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Dos amores y un amante por Paz

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Notas del capitulo: Aquí estoy con el segundo capítulo de este fic A partir de ahora intentaré actualizar cada quince días.
 

Dos amores y un amante

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo II: Una accidentada presentación

 

Los matones del equipo de yudo se dirigían a la terraza alardeando entre si acerca de lo que harían con el pardillo de primero.

Su sorpresa fue enorme al traspasar la puerta de la terraza y toparse con un chico que tumbado en mitad de ella se encontraba durmiendo tranquilo hasta que pretendieron sacarlo de allí a las patadas.

-Echarle de aquí, esta molestando...

-Eh tú, -y ante su falta de respuesta recibió una patada que acabo despertándole.

El chico se levantó con presteza mostrándole una altura considerable.

-Es tan alto como ese chico de primero -pensó sorprendido.

-¿Quién me ha pateado? -preguntó imperturbable el muchacho sin sacar las manos de los bolsillos.

-¿Quién eres? -Preguntó a su vez uno de los matones alzando los puños amenazantes y ante la poca prisa que se daba en contestar le apremió- Dínoslo rápido.

-Rukawa Kaede, de primero-diez. -Y a continuación agregó- No disculpo a nadie que me despierte, sea quien sea. -y apenas terminó de hablar, su pierna se alzo con una agilidad increíble y su zapato se incrustó en el vientre del amenazante sujeto que se dobló sobre si mismo cayendo al piso semi inconsciente.

-Seremos nosotros quienes no vayamos a hacerlo. -dijeron rodeándole con la clara intención de acabar con él.

-Vamos a enseñarle quien es el amo en Shohoku -dijo uno a su espalda.

Y los tres, al mismo tiempo, se lanzaron contra él despreocupados de su gimoteante compañero que seguía tirado a los pies del joven Rukawa que imperturbable esperaba su ofensiva.

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Al concluir la clase, Sakuragi y Mito, sin necesidad de palabras se encaminaron en dirección a las escaleras que les conducía a la terraza.

Sus tres compañeros les alcanzaron dispuestos a no ser dejados atrás, protestando por no ser avisados de la inminente pelea, al mismo tiempo que se mostraban ofendidos por la falta de confianza de sus amigos.

Apenas traspasaron la puerta de la terraza, Sakuragi y Mito se detuvieron sorprendidos en el umbral ante la escena que veían sus ojos, un chico moreno, con una estatura considerable se encontraba de pie en el centro de la terraza, a su alrededor aparecían fuera de combate los mismos chicos que durante la clase se habían tomado la molestia de ir a desafiarlo, atreviéndose, debido sin ninguna duda por su fama, a interrumpir a su profesor, tras ellos se  amontonaron Noma, Ookus y Takamiya que se vieron frenados con la brusca parada de los dos chicos.

-¿Qué ha pasado aquí? -preguntó Hanamichi sin poder ocultar la admiración que sentía ante la evidente acción de ese chico.

El chico no respondió, solo le dirigió una mirada con clara indiferencia, Sakuragi se acercó a él dando una vuelta a su alrededor, como queriendo cerciorarse que ese chico pudo ser capaz de vencer él solo a esos matones.

-Quién eres? -preguntó Sakuragi, en su mirada había admiración que se desvaneció cuando se enteró de su nombre.

-Rukawa Kaede, de primero, salón diez -repitió imperturbable sin sentirse molesto por el escrutinio al que es sometido por ese pelirrojo que le mira como si fuera un raro bicho, no dejando de notar que el brillo de sus ojos se oscurece apenas ha escuchado su nombre y sin comprenderse a si mismo, se encuentra haciendo una inesperada pregunta- Cómo te llamas?

-Sakuragi Hanamichi, de primero, salón siete -responde con prontitud y desde ese momento no pudo evitar sentir odio hacia ese chico por ser el objeto del amor que Haruko sentía hacia él, sus manos sin que él pueda evitarlo se cierran en torno a la tela del uniforme sobre su pecho- No lo olvides -le sacudió- porque voy a ser tu peor enemigo.

-Ya lo he olvidado... -dijo imperturbable sacudiéndose de encima esas manos que le sujetaban, vió en su mirada de fuego el claro deseo de pelea.

Él ya había tenido bastante por esa mañana, así que hizo clara intención de marcharse y fue entonces cuando apareció una adolescente chillando y gritándole al pelirrojo, vió dolor en su mirada y como peligrosamente se acercaba a la barandilla de la terraza, los chicos que le acompañaban debieron comprender sus intenciones y le rodearon impidiéndole cometer una locura.

