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MUNDO DE LA LUZ,MUNDO DE LA OSCURIDAD. por ruka nekra

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Notas del fanfic:

Este es mi primer fanfic, espero que os guste, pero si eso no sucede, también espero que me digáis lo que no para poder cambiarlo, eliminarlo o mejorarlo.

Por supuesto, estos personajes no son míos, sino de una de las mejores escritoras que he leído, J.K. Rowling. todo el mérito de la creación de dichos personajes es para ella. No escribo para conseguir dinero, sino para entretenerme e intentar hacer lo mismo con vosotros. Por afición.

Muchas gracias ^^ Besos.

Notas del capitulo:

 

El primer capítulo puede ser un poco extraño, por eso subiré los dos primeros juntos. No os quedéis sólo en el primero, continuad con el siguiente para tener un mejor punto de vista sobre el fanfic. 

 

Y, por favor, comentad según lo que os parezca.

 

Perdón, se me había liado este y el orden estaba mal, ahora ya está bien. de nuevo, perdón.

 

besos

 

 

 

Capítulo 1.  “El comienzo de la oscuridad”.

 

 

 

¿Os  imagináis un mundo en el que lo que tendría que ser negro es blanco y viceversa? Donde en vez de existir un frío y calculador Príncipe de las serpientes existe un amable y tímido rubio de ojos plata. Y un valiente y cariñoso niño-que-vivió se ha convertido en un manipulador y rastrero moreno de ojos esmeraldas.

 

Esta historia empieza con el primer día de clase del sexto año en el castillo de Hogwarts, donde todos los alumnos estaban tomando un delicioso desayuno en el Gran comedor. El trío dorado había terminado con lo suyo y se disponía a ir hacia su primera clase de la mañana: encantamientos. Al llegar al lugar se sentaron donde siempre. Habían llegado pronto, pero eso no importaba ya que podrían hablar tranquilamente sobre sus planes para encontrar los Horocruxes y cómo acabar con el Lord. Pero esa conversación no duró mucho ya que el cuarteto plateado entró en escena. Draco Malfoy, con su típica sonrisa cínica estaba apoyado en el marco de la puerta mirándolos con superioridad. Sus tres amigos: Blaise Zabinni, Theodore Nott y Pansy Parkinson habían avanzado hacia ellos y se habían puesto delante de Draco pero sin taparlo para que así pudiesen contemplarlo mientras les insultaba.

 

-           Vaya, vaya. – empezó el rubio. – ¿Qué hacéis aquí? ¿Estáis tramando algo contra el mundo? – rió con sorna.

 

-           Eso a ti no te importa – dijo un pelirrojo cabreado. – Lárgate Malfoy.

 

-           No hablaba contigo, Weasley – dijo arrastrando la última palabra. – Y no, no me voy a largar, como tú has dicho. Primero porque no acepto órdenes de un pobretón como tú, o mejor dicho de nadie. Y segundo, yo también tengo clase aquí, así que tendrás que observar mi hermosa presencia durante un tiempo. Siéntete honrado. – Ron bufó.

 

-           Sobre lo de recibir órdenes, estás muy equivocado si crees que nos vamos a creer que no las aceptas de nadie. – empezó Hermione – Eres un Mort… - pero no terminó la palabra ya que una joven Gryffindor, de la misma edad que ellos, de cabello color canela y ojos azul metalizado, apareció detrás de Draco empujándolo y haciéndolo entrar.

 

-           No deberías decir cosas que no sabes a ciencia cierta, Mione. – dijo la muchacha ignorando la mirada de reproche de la serpiente. -  será mejor que nos sentemos ya y que esperemos a que entre la profesora. – se giró hacia las cuatro serpientes – eso también va para vosotros. Ya os estáis sentando. – fue una orden más que una petición.

 

Para la sorpresa del trío dorado, ellos al principio se mostraron reticentes, pero después vieron como se sentaban en silencio y así se quedaron todos hasta que empezó la clase. Harry se sentaba junto a Ron y Hermione con la chica Gryffindor. La clase transcurrió sin ningún problema. Les acababan de enseñar un hechizo nuevo y a muchos no les había salido bien, pero otros como las cuatro serpientes, el trío dorado y la joven amiga de estos últimos lo manejaban a la perfección. Al salir de la clase para dirigirse a pociones los Gry empezaron a hablar sobre lo que antes había ocurrido.

 

-           Rachel, ¿Cómo has logrado que se callaran esos hurones? – empezó preguntando el pelirrojo.

 

-           Sólo les he dicho que se sentaran. – los tres la miraron, se giró y vieron como sus ojos estaban rasgados igual que los de un gato, mirando amenazantes. Comenzaron a reírse.

