Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen
By Paz
Capítulo XIX: Rindiendo explicaciones
Han transcurrido cinco años.
Hanamichi terminó la preparatoria y comenzó la universidad, ante la sorpresa de muchos, coincidió en la misma facultad de Kaede, sin saber que lo habían planeado entre ambos al hablar sobre sus planes de futuro y enterarse que coincidían en sus deseos de disponer de una profesión seria cuando tuvieran que dejar el básquet, eran conscientes que en algún momento de sus vidas debían dejarlo, por eso la carrera de económicas les pereció la más adecuada, también formaban parte del equipo de basquetball, motivo que les llevó a buscar un lugar donde vivir próximo a la universidad, en los ratos libres, Hanamichi trabajaba por horas para evitarle a su madre pagarle sus estudios porque su enfermedad la mantuvo apartada de su trabajo, teniendo que dejarlo forzosamente.
No es que la despidieran, ella tuvo que pedir la baja cuando su médico le dijo que necesitaba reposo absoluto y seguir un régimen de comidas estricto si quería curarse, fue entonces cuando le habló de su problema y él tomo las riendas del hogar, prometiendo que no se notaria su falta de trabajo, que el ganaría lo necesario para salir adelante.
Una noche, Kaede le preguntó a que se debía que estaba fuera del apartamento hasta tan tarde. Tuvo que decirle que estaba trabajando en un restaurante durante tres horas, desde las nueve a la medianoche. Contándole lo que pasaba con su madre.
A los pocos días, sorpresivamente, su madre consiguió un trabajo para llevar a cabo relajadamente desde su casa, la empresa que la contrato le puso toda clase de facilidades al serle asignada línea de Internet que corría a cargo de la empresa con equipo completo, ordenador, impresora-fax-scanner, material de oficina y un trabajo tan sencillo que Hanamichi tuvo la seguridad que tras todo estaba Kaede. Porque fue hablarle de lo que pasaba con su madre y sus dificultades y automáticamente sus problemas económicos quedaban resueltos.
Su vida amorosa continuaba por cauces normales, ahora que estaba libre de los trabajos temporales que se buscaba, podía pasar más tiempo con su novia, que también estaba estudiando en una universidad para señoritas y que los fines de semana viajaba para reunirse con él, en un punto a mitad de camino, él hacía lo mismo, pasando juntos el sábado y la mañana del domingo en la que se separaban para volver a sus respectivas ocupaciones.
Su vida de estudiante universitario transcurrió dentro de sus cauces normales, tomó muy en serio sus estudios, no llegó a ser un estudiante de notables y sobresalientes, pero si consiguió llegar hasta donde se había propuesto.
Además de sus estudios, tenía que practicar y participar en los juegos universitarios que su equipo desarrollaba, fue entonces que ambos fueron seleccionados para formar parte del equipo de basquetball como profesional, Kaede y él guardan su titulo para cuando les llegue el momento de retirarse, saben que cuando ese instante llegue los dos están preparados para hacerse un hueco en la vida laboral.
Es entonces, durante su último año, cuando comienza a hablar de matrimonio con Haruko haciendo planes para un futuro juntos y cuando ese momento se acerca Hanamichi comprende que no puede dar ese paso sin antes hablar con Haruko, para ponerla en antecedentes de su relación con Kaede.
Ella tiene que saberlo, si después decide dejarle él lo comprenderá, ya que a pesar del amor que siente por ella, es consciente que su relación con ella se basa en una mentira y quiere sincerarse.
Al atardecer de un día caluroso se reúne con Haruko en el piso que la compañía donde trabaja da a sus empleadas solteras, piso que perderá cuando se case.
Tras un cariñoso saludo, le pregunta si esta sola, al obtener una afirmación la mira directamente a los ojos, tomando sus manos con cariño.
-Haruko, me amas?
Haruko le miró sorprendida. Llevan seis años de relaciones y su inminente boda en pocas semanas sería la culminación de sus sueños y de pronto Hanamichi parecía dudar de su amor.
-Por supuesto que te amo…. –no respondió ligeramente, muchas veces había analizado sus sentimientos y siempre terminaba comprendiendo que esta enamorada- Por qué me lo preguntas? Te asusta pensar que en unas semanas estaremos casados.
-No es eso… yo se que te amo, tú me dices que me amas y yo te creo, solo que me preguntaba si realmente has olvidado lo que sentías por Rukawa? Porque si estás conmigo porque él te rechazó, es preferible que lo dejemos, no quiero que seas infeliz a mi lado.
