Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

i believe in angels por black_phenix

[Reviews - 210]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

espero les guste este capitulo aunque esta un poco mas corto, contestare sus revew luego ya que eh dejado el capitulo ahora y amor yaoi se pone lento cuando subo uno de los capitulos. algo raro pero bueno.

Era una mañana esplendorosa. El sol azotaba con pequeñas líneas transversales de luz el gran comedor, donde la mayoría de los estudiantes estaban sentados desayunando y charlando sobre la experiencia tan caliente que experimentaron la noche anterior por causas que desconocían. En Griffindor estaban todos los leones con los de su especie –literariamente figurado–, comentando y riendo y uno que otro sonrojado mientras miraba a la mesa de los Huffluppuff’s  o, se quedaba embelesado cuando sus miradas quedaban posadas en la mesa de los siempre hermosos y elegantes Slytherin’s. También había algunos que saludaba a algunos chicos mayores, o de su  edad de los Ravenclaw; era algo casi perfecto…

El ambiente idóneo para respirar la paz y la tranquilidad misma que se sabe, precede a la tormenta:

Teniendo en cuenta de que Theodore Nott estaba con cara de pocos amigos esa –ya de por sí sola – insaturable mañana, se notaba que aquella tormenta seria un ciclón tempestuoso en cualquier momento. Theo estaba en verdad mosqueado; el maldito aire a su alrededor denotaba –todo en su máxima expresión– el carisma y amor que todos parecían profesarse. Como odiaba esa clase de  días: todos besuqueándose y agarrándose de las manos tímidamente y el allí, mirando como todos interactuaban con su persona especial. Lo irritaba.  Miro a Draco de soslayo y frunció el ceño un poco más; todo era su culpa…, ahora tendría  que pedirle matrimonio a Neville ese mismo día en el gran comedor con todo el mundo pendiente de él… Grrr.

Suspiro abatidamente, tratando de calmar sus nervios y enojo; no podía hacer pagar a Draco por algo que el mismo se busco al tratar de subirle el animo a Blaise; fue tan idiota de su parte.  Estaba algo preocupado –bien. Mentía. Estaba que se moría de un infarto cardiovascular  en ese momento– y todo eso gracias a su propia idiotez momentánea: había dicho que solo se declararía cuando viera que tenía oportunidad o algo por el estilo y sabía bien que podía tenerla. La había visto en la hermosa sonrisa de Neville, pero esos malditos nervios lo carcomían por dentro, era realmente difícil aquella estúpida situación en la que el mismo se metió al sugerirle aquella cosa a Blaise. No volvería a ayudar a sus amigos con temas amorosos, eso no era lo suyo.

Miro de soslayo hacia la mesa de los Griffindor  y su cara se tranquilizo –reduciendo esas feas arrugas a opinión de Blaise, que se formaban imperceptibles entre las cejas de Theo– un poco, al notar como Neville lo miraba, con aquellas lindas mejillas sonrojadas y  apenado, con su rostro casi dentro de su desayuno, ¿Cómo podría criatura tan tierna y hermosa fijarse en él? Mierda…, se odiaba así mismo por lucir tan patético en tan esplendorosa mañana donde debería estar discutiendo con Neville por ser tan esquivo con él, después de haber pasado una noche –que nunca ocurrió– llena de pasión, amor y caricias, y de ser tan conformista que cuando las feromonas emanadas del Allure Veela lo afectaron –sí, así lo descubrió–, se trato con algunos toques con pensamientos indecentes que incluían a un Neville completamente desnudo, a su merced en una inmensa cama de seda, pidiendo por su presencia.

 Mierda. Mierda. Mierda…, maldita sea su propia baja autoestima, que cada vez era más baja y a su estúpida consciencia que lo detuvo en el momento que planeo tirársele encima en el pasillo a Neville cuando se lo encontró sólo.

La otra vez que se había topado con Neville, solo cruzaron un par de frases y unas disculpas –aparte de aquel caluroso y corto beso que se dieron por error– que terminaron por hacerlos alejarse después de discutir unos cuantos asuntos sobre plantas curativas mágicas. Era tan jodidamente estúpido por no haberle detenido y besado ahí, aunque fuese contra su voluntad y al final disculparse y decirle cuanto lo quería. Que no era poco.  Suspiro.