 

-           Ahora entiendo por qué. A ver quién es el listo que no le tiene miedo a esa mirada. – y siguieron riendo.

 

La chica era muy misteriosa desde que la conocieron en primer año. Siempre estaba sola o con Neville Longbotton. Los dos se habían conocido en el tren que los llevaba allí y se trataban como hermanos o, más concretamente, ella cuidaba de él como si fuese la mayor aún teniendo la misma edad. A él no parecía desagradarle y también cuidaba de ella. Cuando era más pequeña perdió a su padre y a su hermana a manos de unos mortífagos porque el hombre había descubierto que Sirius era inocente y quienes eran algunos de los infiltrados en el ministerio. La noche antes de ir a declarar fueron a su casa y los mataron delante de Rachel, a la cual torturaron y marcaron para ir a por ella cuando fuese mayor de edad. En la espalda tenía varios arañazos por la parte de la cintura y un “18” en el costado derecho. Tuvo que aprender a sobrevivir sola ya que no tenía a nadie. Rachel era muy buena con todos ellos, se llevaba bien con la mayoría, aunque no fuesen de su casa muchos la querían y admiraban. Era de las que sacaban las notas más altas, pero nadie nunca la veía estudiar. Les había ayudado en todas sus luchas contra Voldemort, y era una fantástica investigadora y rastreadora, además de una luchadora increíble, y de las mejores brujas del mundo. Siempre que necesitaban encontrar a alguien ella lo conseguía casi sin el menor esfuerzo.

 

Rachel tenía mucho poder, podía hacer cualquier hechizo sin que le costase, también podía hacer magia sin varita y sus hechizos, hechos de esa manera,  eran igual de potentes que si los hiciese un adulto con una. Cuando ella tenía la suya tenía aún más poder, lo que le sirvió para rescatar a Sirius Black de morir a manos de Bellatrix Lestrange y caer en el arpa. Remus Lupin, Sirius Black y James Potter habían sido amigos de su padre, aunque era más mayor, por lo que el licántropo había decidido en su tercer año que la cuidaría como si fuese su hija y así lo hizo desde entonces. Cuando llegó era muy poderosa, más que algunos de último curso, por lo que Dumbledore, en tercero, le había pedido que los ayudara y ella había aceptado encantada ya que los quería mucho. Había logrado detener a Remus para que no matase a nadie en su forma lobuna, en su tercer año. Había ayudado a capturar a Barty Crouch Jr., en cuarto, y su proeza más grande había sido conseguir salvar a Sirius. Ahora en ese sexto curso les esperaba algo mucho peor y ella estaba allí para ayudarlos, o por lo menos lo intentaría.

 

                      A todo esto había que sumarle que ella era una persona muy enigmática y misteriosa. Muchas veces no aparecía en el mapa del merodeador, y no les contestaba donde había estado. Decía que era un secreto. Otras veces parecía quedarse en trance y cuando volvía salía corriendo de donde estuviese y no volvía hasta un tiempo después que podían ser varias horas. Una de sus peculiaridades era que se podía transformar en un animal. Más concretamente en una gatita pequeña de color canela y ojos azul metalizado. Era animaga, pero ni ella sabía cómo podía hacerlo, sólo recordaba que lo había conseguido cuando tenía 5 años y desde entonces podía cambiar a voluntad. Cuando se enfadaba, que eran pocas veces ya que era una persona alegre, sus ojos se rasgaban como cuando se transformaba, y eso le daba un aire amenazante. También le sucedía esto cuando quería, cuando notaba la presencia de algo maligno, o cuando luchaba en una verdadera batalla a muerte. A ellos les encantaba cuando era una gatita, porque siempre se subía en uno de sus hombros apoyada con la pancita y se dejaba caer mientras ronroneaba. El poder hacer eso les había ayudado incontables veces. Lo mejor de esa forma y lo que más misterio tenía, es que podía hacer magia y hablar. La explicación que les había dado para lo de saber hacer magia potente solo con las manos era que su padre, cuando aún vivía y ella era pequeña, le había enseñado, ya que al no tener edad suficiente no podía tener varita. Esto último según el trío dorado, sólo lo sabían ellos tres, Neville y Dumbledore, aunque habían cuatro personas más que ellos desconocían. Muchos aspectos de la vida de Rachel eran un enigma, pero se habían acostumbrado y además eso hacía que quisiesen estar más junto a ella ya que les parecía, entre otras cosas, una persona fascinante.

 

                      Cuando llegaron a las mazmorras ya estaban todos los de su casa y las serpientes enfrente de la puerta esperando al nuevo profesor de pociones, Horace Slughorn.