-Apártate de mi camino -dijo desdeñosamente rechazando de un manotazo lo que ofrecía, un inmaculado pañuelo.

Ni quiera llegó a tocar a la chica, pero la reacción del pelirrojo, fue rápida y terminante, se apartó del borde de la terraza, yendo hacia él con los puños levantados, antes que pudiera comprender sus intenciones recibió un par de golpes, al instante estaba respondiendo con igual contundencia, ajenos ambos a lo que sucedía a su alrededor.

Hasta que unas palabras dichas con energía galvanizaron al pelirrojo dejándole inmovilizado y aturdido por las fuertes palabras expresadas tan ligeramente por la adolescente.

-¡¡¡¡¡¡TE ODIO!!!!!!!!!!!!, Sakuragi... ¡¡¡¡¡¡TE ODIO!!!!!!!!!!!! -tras decirlo se marchó corriendo, abandonando definitivamente la terraza.

Las manos del pelirrojo quedaron lasas a lo largo de su costado, su mirada dolorida quedo fija en el lugar por donde había marchado la chica.

-Haruko... -solo pudo murmurar Sakuragi.

Rukawa se retira también de la terraza, ya nada tiene que hacer allí, siente dolorida su cabeza, llevándose la mano a su frente y retirándola con la sangre que siente resbalar por la misma, es el primer chico que consigue lastimarle hasta ese extremo y mientras decide acudir a la enfermería un nombre sale de sus labios.

-Sakuragi...

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Yohei durante uno de los recesos aprovecha para ir a hablar con la chica, explicándole todo lo ocurrido antes que ella llegara, haciéndole saber así que Hanamichi no había peleado con Rukawa hasta que ella intervino provocando de su actitud la reacción de Sakuragi al creer ver que Rukawa la había agredido.

Después de esa conversación otra persona más aparece desolada, Haruko junto a su amiga, mientras esperan en el salón que comience la clase se lamenta por su impulsiva imprudencia al creer capaz de atacar Sakuragi a Rukawa por lo que ella le contó.

El rubor asoma en sus mejillas ante el recuerdo de la conversación que tuvo con Sakuragi, aunque por otra parte, tampoco tiene la seguridad que él haya escuchado cuando le dijo que estaba enamorada de Rukawa, porque estaba sola cuando reaccionó de su actitud embelesada mientras hablaba.

Ahora comprende que se dejo llevar por sus sentimientos hacia Rukawa, provocando que su amigo intentara defenderla y ella estúpidamente en lugar de comprenderle, malinterpretó su reacción.

Durante la siguiente hora estuvo pensativa, se sentía disgustada consigo misma. Buscando el modo de encontrar las palabras adecuadas que pudieran justificar su acción, al final sabe que tiene que disculparse con él sin tapujos, sin buscar justificaciones a su tonta actitud, porque es capaz de comprender que lo que siente por Rukawa no puede tomarse como excusa para explicar su comportamiento.

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Las duras palabras de Haruko han dejado desmoralizado a Sakuragi que deja transcurrir el resto de las horas sin llegar a enterarse de lo que sucede a su alrededor.

Seguía alicaído cuando llegó un nuevo receso, salió del edificio principal caminando como ido, tras él le seguían sus amigos, esperando el momento en que Sakuragi abandonara esa actitud de víctima. No era la primera vez que una chica conseguía llevarle a este estado melancólico de su personalidad.

Caminaba distraído por ese motivo no vió a unos muchachos que cruzaban en patio en dirección contraria hacia donde él estaba y que se lanzaban uno al otro un balón. Inesperadamente, el esférico golpeó con fuerza contra él.

Sakuragi, sangrando por la nariz, se fijo en la pelota que sostenía en las manos y de pronto encontró el motivo que necesitaba para descargar su ira.

Las disculpas de los dos muchachos no eran suficientes para calmarlo y sus improperios alcanzaron el punto de despreciar el basquetball, deporte que tantos disgustos le había acarreado últimamente.

Y entonces apareció un chico grande que interpeló a los dos jóvenes.

-Qué hacéis aquí? Ya deberíais estar practicando.

-Discúlpenos, capitán...  -nuevas inclinaciones esta vez dirigidas al gigante.

Sakuragi encontró en él un rival a su medida y sin importarle que abultara el doble que él, descargó su frustración contra ese chico, que en ese momento se enteraba por boca de los chicos el incidente.

