Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Moonlight por Woolita

[Reviews - 70]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡ItaSasu! Gracias a Masashi por crear a estos personajes -pero no por matar a uno, hum-

También MadaIzu

Notas del capitulo: Hola!! cof cof, como siempre, la enfermedad me trae nuevas ideas para ItaSasu je je. Espero que les guste mi nuevo proyecto y disfruten al leerlo. Creo que no tengo ninguna aclaración sobre el fic, ya que todo queda muy en claro a medida que transcurre la lectura. Sólo he de añadir que al principio tenía planeado hacer una historia dramática; pero terminó girando hasta volverse bastante cómica y se irá transformando en algo mucho más gracioso a medida que avancen los capítulos. Creo que este ha de ser el Sasuke más desesperado que plantearé ju ju. Bueno, también aclaro que la web me sigue escribiendo sin cursivas y poniendo a mi pobre texto en formatos extraños, así que intenten pasar por alto cualquiera de estos fallos.
Luna 1: Madrugada de reencuentro

Cada noche... con cada luna... me dedico a salir afuera de los suburbios en donde vivo para poder respirar. El dolor de innumerables recuerdos no me deja inhalar el nuevo aire y me mantiene atado a ti con cadenas de espinas que se van enterrando más y más en mi carne, a medida que intento alejar mi existencia de la tuya. Mi oscuridad desgarradora no puede ser iluminada ni siquiera por los astros y mi ser completo se pierde en aquel pasado que dejó morir mi futuro.
Quizá, tal vez, si tu traición no apuñalara mi alma, mi corazón podría volver a latir y sentir los sentimientos que alguna vez conocí, poseído tras las ilusiones de esa mente perversa tuya que reprodujo las sonrisas más venenosas, disfrazadas de dulzura, y los gestos más malévolos, pintados de ternura.
No puedo evitar torturar mi cerebro con tu imagen, ya que tu existencia era un resumen de la mía. Te necesitaba, te anhelaba, te ansiaba, como a una droga, hasta que me consumiste por completo y te fuiste, dejándome vacío.
Soy una ráfaga de pena divagando por el mundo sombrío que no logra darme la luz que tú me dabas. Soy un mar de nostalgias que se ahoga en sus olas sin rumbo. Soy el punto final de un párrafo en blanco que abandonaron tus manos magnas. Soy... tuyo, hasta que la sangre que compartimos corra, liberando nuestros lazos.
No puedo alejarme de ti por más kilómetros de distancia que haya entre nuestros cuerpos, ni puedo sacarte de mis venas por más heridas que me haga. Permanezco siempre ante la luna, el único testigo fiel de tantas anécdotas que se grabaron en mi piel y en mi alma, y de esa despedida infinita que se llevó incontables frases y escenas soñadas... sueños que perdurarán en la nada, enterrando mis esperanzas.
Te amo... es lo que fue y será, en lo más profundo de mis entrañas.
Te odio... es lo que está y permanecerá, cubriendo este deseo que me mata.