-Al principio, me sentí dolida –reconoció mirándole de frente- y te acepté por ese motivo. –No lo negó- Creí que no iba a enamorarme nunca más y no quería quedarme sola, pero luego, tu cariño, tu amor me hizo comprender, que no estaba contigo por despecho, ni por temor a la soledad, te amo… pero no voy a engañarte… creo… creo que aún siento algo por Rukawa.
-Algo… -repitió- ¿Cómo qué? –insistió en saber.
Haruko le miró fijamente.
-¿Por qué quieres saberlo? a estas alturas, con la proximidad de nuestra boda, en poco menos de un mes, acaso te asusta dar ese paso.
-No, ansío pasar el resto de mi vida contigo. Es justamente por eso, porque vamos a casarnos deseo que entre nosotros no haya más engaños, solo así podremos ser felices.
-¿Engaños? Yo no… -no siguió hablando al comprender que se refería a él, abrió mucho sus ojos, mirándole con incredulidad- Hanamichi… tú… tú… -empezó de nuevo, convencida de haber recuperado la voz- me estas diciendo que tú… -calló al ver el gesto de asentimiento de Hanamichi. Intentó hacer memoria, buscando entre sus amigas para saber con quien de ellas había sido, sin embargo, no podía recordar que alguna hubiera llamado su atención.
-No fue con otra mujer… -supo lo que pasaba por su mente, su mirada era tan clara que podía leer en sus ojos lo que pensaba.
Haruko abrió los ojos quedando como alucinada, soltó las manos que la asían. Hanamichi le había engañado con un hombre, ¡¡un hombre!! volvió a repetirse en su mente y pensó en las noches, que se acostaba y soñaba despierta con Rukawa, esos pensamientos le hacían sentirse mal, e intentaba que su novio nunca supiera que no había olvidado totalmente a Rukawa, ahora al escucharle, se sentía liberada de su temor y también por un deseo de desquite impropio de ella, por su boca salieron unas palabras que nunca pensó pronunciar- Amó a Rukawa, nunca pude olvidarle, lo intente, pero no lo conseguí –se llevó la mano a la boca, intentado frenar su lengua, mirando con sobresalto a Hanamichi, asustada por lo que había dicho, sin embargo, él sonreía como si se sintiera satisfecho de oír esa declaración- ¿No estas disgustado conmigo? –preguntó mirándole con incredulidad, diciéndose al mismo tiempo que debía ser ella la ofendida. ¡Un hombre!! Gritaba su mente.¡¡Me ha engañado con un hombre!! Mientras yo me torturaba pensando que solo con mis pensamiento le estaba engañando, él la mentía a ella, cuantas veces se habían visto a sus espaldas? Cuántas veces ese hombre se había reído de su ingenuidad?
-No… -se acercó a ella y tomó sus manos que no le fueron rehusadas, sus ojos fijos en él le miraban con aprensión como si pensara que estaba loco y necesitara salir corriendo de allí.
-No es normal estar enamorada de dos personas totalmente opuestas… -le rebatió con firmeza. Ella así lo creía.
-Bueno, considéralo desde este punto de vista, ni tú ni yo somos personas normales, porque yo también estoy enamorado de ti y sin embargo no puedo dejar de amarle a él.
-¿Le ves a menudo? –preguntó intrigada.
-Tanto como te veo a ti…
-Debe ser alguien muy especial para ti –dijo dándose cuenta que no se sentía celosa.
Hanamichi, miró sus manos, eran tan pequeñas que desaparecían dentro de las suyas.
-Lo es, del mismo modo que tú eres lo más maravilloso que me ha sido posible obtener, gracias a ti le conocí…
-A mí? –preguntó perpleja.
-Si…. Fue amor a primera vista, cuando te conocí a ti supe al momento que eras para mi, en cambio con él, me resistí a darme cuenta que le amaba, supongo que inconscientemente me decía que se trataba de un hombre, que ese sentimiento no era posible. Reconocí mis sentimientos cuando se me declaró.
-Se atrevió a decirte… -se turbó ante ese pensamiento.
-No me lo dijo con palabras, me beso.
-No le golpeaste? –conocía su carácter levantisco.
-No me dio tiempo, huyó de mi lado.
-Oh!!! –se llevó las manos a la boca, tratando de ocultar su desconcierto.
-…l me ama y yo os amo a los dos, con ambos me siento completo… -calló unos minutos como dudando en seguir hablando, finalmente se decidió- Del mismo modo que quiero unir mi vida a la tuya, también quiero vivir con él, por eso quisiera… -se detuvo unos segundos para cambiar lo que iba a decir- me gustaría que accedieras a… se que te parecerá irreal mi petición, pero me gustaría que después de nuestra boda él se venga a vivir con nosotros, aceptarías?