Ese maldito asunto no terminaría nada bien, podía sentirlo; aunque su sentido de por si casi siempre se equivocaba.

Una vez más, suspiro profundamente. Necesitaba tranquilizarse y pensar con calma; algo que seriamente dudaba que pudiera lograr con una Pansy Parkinson y un Blaise Zabini risueños y con sendas y bobas sonrisas adornando su rostro. Sus actitudes tan poco Slytherin  lo hacían enervarse.  ¿Cómo diablos podían estar así cuando él se auto suicidaba mentalmente de unas 102 maneras diferente?

 Ambos Habían llegado a la sala común de Slytherin, aquella mañana,  con caras dulces, bobas y llenas de ilusiones: lo que le dio la llave para llegar a la respuesta más simple y común: habían conseguido su objetivo en conquistar a sus Griffindor’s, lo que lo hacía a él, automáticamente, tanto como a Draco –gracias a Merlín y circe en una orgia–, los perdedores.  Gimió en frustración y mordió su labio inferior haciendo una tierna cara de un niño de 5 años que no sabe lo que quiere. Antes de  que todos los Slytherin  que los acompañaban en la mesa lo notaran –aludiendo a los suspiros que se escucharon de unas pocas chicas y chicos que siempre estaban pendientes del hermoso Slytherin– una gran y hermosa lechuza parda apareció por la ventana y se poso frente a él con una nota atada a la pata y una pequeña caja que extraño a todo el mundo; Nott muy pocas veces recibe correo entre semana, ya que solo los sábados de cada dos meses aquella lechuza se posaba en su mesa.

No, no eran acosadores, en lo absoluto, solo se fijaban un poco más en Theo.

–Buen día, Eris –saludo con una caricia a la lechuza, que ululo contenta y picoteo el dedo de su amo antes de extender la pata con la nota. Theo la miro y suspiro antes de desatarla. Eh ahí donde esperaba su respuesta y por lo que vio en la caja, era afirmativa a su pedido.

– ¿De quién es, Theo? –pregunto Pansy, curiosa, mientras se inclinaba un poco tratando de leer la nota de su amigo. Nott la miro mal y pego la nota más para sí, haciendo que Pansy bufara y se pusiera recta, ofendida, pero no dejando de mirar de lado, esperando una respuesta.

–Es de mi padre; le había pedido que me enviara ese objeto… --apunto con el dedo a la caja aun amarrada en la pata de Eris, la cual comía tranquilamente unas golosinas que su amo había puesto a  su lado. Theo dejo de lado a sus amigos y leyó tranquilamente la carta:

 

Querido Theo…

No eh de negar que me ah sorprendido el que me escribieras para pedirme aquello, mas el que me escribieras que pedirme ese objeto. Me alegro de que te encuentres bien y continúes tal como vas en Howarts: en casa no ha ocurrido nada controversial o interesante. Como vez te envié el pedido y me parece bien que estas navidades me lo presentes; es natural que piense que es un hombre, conociendo bien tus gustos, sé que no habrá otro género. Los recogeré personalmente en la estación…, sin excusas. Al menos dame ese gusto.

Atte.: Nott padre.

 

Sonrió mientras negaba y, mientras sentía que se devoraban su cuerpo con la mirada –de seguro Pansy– guardo la nota en su bolsillo para luego tomar la caja y despedir a Eris que ululo otra vez antes de alzar el vuelo.

– ¡Theo! Deja de poner cara de malos momentos y dime que hay en la caja…– Pansy era demasiado curiosa para su propio bien. No quería mostrársela, pero no tenía otra opción, conociéndola bien, haría el berrinche de su vida. Sería mejor enseñársela. Se dijo y luego abrió la cajita en frente de su alocada amiga, mostrando un hermoso dije en forma de mariposa imperial. El material era hermoso. Plateada con algunos diamantes y una que otra gema incrustados. Pansy quedo deslumbrada tanto como todo aquel que la vio–. ¿Qué es?

