Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dos amores y un amante por Paz

[Reviews - 117]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Advierto que en ese capítulo Hanamichi pone en marcha su plan..., si es alocado o no, pronto os enteraréis... porque me veo en la obligación de deciros que se trata de una relación hetero..., pero no penséis mal... no me he olvidado que esta es una página yaoi...
 

Dos amores y un amante

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo XII: Una prueba de amor con Haruko

 

Hanamichi caminaba sin apresurarse por la estrecha calle que separaba dos líneas de casas, en todas ellas apenas se distinguía parte del segundo piso, pues tapias altas ocultaban a los viandantes el interior de las casas, Haruko le había dado su dirección y aunque no la había apuntado en ningún papel la había memorizado. Sabía que ya no la olvidaría.

Se detuvo ante el número que sabía, era la última casa, al estar situada en la esquina daba a dos calles y ofrecía al viandante una buena vista del interior de la propiedad, le sorprendió ver una pequeña valla de ladrillo a la vista, con un seto de boj que se alzaba hasta la altura de su cintura. Antes de llamar, camino a lo largo del seto asomándose por encima de los arbustos y mirando hacia dentro, césped y parterres de flores, ocupaban el frente y el costado de la casa, la fachada de la vivienda era sencilla, por aquel lado, puertas acristaladas correderas que permitían ver un espacio amplio y relajante, con una mesa baja y cuatro sillas acompañándola. La casa estaba asentada sobre una tarima de madera a unos quince centímetros por encima del suelo de tierra.

Volvió a la puerta principal y pulsó el botón del telefonillo, en segundos escuchó su voz.

-Soy yo... Hanamichi. -se apresuró a aclarar no fuera que confiada Haruko abriera la puerta a cualquiera creyendo que era él al estar esperándolo.

Escuchó el sonido metálico de la puerta al ser abierto, la empujó cerrándola tras él.

Una vereda de lajas le conducía hasta la puerta de entrada de la vivienda. Antes de llegar se abrió y asomó la pequeña figura de su novia.

-Aquí está tu salvador al aburrimiento -dijo a modo de saludo con una divertida sonrisa.

-Tonto... -dijo riendo- Quieres tomar algo?

-Nunca rechazo una buena comida o bebida -dijo frotándose el estomago con diversión en su mirada- Qué es lo que tienes?

Haruko reía y su rostro resplandecía risueño.

-Eres preciosa... -ahora era él quien la miraba embelesado.

-No digas eso... me avergüenzas... -bajo la mirada al piso.

Tomó entre sus dedos su barbilla y alzó su rostro.

-No es algo por lo que tengas de avergonzarte -le dijo- Eres hermosa, la chica más guapa de Kanagawa y me la he llevado yo... -dijo con expresión triunfal.

-Tú eres hermoso.... -se detuvo al ver que el rostro de Hanamichi tomaba el mismo color de su cabellera- Prometo no volver a decirlo si tu tampoco lo haces.

-De acuerdo..., no lo diremos más pero no olvides que te lo he dicho.

-Tú también...

-Que me ofrecías para comer? -preguntó cuando el silencio se prolongo en medio de ambos, sus miradas fijas una en la otra se decían todo.

-Hay doble ración de una tarta de chocolate... Te gusta el chocolate? -pensó en ese instante que no conocía sus gustos.

-Mucho... -se relamió solo con pensar en él.

-Quieres té o prefieres otra bebida?

-El té está bien...

Instantes después, mientras esperaba sentado a la mesa de la cocina Haruko trajinaba de un lado a otro disponiéndolo todo. Supo que sería una buena esposa y excelente madre para los hijos que tuvieran.

Mientras la veía su mente se lleno de imágenes, ellos dos en un lugar parecido y correteando a su alrededor media docena de chiquillos de diferentes edades, niñas tan guapas como su madre y niños de cabellos pelirrojos.

-Estas soñando despierto? -preguntó Haruko al verle con una expresión de felicidad en el rostro.

