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Banquete de boda por Paz

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Notas del capitulo:

Aquí está la nueva actualización...

Banquete de Boda

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 2: El novio de Kaede

 

No se sentía seguro de estar haciendo lo correcto, pero tampoco deseaba defraudar la confianza que Kaede había puesto en él, de modo que siguió sus indicaciones.

-Seguro que en recepción saben de él -comenta Hisashi cuando salen de los baños tras comprobar que allí no está- Tal vez si se sintió mal y le han dicho donde puede quedarse, seguro que ha encontrado un lugar tranquilo para reposar un rato, seguro que se ha olvidado avisarte. Espera aquí, iré a preguntar -y sin darle tiempo a replicar le deja solo.

Sabe que desde donde esta puede Hanamichi puede verle hablar con el conserje, le hace una pregunta que no tiene nada que ver con el asunto que le preocupa, mientras observa disimuladamente su reloj. Han transcurrido cinco minutos. Tiene que darse prisa. Se apresura a volver a su lado.

-Al parecer pidió una habitación -dijo cruzando los dedos, y preguntándose si estaba haciendo lo correcto- está en la dos tres uno.

-Te dijo ¿por qué hizo tal cosa? -pregunta perplejo.

-No. Solo que reservó una habitación. A lo mejor quiere darte una sorpresa... -pensó que si estaba haciendo lo que pensaba iba a ser una sorpresa para su amigo, si así era, era preferible que sufriera un poco ahora a que se pasara una vida lamentándose.

-Entonces... será mejor que esperé... no quiero arruinársela. -dijo con una expresión de alegría en el rostro.

-¿Y si no es eso? -la sonrisa se borró de su rostro, y lamentó ser él quien hiciera hacerle sentirse así.

Se detuvieron delante de la puerta dos tres uno.

-Está cerrada... -dijo Hanamichi mirando alrededor para ver si estaba por allí el encargado del servicio de habitaciones. Solo distinguió a un hombre rubio delante de una puerta con una tarjeta en la mano para abrirla.

-¡¡Qué despiste!! -Exclamó Hisashi- La ha dejado abierta, entremos -agarró a Hanamichi del brazo para vencer su resistencia a dar los pasos necesarios para pasar al interior de la habitación.

Lo primero que vieron fue un corto pasillo que desembocaba en una amplia habitación, decorada con lujo, con brocados en los cortinajes y en las tapicerías de los asientos, sin embargo, ni uno ni otro se fijaron en ellas, sino en la sorprendente escena que se desarrollaba delante de sus ojos, y no fueron los únicos, porque detrás de ellos aparecieron Kiminobu y Ryota, sus exclamaciones sorprendidas, inmovilizaron a los dos hombres que desnudos estaban sobre el lecho estaban entregados al oficio más antiguo del mundo, la sodomía, a la que tan aficionados eran los griegos de la antigüedad.

-¡¡Desgraciado, degenerado!! -gritó Hanamichi, arrancando de su dedo la alianza que horas antes le había entregado y tirándosela al rostro. Las lágrimas le cegaban mientras empujaba a sus compañeros para escapar de ahí. El dolor de la traición era excesivo.

En el pasillo se tropezó con el mismo chico que había visto instantes antes.

-Ven, aquí podrás desahogarte. -dijo echando sus brazos alrededor de él, no solo para impedir que cayera con el topetazo, le indicó la puerta abierta de su habitación.

A través de sus lágrimas vió un rostro angelical y animado por su expresión se dejo conducir al interior de la habitación. Apartándose de su lado fue directo a la cama tirándose sobre ella para continuar llorando con desconsuelo.

Max se sentó sobre la cama y comienza a acariciar sus cabellos pelirrojos, consolándole con su presencia y sus leves caricias.

Llevado por un impulso, Hanamichi, medio se incorporó apoyando su cabeza en su regazo en busca de consuelo, su contacto era como un bálsamo para su corazón herido.

Max se inclina, rozando con su frente su hombro, mientras su mano se movía acariciante a lo largo de su espalda. Sus hombros se sacudían por los sollozos que imparables salían de su garganta, sus lágrimas empapaban la tela de sus pantalones y su aliento caliente se producía dulces escalofríos.

No hablaba, solo le dejaba desahogarse, volcar de un golpe todo su dolor, para que dejara salir de su pecho el desengaño que había recibido.

-Hoy tenía que ser el día más feliz de mi vida. -Sollozó más calmado- Nunca me ha querido..., yo... yo me he dejado engañar. Quería sentirme amado y ese... ese zorro solo ha venido a vengarse de mí, por todo lo que le hice en el pasado. Ha destruido todas mis ilusiones.

