Todo señalaba que ése sería un día normal como los muchos otros que habían pasado el rubio y sus amigos, más sin embargo ninguno imaginaba lo que sucedería...
Ese sería solo en inicio del dolor y sufrimiento del rubio.
[[El inicio de su tormento...]]
-¡Bueno vamos a clases tebayo! –gritó entusiasmado jalando a su pelirrojo amigo dentro del salón.
-Parece que hoy estas de muy buen humor Naruto –dijo con una sonrisa en el rostro el aguamarina y es que realmente estaba feliz, le alegraba el saber que su amado rubio era feliz alado de la persona que amaba, su amor por el era tan grande que no importaba si el ojiazul era feliz junto a él o con otra persona, mientras tuviera esa sonrisa en el rostro nada de eso importaba.
-jeje si… es que hoy cumplo un mes de salir con Sai tebayo.
-Oh, es cierto. Justo hace un mes que te pidió que fueras su novio ¿no? –preguntó tratando de ocultar la tristeza en su tono de voz.
-Si y pues quiero que hoy sea un día especial, no se que regalarle… ¿tú que le darías, eh Gaara?
-¿eh?
-Si… a la persona a quien amas.
-Pues… no lo sé. Por como es esa persona creo que no sabría que darle, es todo menos predecible. Creo que le diría lo mucho que la amo y la llevaría a algún lugar especial para mí…
-Ahhh… je, parece que quieres mucho a esa persona, ne Gaa-chan –dijo con una enorme sonrisa
-No tienes idea… -dijo mirando fijamente al rubio frente a él.
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Las clases transcurrieron normalmente hasta la hora de la salida.
Lo había decidido; el qué le regalaría a Sai por su mes de noviazgo. Le prepararía una gran cena con sus platillos y postres favoritos y luego saldrían a pasear a un lugar que para el era muy importante.
Estaba decidido, nada podría salir mal.
-Bueno chicos me voy ‘tebayo. Matta ashita! –se despidió alegremente el rubio de sus dos mejores amigos
-Nos vemos mañana- le gritaron sus amigos desde el portón de la escuela
-¡hai!
Sin más se fue corriendo rumbo al supermercado que le quedaba de camino a su casa, decidido a comprar todo lo necesario para preparar un Entrecôte parrilla con salsa bearnesa y un rico pastel de chocolate.
Feliz compró todos los ingredientes para preparar la carne y el pastel pensando en la cara de felicidad que pondría su ahora pareja como también en el fantástico rato que pasarían juntos. Sin más se apuró para tener todo listo para las ocho, la hora en la que llegaría Sai de su trabajo como recepcionista de un restaurante.
Ya con la mesa puesta y la comida lista se dispuso a darse un relajante baño para después arreglarse; se pondría ese conjunto blanco con azul que tanto le gustaba a Sai y se pondría un poco de colonia. Ya había arreglado lo de la salida al lago que estaba a una media hora de la ciudad.
“…ste día será perfecto”
Y así a las ocho -bañado y vestido- se sentó en el comedor a esperar a su novio, no sería mucho ya que el ojinegro era alguien sumamente puntual. Prendió las velas que servirían para darle el toque romántico y esperó…
… Y pasaron las horas… las nueve, las diez, las doce… Pero Sai nunca llegó.
Después de esperarlo por más de 5 horas el rubio no pudo más y se quedó dormido sobre la mesa con la carita aún mojada por haber llorado.
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En eso un ruido alerto al ojiazul.
Debido a que se había quedado dormido y no había apagado las velas éstas se habían derretido y habían terminado por apagarse dejando todo completamente en penumbras.
El rubio se paró de un jalón de su asiento al escuchar como alguien trataba de forzar la cerradura, sin poder evitarlo le entró el pánico ya que no estaba Sai, el estaba completamente solo, ¿qué haría?
En eso al borde del colapso escuchó la voz del sujeto ‘misterioso’.
-jajajaja ¡a que estuvo buena la fiesta eh! –dijo un chico pelirrojo
-¡Ni que lo digas Sasori! –le contesto el moreno
-¡Además las viejas estaban rebuenas! –grito un castaño que traía un enorme perro blanco consigo, éste tenia unas marcas rojas triangulares en el rostro y unos afilados colmillos similares a los de su can.
-¡Si, en especial la rubia de coleta! –dijo un rubio pelilargo
-¡Tenia unas tetas enormes! –lo corroboró el castaño
-¿Sa-Sai? –preguntó con duda el rubio, no podía ser, ése no era su sai.
-Moooo, pero mira que tenemos aquí Sasori –dijo el rubio del grupo dirigiéndose al pelirrojo.
-ooh, pero que preciosura.
-Nee, pero bien guardadito que te lo tenias eh Sai- dijo el castaño
-S-Sai ¿qu-qué sucede?– preguntó el rubio con voz temblorosa, se estaba empezando a asustar, la conducta de su novio era extraña y además los sujetos con los que venia lo veían de una forma que realmente le desagradaba, como si quisieran comérselo. No le gustaba todo eso.
-Y se ve mas bonito desnudo- dijo el ojinegro con un tono lleno de maldad, uno que Naruto jamás le había escuchado.
Los cuatro hombres comenzaron a acercarse al rubio, éste comenzó a retroceder, no entendía lo que sucedía, pero de lo que si estaba seguro es que no le gustaría como terminaría eso si no se largaba en ese mismo instante. Trato de correr pero uno de los hombres el tal Sasori lo sujeto del brazo y con un brusco movimiento lo estampó contra la pared inmovilizándolo en el acto.