– ¿se les olvido lo que Draco y yo prometimos si ustedes lograban su cometido? –Parkinson ahogo un chillido acordándose de golpe de lo que habían los tres prometido a cambio de que ella y Blaise consiguieran tener algo con sus Griffindor’s. Draco, que estaba sentado a la cabeza de la mesa –mas absorto en la noche anterior que a cualquier otra cosa–, abrió los ojos en sorpresa al recordar –y al salir de su estupor e intoxicación de rosas–, al igual que Pansy y Blaise, la promesa que se habían hecho con respecto a lo la declaración a la que estúpidamente él –siendo engañado por Theo– se había unido.

Dios, tendría que declararse a Harry en pleno gran comedor. No es que tuviera miedo –un Malfoy jamás lo tiene–, pero le daba algo de mella lo que Harry podía hacerle si arruinaba su amistad con los Griffindor, su Veela le reprocharía durante todo el castigo de castidad –que era lo que mejor se le ocurría que Harry podía hacerle y no estaba muy lejos de ello– la falta de atención de su otra mitad.

Miro hacia la mesa de Griffindor, esperando encontrarse con los verdes y hermosos ojos de su amado, mordiendo su labio inferior al ver a Harry con las mejillas coloradas y a una animada Granger contando cosas junto al Weasley que estaba tan rojo como su cabello. Se veía hermoso como siempre y… ¡¿qué diablos hacia el maldito Finnigan cerca de SU Harry, con esas apestosas manos cerca de su hermoso trasero?! Grrr. Maldito Griffindor, lo mataría. Nadie en su sano juicio –y aunque no lo estuviera– toca lo que es suyo, y Harry Potter tenia su nombre por todos lados. Cada centímetro de aquel hermoso cuerpo le pertenecía.

– ¡Draco! –lo llamo Blaise con la voz un poco alzada.  Malfoy entrecerró los ojos y lanzo una mirada asesina al cuello de Seamus –a quien se le erizó la piel de un momento a otro– antes de mirar a Blaise–. Deja de gruñir salvajemente y dime si harás lo de la declaración hoy…, Theo ya se resigno –rio quedamente. Theo lo fulmino con la mirada  mientras Draco se lo pensaba calmadamente,  para luego poner una maliciosa sonrisa en sus hermosos y atrayentes labios. Theo dejo de ahorcar mentalmente a Blaise y  levanto una ceja, admirado ante la actitud tan cambiante de su rubio amigo; ese chico era una bomba de tiempo con problemas emocionales, y el Veela no ayudaba mucho que se dijese.

–lo hare hoy –espeto y se levanto esperando a que Nott se parara junto con él. Ambos se miraron y con un leve asentimiento se encaminara a la mesa de los Griffindor bajo la atenta mirada de todo el gran comedor y algunos profesores que estaban en la mesa, desayunando: entre ellos un Severus Snape con cara de susto, pocos amigos –que todo el alumnado dudaba seriamente que existía–, y una mirada algo opacada mientras seguía los pasos de dos de los miembros más respetados dentro de Slytherin actual.

La mesa de los leones estaba atenta a todo movimiento de los Slytherin, procurando estar preparados para cualquier eventualidad que surgiera. Malfoy se había parado frente a su respetado y venerado líder, Potter, y  Theodore Nott, junto a Neville Longbottom. Si su jefe sacaba la varita, todos freirían sin contemplaciones a Malfoy y de paso, a Nott.

– ¿deseas algo, Malfoy? –mascullo Ronald mientras entrecerraba los ojos fieramente y casi gruñía. Nunca le había gustado la actitud pedante de aquel hijo de papi. Hermione tenía la mano cerca de su varita por precaución y –aunque la precaución era lanzarle un Petrificus totallus a un Ron con rabia–, para extrañeza de todos, Harry solo estaba ahí, atento a Draco y sus movimientos. Le resultaba cada vez más esplendoroso cada vez que lo veía.

–Nada que ver contigo, Weasley –espeto y extendió su mano hasta tomar una de las de Harry, quien se dejo hacer sin más. Ron se iba a levantar pensando en que Harry estaba siendo abducido por algo, pero una mirada de Hermione lo hizo desistir y simplemente ver que ocurría–, mi asunto es con Harry…

Una gran exclamación silenciosa, entre suspiros, se produjo entre todas las mesas al escuchar como Malfoy decía el nombre de Potter con tanta sensualidad y naturalidad. Mas fue la cara de sorpresa de Ron al ver que Harry no decía nada, ¿así que Malfoy resulto ser el Veela pareja de Harry?