-Pero… pero… -sus ojos se desorbitaron ante tal idea. Era demencial, Cómo podía proponerle eso? Por su mente no paso la idea de romper el compromiso. Estarían recién casados, solo deseaba tener su propio hogar y él ahora le pedía compartirlo con otro, un completo desconocido, además estaban sus padres y la madre y la hermana de Hanamichi, que habían comprendido su deseo de estar solos. Su madre se entristeció cuando le dijo que no vivirían con ellos, porque no podía aceptar después que Hanamichi le dijera a su madre que buscaría un apartamento para vivir solos, pero que haría todo lo posible para que nada les faltara. Le amaba, ¿Tendría la fuerza necesaria para pedirle que rompiera con ese hombre?, ¿Qué olvidará ese amor que decía sentir porque le quería para ella sola?
Hanamichi sonrió y Haruko se sintió deslumbrada por el fulgor de su mirada, había tanto amor en ella que pudo ver que esa persona nunca le quitaría el amor que le tenía Hanamichi, solo entonces movió la cabeza asintiendo.
-Se que no te arrepentirás. Gracias. –se inclinó a besarla, en su beso no solo había mucho amor, también agradecimiento, porque Haruko con su consentimiento le había perdonado.
Al quedar sola tras la despedida, Haruko se movió como sonámbula por el piso, hasta que cansada y sin apetito se metió en su dormitorio.
Su mente batallaba con sus alocados pensamientos, por qué había aceptado con tanta facilidad? Qué clase de matrimonio iba a ser aquel? Debo estar loca por acceder a ese disparatado acuerdo. Ella, él y el otro. Decididamente era cosa de locos, aunque pensándolo mejor si ella consentía a su deseo, Hanamichi no podía negarse si le proponía que Rukawa también participara.
Se llevó las manos a la cabeza sacudiéndola, solo estaba pensando locuras, que ideas había metido Hanamichi en su mente. Rukawa nunca se prestaría a compartir su vida con ella, le había dejado bien claro que estaba enamorado de otra persona, por ese motivo ella se había rendido, pero ahora en sus pensamientos estaba implicado otra persona, un hombre, del que Hanamichi no le había dicho nada, ni nombre ni datos que le permitieran saber de quién se trataba. Quién será? Hanamichi dijo que le conoció gracias a mí, pero yo no recuerdo haberle presentado a nadie se debatió consigo misma durante el resto de esa noche, rememorando fiestas y reuniones a las que hubieran acudido juntos, sin que sacara nada en claro. La pareja de Hanamichi seguía siendo un misterio.
Supo que soñar no costaba nada y su mente comenzó a desvariar porque ahora no solo Hanamichi ocupaba los momentos amorosos con los que imaginaba pasar el resto de su vida. ¿Quién sería esa persona? Tenía que ser alguien muy especial para que Hanamichi se sintiera atraído por otro hombre.
Esa noche al acostarse, segundos antes de quedarse dormida una corta frase salió de sus labios entreabiertos por una sonrisa.
-Hanamichi y Rukawa, mis dos amores.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Sentía que se había sacado un gran peso de encima, no podía casarse con Haruko sin decirlo lo que guardaba en su corazón, el amor que sentía por Kaede se había intensificado con los años, y aunque no le había dicho de quien se trataba, ella no le había echado en cara su traición, porque ahora comprendió que era eso.
Desde el primer día, tenía que haberla encarado y expresarle sus sentimientos dándole la oportunidad de seguir con él o dejarle, egoístamente, eligió el camino fácil, callar y presentarle el hecho consumado, a los pocos días de su propia boda, con la certeza que no se iba a echar atrás, arrastrándola a un matrimonio desgraciado si ella comenzaba a odiarlo y seguía adelante por el que dirán si no se celebraba la boda. Estaba preparado para lo peor, sin embargo, la sostenía la esperanza que el amor que Haruko sentía por Kaede no se hubiera extinguido.
El piso que compartían cerca del campus estaba a oscuras, entró en silencio, cuidando para no despertarlo. Tal como suponía Kaede dormía profundamente, le acarició la mejilla con ternura. Con el espíritu tranquilo, Hanamichi se tendió a su lado, estrechándole en sus brazos.
-Kaede y Haruko, mis dos amores. –murmuró para si mismo.
Se durmió sin advertir que una vez más anteponía a Kaede por delante de su futura esposa.
Paz