Así me hallaba, hundido en la melancolía, sentado solo en la entrada de mi casa a plena madrugada, sin poder dormir como de costumbre. Para peores, el clima era muy cálido, por lo que a penas podía soportar el pantalón de pijama que llevaba. Entonces me quedé mirando la luna, sintiendo el peso insoportable de la vida sobre mis hombros, torturarme como a ningún otro chico de trece años lo haría.
De repente, mi existencia dio un giro drástico y ocurrió algo que ni en mis sueños más remotos hubiera imaginado: mi onii-san reapareció. De la nada, y luego de haberse ausentado durante tantos años, volvió de improvisto; casi arrastrándose y mal herido, con una rosa azul en su mano. Se acercó lentamente a mí con una sonrisa totalmente alegre y fresca, y se cayó desplomado a mis pies, mientras susurraba un casi inaudible “otooto”... Mis ojos se desorbitaron y mi respiración se cortó por unos instantes. No lograba asimilar lo que mi vista me enseñaba. Tras cierto lapso, mi cerebro volvió a funcionar y mi corazón se disparó a un ritmo inhumano ¿Cómo podía estar pasando? ¿Acaso este hombre no tenía conciencia suficiente como para asesinar a mi familia, abandonarme y luego regresar como si nada hubiera ocurrido?
Sin importarme nada, dejé de lado mis indignaciones y mi lógica, y lo alcé con dificultad, porque era mucho más alto y robusto que yo, para meterlo en mi casa. Una vez hecho esto, me reprendí por la estupidez que había cometido ¿Pero en qué estaba pensando al meter a mi peor enemigo en mi cuarto y en mi cama? No, yo era un ser no pensante. Mis instintos más primarios estaban jugando en contra de mi razón, haciéndome olvidar mi deber, y esa no era una opción válida para un vengador como yo.
Mi colapso mental a estas alturas era extremo. Por un lado, sabía que lógicamente debía atacar a muerte a ese ser despreciable y maligno; pero por otra parte, mi cuerpo no me lo permitía, y mis ojos se quedaron observándolo bobamente... Había pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos... y ahora los años le habían sentado magníficamente, transformándolo en todo un hombre alto, masculino, apuesto y sexy............. Espera ¿¡He dicho “SEXY”!? ¿¡Pero qué mierda tengo en las pelotas y el cerebro para pensar algo así justamente de …L!? No, no, no y no. Me repetí mentalmente, mientras movía mi cabeza en forma de negación, intentando no mirarlo; cosa que fue inútil porque al segundo cabeceo mi vista ya se había prendido de sus labios húmedos y tentadores... Y sí ¿Para qué negar algo tan evidente como que me moría de ganas de tener diez millones de contactos físicos diferentes con ese cuerpo? Mis hormonas se licuaban, prácticamente, al tenerlo demasiado cerca. Pero después de todo, Itachi estaba plácidamente inconciente y quizá esa fuera la única oportunidad que tendría de permitirme, al menos, el más leve roce que hubiera anhelado en mis sueños más locos y enfermos ¿Y ya era hora de que Uchiha Sasuke tuviera un momento de felicidad, no? Total, mientras su enemigo no se enterara, su orgullo no se vería afectado. Así que me incliné sobre su rostro, dispuesto a besarlo sin más preámbulos, cuando me encontré de lleno con sus ojos a medio abrir. Ante tal escena, me enderecé con una velocidad sobrehumana y retrocedí unos pasos de él. Por suerte, seguramente no me habría visto porque estaba medio dormido y le costó reincorporarse.

-Otooto...mmm... Feliz cumpleaños... Lamento llegar tan tarde; pero es que me costó conseguir tu obsequio. Quise traerte una rosa azul, ya que se dice que simbolizan lo imposible como algo realizable, para que no pierdas nunca la fe en que cumplirás todos tus sueños- me dijo con una sonrisa, extendiéndome la flor -¿Y mamá y papá? ¿Dónde están?- preguntó extrañado.

Yo quedé en un shock caótico ¿Cómo te atrevías a preguntar eso? ¿Qué clase de juego macabro estabas montando esta vez?

-¿¡A qué diablos juegas ahora!? ¡¿Quieres burlarte de mí, por eso has venido?!- le grité como loco.

-Sasuke... ¿Estás bien?... Yo sólo me he ausentado por unas horas para buscar tu regalo; no es para que te pongas así- se disculpó con preocupación.

-¿Unas horas?... ¿Acaso has perdido la cordura?- le inquirí confuso y sin entender nada.

Itachi se detuvo a meditar un poco en mis palabras y el entorno, observándome detalladamente.

-Sasuke-kun... tú... estás diferente... No pareces un niño de ocho años- acotó confuso.

-¡Claro que no, tengo trece años ya!- respondí hostilizado y avergonzado por la rareza de la conversación.

Mi onii-san puso cara de espanto y corrió a mirarse en un espejo.

-No puede ser... Sasuke... El tiempo pasó sin que me diera cuenta... yo no recuerdo nada de estos últimos años... No entiendo nada- murmuró traumado.

-¿Eh? ¿C-cómo que no recuerdas nada? Entonces... ¿tendrás... amnesia?- pregunté asombrado.

-N-no lo sé- me dijiste con un rostro muy triste.

-¡Esto debe ser otro de tus malditos trucos, no creeré en ti!- le grité desconfiado y furioso.

-¡No! Otooto, créeme que no te miento, no me abandones, onegai- me pidió, acercándose unos pasos a mí con una cara suplicante y asustada.

-¿Que no te abandone?...- susurré en un tono casi inaudible.

Durante tantos años había añorado que fuera él quien no me abandonara, que estuviéramos juntos para siempre y alcanzáramos una felicidad absoluta... ¿Por qué justo mencionabas esa palabra que me hacía vulnerable?... ¿Por qué tenía que estar pasando algo como esto?
Decidí que para creer cualquier cosa, primero escucharía la opinión de un especialista; por lo que lo llevé ante Tsunade-sama y varios médicos. Ellos lo estuvieron examinando un tiempo prolongado y luego me citaron aparte para explicarme su conclusión.