Finnigan, que al lado de Harry había recuperado el aliento y el color, se proponía ponerse en pie para cuando Malfoy jalo a Harry y lo agarro por la cintura–. Nunca me imagine que esta faceta tan posesiva tuya, me resultase tan encantadora, Draco… –bien, todos planeaban morir sin oxigeno –mas Seamus y Ron que casi morían de un infarto– ante las palabras de Harry. Su voz salió como un risueño susurro y las chicas ya estaban gritando como magdalenas excitadas. Ver a los dos enemigos jurados de todos los tiempos tan cercanos –estaban casi besándose– resultase ser tan emocionante. Seriamente, a opinión de Draco, las chicas tenían aquella vena pervertida más desarrollada que los hombres.

Bueno. No para todos resultaba emocionante ese momento. A unos cuantos asientos, junto a sus amigas, Ginevra  Weasley miraba con asombro y genérico odio la escena que protagonizaba Malfoy y su futuro –según sus pensamientos sobre lo que él pensaba de ella– esposo, Harry Potter. ¿Qué demonios se proponía esa asquerosa serpiente con su adorado león? Y, ¿Por qué Harry no hacía nada para apartarlo de su lado?

–Oh. Aun no conoces que tantas cosas de mi pueden ser tan “adorables” –susurro, mordiendo –mientras muchas y muchos se desmayaban tanto de la impresión como de la emoción – el labio inferior de Harry para terminar en un beso apasionado. Ginny tenía los ojos abiertos en asombro mientras doblaba el tenedor que sostenía y apretaba los dientes fuertemente. Esa situación no le gustaba para nada. Tendría que hablar seriamente con Harry.

Mientras Harry y Draco protagonizaban “Romeo y Julieta renovado y adaptado en el gran comedor” cierto castaño Slytherin miraba a Neville con devoción y ternura  mientras le sonreía. Estaba tan nervioso como veía a su propio león casi correr por tan solo tenerlo ahí, parado frente a sí.

–N-Nott… --saludo, inclinando un poco su cabeza y agarrando una mano con la otra  debajo de la mesa mientras mordía su labio inferior. ¿Qué querría hablar Theo con él? Quizás quería reclamarle lo del beso de la última vez. O al menos una disculpa formal frente a todos o quizás cobrarse ahí, frente a todos, la situación que le hizo pasar. Dios, resultaba tan frustrante tener al chico que te gustaba frente a ti con deseo –según su opinión personal– homicida para con su persona.

Theo no dijo nada, simplemente sonrío aun mas,  se acerco, inclinándose sobre sí y robo un beso de un Neville de color fucsia. Todos los que habían vuelto en sí, al presenciar la escena, volvieron a caer. Sus mundos colapsaban ante sus ojos con tanta facilidad. Neville quería decir cualquier cosa, pero nada salía de sus labios. Bien que estaba impresionado al ver como Harry se comía con Draco frente a todos mientras Ginny, su antigua novia, borbotaba magia con intenciones homicidas, pero ese simple beso lo dejo helado y sin pensamiento alguno con el que pudiera expresar aquel desbocado latido que propinaba con fuerzas su corazón. ¿Acaso soñaba o había entrado a una realidad alternativa donde sus enemigos juraban amor eterno? Vale, exageraba, pero valía la pena soñar, ¿no?

–Me gustas… --suspiros a sus oídos de parte de chicas que apenas conocía lo hicieron ver que Nott estaba más esplendoroso que nunca y, ¿de dónde diablos salían las flores que adornaban el ambiente alrededor de Theo?  Estaba precioso y alucinante ¿había algo malo en la comida, quizás y ahora alucinaba con lo que deseaba? –. Neville, siempre me has gustado y, por alguna razón que te contare luego; me decidí a venir aquí, a decirte frente a todos los estudiantes de Howarts, que yo, Theodore Nott, estoy profundamente enamorado de ti…

Neville vio nubes y estrellas, soles y mareas galácticas cuando escucho su nombre tan sensualmente siendo pronunciado por aquellos labios que le profesaban amor. ¿Podría quedarse en ese mundo paralelo al que había sido halado sin darse cuenta de ello? No sabía que ocurría, pero le gustaba; aunque fuese solo una fracción de segundo o que fuese una mentira o jugarreta, era un momento que le gustaría apreciar y conservar por  siempre.