-Pensaba en los hijos que tendremos... -se apresuró a quitarle de la mano temblorosa la tetera ya que amenazaba con derramar su contenido- Gomen... soy un atolondrado... no debí hablar tan apresuradamente. Siempre doy por hecho lo que pienso y... y... -cerró la boca para no complicar más la situación, es decir, la cerró para hablar, pero no para comer, ya que para romper la tensión atacó con presteza los diferentes contenidos de los platillos que Haruko puso para él- ¡¡delicioso!! ¡¡Esto... esto esta buenísimo!! -decía con la boca llena, bebiendo a continuación para hacerle espacio y seguir intentándolo con unos pastelillos que se deshacían en su paladar de un modo exquisito.

Mientras el comía y ensalzaba los alimentos, le dio tiempo a Haruko a tranquilizarse, cuando ella se sentó a la mesa ninguno de los dos volvió a mencionar ese embarazoso instante.

-Quieres más? -preguntó al ver que había dejado limpios los platillos que le había ofrecido.

-Por ahora no, tal vez más tarde -dijo con expresión satisfecha, no era capaz de resistirse a los dulces. Era un placer sentirlos dentro de su boca y como se deslizaban suavemente por su garganta, dejándole en la boca y el paladar el dulce sabor de sus ingredientes.

Se levantó y en poco limpio dejo todo limpio y recogido, al concluir se volvió hacia Hanamichi.

-Si te parece bien podemos estudiar un par de horas...

-Si... -aceptó, estando a su lado no le importaba lo que hicieran, podía estudiar si eso es lo que deseaba.

Haruko le llevó al piso de arriba, dirigiéndose a la puerta del fondo, cuando entro miró todo con curiosidad, era allí donde ella pasaba el tiempo, un oshire empotrado, una cama, cuyo cabecera daba contra la pared, el resto tomaba parte de las puertas correderas de cristal que conducían a una terraza. Deslizó una de las hojas y se asomó, quedo sorprendido al ver la interminable extensión de agua que llegaba hasta la línea del horizonte.

-No sabía que vivías tan cerca del mar...

-Mi padre en su juventud quería ser capitán de barcos mercantes, no pudo ser y ahora se conforma con ser un oficinista. Por eso no dudo cuando adquirió esta casa. Es como si hubiera cumplido su sueño.

-Yo tampoco lo hubiera hecho. Te duermes escuchando el sonido de las olas.

-Cuando hay tormenta es molesto. -se apoyó en la barandilla- Aunque acabas acostumbrándote.

Volvieron al interior del cuarto. Se sentaron en el suelo, alrededor de la mesilla baja y abrieron los libros. Sin embargo, Hanamichi miraba a su novia que con la cabeza baja estaba concentrada en lo que leía, él en cambio le gustaba más verla a ella.

Como si se diera cuenta de que era observada levantó la cabeza, su mirada se posó en él.

-Por qué no estudias? -preguntó.

-Lo hago, tienes pecas en la nuca... -rió cuando la vio llevarse la mano a esa parte- si marcó una línea entre ellas forman una estrella de cinco puntas. -Ante su expresión de incredulidad añade- lo sé muy bien por lo he estudiado detenidamente. -sonrió al decirlo- Una estrella de lados asimétricos en sus vértices. -se movio quedando sentado tras ella.

-Qué... qué haces?

-Quiero estudiarla más de cerca..., no cabe ninguna duda es una estrella, la punta de su dedo se desliza suavemente por entre sus pecas.

Su leve contacto provoca un escalofrió que la recorre la espalda.

-Tienes frío? -pregunta al ver que junta sus brazos alrededor de su cuerpo como si se abrazara a sí misma. Antes que pueda contestar la sienta en su regazo y la rodeó con su brazo estrechándola contra su pecho sintiendo la rigidez de su espalda- Estas así mejor? -pregunta apoyando su barbilla en su hombro para mirar su rostro que luce un tono sonrosado.

-Si... -su tono es apenas un murmullo.

Con su mano libre aparta sus cabellos de su nuca, dejando  a la vista sus pecas, posa sus labios en ellas, besándolas con ternura.

-Qué... -no pudo seguir hablando, la suavidad de su caricia conseguía que se derritiera en la calidez de su abrazo.