-No te equivoques..., -no rebatía la idea que tenía de Kaede.

-¿Qué quieres decir? -levantó su rostro para mirarle al tiempo que pasaba su brazo para limpiar las lágrimas que seguían saliendo de sus ojos enrojecidos. ¿Acaso le justificaba?

-Todos tenemos alguien que nos ame y tú también...

-Yo no... -le interrumpió- Solo me quedan mis amigos.

-Yo también pensaba así, pero el tiempo me enseñó que con paciencia iba a encontrar al amor de mi vida y así fue.

-Me alegro por ti... -miró hacia otro lado para que no viera que nuevas lágrimas volvían a deslizarse por su cara hacia sus sienes, perdiéndose dentro de sus cabellos.

-¿Puedo llamarte por tu nombre?

-Sí, discúlpame... me llamó...

-Sé cómo te llamas, Sakuragi Hanamichi...

-Que torpe soy... ya lo sabes, te ví... abajo, entre los invitados a mi banquete de boda. -dejo salir un hondo suspiro de su pecho- ¿Cómo voy a decirles que todo se ha acabado? Que una vez más se ha burlado de mí.

-Mi nombre es Max Carter, soy americano y vine aquí acompañando a mi novio. -dijo sin dar respuesta a su interrogante- Hanamichi comprendo cómo debes sentirte, yo pase por una situación parecida, me enamore de un chico que no sabía que existía, éramos compañeros y pasamos mucho tiempo en el mismo entorno, sin embargo para él era invisible. -Sonrió al recordarlo- En cuanto a esa gente que te acompaña, seguro que son tus amigos, nadie pensará mal de ti. Lo más que pueden hacer es sentirse contentos porque te has librado de él. Ahora estás dolorido, pero el tiempo curará tu corazón.

-¡¡Que triste!! -Murmuró pensando en la actitud de ese chico desconocido y sin molestarse por la confianza que mostraba hacia él, solo a su gundam, primero y luego a Akira les había permitido llamarle por su nombre- ¿Por qué son tan desconsiderados?

-Al principio, tal vez, pero yo no me rendí, puedo parecer débil pero no lo soy, tengo una gran fuerza de voluntad y siempre consigo lo que me propongo.

-Te pareces a mí... yo me propuse ser el mejor basquetbolista de Japón..., empecé tarde, pero en pocos meses, con grandes esfuerzos, logré serlo.

-Lo sé... -se mordió los labios al darse cuenta de su lapsus, Hanamichi estaba tan perturbado que no advirtió su desliz- Mi historia es poco interesante, pero te dará una idea de que con perseverancia se puede encontrar el verdadero amor.

-Tú sabías a quien querías y seguro que tú novio también lo sabía.

Max rió al escucharle.

-Oh sí, el lo sabía, sabía que estaba enamorado, pero no de mí.

Hanamichi se giró quedando boca arriba, ahora le utilizaba a modo de apoyo para mirarle a los ojos.

-¿No estaba enamorado de ti? -preguntó sorprendido.

-No, no lo estaba.

-¿Y ahora si?

-Sí, pero también sigue amando al otro.

-¡¡Eh!! -Abrió mucho los ojos- ¿y no te importa?

-No..., porque a través de él me enamoré también de él.

-¡¡¡Woooowww!!! ¡¡¡Que increíble!!!

Se dio cuenta que al hablarle de ellos, Hanamichi olvidaba su dolor y eso era lo que pretendía.

-Le conocí en la universidad, él iba un curso por delante de mí, pero los dos formábamos parte del mismo club deportivo, apenas le conocí caí enamorado, fue algo inevitable por mi parte, y supe que no hubiera podido enamorarme de ningún otro, solo de él. Es una persona especial, cuando le dije que me gustaba me contesto literalmente: "No deseo que te hagas ilusiones conmigo, Carter. No busco una relación seria, ni siquiera busco el amor, porque ya lo he encontrado. Yo estoy muy enamorado, él está en Japón. No me importa dejarme ver contigo, pero que quede claro que no habrá nada serio entre nosotros, como no sea amistad. Entre nosotros no habrá sexo".

-¡¡Qué fuerte!! ¿Qué le respondiste?

-"De acuerdo. Mi nombre es Max"  me dijo el suyo y empezamos a salir, según él en plan de amigos, yo le consideré mi novio y como tal me comportaba. Procedo de una familia muy unida y las muestras de cariño son constantes, por lo que él se fue acostumbrando a ellas. -Vió que se quedaba pensativo- ¿Te inquieta algo?