 

-           Entrad – se escuchó al profesor. La puerta se abrió y todos los alumnos comenzaron a entrar y a sentarse. – Hoy, al ser la primera clase del año junto a mí, vamos a elaborar una poción muy peligrosa y potente, pero que si se hace bien y con cuidado será la más magnífica de todas. Se trata de una poción que puede hacer que vueles en el momento en el que la tomas y durante una hora como mucho. No te da alas ni nada, sólo permite que te eleves y que surques el cielo. Ahora ya, se puede descender cuando se quiera y volver a alzarse, mientras que no pase el límite de tiempo. Pero cuidado – dijo con tono de advertencia – un ingrediente puesto en orden incorrecto, un exceso o una ausencia de algún material podría ser letal. – hizo una pausa en la que se fue directo a su escritorio para observar a los alumnos – Poneos en parejas, coged un caldero y los ingredientes necesarios y ya podéis empezar. Al terminar quiero que dejéis una muestra en mi escritorio.

 

Dicho esto, todos se pusieron en parejas. Harry con Ron, Hermione y Rachel, Neville con Seamus, Draco con Theo, Blaise con Pansy… y así sucesivamente. Cuando ya llevaban la mitad de la clase, Mione y su compañera habían terminado, llevaron una muestra al profesor, el cual se quedó impactado por la rapidez y perfección de la poción y les dijo que ayudasen a quien lo necesitaba además de concederle 50 puntos más a Gryffindor por su brillante trabajo. Mione fue a ayudar a los demás componentes del trío dorado y Rachel fue a ver como estaba su “hermano” Nev. Cuando llegó frente a su caldero se alarmó. Eso no tenía nada que ver con lo que tenían que hacer. Seamus fue al lado contrario de la habitación para conseguir algo. Draco y sus amigos se acercaron a la mesa del profesor, dejaron las muestras y fueron a reírse del invento de Neville. Harry y Ron se acercaron también y allí se juntaron el trío, el cuarteto y la mediadora, Rachel, ya que en ese momento había mandado a Neville que fuese a ayudar a Seamus. Cuando los ocho estuvieron alrededor del caldero, éste empezó a chisporrotear y sin que a nadie le diese tiempo de apartarse explotó bañándolos enteros. No podían moverse. Todos los miraban con terror. Sus piernas estaban desapareciendo, después su torso, sus brazos, y así sucesivamente hasta que no quedó nada de ellos. El profesor mandó a un alumno a llamar al director y comenzó a revisar el lugar donde ocho alumnos habían desaparecido el primer día de clases. Cuando ya pensaba que todo estaba perdido y que no sabría qué había pasado con ellos, Neville se acercó a él, señaló una parte del suelo y ahí, escrito con restos de poción, había unas palabras: “Los traeré de vuelta. Rac__”. No estaba terminado el nombre, pero todos sabían quién era. Llegaron el director, Mcgonagall y  Snape. Les contaron lo sucedido y dijeron a los alumnos que no contasen nada y que todo se solucionaría. Tenían que investigar lo sucedido y cómo traerlos de vuelta.

 

                      Mientras tanto, en un Gran Comedor vacío, aparecieron ocho personas, totalmente impregnadas de una sustancia viscosa y pegajosa de color verde moho.

 

-           ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estamos? – preguntó un histérico pelirrojo.

 

-           Cálmate Ron. Será mejor que no nos alteremos – dijo Rachel calmadamente. – Voy a deciros algo importan… - pero no terminó de hablar ya que sus ojos se rasgaron y se tensó.

 

-           ¿Sucede algo? – esta vez fue Draco el que habló, dejando a todos sorprendidos, más aún si era posible.

 

-           Tus ojos… - comenzó Mione.

 

-           Seguidme. ¡Rápido! – apresuró la de ojos de gato. Todos le hicieron caso y se pusieron justo al lado de la puerta de la entrada. Rachel hizo un hechizo rápidamente para volver a todos invisibles y otro para ocultar sus presencias. Era muy buena en eso, así que no les cogerían. La idea era escabullirse por la puerta cuando la abriesen y salir de allí corriendo pero sin hacer el menor ruido. – Ahora necesito que os mantengáis callados pase lo que pase. ¿Lo prometéis?