Su cuerpo se ablandó, volviéndose dócil a sus caricias, sus labios se deslizaban por uno de sus hombros,  apartando despacio la tela que le cubría, su piel era suave a su tacto como seda aterciopelada.

De pronto se dio cuenta que deseaba tocarla, no solo los hombros, sino todo su cuerpo, sentir en las palmas de sus manos la suavidad de su cuerpo y descubrir todos sus secretos.

Se estremece a su contacto, sus manos grandes, acostumbradas a golpear, son delicadas sobre ella, las siente moverse con lentitud bajo la tela de su camisa, moviéndose por su estomago, en dirección ascendente, sus labios los siente ardientes sobre su piel, provocando que la parte inferior de su cuerpo parezca quemarse, sus labios se entreabren, en su silencioso gemido, como si necesitara respirar por falta de aire.

Sus manos se apoyan en sus brazos como si pretendiera evitar que continúe su avance, más no tarda en comprender que necesita un asidero.

Su espalda se arquea cuando sus senos quedan libres de la tela que los aprisionaba y son contenidos dentro de las manos cálidas y suaves de Hanamichi.

Ya no se contiene, sus suspiros y gemidos alcanza a escucharlos de un modo sublime, cuando sus dedos pulgar e índice presionan bajo la tela de su blusa sus pezones que comienzan a ponerse duros ante su presión.

Haruko se turbó cuando él la hizo volverse y sus ojos enamorados se posaron en su rostro trémulo. Hanamichi acercó sus dedos a los diferentes botones de su blusa y fue soltándolos, cuando terminó la deslizó por sus hombros, hasta quitársela sin que ella pusiera impedimentos a su acción, ni un trozo de tela le cubría hasta la cintura, destrabó la trabilla de la faldita corta que llevaba, dejándola suelta, su mirada descendió hasta sus pechos menudos, llenos y redondos, altos sin necesidad de soporte, coronados por unos pezones enrojecidos y erguidos por su anterior trato, su excitación aumento al verlos. Acercó sus manos posándolas sobre ellos, llenándolas. Moviéndolas suavemente y ejerciendo una pequeña presión, le maravilló sentir como se estremecían a su masaje y más aún comprender estaba consiguiendo que ella sintiera placer, tenía los ojos cerrados, sus labios se entreabrían mostrando una hilera de blancos dientes. Animado por la expresión de embeleso de su rostro sin soltar sus senos, dejo libre sus pezones, la punta de su lengua rozó uno de ellos.

-¡¡Aaaaaaahhhhhh!! Hana...michi...

Su gemido prolongado e intenso le excitó, sentía bajo la tela de su pantalón su propio deseo que ansiaba una liberación.

Alza levemente la cabeza para mirarla, un hilillo de saliva une su boca a su pezón, bajo las palma de sus manos sigue masajeando sus senos, sin dejar de percibir el temblor que sacude su cuerpo. Retoma lo que estaba haciendo en el otro pezón, dando no solo lamidas, sino también suaves mordiscos que provocan en Haruko temblores y deseos, sus caricias despiertan en ella unos deseos que desconocía ser capaz de provocar, entonces se muestra un poco más atrevido, su mano izquierda desciende acariciante por su costado, se detiene apenas unos segundos en su vientre, rozando apenas su pubis, mueve las yemas de sus dedos en círculos provocándole nuevos temblores y un calor intenso cuando se desliza en el interior de su entrepierna.

Ella sentada a horcajadas sobre él, no tiene ánimos como para impedirle seguir, se da cuenta que va a dejarle seguir avanzando, cruza sus brazos por su rostro ocultándolo a su mirada, avergonzada. Siente la presión de su mano intentando apartar sus brazos, cuando lo consigue sus labios se posan en los suyos, no es un beso tierno, como el que sintió en el gimnasio, este estremece las fibras más sensibles de su cuerpo,  dejándola lasa.

La siente húmeda y cálida, sus jugos escapan de su cuerpo que tiembla a su íntimo contacto, sus dedos se frotan sobre sus labios, temblorosa se rinde a sus caricias.