-Me preguntaba, ¿por qué él te propuso tal acuerdo? Con rechazarte...

-Por sus fans.... -rió al ver su desconcierto- Necesitaba tener un hombre a su lado para quitarse de en medio a las mujeres, cada vez que sale a la calle le siguen con la mirada, pero entonces, sus fans eran capaces de echársele encima para llevarse recuerdos de él, tiene un cabello negro precioso y en una ocasión las fanáticas de su club de admiradores, propusieron a ver quién era capaz de conseguir un mechón de sus cabellos. Tuvo que intervenir los agentes de seguridad para salvarle de la avalancha, por poco lo dejan calvo -una risilla escapó de sus labios, enseguida se puso serio- Cuando le rescataron estaba bastante lastimado.

-El zorro tiene ese problema, solo que a él no se le echaban encima, bastaba una de sus frías miradas para apartarlas de su lado.

-¿Por qué le llamas así? -sentía curiosidad por esos apelativos que se daban.

-La costumbre. -En ese momento le miró con atención, se sentía más tranquilo y se dio por enterado que su acompañante parecía saber a quién se refería- ¿Por qué será que me da la impresión que le conoces? -inquirió.

-Será porque no te pregunto ¿Y a quién te refieres? -Sonrió con calidez- ¿Sabías que cuando él se marchó de aquí estaba enamorado de un compañero de su equipo de basquetball?

-¿Eh!!? Difícilmente podría saberlo. No éramos amigos y él hablaba lo mínimo y es bastante sorprendente, porque sabía muy bien ocultar sus emociones y qué decir de sus sentimientos. Si lo hubiera escuchado por aquel entonces me hubiera reído.

-Pues a mí siempre me estaba hablando de la maravillosa persona que había dejado atrás. Las descripciones de su personalidad, de su comportamiento, de su juego, de su tenacidad.

-¿Acaso le falto valor para declararse? -preguntó extrañado.

-No..., el chico estaba muy enamorado de una chica y él se apartó para que pudiera ser aceptado por la persona que amaba. 

Abrió mucho los ojos, sorprendido. La única chica que recordaba era Ayako evitando constantemente a su amigo Miyagi, ya tenía olvidado y superado su enamoramiento hacia Haruko, desde su rechazo la olvidó definitivamente, luego ella marchó a otra ciudad y la amistad quedo rota.

-¡¡Estaba enamorado de Miyagi!! -exclamó, incorporándose definitivamente y apoyando su espalda en el cabecero de la cama para que sus miradas quedaran a la misma altura.

-Torpe...

Al sonido de su voz los dos miraron en la misma dirección a un tiempo.

-¿A quién llamas torpe, desgraciado? -se irritó- Mejor te apartas de mi vista... después de lo que hiciste... ¿Cómo pudiste? -apartó la mirada para que no viera como las lágrimas asomaban en sus ojos.

-Al único que conozco... -llevaba un rato escuchándoles, nunca había conocido a una persona tan lenta en comprender- ¿Me tomas por imbécil para fijarme en ese enano? -se volvió dándoles la espalda- Voy a ducharme, quiero quitarme de encima el olor de ese degenerado y luego vas a tener que recompensarme por lo que tuve que hacer. -le miró fijamente antes de girarse para dirigirse al aseo.

-¡¡¡Eh?!! ¿Qué ha querido decir?  -preguntó mirando la espalda que se alejaba.

 -Él se arrepintió al suponer que iba ser feliz con esa chica, porque al quedar libre, otra persona se aprovechó de su invulnerabilidad para seducirlo, haciéndole infeliz, por eso volvió, para impedir que cometiera un error y para lograr tener su amor...-mientras hablaba se dio cuenta que finalmente había comprendido- ... tú amor.

-¡¡¡¡Quuuuuueeeé!!!..., realmente has dicho que... que... el zorro me ama... -se ruborizó por tener que repetirlo y enseguida recordó algo más- y que tú te habías enamorado de mi.

-Si..., los dos te amamos.

-Es imposible que ames a alguien que jamás has visto. -le resultaba más increíble admitir que el zorro pudiera estar enamorado de él.

Max sonrió porque no tenía forma afirmar lo contrario.

La única reacción posible que tuvo Hanamichi, fue darse un cabezazo contra la pared, pensando tal vez que todo era un sueño.

Max se quedo perplejo, aunque sabía que solía acabar a los cabezazos con sus amigos, no creía que el pudiera lesionarse a sí mismo y verle golpearse le dejo sin palabras.