 

Todos asintieron, y en ese momento la puerta se abrió de par en par dejando ver a Albus Dumbledore seguido de Harry, Ron, Hermione y Rachel. Pero ninguno era como debía ser. El director llevaba una capa negra larga con calaveras blancas que se movían por toda la extensión de tela. El-niño-que-vivió llevaba una sudadera negra  y unos pantalones ajustados del mismo color. Su pelo estaba peinado hacia atrás. (sí señores, algo que jamás podría ser cierto) Algún que otro mechón caía rebeldemente por su cara, dándole un aspecto muy sexy y sensual. No llevaba las gafas, por lo que sus ojos de color esmeralda se podían apreciar a la perfección, aunque daba un poco de miedo. Draco empezó a sentir como su corazón latía más rápido y no sabía por qué. El Ron que acompañaba a los que habían entrado vestía unos Jeans azul oscuro un poco sueltos, con una camiseta de manga larga granate y una camisa negra de manga corta abierta. Su pelo estaba más corto y su mirada era amenazante. Hermione llevaba un pantalón corto de color marrón con unas medias de rejilla y botas altas del color del pantalón. Arriba llevaba una camisa abierta por arriba dejando ver la parte superior del sujetador y tan apretada que mostraba todas sus curvas y su pecho. Los Ron y Hermione que estaban escondidos sólo pudieron sonrojarse al verse de tal forma, cosa que los Slytherin agradecieron, ya que para Blaise y Pansy esa vista era lo más hermoso que habían visto jamás. Por último Rachel llevaba una minifalda plateada, unas medias negras con telarañas moradas, unos zapatos de tacón de color negro y plateado y una camiseta sin mangas morada. Sus rasgados ojos azul metalizado eran demasiado amenazantes pero a la vez muy sensuales, lo que hizo que Theo empezase a sentir calor por todo su cuerpo, sobre todo por abajo. Cuando hubieron entrado la Rachel de su mundo les hizo una señal para que avanzaran en silencio. No podían quitar sus ojos de los 5 presentes que se parecían mucho a ellos pero que a la vez eran totalmente diferentes. Cuando estaban a punto de girar la esquina escucharon algo que les dejó impactados.

 

-           Ya falta menos para alzarnos en contra de todo y reclamar lo que tendría que ser mío. Yo dirigiré el nuevo mundo y todo aquel que se oponga acabará muerto. – fue la voz de Dumbledore la que sonaba áspera y lúgubre y la que hizo que a todos se les pusieran los pelos de punta antes de desaparecer.

 

Cuando llegaron a un pasillo alejado Rachel se paró e hizo que los demás hicieran lo mismo.

 

-           Id a la Casa de los Gritos. Tranquilos, la magia que he hecho no se irá, así que nadie que no sea yo podrá veros.- se giró hacia el muchacho de esmeraldas como ojos – Harry, guíales por el sauce, ya sabes cómo.

 

-           ¿Pero y tú qué? –preguntaron los tres Gryffindor al mismo tiempo.

 

-           Yo tengo una cosa que hacer antes de ir con vosotros. – hizo una pausa – No hagáis NADA de magia o podríais ser descubiertos.

 

-           ¿Pero cómo quieres que atravesemos el sauce sin hacer magia? Nos matará. – preguntó Theo sin cambiar su expresión seria del rostro.

 

-           ¿Recordáis la poción para volar que hemos hecho esta mañana? – todos asintieron – yo tengo aquí algunos frascos, me los quería quedar, por eso me los guardé sin que nadie se diera cuenta. – le tendió uno a Harry – tómatelo cuando estés ahí, sortea las ramas y hazlo calmar. – iban a protestar, pero Rachel se convirtió rápidamente en gato y echó a correr por los sombríos pasillos.

 

La animaga corría lo más rápido que podía, sin hacer ruido, en dirección a la cocina. Al entrar se volvió a convertir en humana. Dio un vistazo rápido por la sala y le pareció verse en un espejo, pero lo que se reflejaba era la persona que había visto en el comedor.

 

-           ¿Pensabas que no te iba a detectar? – dijo la otra chica acercándose a Rachel, la cual se tensó.

 

Mientras tanto, el trío y el cuarteto corrían en dirección al bosque. Al llegar el Gry se tomó la poción, voló sobre el Sauce Boxeador, tocó la cuerda y éste dejó de moverse. Todos entraron rápidamente hasta llegar a la sala principal que estaba toda desvencijada. Se acomodaron donde pudieron y esperaron a Rachel sin decir nada.

Notas finales:

Bueno, ahora sí que pienso que podríais tener una opinión, aunque sea vaga, de este fanfic. 

Espero tener algún rewiev (por lo menos unos 5, a ser posible, así me subiríais el ánimo un poco...)

subiré de mes en mes porque en dos meses termino las clases y estan metiendo mucha caña. tengo algunos capitulos más hechos para ir subiéndolos sin prisas, pero por lo general ese será el plazo y así me dará tiempo a ir escribiendo.

Opinad. Os lo agradeceré.

Besos, hasta otra!


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