–Nott… yo no sé qué decir… siempre me has gustado, pero… no sé si esto es un juego… ¡se que siempre eres serio y todo! Pero entiéndeme yo…

–respira profundo –ordeno y Neville obedeció al instante, ya estaba hiperventilándose. Theo sonrió dulcemente –ya casi la mayoría de los estudiantes estaban siendo despertados por una divertida madame Pomfrey que ayudaba a minerva Mcgonagall a enervar a los caídos–. Me gustas y no estoy jugando; nunca lo eh hecho y no hay por qué comenzar ahora. –su mirada era seria y decidida. Neville suspiro enamorado y Nott saco de la pequeña caja a la mariposa y la coloco en el cuello de Longbottom. La mariposa aleteo ante la sorpresa de todos y, de detrás de sus plateadas alas, una fina cadena se ajusto en el cuello de Neville, dejando un rastro de magia que tranquilizo sus nervios.

La mariposa era hermosa a la visa de cualquiera… –. ¿Por qué? –simplemente eso logro preguntar. No sabía por qué Theo le regalaba aquello. Era tonto, lo sabía y por eso, ¿Quién se enamoraba de un inútil como él?

–Ese collar, perteneció a mi madre. Fue usado para pedir su mano en matrimonio y yo lo uso para lo mismo –miro a Neville todo el tiempo a los ojos. Este estaba sonrojado y alucinado mientras tocaba la cadena. ¡Theo iba más que en serio con él!–. ¿Quieres casarte conmigo, Neville? Por supuesto, será después de terminar Howarts si así lo quieres.

– ¿Qué te gusta de mi? –pregunto. No tenia puntos buenos como para que alguien se fijase que él estaba ahí. Nadie nunca lo notaba y casi todos trataban de esquivarlo por lo tonto e inútil que era–. No soy bueno en nada…

–todos tenemos puntos fuertes y débiles, extrañamente me gustan todos de ti…

 

 

 

Draco tenía a Harry por la cintura, mientras ambos admiraban, al igual que los alumnos aun con conciencia, la hermosa escena que Neville y Nott estaban dando–. Nunca me espere eso de parte de Nott, pero son lindos, ¿no crees, Draco? –alzo la mirada y se encontró con la sonrisa de su adorada serpiente. Ron y Hermione estaba siendo abrazado por sus Slytherin que habían tomado la oportunidad del revuelo causado por tan inesperadas revelaciones para acercarse a sus parejas.

–Theo siempre ah sido así de lindo, solo que su actitud huraña lo fastidia todo, quizás y estar junto a Longbottom lo ayude… --musito Pansy mientras sonreía y besaba a una Hermione bastante gatuna.

–O en su defecto, lo haga más huraño –exclamo Blaise, lanzando una pequeña carcajada. Ron estaba atrapado entre sus brazos a lo que miraba mal de soslayo a Malfoy.

–Ese tipo de cosas, les quedan, Harry –respondió a lo dicho por Potter, ignorando la plática de sus amigos y, descansando su cabeza en el hombro de Harry  y besando su cuello–. Pero, en algún momento estaremos así, tu y yo. –Harry sonrió y se apego aun más a Malfoy.

Era tan genial que el maldito anciano come caramelos hubiese salido esa mañana a “atender ciertos asuntos” según la sub-directora. Podía disfrutar de ese pequeño desliz tranquilamente por el momento hasta que alguien le soltara la sopa a Dumbledore. Mejor no, sellaría la escena en las memorias de los presentes. Miro a Neville que pedía ayuda como un animalito atrapado  y Harry solo pudo sonreírle tiernamente antes de susurrarle algo que le infundió algo de valor para responder a la propuesta de Theodore.

 

 

–sí quiero, Theo –Theodore rápidamente se levanto y atrajo a Neville en un abraso ante la sorpresa de la respuesta. Nunca espero que Neville le diese el sí, pero era tan enormemente feliz por el solo hecho de escucharlo. Neville representaba todo lo que amaba y, siempre temió nunca tenerlo a su lado.