No habla para no romper esos instantes mágicos que les envuelve. Ella sumisa y entregada, él arrojado y ardiente, más no por ello pierde la conciencia, sabe lo que está haciendo y hasta dónde puede llegar con ella.

Su beso la deja temblorosa en sus brazos, su mano en su recóndito paraíso la excita. Le gusta sentirla suave y cálida, deseoso de sentirse dentro de ella y siente que la ama más, sus dudas desaparecen como si nunca hubieran existido. Haruko le ama a él, porque su entrega es total.

Se detuvo, dejando que su cuerpo reposara sobre el piso de la habitación. No se cansaba de contemplarla, siguió mirándola mientras se ponía de pie para desprenderse de su pantalón todo ello también bajo la mirada de Haruko, en ella veía curiosidad.

Sus hormonas le estaban provocando el intenso deseo de sentir la suavidad de su cuerpo, la dulzura que emanaba como miel.

-Hana... no... -murmuró avergonzada por lo que estaba sintiendo al ver aquella impresionante tranca.

No era su intención hace nada que fuera irremediable, solo quería restregarse contra su suave carne.

-No seguiré si no quieres -al ver como se encogía y doblaba sus piernas tensa.

A modo de respuesta alzó sus brazos y los enlazó alrededor su cuello atrayéndola sobre ella.

Acarició sus hombros, sus brazos, su costado, sus palmas se detenían y seguían moviendo por todo su cuerpo, acariciándola hasta comprender que iba a explotar si no liberaba su cargado miembro, apoyó sus manos, alrededor de su cintura.

-Haruko... -gimió sin dejar de acariciarla, de besar su rostro, su garganta, de hacerle saber cómo se siente a su lado. Le era imposible contenerse, quería poseerla, hundirse profundamente en su cuerpo, hacerla suya, hacerla sentir el deseo que ella despertaba en él.

-Hazlo... quiero sentirte dentro de mí. Tómame, soy tuya, te pertenezco. -sollozaba por lo que estaba experimentando en sus brazos, le deseaba  más íntimamente y cuando se hundió dentro de ella, escuchó su gemido de dolor acompañado de un jadeo entrecortado, como si hubiera perdido el aliento durante ese instante, enseguida su cuerpo se rindió al suyo siguiendo su ritmo.

Sus embestidas fueron fuertes, intensas, profundas, se sentía ajustado dentro de ella, la llenaba por entero.

Haruko gemía y jadeaba. Su boca se abría como si le costara respirar, anhelante, moviendo sus caderas hacia delante para que la penetración fuera más profunda, para sentirle más.

Su entrega fue total y cuando algunos instantes después alcanzaron el clímax Hanamichi la mantuvo abrazada durante largo rato, mientras sus pensamientos le condujeron nuevamente a un estado de bienestar y satisfacción, tenía la certeza que amaba y era amado, ninguna duda quedaba albergada en su mente. Su primera impresión hacia ella era correcta. Era suya, sería su esposa, la mujer de sus hijos, juntos envejecían felices, rodeados por el cariño de los suyos.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Cuando esa noche se acostaba en su cama una sonrisa feliz ensanchaba sus labios, había cumplido a medias su promesa, no era un buen chico aunque estuviera temprano en su casa, por qué los padres confiaban en que sus hijos fueran decentes? Al menos había eyaculado fuera porque si la dejaba embarazada Akagi le mataba. La entrega total de Haruko, su cariño, su mirada mientras la tomaba le hizo saber que él era el único. Y en aquel segundo, sus dudas desaparecieron.

Se volvió mirando hacia la ventana abierta. La luna llena brillaba con esplendor. Era tan hermosa como Haruko cuando su rostro resplandeció de dicha cuando la penetro, la sintió tan estrecha, tan caliente que si no se hubiera controlado se hubiera corrido en ese instante.

Continúa en el próximo capítulo....

Paz

Notas finales:

Glosario

 Oshire: Armario para la ropa.

 

Hoy no podré contestar los reviews... prometo hacerlo tan pronto como me sea posible.... , por eso he subido rápido este capítulo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).