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Banquete de boda por Paz

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Notas del capitulo:

Se acabo... este es el final...

Banquete de Boda

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 3: Juntos

 

En el salón donde se estaba llevando a cabo el banquete de boda, los cuchicheos y las interrogaciones en todos los rostros era evidentes, debido a la ausencia de los novios.

Apenas, Hisashi, Kiminobu y Ryota entraron al salón fueron bombardeados con preguntas.

-Calma, por favor -dijo Hisashi levantando los brazos para tranquilizar los ánimos- ¿Habéis visto a Hanamichi? -preguntó a su vez, al oír las negativas tuvo que explicarse- La última vez que le vimos salió corriendo, cuando fuimos tras él, ya no estaba a la vista.

-¿Qué ha pasado? -Yohei se abrió paso entre todos los que le impedían acercarse a Mitsui.

-Lo que todos sabíamos excepto él. Sendoh eligió el peor momento para tener sexo con uno de los invitados. Hanamichi preocupado por su ausencia fue en su busca y les vió -no les contó que papel había tenido Kaede para abrirle los ojos a su amigo.

-Vayamos a buscarle... -dijo Noma.

-Muchachos... la fiesta corre a cuenta de Sendoh, estoy seguro que os agradecerá que lo paséis bien.

-No te pases de listo -dijo una voz a su espalda- Ya habéis oído, la fiesta acabo. -Sendoh tenía una expresión poco feliz.

-Si no hay más remedio, nos iremos, enhorabuena, tu compromiso ha durado exactamente, dos horas. -dijo con sorna Mitsui, pasando el brazo por la cintura de Kiminobu, al tiempo que se dirigían a la salida- Me he divertido un buen rato.

Todos los invitados fueron desfilando hacia la puerta, sobre los amigos de Hanamichi al pasar junto a Sendoh tenían palabras de aliento hacia él, tales como.

-Otra vez será...

-La próxima vez te ira mejor...

-No hay nada como un buen polvo...

-Espero que lo hayas disfrutado...

Sendoh hervía de furia viéndoles marchar tan alegremente, por otro lado se sentía furioso consigo mismo, por no aprender a controlar sus impulsos, si no se hubiera dejado llevar por ellos, Hanamichi continuaba a su lado. Ahora estaba solo y encima había pagado de su bolsillo el banquete para celebrar una unión que como bien dijeron apenas duró unas horas.

Hanamichi era ingenuo y confiado, la persona ideal para mantener a su lado. Podía haber tenido todos los amantes que quisiera sin que dudara de él, era tan inocente que confiaba cualquier cosa que le dijera siempre hubiera sido creída, así había sido durante el tiempo que mantuvo una relación a distancia con él, ahora sabía que no tenía que haberse dejado convencer por esa carita de angustia que ponía cuando le pedía que vivieran juntos.  Bastaba con que le dijera que la gente es envidiosa y que él era el único hombre en su vida para que se sintiera feliz. La presencia de Rukawa en su banquete, fue lamentable porque Rukawa le incitó con la mirada, haciéndole saber que estaba dispuesto. Tenía que haber desconfiado de él, pero su deseo de poseerle era tan intenso que solo deseó tener un buen polvo con él.

Demasiado tarde comprendió que todo fue una farsa para desenmascararle. Porque apenas Hanamichi le arrojó el anillo, Kaede entonces se levantó dispuesto a marchar, intento detenerle, pero él murmuró como avergonzado.

-Ahora no podría... -y su mirada dijo lo que se callaba.

Rukawa se había presentado en su banquete de boda con un firme propósito, deshacer su unión con Hanamichi y lo había logrado.

Cuando la calma retornó a él, llevaba horas encerrado en el piso que iba a compartir con su pareja, ahora, un solitario lugar, donde las risas de Hanamichi no volverían a escucharse.

-Un clavo quita a otro clavo... -se dijo con una sonrisa.

Recogió su cartera y guardándola en el bolsillo de su chaqueta salió del apartamento. Esa noche iba a buscar diversión en algún local de moda, no iba a pasar esa noche solo lamentándose.

Con su apostura no tardó en encontrar la persona adecuada para consolarle, entregándose en los brazos del primero que le solicitó.

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El avión carreteó por la pista tomando velocidad y en segundos se elevó dejando atrás un desengaño y conduciendo a tres de sus ocupantes un futuro prometedor juntos.

Kaede ocupaba el asiento del medio, a su derecha, junto al pasillo, con sus manos unidas y su cabeza apoyada en su hombro permanecía Hanamichi, junto a la ventanilla mirando encantado lo que quedaba bajo sus pies, Max se mostraba embelesado y emocionado.

Cuando solo las nubes fue lo que veían sus ojos se volvió.

-Es hermoso, ¿verdad?

-Si, hermoso... -dijo Kaede mirándole con ternura.

-Yo no, tonto..., me refiero...

-Lo sé... -abrió su mano, al momento sintió que Max posaba la suya, cerró sus dedos en torno a ella y así agarrados hicieron el resto del viaje, él dormido sintiendo a sus dos amores recostados en sus hombros, relajados y felices, con la certeza de saber que les espera una vida para estar juntos y que ese es el deseo que anida en sus corazones. Saber que se pertenecen, saber que sus vidas finalmente se han enlazado de un modo tan fuerte, que solo la muerte podrá separarlos.

Y el avión les lleva hacia su nuevo hogar, cumpliéndose el destino que les esperaba.

La azafata que se acercaba a los pasajeros para ofrecer bebida, se quedo embelesada mirando la bella estampa que formaban los tres hombres juntos, sus manos enlazadas y sus cabezas apoyadas en los hombros del que ocupaba el asiento del centro. La ternura que vió en ellos hizo asomar una sonrisa en sus labios.

Se volvió cuidando a partir de entonces de no despertarles, a veces cuando volvía a pasar por su lado, su mirada se posaba en ellos sin poder evitarlo.

Sabía que apenas quedara libre tras el aterrizaje, tenía que hacer una llamada para disculparse con su pareja, viéndoles comprendió que lo importante era amarse, el que dirán era superfluo.

Fin

12 de abril de 2010

Paz


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