-Efectivamente, Itachi tiene amnesia. Su memoria deberá volver sola. Por el momento, lo dejaremos impune para que se vaya recuperando, ya que no tiene sentido culpar a alguien que no sabe lo que ha hecho con su vida anteriormente. Deberás custodiar su progreso y es importante que no lo fuerces a recordar; intenta seguir su juego y él sólo irá encajando las piezas en el rompecabezas, lentamente. En cuanto se le regresen los recuerdos de sus delitos, le haremos pagar por sus crímenes- Me indicó Tsunade-sama, apoyando sus manos en mis hombros para reconfortarme –Sé que tú tampoco te sentirías satisfecho de vengarte de una persona que no tiene idea de todo el daño que te ha hecho- me confirmó.

-... Está bien- asentí con resignación, ya que era muy cierto aquello. Por más impotencia que sintiera, yo quería que Itachi estuviera completamente lúcido y tuviese esos mismos ojos malditos y fríos de antes para poder darme el lujo de humillarlo y pisotearlo por todo el daño que me había ocasionado. En cambio este aniki... sólo despertaba viejos sentimientos en mí... ya que era el mismo de hacía cinco años, al cual yo apreciaba más que a mi propia vida.

Volví al lado de mi hermano, quien me esperaba con ansias.

-¿Y? ¿Qué te han dicho los médicos?- me inquiriste con incertidumbre.

-Sí tienes amnesia. Habrá que esperar a que recuperes tu memoria con naturalidad. Yo no puedo ayudarte ni decirte nada al respecto- le respondí sin mirarlo al rostro, ya que aún me sentía muy impotente y frustrado.

-¿Lo ves, otooto? Yo jamás te engañaría- me dijo con una sonrisa, extendiendo sus brazos para abrazarme.

-¡¡CÁLLATE!! ¡No hables si no tienes idea!- le grité en un ataque de cólera, empujándolo, y salí corriendo.

Me hacía enfurecer terriblemente el hecho de que me estuviera acechando tanta mala suerte. El destino era demasiado cruel conmigo. ¿Por qué tenía que vivir junto al hombre que había arruinado mi existencia y que me había esforzado tanto en odiar? ¿Por qué justo ahora que había logrado acumular suficiente rabia como para querer vengarme, aparecía el viejo onii-san al que tanto adoraba? Me molestaba el estúpido destino que me tocaba, la maldita amnesia que tenía, mi idiota debilidad ante su amabilidad, su enfermo rostro tan dulce y comprensivo como ninguno... ¡Todo!... Estaba tan cabreado que me molestaba hasta el oxígeno.
Llegué a mi hogar y me encerré en mi recámara con el único fin de dejarme caer sobre el colchón, devastado y cansado. Al poco rato, mi hermano se apoyó contra la puerta desde el otro lado y me habló.

-Sasuke-kun... ¿Yo te hice algo malo en el pasado?- me preguntó con inseguridad por temor a la respuesta, seguramente.

-¿Para qué preguntas si sabes que no te puedo decir nada al respecto?- le respondí con hostilidad, enterrando mi cabeza en la almohada.

-Perdóname... Pero si te hace sentir mejor, puedes contármelo de todas formas, no te preocupes por mí- añadió en un tono triste de voz.

-No vengas a hacerte el inofensivo luego de todo el dolor que me has causado- le repliqué hastiado de su bondad; esa que tanto hacía latir mi corazón.

-Gomen... Sasuke-kun... Lamento no poder recordar si te hice algún daño o no; pero es que... se me hace difícil imaginar que te haya hecho algún mal porque yo te amo más que a nada en el mundo- me confesó.

-Tú... ¿Me amas?- le interrogué, apuñalado por sus palabras. Cuya frase había deseado oír durante toda mi vida, enunciada desde su boca. Mi aniki abrió la puerta y se metió en mi cuarto.

-Te amo muchísimo, otooto. Eres mi pequeño hermano y te protegería de cualquier cosa, aún con mi vida- me dijo con ternura, mientras se sentaba a mi lado y acariciaba mi cabeza.

-¡Yo no necesito tu infantil amor! ¡Déjame en paz!- le grité con las lágrimas cayéndome por el rostro al constatar que él sólo podía verme como un familiar, y salí corriendo a prisa, encerrándome en el cuarto de baño. Me apoyé en el fregadero con la respiración muy agitada y un rostro turbado.

-Maldito seas, Itachi... ¿Por qué tenías que volver a reavivar estos sentimientos en mí?... ¿Cómo voy a hacer para controlarlos?- me lamenté, mientras miraba con frustración la erección que se había alojado entre mis piernas por su culpa
Notas finales: Estaré ansiosa por sus reviews para saber qué les pareció. Les agradezco a todos los que siempre siguen mis fics, a los nuevos lectores que me apoyan con sus comentarios y a todos aquellos que aman el ItaSasu tanto como yo. Arigatou por su cariño y apoyo que es esencial para mí. Los amo!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).