-No te preocupes, Max, tiene la cabeza muy dura -dijo Kaede desde el aseo- Ahora va a procesar lo que le has dicho, dale tiempo.

-¡Idiota...! -gritó moviéndose peligrosamente hacia la pared.

-Te harás daño -exclamó al tiempo que se echaba hacia delante, abrazándole para impedir que volviera a repetir el golpe.

Hanamichi quedo inmovilizado entre sus brazos, no porque le sujetara con fuerza, al contrario, sino por el calor de su abrazo, por la calidez que le envolvía como una caricia. Se sentía a gusto a su lado, tal vez fuera porque era la primera persona que le veía llorar y le consoló sin censurarle su poca hombría. Aun recordaba las palabras de su abuelo cuando era niño y el regresaba llorando por cualquier causa justificada "Los hombres no lloran, Hanamichi-kun, recuérdalo siempre. ¿Eres un hombre o una nenita llorona?"

Cerró los ojos, preguntándose si era tan voluble en sus sentimientos, hace apenas una hora estaba convencido de amar a Sendoh, habían hecho votos de vivir siempre juntos, y ahora, estaba en una pieza de hotel, con Rukawa, y su novio, habiéndose enterado que ambos estaban enamorados de él, bueno, eso es lo que le ha dicho ese muchacho, porque él no ha escuchado a Rukawa expresarlo y aún así siente que nadie antes ha hecho tanto por él, presentarse de tan lejos, solo para evitar que sea infeliz por dejarse seducir por Sendoh y entregarse a él convencido de haber encontrado en él a esa persona especial que deseaba encontrar, puede que sea lento en comprender, pero eso es mucho más de los que se llamaban sus amigos han hecho, excepto Yohei y su Gundam que le advertían que tuviera cuidado con Sendoh, los demás callaron lo que sabían, ¿Por qué se obcecó y no tomó en consideración las sensatas palabras de sus amigos? ¿Por qué pensó que tenían envidia de él por ser quien primero encontró el amor? Iluso, una vez más se dejo llevar por un espejismo. Estaba tan desesperado por amar que aceptó al primero que le dijo dulces palabras, que encendió sus sentidos con sus caricias, al punto que confundió sexo con amor. Sin darse cuenta que el amor verdadero, se basa en el mutuo cariño, en la comprensión, en la aceptación del carácter de la persona que se amada, en la lealtad, en una serie de virtudes, de las que Sendoh carecía y que él cegado por un amor ilusorio no fue capaz de ver su rostro real.

 Kaede salió de la ducha, envuelto en un albornoz y secándose con un lienzo sus cabellos húmedos, iba descalzo y sus pasos sobre el piso de tatami no fueron escuchados por los dos muchachos.

Les miró con ternura, al verles estrechamente abrazados, en silencio, Max acariciaba la punta de la cabeza de Hanamichi, suponía que allí fue donde se había golpeado, Hanamichi tenía el rostro apoyado en su pecho, permanecía quieto, sin romper el abrazo, imagina que estaba pensando que actitud tomar ante la situación que se le había presentado. Era una imagen muy tierna, Max tenía un carisma especial para comprender, para hacerse querer y Hanamichi tras su desengaño necesitaba la ternura de su koi.

Él no dejaría que esa vez se le escapara, le amaba y no volvería a cometer el mismo error por segunda vez, cuando volviera a casa, lo haría llevándose con él a Hanamichi.

Se sentó detrás de Hanamichi y le rodeó también con sus brazos, dejándole en medio de ambos.

-Te amo, Hanamichi. -le susurró junto al oído, y cuando él se volvió para mirarle, sus pupilas brillaron como si una intensa emoción le embargara- No tienes que hablar, solo deja que te amemos -sus últimas palabras las susurró a escasos milímetros de sus labios y al acabar posó los suyos en ellos, moviéndolos en una lenta caricia, presionándolos entre los suyos, haciéndole sentir la tibieza de su contacto, luego al escuchar su gemido, su lengua delineó su contorno, dejándolos húmedos y suaves a su presión, mordisqueó su labio inferior estirándolo.

Hanamichi se estremeció tembloroso ante la caricia, la dura presión de sus labios en los suyos, le sabía a poco, necesitaba más y su boca se abrió ansiosa, dándose cuenta que era algo que siempre había deseado sentir, un beso de verdad, en el que quedaba reflejado el amor que decía sentir.

Un suspiro ensanchó su pecho cuando Kaede profundizó en la caricia.

Continúa en el próximo capítulo...

Paz


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