trasladarla a su habitación, he pensado que me resulta más practico dejarla ahí, por lo menos hasta que Hiromichi cumpla el año.
Hanamichi asintió mientras le seguía, sin embargo, no entró en el dormitorio, sino que se quedo en el umbral viendo como Kaede se inclinaba para recoger al bebé en sus brazos, escuchando como le hablaba suavemente.
-Que ocurre, Hiro-kun? Te has despertado con hambre, cierto? -Preguntó y se respondió al mismo tiempo- Mamita ya te tiene preparado tú comidita, ese preparado con mucha leche rica. Verdad que si? Claro que te gusta mucho, eres un glotón como tu papa.
Hanamichi ya no mostraba sorpresa escuchándole expresarse en esos términos, como si le hablara de dos personas totalmente distintas, ni tampoco que se denominara a si mismo como su madre.
Le siguió hasta la cocina, más enseguida se adelantó y se ocupó de comprobar que el calor del contenido de los alimentos era el adecuado para el bebé.
Kaede al ver que Hanamichi le ayudaba en esa tarea fue a sentarse en la sala, allí Hanamichi le alcanzo el biberón que puso al alcance de la boquita de su hijo que se aferró a la tetina como un naufrago a una tabla.
-Es muy tierno... -comentó Hanamichi sentándose en el suelo frente a los dos contemplándoles por igual.
-No dirías lo mismo cuando hay que cambiarle el pañal -comentó arrugando la nariz de un modo que hizo reír a Hanamichi.
-Puedes contar conmigo para lo que quieras... -comentó.
-Tendré en cuenta tus palabras cuando tenga que hacerlo.
Un par de horas más tarde, Hanamichi comenzaba a arrepentirse de su ofrecimiento.
-¡¡Aggghhh!! ¡¡Que peste!! Qué es lo que come? No se habrá levantado a comer por su cuenta? -preguntó Hanamichi mirando al bebé con suspicacia y sosteniendo lejos de si un envoltorio que era el pañal que acababa de quitarle- Qué hago con esto?
-Tirarlo a la basura... -interiormente sonreía ante su apuro, su otra mano estaba sujetando por los tobillos al bebé manteniéndole en alto su culete temeroso de manchar el paño que había abajo y mirando desconcertado sus dos manos ocupadas. Sin decidirse por ninguna de ellas. Se compadeció de su apuro- Es así... -y con la practica que tenía en ese menester le mostró como debía proceder -primero le quito el pañal sucio de las manos y lo tiró en un canasto para ese efecto, luego agarró una toallita humedecida y limpió el cuerpo del bebé, ni siquiera se molestó en comprobar que quedaba limpio, sabía que así era. Tomó talco y lo espolvoreó con generosidad, la humedad que pudiera haber fue absorbida por el polvillo blanco.
Hiromichi pataleaba feliz.
Hanamichi seguía con atención todos sus movimientos con la seguridad de no olvidar nada, ni siquiera ese momento en que el bebé una vez limpio recibía las suaves caricias que Kaede le prodigaba jugueteando con él y haciéndole cosquillas con su nariz o sus labios que se posaban cariñosos sobre su vientre haciendo suaves sonidos que hacían las delicias del bebé que pataleaba y manoteaba con energía mientras sus ojos seguían todos sus movimientos y sus manos se posaban en el rostro de su padre, con pequeños golpes que para él eran una respuesta a las caricias que sentía.
Cuando el momento de los juegos cesó, Kaede tomó un pañal, lo desplegó bajo el cuerpo de su hijo y lo plegó hacia delante, pasando por encima la cinturilla y ajustándolo en el extremo tal efecto.
-Listo... -lo alzó en sus brazos por encima de su cabeza- Ya estas limpio Hiro-kun, ahora te daré tu comida y a dormir, ne?
Hiro-kun intentó alcanzar su rostro, estirando sus manitas hacia él, Kaede le bajo para que consiguiera llegar, al momento sus manos se posaron en sus mejillas palmeándolas gozoso.
-Quieres sostenerle mientras preparo su papilla? -preguntó volviéndose hacia Hanamichi.
Apenas el bebé fue cambiado de brazos, su entusiasmo creció y sus manitas se movieron rápidas hacia la llamarada rojiza que tanto llamaba su atención.
Hanamichi le mantuvo apartado de su cabello, el bebé no se sintió contrariado por ese hecho, es más pretendía escapar de los brazos que le sostenían para alcanzar su meta.
Riendo con el bebé en los brazos, Hanamichi se tumbó en el suelo de la sala, dejando a Hiromichi apoyado sobre sus piernas y dejándole que fuera gateando hasta su pecho, cuidando que no se escurriera de encima suyo, cuando el bebé creía conseguir su propósito, Hanamichi le devolvía a su lugar de origen y todo volvía a recomenzar sin que el bebé llorara por ser alejado.
Kaede les encontró entretenidos en ese nuevo juego.
Continúa en el próximo capítulo
Paz