Luego le propondría que se fuera a quedar navidades con él y así podía presentárselo correctamente a su padre.

 

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

 

El despacho era amplio y lleno de objetos mágicos viejos y antiguos junto a algunos carteles con su imagen impresa en ellos, saludando mientras el escritorio frente a él estaba lleno de papeles que requerían de su firma. Había estado ocupado toda la mañana con ellos y solo la compañía de una taza humeante de café negro, sin azúcar, como siempre le gustaba. Sentado frente a él, estaba el hombre que alguna vez lo instruyo en muchos planes para alcanzar el éxito y a quien le debía tantas deudas mágicas.

Estaba realmente confundido sobre qué hacer en una situación de tal magnitud. Suspiro y se levanto para dirigirse a la ventana bajo el fiero escrutinio de aquellos ojos que demostraban más ambición de lo que nunca antes  vio.

– ¿Realmente estas seguro de esto, Albus? Sabes bien en el predicamento que podemos meternos ambos si algo sale mal, no, estoy seguro de que todo saldrá mal… --Dumbledore olfateo su te y sorbió calmadamente mientras escuchaba las quejas de su viejo alumno. Siempre le pareció un cobarde, pero su idiotez fue la que lo llevo a ser seleccionado por él. Nada podía salir mal cuando era correctamente calculado. Arreglo sus lentes de media luna y mojo sus labios antes de contestar:

–Tranquilízate, Cornelius, nada puede salir mal…

– ¡Es de uno de los miembros más importantes del Winzengamot del que hablamos, Albus! ¡Sin contar de que es el mismísimo Harry Potter, héroe del mundo mágico amado por todos! –Exclamo, enfrentando su mirada a la de Dumbledore. No podía dejarse enganchar esta vez por la fachada de buena persona que ocultaba al más manipulador de los seres–. Sabes demasiado bien lo que puede ocurrir si nos enfrentamos a alguien con tanto poder como él. Las masas lo adoran; saben que Voldemort regreso y él es el único que puede derrotarlo, ¿Cómo esperas que le hagamos lo que pides sin ser linchados –literalmente– por la población mágica? ¡Es una completa locura, Albus!

–Es por un bien mayor, Cornelius…

–Ni un Merlín senil y estúpido se creería esa basura, Albus. Potter fue marginado en aquella casa Muggle todos esos años que estuvo ahí. El quisquilloso, El profeta e inclusive en corazón de bruja, todo acerca de cómo vivió Harry Potter en aquella casa fue desvelado en sus páginas haciendo voltear muchas de las opiniones públicas sobre ti  y, ¿tu esperas que sea yo quien te de poder para meterlo allí de nuevo? –Cornelius dejo de lado la taza de café y se preparo un whisky de fuego bien cargado. Froto el puente de su nariz, sentía que tendría una enorme migraña por toda esa situación. Tomo un sorbo de su copa, se acerco a la ventana y paso una mano por su cabello.

–mi querido Cornelius, Harry necesita ser protegido y tu sabes mejor que nadie que la sangre de su familia es la necesaria para ello. ¿No crees que sería más peligroso dejarlo andar por sus anchas? –pregunto, mirando por encima de sus lentes. Dumbledore sonrío cuando lo vio titubear, solo un poco mas y la primera parte estaría completada.

 

–eso es…

–Algo que es totalmente innecesario, Fuge –Lucius Malfoy ingreso al despacho del ministro de magia con un aura gallarda y llena de rencor en cada poro exudado de magia que borbotaba rabiosa de su cuerpo. El azote de la puerta había sobresaltado a ambos hombres dentro de la oficina. No se había esperado aquello–. El señor Potter es un adulto como la ley mágica lo dicta. Ninguno de ustedes tiene poder sobre él ya, y no voy a permitir que lo tengan –Dumbledore apretó los dientes haciendo a Lucius sonreír altanero. La estúpida conversación se podía escuchar en el pasillo y el idiota de Fuge no había puesto ningún hechizo silenciador como siempre.

– ¡Lucius! ¡¿Cómo te atreves a entrar así a mi despacho?!