Su propósito de disculparse quedo en nada cuando el balón le fue estampado contra el rostro al tiempo que escuchaba como se burlaba del deporte que tanto amaba.

Al parecer allí todos se dejaban arrastrar por sentimientos violentos, si bien la aparente furia que estaba sintiendo el gigante se decantó en una propuesta de duelo para demostrarle que el basquetball era el mejor deporte.

Sakuragi aceptó el reto, aun consciente que lo ignoraba todo sobre ese deporte, su naturaleza belicosa le impulsaba a no rechazar semejante desafío.

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Rukawa con la frente vendada se encontraba en el salón rellenando el formulario para solicitar el ingreso en el equipo de basquetball de la preparatoria.

Fue en ese instante, cuando unos muchachos pasaron por el pasillo comentando que el capitán del equipo de basquetball había retado a un duelo a un pelirrojo por los insultos que este había proferido contra el deporte y contra quienes lo practicaban.

Sus voces excitadas llegaron hasta él enterándose de lo que pasaba. Terminó de escribir su nombre y guardando la papeleta, se levantó y salió del edificio, no fue preciso preguntar como dirigirse al gimnasio, al parecer, ese duelo había causado gran expectativa y chicos y chicas llevaban el mismo camino mientras comentaban el suceso.

El gimnasio estaba abarrotado, más su altura le permitía ver por encima de sus cabezas.

Al cabo de unos instantes las risas y las burlas se dejaron oír. Era notorio que Sakuragi no tenía ni idea de cómo jugar.

Incredulidad, primero, después admiración. El valor que estaba demostrando era admirable.

Entonces, inesperadamente, ocurrió. Una espectacular jugada, un bloqueo que dejo a todos en suspenso, tal vez pensando que era imposible que ese novato consiguiera detener la jugada de uno de los mejores jugadores de Shohoku.

Después, el pelirrojo volvió a su juego, si podía llamárselo así. Sus errores denotaban que era imposible que consiguiera marcar ese punto que se había fijado de antemano. Veinte a uno.

El humillado gigante, estaba frente al pelirrojo, que sostenía entre sus manos el balón pero se veía frenado hacia su avance, el aro quedaba demasiado lejos de él.

Sostuvo la pelota con fuerza, sabiendo que mientras la tuviera podía alcanzar ese punto que necesitaba marcar. Nunca antes se había dejado vencer, y aquella no iba a ser la primera vez. Y entonces, la dulce voz de Haruko, llenó su mente y recordó sus palabras.

-"Slam Dunk" Esta va por tí -pensó mientras se preparaba a tirar el balón como si fuera a lanzarlo contra una imaginaría portería.

Las risas enmudecieron cuando el pelirrojo corrió hacia el balón, seguido de cerca por el gigante, el balón golpeó con fuerza contra el panel de madera y rebotó. Para entonces ya todos sabían lo que pretendía.

Saltaba para recoger el rebote, sin embargo antes de alcanzar el balón unas manos se adelantaron arrebatándoselo.

-¡¡Maldición se ha dado cuenta!! -farfulló Hanamichi mentalmente.

No estaba dispuesto a perder, por detrás de su contrincante impulsó más alto su cuerpo que se elevaba llevado por el titánico esfuerzo que estaba realizando, su manos se movieron por detrás de su rival que pretendía arrebatarle ese instante de gloria, durante unos segundos se aferró al balón, enseguida con decisión lo llevó hacia el aro, al tiempo que sus manos se aferraban al mismo durante unos segundos su mirada siguió su trayectoria, le vió entrar y solo entonces permitió que su cuerpo suspendido en el aire se deslizara hacia el suelo. Su rival aún permanecía caído, más en ese instante solo pensaba en su hazaña con los brazos en alto

La espectacular clavada le había dado la victoria. El silencio que imperaba fue roto por una voz femenina llena de admiración.

-¡¡Sakuragi!!.

Con expresión bobalicona el pelirrojo se volvió a mirarla.

-Lo he conseguido -grito corriendo feliz a su lado, tomando sus manos entre las suyas y sacudiéndolas arrebatado por el entusiasmo que le dominaba.

-Ha sido maravilloso, Sakuragi. -dijo

-Solo hice lo que me dijiste. -dijo con expresión modesta, olvidando inmediatamente las duras palabras de la jovencita. Que estuviera a su lado le compensaba por todo.

Rukawa que había seguido con interés el desarrollo de ese reto abandonó pensativo el gimnasio no sin antes dirigir una mirada curiosa hacia el chico pelirrojo.

Continúa en el próximo capítulo: Un posible rival

Paz


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