-¡No, suéltame!– gritó al tiempo que comenzaba a forcejear tratando de liberarse del agarre del pelirrojo –¡¡Yamete!!
El pelirrojo comenzó a reírse de una manera que hizo que el ojiazul sudara frío, asustado comenzó a gritar y a rasguñar al pelirrojo en un acto desesperado por liberarse
-¡Sai ayúdame, sai!- le gritó al pelinegro comenzando a llorar, ¿Por qué su novio no hacia nada para ayudarle?
En eso solo fue consiente del ardor en su mejilla, no lo había visto venir. Su novio, Sai lo había golpeado, lo había abofeteado.
Con los ojos muy abiertos y aún sin terminar de creérselo volteó a ver al ojinegro que estaba frente a él, éste lo veía de una manera extraña, con un sentimiento que en ése momento no supo descifrar.
El moreno hizo una seña a sus amigos para que se acercaran para después el mismo comenzar a besar a su novio de una manera ruda, causando así que su labio comenzase a sangrar. En ése beso pudo percibir el fuerte sabor a alcohol que tenía la boca de su novio. Estaba muy borracho.
El rubio se removía y lloraba entre los brazos de su novio, ya sabía lo que vendría por lo que se encontraba muy aterrado, no quería creer que su novio fuese capaz de hacerle eso. No Sai.
En eso sintió como era aventado sobre una pequeña mesa de cristal ocasionando que ésta se rompiese y los pequeños cristales se incrustasen en todo su cuerpo. Momentos después los cuatro hombres lo sujetaron contra el suelo y comenzaron a desgarrar sus ropas quedando él completamente desnudo.
Aunque gritaba y lloraba ninguno de los sujetos lo escuchaba. El pelirrojo cansado de escuchar los gritos del rubio sujeto con ambas manos su cuello y comenzó a hacer presión ocasionando que éste se quedara sin aire.
-Si no te callas juro que te asfixiaré- lo amenazó. El tono que ocupó no dejo lugar a dudas.
-Por-por favor déjenme- pidió Naruto con la voz entrecortada
-Lo siento pero eso no será posible
-Onegai- rogó
Pasando por alto las suplicas del menor el pelirrojo le ordenó a su rubio compañero que abriese las piernas del ojiazul facilitándole así la entrada al moreno que en ésos momentos se encontraba besando el pecho del rubio. El moreno se desabrocho el pantalón y bajó la cremallera dejando ver así la potente erección que tenía en ésos momentos.
-Descuida no te va a doler, solo relájate- le dijo al odio Sasori, los otros dos jóvenes solo atinaron a reír ante el comentario.
-¡¡No, por favor no!!- gritó cuando sintió rozar el miembro de su novio contra su virgen entrada. Comenzó a moverse con desesperación ocasionando que el rubio y el castaño se molestaran.
-¡¡Basta!!- gritó el castaño encolerizado propiciándole así un fuerte golpe el la boca del estomago el cual lo dejo sin aire.
-Deja de moverte y no te dolerá… tanto- le dijo su novio con una sonrisa de lo más falsa.
-¡¡No sai!! ¡¡NO!! ¡YAMETE! –gritó, mas en eso sintió como algo se rompía dentro de él, no supo como describirlo. Sólo fue consiente del inmenso dolor que sintió, como si algo lo partiera en dos.
-¡¡¡AHHHHH!!!- gritó al tiempo que las lágrimas comenzaban a salir involuntariamente de sus ojos, dios como dolía.
-¡¡No por favor sai!! ¡¡Sal por favor, sal!!- le rogaba al tiempo que se movía lastimándose aún mas y sin saberlo dándole mas placer a su violador.
Importándole poco lo que su pareja decía el moreno comenzó a moverse brutalmente dentro de éste lastimándolo cada vez mas en el acto, salía y entraba a una velocidad brutal, como un animal en celo y el rubio sin poder hacer nada solo gritaba y llorada de dolor.
¿Qué había hecho? ¿Qué había hecho para merecer eso?
Cansado de ésa posición el moreno salió de su interior dejando ver su miembro lleno de sangre, sangre del pequeño rubio frente a él.
-Oh vaya, parece que tu te lo estrenaste –dijo el castaño cruelmente
-Después me toca a mi eh –dijo el pelirrojo
Sin decir nada y viendo que el rubio había dejado de poner resistencia lo volteó haciendo que quedara en cuatro y volvió a introducirse en el salvajemente haciéndolo gritar y chillar de dolor. Un par de embestidas más e inevitablemente término viniéndose dentro de él.
El rubio por su parte, al sentir el espeso líquido dentro de él sintió un gran ardor en su entrada.
Sabiendo lo que vendría se dejo hacer por los otros tres sujetos como quisieran, cada una de las veces fue mas dolorosa que la anterior, pero lo que realmente le dolía era su orgullo… y su corazón.
Cansados y habiendo satisfecho sus necesidades los cuatro sujetos se retiraron del interior de la casa, dejando al rubio botado y lleno de sangre y semen en el piso de su casa alrededor de los vidrios de la mesa y todo el desorden de lo que quedó de su cena.
EL rubio por su parte no pensaba en nada, hace mucho que el dolor se había ido, tan solo la misma frase se repetía una y otra vez dentro de su cabeza.
¿Qué fue lo que hice?
[[Continuará…]]