– ¿eh de acaso presentarme para interrumpir las sandeces de un viejo senil y de un ministro inútil que actúa como su lacayo o perro lame botas? –espeto, soltando una pequeña carcajada irónica mientras se acercaba a la licorera y se preparaba un whisky. Fuge apretó los dientes y los puños a lo que Dumbledore miraba detenidamente el comportamiento de Malfoy. No le agradaba para nada que aquel hombre estuviera allí. Al único que no pudo alcanzar con su influencia por todo el poder que los Malfoy conferían.

– ¿Por qué razón te tiene que importar lo que le ocurra a Harry, Lucius? Que yo sepa, lo odias a muerte.

–Malfoy para ti, Dumbledore. Y la pregunta seria, ¿Qué te tiene que importar a ti lo que el señor Potter decida hacer con su vida? Que yo sepa, ¿no ha sufrido bastante por tu culpa al haberlo dejado con esos asquerosos Muggle’s cuando pudo haber sido educado y protegido por muchos magos que se habrían ofrecido gustosos de tener al gran salvador del mundo mágico bajo su ala?

– ¡Lucius, retírate; esto no tiene nada que ver contigo! –otra risa irónica se escucho después del comentario de Fuge por parte de Lucius. Dumbledore bebía de su te calmadamente y escuchaba todo, no podía dejar pasar ese momento, pero no contaba con que Lucius esperara todo aquello.

–mmmm, quizás tengas razón, pero eh venido a que el anciano sepa que me llevare a mi hijo hoy a la mansión junto a su futuro esposo, tengo permiso de toda la junta así que no tienes objeción alguna que poner, puesto que nada lograras negándote. –comunico mientras terminaba de beber su copa. Dumbledore estaba interesado en quien era el prometido de Malfoy hijo, pero eso podía averiguarlo luego, por el momento necesitaba hacerse de la custodia de Harry. La cual parecía esquivarlo por todo; tendría que emplear el plan B si todo aquello fallaba.

–si ya se lo has comunicado, retírate. –Cornelius suspiro. Lucius y el siempre tendrían los mismos malditos problemas.

Lucius sonrió altanero y arrogante mientras salía del despacho y azotaba la puerta tas de sí. Cornelius cayó sobre su silla y suspiro sonoramente frustrado mientras tragaba de golpe todo el contenido de su copa.

–cálmate Cornelius…

–ya tenemos otro maldito enemigo en este tema Albus, ¿Cómo diablos quieres que me calme? Y aun esta el asunto de que el señor Potter es el miembro de más influencia dentro del Winzengamot y si así lo requiriera, pediría mi renuncia y yo no podría objetar nada a ello, aun teniéndote a ti de mi parte, los otros miembros lo apoyaran por sobre lo que piensen de ti…, esto es un caso perdido, Albus, recomiendo que lo dejes por tu propio bien. Ya encontraras otra forma de protegerlo….

–Tienes razón, pero este es el modo más rápido para hacerlo…

–entonces me niego rotundamente a ser partícipe de esto. No solo mi carrera política que ya pende de un hilo se cortaría de raíz, sino que mi propia vida caería en picada si me atreviera a ir contra Potter. Lo siento, Albus, pero es algo que no me puedo dar el lujo de hacer. –Fuge giro su silla y le dio la espalda a su mentor–. Que pases buen día, Albus.

–igualmente, Cornelius…

 

 Me niego a seguir aceptando las sobras de un amor infructífero. te deseo completamente, te añoro eternamente, y para ti, soy solo la corriente a seguir hasta llegar con lo que deseas. no me uses, por que sufrirás amándome hasta el fin de tus días.

Afrodita.

Notas finales:

Y, cuando abrí mi ventana, un ángel me observaba desde la cornisa con eterna tristeza plasmada en sus ojos..., sus alas habían sido arrancadas y sus lagrimas eran de sangre.
Cuanto dolor sentí.
¿Acaso era tan hermoso surcar el azul de aquel basto cielo como para matar tu propia alma? 
No sufras..., yo seré tus alas en la tierra y tu seras mi memoria de un cielo que nunca eh visto. 
Solo mírame a mi, ángel caído.
¿Revews?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).